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El Túnel de la ambrosía por ValexWalker

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Notas del fanfic:

No pensé en publicar este fic... lo escribí hoy!! y no sé ni como me llegó esta loca idea a la mente 

Aunque creo que la culpa la tienen Ela, Ayumi y Katty

pd: Katty gracias por el nombre!!

Sin más  leer!!

 

Y bien eso es todo…- un hombre de avanzada edad guardó diversos papeles dentro de un folder, metió este dentro de su maletín y con una parsimonia envidiable hasta por una tortuga, salió del aula.

Al fin terminaron las clases, debo apurarme….

Cierto castaño tomó su mochila y salió corriendo del salón lo más rápido que pudo. Al llegar a la puerta principal de la Universidad, se despidió cordialmente del  portero y se dirigió hacia la parada del autobús.

Esperó por cinco minutos y subió rápidamente a este apenas llegó. Divisó un asiento libre en la parte trasera del vehículo y tras suspirar cansinamente fue hasta el lugar y se sentó.

No dormí nada ayer por el maldito proyecto para el profesor de matemáticas, y para colmo hoy llega él

“La vida no es justa”, pensaba a menudo Sawada Tsunayoshi, estudiante universitario cursando el tercer año en administración empresarial. Hecho del cual seguro los padres de Tsuna, como le decían sus pocos amigos, se sentirían orgullosos, claro… si es que se encontrasen con vida. Los progenitores del castaño habían muerto en un accidente cuando el de ojos avellana tenía tan solo ocho años y como ningún familiar quiso hacerse cargo de él fue enviado a un orfanato, del cual salió cuando cumplió los dieciocho años de edad.

Tras salir de ese lugar, al cual pudo llamar hogar ya que las personas que lo cuidaron por 10 años fueron amables y se preocuparon por él, decidió buscar un trabajo e ingresar a la Universidad; quería llegar a tener un buen futuro y poder salir adelante con su propio esfuerzo; sin embargo en la vida nada es sencillo.

Aquella frase que la directora del orfanato le dijo cuando salió de allí fue el lema que Tsuna se repitió cada vez que pedía trabajo y se lo negaban a causa de que no tenía experiencia o por lo joven que era, miles de excusas que, en fin, terminaron llevándolo a su situación actual.

Se preguntarán, si le negaban trabajo en todos los lugares en donde los pedía ¿cómo pudo pagar sus estudios?

La respuesta a esta interrogante recae a un día lluvioso en el que el castaño se encontraba desesperado y sentado en la acera mojándose completamente con muchas lágrimas surcando sus ojos.

Llevaba un periódico arrugado y  completamente mojado en sus manos el cual apretaba mientras maldecía en voz baja; casi todo el día había buscado empleo, ya que el cielo estaba muy oscuro indicando que era mínimo las ocho, y se lo habían negado en todos los lugares en donde lo había hecho.

El dinero que llevaba consigo, el cual le fue entregado por la directora del orfanato como ayuda hasta que pudiera valerse por sí mismo, ya se le había agotado, no tenía  para comer ni mucho menos para pagar un cuarto de hotel en donde pasar la noche.

Su situación le cabreaba, sus esperanzas se agotaban a medida que pasaban las horas, lo único que le quedó por hacer fue llorar, algo que le molestaba de sobremanera, pero que le fue necesario para desahogarse.

El menudo chico estuvo bajo esa lluvia quizá unas dos o tres horas, no lo recordaba bien, todo el tiempo se mantuvo abrazando sus rodillas y con su rostro hundido en estas, hasta que sintió un jalón en uno de sus brazos obligándolo a levantarse abruptamente.

-Oye tú… trabajas aquí ¿no? ¿Cuánto por una noche?- un hombre con apariencia de aproximadamente unos cuarenta años y bastante ebrio se dirigió a él mientras apretaba su brazo fuertemente

-¿Q-Que? n-no sé de qué me habla y suélteme por favor- trató de zafarse del agarre pero  la fuerza que ejercía el hombre en su brazo era mucha, lamentaba no haberse alimentado muy bien en esos últimos días

-No te hagas el decente, tan solo eres una puta ¡así que dime de una vez cuanto quieres!

El hombre lo jaló contra su cuerpo e intentó besarlo. Tsuna intento alejarlo y gritó que lo dejase, estuvo luchando por unos instantes hasta sintió que alguien separaba al asqueroso sujeto de él y se colocaba frente suyo.

-Disculpe, Alberto-san, pero este muchacho no trabaja aquí- miró de reojo al castaño- si desea puede entrar para relajarse con alguno de nuestros chicos

-Tsk… está bien, pero espero que Gokudera esté libre hoy- tras terminar de hablar se dirigió a la entrada del gran y lujoso lugar que se encontraba tras Tsuna y el rubio que lo había salvado

-¿Estás bien?- preguntó observando al castaño

-S-Sí, pero ese sujeto…

-Es natural que pensase que eras un trabajador sexual, después de todo, estás frente a este lugar- el hombre con la bandita estilo militar en la frente señaló con un movimiento de cabeza al  letrero de luces parpadeantes que se hallaba en lo alto del  edificio de cinco pisos en el cual se leía “El túnel de la ambrosía”

-E-Este lugar es…

-Así es, es un uno de los más famosos prostíbulos masculinos de la ciudad y yo soy el dueño, mi nombre es Colonello

Luego de conocer al rubio y que por insistencia de este le contase su corta vida, el mayor le ofreció empleo, el cual consistía obviamente en vender su cuerpo por dinero. Sin duda esto para muchas personas es repugnante y denigrante, y él no pensaba diferente; sin embargo, pese a todo lo que su mente y sentido común pudo haberle gritado en ese instante, aceptó la propuesta, tenía que cumplir sus objetivos, y si el destino o lo que fuese que dirigiera su vida, le había otorgado solo ese tipo de trabajo, no podía rechazarlo.

Tsuna no sabía si era homosexual, nunca le había importado ya que nunca había estado con nadie ni se había enamorado, pero ciertamente creía que las personas tenían derecho a amar a quien se les diera la gana, y si la religión, estatus social, etnia y hasta edad no importaba ¿Por qué el sexo debía hacerlo?

La misma noche que conoció a Colonello, este lo invitó a pasar la noche en el gran edificio y le indicó que al día siguiente comenzaría a trabajar.

Su virginidad la perdió ese día, cuando un señor de unos treinta años llamado Lancia llegó al local y lo pidió a él como acompañante; sin poder evitarlo se tensó y un miedo abrumador lo recorrió completamente,  tendría sexo por primera vez ¡Y sería con un hombre!

El castaño recordaba cuanta fortuna tuvo en que un hombre como Lancia tomara su pureza, él se lo hizo muy gentilmente y fue paciente con él hasta cuando quiso huir de la cama justo en el momento en que iba a ser penetrado, el castaño sonreía cada vez que recordaba lo inocente que pudo ser alguna vez.

Luego de esa experiencia inmediatamente recibió una fuerte suma de dinero, una parte la usó para ingresar en la Universidad, otra para rentarse un pequeño cuarto y el resto lo mandó hacia el orfanato… tenía que agradecer de alguna forma todo lo que hicieron por él durante tanto tiempo.

En la actualidad, Tsuna contaba con veintiún años, seguía en la Universidad y trabajaba de medio tiempo en el Burdel, algo de lo cual, a pesar de lo que muchos pensarían, no se arrepentía, porque había sido gracias a ese trabajo con el que había podido seguir sus estudios, se mantenía por su cuenta y ayudaba a las personas que apreciaba.

Era una “profesión” de la que nadie estaría plenamente  orgulloso, pero no podía hacer nada por cambiar lo que ya estaba más que hecho.

“Trabajador sexual” “Prostituto” “Puta” “Ramera”… había tantas formas de llamarlo que hasta había perdido la cuenta.

Lo único bueno era que todas esas denominaciones eran colectivas, solo una forma de nombrarlo le pertenecía en su totalidad… y esa era su nombre.

“Tsunayoshi”

Al llegar a su destino, bajó del autobús y camino por unos minutos hasta llegar a su lugar de trabajo. Eran ya las 6:00 pm,  tenía que asearse, arreglarse… y eso era algo que le llevaría al menos una hora.

Entró al edificio y saludó alegremente a su amigo peliplata, a un castaño de ojos grandes y a un pelirrojo que se encontraban sentados en el gran recibidor del lugar.

-Hola, Tsuna, pensábamos que no llegarías, no recuerdas que…

-Sí, lo sé Gokudera- suspiró extenuado- pero las clases de hoy eran importantes

-Entendemos, mejor apúrate y ve a ducharte, no queremos que él haga un escándalo si llega y no te encuentra sentado aquí esperándolo con una sonrisa- Emma bromeó

-Está bien- hizo un puchero- lo olvidaba, Fuuta- se dirigió al otro castaño-la ropa de la que te hablé ayer…

-No te preocupes Tsuna, ya está en la habitación que usualmente usas- el chico sonrió

-Gracias- respondió para luego salir de allí y dirigirse al segundo piso

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Eran ya las 8 pm. Tsuna, Gokudera, Fuuta, Emma y otros 15 chicos más que trabajaban en “El túnel de la ambrosía” se encontraban en el recibidor, todos vistiendo ropas minúsculas o lencería que mostraban más de lo que cubrían.

En el lugar ya se encontraban algunos señores, unos de mediana edad, otros jóvenes, había mucha variedad esa noche como casi siempre.

De pronto la puerta del local se abrió dando paso a cierto pelinegro de porte elegante y mirada burlona. Se acercó lentamente a donde estaban los chicos y divisó al que buscaba.

-Creo que ya sabes qué hacer, Tsunayoshi- miró fijamente al chico frente a él

-Por supuesto- se levantó de su asiento y se acercó seductoramente hasta él, lo tomó de la corbata y le plantó un corto beso en los labios- te esperaba impaciente, Xanxus- relamió sus labios y esperó la reacción de su cliente

El pelinegro sonrió de medio lado y jaló con él a Tsuna para luego dirigirse en su compañía al segundo piso del edificio, irían hacia la habitación de siempre, aquella dónde disfrutarían, como ya lo habían hecho en muchas ocasiones, de una placentera noche de sexo.

...

Notas finales:

Ehhhtto ¿pensaban que era hibari?

jaja pues es necesario que empezara de esta manera xd

me dicen si lo continuo o no, la verdad no estoy muy segura 

Espero sus opiniones.

Bye bye


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