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Excuse me por Yewooki

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Me base en esta increible canción de mis brillosos favoritos~, espero les guste porque está increiblemente empalagoso~

Por doceava vez en los últimos quince minutes Taiga soltó un largo suspiro, agradecía que estuviesen en aquel karaoke y nadie le estuviese poniendo atención, en el pequeño escenario frente a él, se encontraban Daiki, Ryouta y Tetsuya cantando, la sonrisa, aunque pequeña que adornaba los lindos labios de Tetsuya lo estaban deslumbrando por completo, no era la primera vez que lo veía sonreír, pero si la primera vez siendo cien por ciento consciente de que estaba más que enamorado de su sombra.

Y sinceramente no tenía idea de qué clase de terreno estaba pisando al lado del peli celeste, era tan misterioso y complicado, era como tratar de tocar un ángel, imposible.

Observó por un segundo su vaso rebosante de cerveza, ¿Dónde estaba el Taiga decidido que siempre hacia lo que quería sin pensar en las repercusiones de sus actos? ¿Se estaba perdiendo a sí mismo?, tal vez y muy probablemente era por todas las confusiones y dolores de cabeza que se llevaba pensando en Tetsuya.

Cuando levantó la vista los tres estaban riendo mientas regresaban a sentarse, Tetsuya tomó asiento a su lado soltando un pequeño suspiro cansado, antes de acercarse un poco más a Taiga, quien se tensó un poco, tratando de disimular se ansiedad le dio un largo trago a su vaso.

Ahora en el escenario estaban Kazunari y Shintaro quien había sido arrastrado por su amigo, cantando alegremente, ¿acaso era el único allí que estaba con el corazón pendiendo de un hilo?

Por un segundo su vista viajó a Tetsuya quien bebía sin prisa alguna su malteada de vainilla, ¿Estaba siendo tímido con él?, de pronto sus miradas se encontraron y le sonrió dulcemente, y Taiga tuvo un pequeño paro cardiaco, los escalofríos no dejaban de recorrer su cuerpo y se sentía algo desorientado.

Y de nuevo la sensación de que cualquiera podría darse cuenta de lo verdaderamente maravilloso que era Tetsuya y confesarse antes de que él, el simple hecho de pensar que podría perderlo antes de siquiera haber sido suyo le calaba en lo más profundo del alma.

Perdido, no notó cuando lentamente comenzó a inclinarse hasta quedar muy pegado a Tetsuya, quien lo veía intrigado, sus labios se rozaron en un movimiento delicado y suave, el sabor a vainilla pronto se impregnó en la memoria de Taiga, ese beso era como la paz soñada.

Cuando se separaron las pálidas mejillas ajenas estaban teñidas de un delicado rosa que lo hacía ver incluso más adorable, sus manos se buscaron y sus dedos se entrelazaron sintiendo miles de deliciosas descargar recorrer sus espaldas.

El suave aroma a coco inundó su nariz, venia del sedoso cabello de Kuroko, de nuevo sus miradas se encontraron, los hermosos ojos claros del bajito lo tenían completamente hipnotizado, sin nada que pudiera o quisiera hacer para evitarlo, el verse reflejado en ellos era una de las más increíbles y maravillosas experiencias que había tenido en la vida.

-K-Kuroko, yo- comenzó a decir, de forma torpe y algo atropellada, Tetsuya le sonrió suavemente buscando calmarlo un poco, logrando todo lo contrario- Yo… Yo, esto no es ninguna broma o algo parecido, t-tu en verdad me gustas mucho- dijo finalmente con el rostro caliente y el corazón latiéndole dolorosamente rápido- Y… Y me preguntaba si, tal vez, si no te molestaba… ¿saldrías conmigo?

Los ojos de Tetsuya brillaban más que las estrellas mismas, la sonrisa que se expandió por sus labios difícilmente se podía ocultar, se movió hasta que sus labios tibios quedaron rozando el oído del pelirrojo.

- No sabes cuánto tiempo estuve esperando por tu confesión Kagami-kun- le dijo en tono calmo, lleno de tranquilidad y cariño, al tiempo que apretaba ligeramente sus manos unidas.

- ¡Vamos a bailar!- gritó de pronto Ryouta, tomando a Daiki de la mano jalándolo hacia la pista de baile que tenia aquel lugar, Taiga sonrió y jaló con máximo cuidado al bajito a la pista de baile, donde comenzaron a moverse al ritmo de la música lenta que llenaba el lugar.

- Kagami-kun- murmuró bajito Tetsuya atrayendo por completo la atención del tigre quien le sonrió dulcemente, haciéndolo sonrojar- ¿Crees que sea muy pronto para pensar en casarnos?

Los ojos de Taiga se abrieron enormemente y el sonrojo que golpeó sus mejillas fue tal, que Tetsuya pensó que casi igualaba al color de su pelo.

Su pobre corazón no dejaba de latir apresuradamente y tanta adrenalina lo estaba mareando, pero era feliz, sumamente feliz en ese momento, era como si todo a su alrededor de pronto tomara color y brillo, todo era diferente, mejor, él, quien no era muy creyente del destino y cosas así, pensó que tal vez aquella leyendo sobre el hilo rojo era real.

Y entonces agradeció por las dificultades que ambos pasaron para estar ahí ahora, por tenerse el uno al otro y saberse correspondidos.

Lentamente y sintiendo su rostro aún tibio se acercó hasta rozar de nuevo sus labios, en un contacto delicado y lleno de tantos sentimientos, que olvidaron el mundo a su alrededor, solo eran ellos dos y ese sentimiento reafirmándose en sus pechos.

Se separaron regalándose mutuas sonrisas enamoradas, incluso el aire a su alrededor parecía haberse impregnado de un aroma dulce, continuaron dándose tiernos besos  y sonrisas bobas, hasta que fue hora de marcharse, Taiga acompañó a Tetsuya hasta su hogar, nerviosos se detuvieron frente a la puerta con la leyenda Kuroko en ella.

-Gracias- murmuró Tetsuya viendo directamente a los ojos al grandote, quien sonrió avergonzado antes de rebuscar dentro de su chaqueta, para después volverlo a ver.

-Se que puede ser alto un tanto tonto y posesivo, pero- dijo tomando la mano del peli celeste, depositando en ella un collar con un par de “T’s” entrelazadas- lo vi y solo pude pensar en ti… en nosotros.

La sorpresa que reflejó el rostro del bajito fue todo lo que Taiga necesitó, Tetsuya lo volteó a ver con los ojos brillantes y le sonrió antes de darse media vuelta y entregarle el collar, con cuidado Taiga lo colocó sobre su cuello, cerrándolo para que se quedara allí por mucho tiempo.

- Es hermoso Taiga- dijo con un suave sonrojo adornando sus mejillas- gracias.

Taiga le sonrió y se inclinó besando de nuevo esos dulces belfos de los cuales se había vuelto rápidamente adicto.

-De ahora en adelante, tomados de la manos, cruzaremos todos los caminos que se nos presenten- le prometió suavemente contra sus labios.

Notas finales:

Gracias por leer~!


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