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El karma del libro blanco. por Naeh

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Notas del fanfic:

~ Bueno, esta es una historia en la que he estado trabajando desde hace ya mucho tiempo, puede que la misma no transcurra tan rápidamente como otras, pero... tiene su "no sé qué" que me obligó a seguir escribiendo xd

~ La historia está publicada en Wattpad bajo el mismo nombre y mi nombre de usuario también es el mismo, espero que también puedan apoyarla por esos lados~

Notas del capitulo:

~ Bueno, este es el cap inicial :O aquí se presentará al personaje de Luhan y la casita aklsjdlaksjd

~ No tengo mucho que decir, no se me ocurre nada ;-; la historia no es corta - para nada xd - por eso es que Minseok todavía no aparecerá

~ Desde ya, gracias por elegir esto, espero que les guste/lo disfruten/les entretenga(?) y sin más molestias de parte mia - y dando gracias si leyeron esta cosa - las dejo leyendo~

La puerta crujió despacio, dejando entrar los tibios rayos de sol al hogar familiar que ahora estaba de luto, la mujer miró detenidamente al joven chequeando todo lo que pudiera en esos últimos segundos, lento, sin ganas de apresurarse, debía aprovechar y conservar la mayor cantidad de recuerdos que pudiera. El chico esbozó una tímida sonrisa al notar a su madre tan nerviosa.

Aún cuando solo quedaban ellos dos en casa, y el joven se había despedido ya de todos, no podía evitar que la mujer se negara a dejarlo ir tan rápido. "Va a ser difícil", pensó al momento de sentir su mano fuertemente agarrada y apretada.

- ¿Tus maletas están listas?

- Sí.

- ¿Llevas ropa interior?

- Sí.

- ¿Comiste antes?

- Sí.

- ¿Cepillaste tus dientes?

- Sí.

- ¿Llevas dinero?

Mamá...

- Esta bien, creo que ya estás listo.

La mujer sonrió con algo de amargura para luego depositar un cálido beso sobre la frente del "muchacho" quien solo la miraba a los ojos sin quitar su sonrisa. El viento provocó el fuerte portazo que los sobresaltó a ambos. Era la despedida oficial. La madre lo tomó nuevamente entre sus brazos para proporcionarle un fuerte abrazo que el otro acogió como última despedida, ella pronunció un débil "¿estás seguro de esto?", recibiendo como respuesta una aún más amplia sonrisa. No podía creer que pudiera sonreír más de lo que ya lo hacía.

- Estoy seguro mamá, gracias.

Sin mirar atrás Luhan salió finalmente de un hogar que lo acogió hasta cumplir los 24 años, un hogar que él jamás podría olvidar aún cuando lo deseara con toda su alma, porque a pesar de todas las típicas discusiones y su lenta adaptación a todo, sus padres siempre lo apoyaron, sin excepciones.

- Gracias por todo, enserio. Los adoro. -  Suspiró algo adolorido abriendo la puerta de su auto, la mujer cruzó sus brazos a causa de la brisa helada que la cubría. -

- Eres un niño muy bueno Luhan, promete que vendrás a visitarnos alguna vez...

La respuesta era más que clara, luego de un "lo prometo" bastante significativo, entró al auto sin vacilar y se retiró del lugar.

Con el maletero lleno y su campana de viento favorita en el asiento del copiloto manejaba hacia su nueva vida, casa y hogar. Cuando entró a un camino de tierra se dio cuenta que ya no había marcha atrás, a lo lejos aparecía aquella parcela que estuvo buscando toda su vida.

Su lugar favorito en la vida, por fin era completamente suyo.

La antigua, pero elegante casa se encontraba en excelentes condiciones, al estacionar el vehículo frente a ella y bajarse para observarla mejor no pudo evitar morder su labio inferior con algo de temor. ¿Por qué temor? era la primera vez que viviría completamente solo y eso lo ponía nervioso pero agradecía eternamente a su madre el conseguirle aquella construcción que siempre anheló.

- Es perfecto.... - susurró para sí mismo sin moverse de donde estaba.

Con torpeza sacó sus llaves... oh, "sus llaves", el pensar en ello lo hacía casi sonrojarse de la emoción.     

Por dentro la casa era lo que siempre se imaginó, con elegancia y misterio el aura que envolvía aquel lugar era intenso y abrazador, lo llamaba a que entrara más y más en ella y eso le encantaba. Ingresó todas sus cosas y finalmente cerró la puerta.

Tenía alrededor de 5 a 6 dormitorios, más los baños, la cocina y otras habitaciones que podían ser elegidas cómodamente para cualquier actividad extra que el joven quisiera tener, como pintar, tocar música, relajarse o simplemente sentarse y descansar. "Aah..." aquel suspiro no era de un cansancio normal.

Luhan estaba cansado de la ciudad, del ruido, de los problemas, de tener a tantas personas cerca de él y de todo lo que tenga que ver con sus recuerdos más oscuros. Siempre quiso desaparecer, siempre quiso alejarse y no volver más, eso se lo había contado en innumerables ocasiones a sus padres, es por ello que no sentía tristeza ni melancolía al darse cuenta que estaba completamente solo, al contrario, le daba "gracias a dios" por todo esto.

El desempacar lo animaba, guardó sus cosas más importantes en los enormes muebles y limpió un poco, o nada. La casa estaba casi impecable, la persona que la vendía se hallaba desesperada por deshacerse de ella.

A pesar de ser una casa bastante hermosa y sofisticada, era muy grande y su mantención costaba una buena cantidad de dinero, además de que estaba bastante retirada de la civilización y los vecinos que tenía no eran muy sociables que digamos.

No era una casa para una persona normal.

No era una casa esencialmente "normal".

Luhan recordaba que cuando la había visto por primera vez en su niñez, le había asustado bastante, tanto que quedó paralizado al verla. Tardaron 5 horas en encontrarlo, tardó 5 horas en reaccionar. La casa lo estaba llamando, él sabía que era su lugar ideal.

Aunque cuando la veía, sentía escalofríos.

Luego de ese día, siempre que podían iban a pasear al campo para visitar por fuera aquel lugar "abandonado" que tanto apreciaba el pequeño, el chico comentaba su admiración por ella a cada momento, la dibujaba para sus tareas escolares y hasta la presentó como tema en uno de sus trabajos de investigación. Y efectivamente ese mismo día cuando tenía 15 años se enteró que la casa no estaba abandonada, sino que "olvidada". Sus dueños la habían dejado a su suerte pero sin querer dejarla por completo, como si detestaran aquella infraestructura pero a la vez sin querer perderla del todo. Se contaban muchas cosas de aquel lugar, que había ocurrido un asesinato múltiple, que vivieron brujos, que habían fantasmas, duendes, y que su esencia afectaba el ánimo de las personas. ¿Por qué crearon todas esas historias? lo más probable es que por la apariencia de la misma. ¿Por qué la de su esencia?, toda persona que llegaba a vivir por más de un mes en ella, al irse "jamás eran los mismos".

- Que estupidez... - rió por lo bajo.

Las personas no volvían a ser las mismas por una sola razón: la soledad. No estaban acostumbrados a tanta soledad, calma y paz, era obvio que no volverían a tener la misma personalidad alocada y traviesa que la mayoría tenía, se volverían tranquilos, algo sumisos y tal vez con objetividad, completamente diferentes a como eran en la tan horrible "ciudad" o eso era lo que decía Luhan a sus padres y amigos cuando trataban de convencerlo de no irse.

Sí, aunque casi no se notara sí tenía amigos, pero no eran personas tan aprensivas y desesperadas por su compañía -bueno, tal vez a uno le costó más que los demás - como para no entender la decisión que el joven había tomado inconscientemente desde que tenía 15 años. Por el contrario, eran personas bastante maduras - cuando les convenía - y tranquilas comparadas con los demás, tal vez... ¿tímidas? pero sin olvidar lo animadas y divertidas que eran cuando estaban juntos. Él no pudo haber pedido mejores amigos para acompañarlo en su vida.

Las horas pasaban casi volando y necesitaba descansar aunque sea un poco, caminó con pereza hacia su habitación para luego recostarse en la cama y cerrar los ojos por un momento. Un objeto pesado lo cubrió casi de inmediato, se hacía llamar "sueño".

Se sobresaltó, ¿cómo había podido olvidar su campana de viento? ¿qué horas eran?, salió de la casa para acercarse al auto y verla inmediatamente donde la había dejado: en el asiento del acompañante. La tomó con delicadeza escuchando los incesantes tintineos que provocaba el movimiento y miró hacia el cielo, los colores cálidos que lo cubrían le dieron a entender que habían pasado varias - demasiadas - horas, nuevamente entró a la casa en dirección a la cocina, hacía el pequeño reloj cucú que se encontraba en ella. Madera natural y con varios años encima, su forma era como una mini personificación de la casa lo que le parecía adorable a toda persona que entrara en el lugar. Las 19:30, habían pasado más de 9 horas, un verdadero récord para una simple "siesta". No había dormido nada la noche anterior.

Caminó hacia su habitación rodeando la cama y parándose de puntillas mirando hacia el techo. Allí se encontraba un pequeño clavo sobresaliente que implícitamente le decía que colgara su tan preciada campanilla sobre él, a lo cual Luhan accedió casi sin pensarlo.

Algo crujió bajo sus pies.

El sonido fuerte que provenía de la madera solo fue totalmente audible cuando el joven se puso de puntillas nuevamente, al notar eso, volvió a repetir la acción unas 3 veces más notando que ocurría exactamente lo mismo, comprobando cien por ciento el hecho. Colocó la campana de viento sobre la cama para inspeccionar el lugar.

El suelo aparentaba ser de madera sólida, pero algo ocurría solo en ese sector. Luhan se arrodilló y con sus manos comenzó a inspeccionar el sector... había encontrado una pequeña fisura, tan pequeña que solo los habilidosos dedos del chino habían podido encontrarla. Con ellos siguió aquella línea, con lentitud y paciencia la línea ya no era solo eso, tres más habían aparecido formando así un pequeño cuadrado de no más de 60 centímetros, el chico sonrió emocionado, parecía ser una puerta pero ¿cómo la abría? la tentación de saber que otros secretos podía tener aquella casa era enorme, corrió a la cocina para tomar un cuchillo afilado que lo ayudara con la tarea.    

Casi cayó de cara al frenar con rapidez por la velocidad que había adquirido al correr desde la cocina, luego recordó a su madre mentalmente diciendo "¡no corras con cuchillos!", rió con soltura sabiendo que estaba solo y enterró el objeto en el suelo con fuerza. El crujido fue bastante fuerte, es como si hubieran pasado varios - muchos - años desde la última vez que aquella pequeña puerta había sido abierta.

- Fabuloso...

Con el mismo cuchillo y haciendo un efecto palanca levantó el cuadrado antiguo de madera, el polvo salió rápido, el picor en su garganta casi lo asfixió al inicio pero luego de toser unas cuantas veces y por fin abrir los ojos, una profunda y oscura entrada se encontraba frente a él. Una escalera con forma de caracol era la primera y única cosa que podía ver con la escasa visibilidad que tenía, estaba tan oscuro que no se notaba cuanta profundidad había, así que nuevamente se dirigió a la cocina - esta vez no corriendo - y volvió con una gran linterna en sus manos. Iluminó todo lo que pudo desde su lugar, pero de igual manera casi no veía nada, si él quería saber que había allí abajo, debía bajar.

Se sentó en su cama pensativo, ¿valía la pena bajar? tal vez no, ¿qué pasaba si había algo malo allí abajo? podría herirse, ¿por qué los dueños no le informaron esto a sus padres? las dudas consumían su mente, mordió sus labios pensativo, ¿realmente quería bajar? sí, sí quería, pero de igual manera dudaba, y mientras todas las preguntas seguían en su cabeza su corazón latía con fuerza, animándolo a aventurarse.

Él era relativamente tranquilo, pero lo que lo mantenía en peligro era su curiosidad, por ella conoció esta casa, por ella conoció a su madre y a su familia, por ella seguía vivo y confiaba en que no moriría por su culpa. No todavía.

Tomó aire con lentitud y suspiró pesadamente, cerró un poco los ojos por la gran sonrisa que se había formado en su rostro, no había vuelta atrás, él bajaría.

Lentamente, bajó las escaleras con la linterna en sus manos alumbrando como podía, cuando llegó al final de ésta, notó que si no hubiera tenido el cuidado que él tenía al momento de bajar, no se hubiera dado cuenta del gran agujero frente al último escalón, y el haberse mareado un poco por las curvas cerradas que tenía esta estructura tampoco lo ayudaba mucho.

Más que un agujero, era como otra "puerta" sin tapa la que estaba allí, ya que contenía los mismos 60 centímetros que la anterior con respecto a tamaño.

El chino iluminó la entrada con la linterna notando la débil y única escalera que serviría para bajar, se veía un poco peligrosa, no sabía cuanta altura específicamente tenía pero no se veía muy baja, todo lo contrario. Sintiéndose algo incómodo comenzó a bajar con la linterna en su boca encendida para poder ver donde pisaba, con cada una de ellas la escalera crujía y le ponía los pelos de punta. Ya libre en el suelo pudo iluminar el lugar más detenidamente. Era una habitación bastante grande, más que la suya propia, poseía múltiples cuadros, libros y un - típico - piano en una de las esquinas, a causa del leve miedo que sintió no quiso tocarlo a pesar de que se moría de ganas por hacerlo, recorrió el lugar con expectación, los cuadros eran hermosos, los paisajes que contenían eran casi paradisíacos aún cuando no estaban terminados. En cada uno de ellos un espacio sin pintar con forma de una silueta se mantenía en una de las esquinas. Luhan pensó la razón de ello pero no la hallaba ¿tantos cuadros pintados y sin terminar? ¿todos con el mismo problema?

- Que extraño... - volvió a decir en voz alta y riendo un poco, hablar solo alejaba la soledad que quería atormentarlo.

Caminó más allá, hacía los muebles repletos de libros. Habían colecciones tanto de clásicos como de libros infantiles muy antiguos, el chico de la mirada chocolate inspeccionó con cautela libro por libro, después de todo tenía todo el tiempo del mundo, esa era su casa. Tomó unos cuantos entre sus brazos para subirlos, pensó que leer lo ayudaría a relajarse aún más y disfrutar su nueva vida, volvió a la escalera sin bacilar y mientras colocaba la linterna nuevamente en su boca y acomodaba los libros en sus brazos, un gran chillido lo sobresaltó tirando todo objeto que tenía. El ratón corrió hasta que el pobre chico ya no lo podía ver, se quejó en voz alta y luego rió por lo mismo, era un simple ratón pero nunca nada lo había asustado tanto. La linterna había volado unos metros más allá y por el golpe se había apagado.

- Oh, perfecto, lo que faltaba... - la ironía en su voz casi era divertida mientras se cruzaba de brazos.-  

De rodillas gateó por el lugar buscando el objeto rogando que no se haya averiado o roto, los muebles que antes había visto lo ayudaban a orientarse por medio del tacto, toda la luz que tenía era la que se estaba apagando en "el techo" por la llegada de la noche, no podía arriesgarse a estar abajo cuando las luces se apagaran, pero si perdía la linterna, no podría volver a bajar.

- Mierda..

Pinchó uno de sus dedos con un vidrio roto desconocido, estaba a punto de rendirse cuando con sus pies sintió la tan buscada linterna.

- ¡Gracias Dios! - exclamó emocionado

La linterna se encontraba bien, solo se había apagado, al prenderla se dio cuenta que él mismo se encontraba en la esquina opuesta a la escalera, un alto, elegante e imponente mueble de roble estaba frente a él. Luhan se asombró y preguntó a la vez como no lo había visto antes, la belleza que poseía era inmensa, le daban ganas de tomarlo y llevárselo a la superficie - claro, como si fuera tan fácil - aunque obviamente no podría hacerlo. Se levantó y lo iluminó, era una especie de escritorio, sobre él se encontraban muchos papeles escritos a mano con tinta - bastante antiguo - y tenía tres cajones.

- No los abras Luhan, no sabes que podrías encontrarte.

- No, debes abrirlos para estar seguro de que conoces toda la casa.

- ¿Qué pasa si vuelves a encontrarte con ratones? no lo hagas, es arriesgado.

- No, ábrelos, tal vez tengan algo interesante en ellos, ¡tal vez hasta dinero!

- Aún si es dinero, es muy antiguo como para que te sirva, solo da media vuelta y sube a tu habitación.   

- No seas pendejo, sabes que quieres hacerlo y no es necesario que siga insistiendo...

Aún cuando ambas conciencias tenían buenos puntos de vista, una de ellas tenía razón, Luhan abrió el primer cajón encontrándose con la gran nada, ya en el segundo la madera había crujido y unos cuantos ratones más lo habían sobresaltado, habían roído algunos papeles con palabras inentendibles, algo cansado trató de abrir el tercero, pero solo quedó en eso, trató de hacerlo.

El pequeño y más escondido cajón tenía llave y al parecer era una de la típicas llaves antiguas de los cajones de esa apariencia, ¿qué se encontraba allí tan escondido y refugiado? oh Dios, él sentía más curiosidad que nunca en ese momento, pero ya no tenía tiempo. Subió de mala gana por las escaleras con los libros rescatados en sus brazos y con un puchero en su rostro marcado, cerró la puerta para evitar caídas nocturnas. Cogió finalmente la campanilla de viento escuchando nuevamente crujir el suelo al colgarla, aquel cajón no lo vencería, esa cosa estaba muerta y él vivo, y eso era una victoria asegurada. 

 

Notas finales:

~ ¿Que les pareció? igual, el primer cap no es la gran cosa, es más como una introducción xd

Mi papá siempre me decía que no importaba lo que hiciera, siempre le ganaría a cualquier cosa inanimada, "dato freak".

~ Espero que les haya gustado y que no sientan que fue una perdida de tempo el leerlo(?) 

~ Si tienen alguna opinión, sugerencia, aviso de faltas ortográficas, reclamo, pie de limón(? o lo que sea pueden dejarmelo en un lindo review, porque todos son lindos.

~ Gracias por leer y nos leemos el proximo domingo, adios <3

 

 


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