Era el comienzo de su tercer verano juntos desde que habían ingresado a la universidad, Makoto hacía las maletas seleccionando cuidadosamente su ropa, eligiendo apropiadamente cada artículo, hacía mucho calor en la habitación se sentía el ambiente más denso de lo normal, una gota de sudor se resbaló desde su clavícula deslizándose con lentitud mientras se perdía en el torso del joven,
-Deberías darte prisa- dijo mientras observaba a Haruka recostado boca abajo en cama apenas usaba un pequeño bóxer negro que se adhería a la piel de manera provocativa mostrando su cuerpo perfectamente trabajado fruto de tantos años de práctica de natación, su espalda con los músculos marcados sin caer en la exageración, su piel había adquirido un ligero bronceado por las prácticas en el exterior como si el sol hubiera dado tiernas pinceladas sobre esa tersa piel, ahora Haruka era un profesional, había competido a lo largo del mundo y cada vez estaba más cerca de las olimpiadas.
-Ya tengo todo listo- expresó Haru con la cabeza hundida en la almohada.
- ¿Nuestro tren sale en un par de horas, regresaremos a Iwatori, no extrañas nadar en el mar Haru? - dijo sentándose a un costado de Haru y hundiendo sus dedos en la cabellera negra, acariciando gentilmente las suaves hebras.
-Te he dicho que no me llames así, deberías de mencionar mi nombre completo-
-Nos encontraremos con Nagisa y con Ren en la estación de trenes,
-Hmmmm- Fue lo único que expresó Haru con un tono de fastidio, se sentó sobre la cama justo a un lado de Makoto, levantó un poco la barbilla se acercó en un solo movimiento hacia los labios del peliverde, sintió como esos brazos fuertes lo rodeaban, sintió su piel erizarse al contacto. Hacía mucho tiempo que no sentía tan cerca de Makoto, entre sus viajes y entrenamientos no había tenido tiempo de contestar a la confesión de amor hecha un verano antes por el más alto, aunque esa no era la justificación adecuada, aún se sentía herido, aún no podía reponerse a la ruptura de quien fuera en su momento su primer amor. Rin. La relación había tardado menos de un año, sin embargo, había marcado brutalmente a Haru. Makoto lo sabía, sabía que aún había sentimientos hacia Rin, sin embargo, había esperado pacientemente todos estos años, por no decir toda su vida, había estado a su lado en todo momento, lo había levantado en cada una de sus crisis e indecisiones, aun podía esperar un poco más por la respuesta tan preciada, Haru lo volvía loco, ocasionaba un torbellino de emociones en su interior y una necesidad fuera de lo normal de protegerlo, conocía cada uno de sus gestos, conocía el lenguaje oculto detrás de esas pupilas azules. ¿Había caído en un lapso de confort producido por la vacilación de Haru, no contestaba nada formalmente, sin embargo, más de una noche se había colado a su cama por la noche y con frecuenta se besaban apasionadamente como ahora lo hacía, cuantas veces había sucedido esto? Ya no lo sabía, le mataba saberlo suyo a medias, seguir siendo presentado como “su amigo de la infancia” pero este verano era el ultimátum, este verano exigiría a Haru una respuesta formal. Por el momento se limitaba a disfrutar los besos de su amigo.
- Haru chan- Expresó Nagisa sonriente, mientras abrazaba efusivamente a Haru, ahora era una verdadera belleza, su cabello rubio se movía agitándose por el aire, este era su segundo año en Tokio estudiando la carrera de biología. Seguía conservando la energía que lo caracteriza, pero había adquirido mucha madurez en estos últimos años, después de que Haru y Makoto egresaran de la prepa su mundo se redujo a Rei, inevitablemente ambos se enamoraron y ahora tenían una relación de más de 2 años.
-Hola- dijo Rei sonriendo y cuidando de no dejar caer la sorprendente cantidad de bolsos que colgaban de sus hombros. - Ha pasado mucho tiempo, no puedo creer que aun viviendo en la misma ciudad nos veamos una vez al mes – dijo con un poco de tristeza
- Ahora tienes a Nagisa- dijo sin expresión alguna Haru, ocasionando que el rostro de Rei adquiera un inocente tono rosa en las mejillas, sintió una mano en su hombro derecho, era Makoto
- Gracias por cuidar de Nagisa, siempre ha sido tan distraído, es sorprendente que haya sobrevivido estos dos años –
- AHHH Makoto no es para tanto - dijo sonrojándose aún más de ser posible.
Las cuatro bellezas abordaron el tren, conversaron acerca de sus vidas, como mencionó Rei, a pesar de estar en la misma ciudad no se veían frecuentemente, al menos no como antes, todos eran personas con estilos de vida diversos, Nagisa estudiando arduamente y ni que decir de Rei quien ahora cursaba la carrera de Medicina, todos con las obligaciones propias de vida universitaria una vez al mes hacían espacio en sus apretadas agendas y se reunían en algún restaurant o en el departamento de alguno de ellos para compartir tiempo juntos como en la época de la preparatoria. Nagisa dormía recargado del hombro de Rei, el calor era demasiado, rubias hebras se adherían por el sudor a su frente. Rei por su parte admiraba con vehemencia al rubio, quien le daba fuerzas día a día, sencillamente no concebía su vida sin él. Suspiró mientras acariciaba la tersa piel de su amante y perdió la mirada en la ventana del tren poco a poco el panorama se transformaba en tonos verdes, llenos de vegetación podía admirar los campos a su costado las colinas cubiertas de flores de verano y se sintió lleno sabiendo que el amor de su vida estaba a su costado, pasadas las horas pudo contemplar el mar imponiéndose con majestuosidad en un hermoso tono azul que parecía infinito, con el rostro lleno de expectación admiró el paisaje siendo envuelto por esa oleada de cosas hermosas frente suyo, recordó las aventuras y momentos agridulces ahí vividos. Rei suspiró con profundidad nuevamente sintiéndose pleno y más feliz que nunca.
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- Ya casi llegamos – expresó Makoto moviendo ligeramente a Haru para despertarlo, podía sentir el mar en el ambiente, verano era la mejor época para regresar a su hogar, festivales, playa, sandias, cerró los ojos y pudo imaginarse todos y cada uno de los días que pasaría a lado de Haru, había planeado en su mente hasta el mínimo detalle para hacer de ese mes, el mejor de sus vidas. Haru bostezó profundamente mientras estiraba los brazos hacia arriba.
-Hace mucho calor- dijo con fastidio.
- Ya podremos nadar en el mar y podrás comer verdel fresco. Haru sonrió.
Se despidieron en la estación del tren descansarían un par de días para después empezar con los planes y diversión propia del verano. Haru y Makoto se dirigieron a la casa Tachibana, los mellizos lo recibieron con un abrazo tan fuerte que los dejaron adoloridos y después de la tanda de elogios y cuestionamientos correspondiente por parte de los padres de Makoto, procedieron a comer sin abandonar la entretenida conversación con los mayores. Comieron tanto que llegaron a pensar que la única manera de moverse sería rodando. Ambos jóvenes se dirigieron a la habitación de Makoto para dejar el equipaje del peliverde. Se llevaron una sorpresa cuando el que había sido su cuarto durante más de 18 años ahora se encontraba pintado de rosa y decorado hasta el mínimo detalle con motivos femeninos. Makoto sonrió nervioso.
-Makoto, decidimos dejarle tu habitación a tu hermana, sabes, pronto será una señorita y no puede seguir compartiendo cuarto con Ren, dijo su mamá con aflicción
-Está bien, sabes, me puedo quedar con Haru, sus padres se encuentran de viaje, regresarán en la última semana del mes –
- Haru, seguro que no te causa molestias tener a Makoto en tu casa? - Peguntó la señora.
-Señora Tachibana, no me causa ningún problema tener a Makoto en mi casa - dijo con seriedad
-Sigues siendo tan adorable - expresó la señora mientras jalaba la mejilla.
El ocaso caía con lentitud sobre el cielo tornándolo poco a poco de matices naranjas que se difuminaban poco a poco con tonos azules y púrpuras, Makoto contemplaba semejante paisaje, hacía mucho tiempo que no veía algo similar, en la ciudad apenas y podía ver las estrellas. Respiro profundamente sintiendo el mar dentro de sus pulmones. Caminó adentrándose en la casa de Haru, la conocía perfectamente, una delgada capa de polvo cubría el lugar, observó los muebles, los viejos retratos sobre la cómoda.
-Puedes utilizar la habitación que está a un lado de la mía – expresó Haru mientras acomodaba los tenis
- Irás a correr? – preguntó Makoto
- Si, no puedo perder condición física, además comí muchas cosas fuera del régimen que me dio mi entrenador - expresó mientras avanzaba hacia la puerta. En verdad no era tanto las ganas de quemar calorías o cuidar la condición física, tenía un metabolismo maravilloso que le permitía comer cualquier cosa sin engordar siquiera un gramo, solo necesitaba organizar sus pensamientos, definir prioridades, no podía estar en un lugar tan familiar para ambos y no caer rendido a los encantos de su amigo, conocía de toda la vida a Makoto, sabía que él era una constante en su vida, había sido su pilar emocional durante tanto tiempo, ahora era un hombre igual o más encantador él lo sabía, a pesar de ello no podía corresponderle en su totalidad, no hasta que diera por finalizado el capítulo de su vida que había pasado como pareja de Rin, aún llevaba en su cuerpo ese veneno que lo hacían dudar en cada paso dado, había algo de dependencia en ello, Rin había marcado considerablemente su vida, lo había llenado en todos y cada uno de los aspectos posibles para después mostrarle la peor miseria posible, había tenido todo con él para después ser abandonado en medio de una crisis, aún no lo perdonaba en su totalidad tenía mucho resentimiento, impotencia y aún amor por él, se habían visto en 2 ocasiones después de romper y ambas ocasiones terminaron con alguien golpeado o llorando. Corría a lo largo de la playa, sintiendo como cada paso se hundía en la arena generando resistencia al impacto de sus pies, corrió tanto como le permitieron sus piernas entregando en cada zancada la angustia que había acumulado en el último año, había llegado a los límites de la playa. Se encontraba cerca de un pequeño muelle, sintió una fuerte punzada en la boca del estómago, cayó de rodillas sobre la arena lo que vio lo dejó sin aliento… unas hebras rojizas brillaban en contra de las luces de la luna, sintió como su estómago daba vueltas y una lágrima se deslizó sobre su mejilla derecha. Era Rin, pero no estaba solo, recargado junto a él se encontraba Nitori vio como el brazo del mayor rodeaba con dulzura su cintura, poco a poco ambos se fundían en un apasionado beso, intentó dar un paso pero las piernas no reaccionaban tardo algunos segundos en recobrar las fuerzas necesarias y emprender el camino de vuelta, de manera dramática y sollozando, se alejó del lugar corriendo a la máxima velocidad que le permitía su cuerpo una serie de preguntas lo atacaron de la nada, por qué ahora? ¿Por qué él? Porque aún le dolía en lo más profundo de su ser el saber que él no era el protagonista de esa sensual escena, se insultó sí mismo por darle tanta importancia al suceso. Regresó caminando a su casa, no sin antes sentarse a meditar sobre lo ahí observado, era casi media noche, no podía creer que el tiempo pasara tan rápido cuando se perdía en sus pensamientos. Llegó a su casa y observó que el cuarto donde dormiría Makoto tenía la luz encendida, se dio una ducha rápida se quedó contemplando unos segundos la puerta, abrió sin hacer mucho ruido.
- Ya regresaste- preguntó Makoto, Haru lo observó desde el marco de la puerta, tenía puesto un pequeño bóxer en color gris, sin lugar a dudas era una persona hermosa, ese cabello verde oliva tan peculiar contrastaba de manera armónica con la suave piel, contemplo la enorme figura, enfocándose en los hombros que era la parte favorita de Haruka, amaba esos hombros fuertes y ni que decir de la espalda del peliverde que era considerablemente más grande que la propia, bajó la mirada avergonzada por sus pensamientos, no concebía el hecho de unas horas atrás estar llorando por su exnovio y en este momento ser provocado por la imagen ofrecida por su amigo de la infancia.
- si – susurró
- Estás bien? ¿Pasó algo? – pregunto acercándose a Haru
- sí, solo estoy un poco cansado, creo que no he dormido adecuadamente- Makoto tomó a Haru por la cintura lo jaló hacia él, su frente quedaba justamente a la altura de los labio de Makoto, besó con dulzura la tersa piel y sintió la humedad del cabello de Haru, con lentitud guio su cuerpo hacia la cama, una vez ahí comenzó a acariciar la espalda, paso un solo dedo a lo largo de la espina dorsal sintiendo cada uno de los huesos, sintió como la piel se erizaba a su paso, acercó sus labios con lentitud hacia los de Haru, no había negativa por parte de él, Haru yacía perdido y extasiado en las caricias de Makoto, no podía negarse, no quería hacerlo, sería como aceptar ante Makoto que aún estaba enamorado de Rin, no podía permitírselo, abrió la boca para degustar la lengua de Makoto misma que se movía con maestría guiando el beso e indicando que el que llevaba el ritmo y control en el beso era el, A cuantas personas habrá besado para aprender semejante técnica? Pensó con celos Haruka, sintiendo envidia de las personas que estuvieron en esa situación antes que él, sus brazos se aferraron con fuerza al cuello de Makoto y sus piernas se entrelazaron, las manos de Haruka ahora se encontraban en los fuertes glúteos de Haru, los acarició con violencia, sintiendo sobre la tela el fuerte músculo, con absoluto cuidado y delicadeza coló sus largos dedos debajo del pequeño bóxer negro, ahora los tocaba directamente, los prestó con fuerza provocando que Haru emitiera un fuerte gemido, paso sus manos sobre las piernas, tocó la entrepierna de Haru sentía el duro miembro sobre la tela del bóxer, le excitaba de sobremanera saber que él era el culpable de semejante excitación, acaricio sin dejar de besar a Haru, sentía que cada vez le faltaba más el aire, se separaron por un momento, Haru estaba a su costado, lo admiró en su totalidad, estaba maravilloso, únicamente tenía ese pequeño bóxer y su rostro sonrojado producto de la excitación del momento,
-Haru, Te amo – susurro al oído.
-Makoto- fue lo último que alcanzó a pronunciar Haru antes de ser presa nuevamente de esos bellos labios que lo hacían olvidarse de todo, incluso de su propio nombre, ahora Makoto se encontraba sobre él, Haru colocó su delgada mano sobre el pecho del peliverde, ese torso tan perfecto, tan fuerte, ese pecho que había mordido tantas veces en sus jugueteos previos, sintió como los dientes de Makoto mordían a manera de jugueteo su labio inferior, gimió nuevamente, bajó sus manos hacia la entrepierna de su amigo, sintió la ardiente masculinidad, sintió un ardiente deseo en su cuerpo, estaba muy excitado, estaba demasiado caliente y las caricias y besos de Makoto no hacía otra cosa más que llevarlo al límite mostrándole lo sublime y poderoso de ese deseo sexual, acarició el pene del peliverde por debajo del bóxer, sintió la tersa piel reaccionando aún más a sus caricia. Makoto gimió desesperadamente al sentir como la delgada mano subía y bajaba a lo largo de su pene.
- Haru – gimió Makoto, Haru por su parte seguía moviendo su mano armoniosamente despertando gemidos más fuertes en su amigo. Sonrió con satisfacción mientras veía como sobre él como Makoto gemía una y otra vez pronunciando su nombre.