El cuarto príncipe del imperio Kou, estaba muy débil, estaba muy cansado, hacia días, específicamente desde el enfrentamiento que tuvo con su madre, en el cual, el con la ayuda de Judal acabo con su vida…desde ese momento todo había sido extraño, no importaba cuanto durmiera, comiera, y descansara, no lograba recuperar sus energías, era como si…
Se dispuso a caminar por un pasillo, para respirar aire fresco, su mente estaba hecha un caos, no podía razonar correctamente, sentía que se volvía loco, pero no era así, era tal vez…arrepentimiento…
Es verdad que había matado a su madre, a la bruja de la organización que les hacia sufrir, la que había acabado con su familia de la forma más brutal…¡hasta había matado a sus propios hijos! ¿Qué clase de madre hace algo así? Y también había dejado marcada la mitad del cuerpo del joven príncipe con las marcas del fuego que jamás iban a desaparecer y con muchos traumas psicológicos, y por si fuera poco, debido a ello, había perdido la visión en su ojo izquierdo, y aun así…era su madre…siempre pensó que habría alguna forma de detenerla, de hacerla pagar por sus crímenes sin asesinarla, durante todo la batalla que sostuvieron, tuvo la esperanza, pero se quedo en eso, pues el anhelado momento jamás llego, cuando se dio cuenta, la cabeza de su madre, estaba en el piso, mientras le dirigía la mas grotesca de las sonrisas que hubiera visto, pero si las palabras que había dicho, la cara que había puesto antes de que Hakuryuu cortara su cabeza…¿eran ciertas? Solo ese pequeño instante le hacía dudar…
Estaba agotado, ni siquiera el aire fresco conseguía hacerle sentir un poco mejor, de pronto sintió caliente un costado, lo toco con sus manos, y las miro, se quedo congelado de terror, cuando vio sangre en sus manos…
¿Acaso estaba herido? ¿Cuándo había pasado? ¿Por qué no había sentido nada? Aun ahora no sentía nada, se froto los cansados ojos en un intento de despejar un poco su mente, y volvió a mirar sus manos…no había nada…
Entonces lo comprendió, esa no era su sangre…era la sangre que había manchado sus manos para siempre…si era la sangre de su madre…
Se levanto como pudo, quería ir a su habitación, ya no se sentía con ánimos y menos fuerzas para continuar con su paseo, caminaba lentamente…pero de pronto escucho unos pasos detrás de el…
Se volteo inmediatamente al escucharlos, eran muy familiares, ¿era la culpa? ¿O esa persona había regresado de la tumba para vengarse?
Espero un momento, los pasos continuaban, se acercaban cada vez más a él, el chico solo podía temblar, estaba tan asustado, que no podía correr, aunque aun si lo matara…¿se resistiría? Después de todo sentía que merecía lo que le fuera a pasar, pero nada…ya no escucho nada…era como si los pasos hubieran pasado de largo…pero el…no había visto a nadie pasar…
Tal vez si estaba muy cansado, seguramente su mente solo le jugaba un siniestro juego con el objetivo de torturarle, no le dio más importancia, y siguió caminando, cuando al fin llego a su habitación…se recostó dejándose caer pesadamente en la cama…estaba a punto de cerrar sus ojos…cuando sintió que una mano le tomaba de la pierna…inmediatamente abrió los ojos…no veía nada…¡Pero aun sentía que le tomaban de la pierna! ¿Qué rayos estaba pasando?
El ojiceleste se aterro, intento zafarse de su agarre, pero ¿Cómo te deshaces de algo que no puedes ver?
El príncipe comenzó a llorar por el terror que le ocasionaba esa sensación, pero no había nada que pudiera hacer, cuando cayó en cuenta ya estaba gritando, gritaba desgarradoramente…se quedo en shock, después de eso su mente quedo en blanco…
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Koen estaba en su recamara, pero estaba preocupado, hacía rato que veía extraño a Hakuryuu, por más que lo observara, no sabía la razón, estaba seguro que el haber matado a su propia madre lo había dejado mal, pero era algo diferente lo que estaba ocurriendo, o por lo menos, era lo que le dictaba su intuición…
Estaba muy preocupado y quedarse a pensar en ello, no iba a resolver sus dudas, así que se levanto y se dirigió a la habitación del cuarto príncipe, si quería respuestas, tenía que encararle, así que caminaba por el pasillo, cuando escucho a su primo gritar, corrió inmediatamente a su habitación, y abrió la puerta, pero no entendió lo que pasaba, el joven parecía en shock, continuaba gritando, pero ¿de qué? Estaba solo…no había nada ahí que pudiera hacerle gritar, el mayor se aproximo a el, y le tomo de los hombros, en ese momento, el joven detuvo completamente sus gritos, pero tenía una mirada vacía, como ni no mirara nada, solo tenía los ojos llenos de lagrimas, muy abiertos, pero nada más…
-¡Hakuryuu!!!!!!!!!!!!!!-Gritaba el mayor en un intento de hacerle reaccionar, mientras comenzaba a moverlo por los hombros bruscamente en un intento de hacerle reaccionar, pero nada…¿Qué podría haber puesto al chico en este estado?-El joven seguía intentando con esfuerzos inútiles hacerle reaccionar…
No lo logro, y el pelirrojo, solo se acerco para abrazarlo…
-Hakuryuu-fue lo último que alcanzo a decir, antes de dejar salir algunas lágrimas por esos según muchos inexpresivos ojos…-no quiero perderte…por favor…quédate a mi lado…
El príncipe, cerraba fuertemente los ojos, cuando su mirada se quedo estática a un lado del joven príncipe, en un objeto…ese era el adorno que usaba Gyokuen en su cabello…
-¿Por qué esta aquí?...