Capítulo I. Come on feel the noise – Quiet Riot. Parte 1
¿Así que piensas que tengo una mente malvada? Te diré algo cariño, no lo sé
Kid x Law
Resumen: Se suponía que él era el adulto responsable. Una distracción y Luffy iba a estar en serios problemas.
El mocoso tenía una cita y eso estaba bien pero habían dos cosas que realmente sacaban de sus casillas a Law, una que le llamara Torao y otra que pensara que podía contar con él siempre que le mentía a sus hermanos para irse a ver con alguien.
-Solo diles la verdad- insistía una y otra vez, pero el menor se negaba por que aseguraba que sus hermanos nunca le dejarían volver a verle. Curiosamente no conocía quien era la pareja de Mugiwara, siempre le obligaba a llevarle a un sitio y le daba una hora en la que estaría de vuelta. Y Ahí estaba Law, como un imbécil sin nada que hacer.
Por eso, siempre dejaba un libro en el auto, así al menos no perdería el tiempo. Luffy solía decirle que fuera al centro comercial o algún lugar cercano del punto de encuentro pero ¿Qué iba hacer él en esos sitios? Mejor le esperaba ahí evitando que le robaran el estéreo.
Y es que eso era algo que le ponía en dudas, a veces se sentía utilizado. La supuesta pareja de Luffy siempre lo citaba en lugares lejanos, a hora y media en autobús y claro, como el señor amigo Torao tenía licencia de conducir y un automóvil ¿Por qué no? Aprovéchate del sujeto que a pesar de todo te aprecia como un amigo de verdad.
Unos cinco minutos de estarle llamando al móvil se cansó de esperar, ya hacia un buen rato el que llevaba estacionado frente a su casa y Luffy no salía. Revisando los retrovisores, volvió la vista hacia la casa y atónito observó como el menor de los D. se arrojaba desde la ventana de su habitación ¡La cual estaba en la segunda planta! El chico cayó sobre unos arbustos y parecía no dar señales de vida, Law ya estaba cogiendo la manilla para salir e ir a ver que estuviera bien cuando este se levantó y casi a gatas avanzó hasta el carro.
-Pensé que habías muerto- ironizó. Encendió el motor y puso en marcha el vehículo.
-Shishishishi que gracioso Torao- se abrochó el cinturón de seguridad y se quitó algunas hojas y ramitas que le habían quedado prendidos en su chamarra. -No podía librarme de Ace y Sabo así que les dije que estaría haciendo tareas en mi habitación-
-¿Qué sucederá si van a tu cuarto y no te encuentran?- ya que parecía tener todo fríamente calculado quería arruinarle sus planes, porque estaba seguro que llegaría un momento en que ellos se darían cuenta de quien había sido su cómplice todo ese tiempo y demonios, no quería imaginarse lo que esos dos con complejo de madre sobreprotectora podían hacerle.
-No creo, Ace tenía una cita con Marco y Sabo…el seguramente se quedara a ver porno en casa- Law miró por unos segundos a Luffy hasta que recordó que no debía quitar la mirada del camino. Eso explicaba muchas cosas.
Eran las 4:45, llevaba algo de música en el radio y realmente hacia una tarde hermosa. El cielo comenzaba a colorearse de tonos rosáceos y las nubes se juntaban sobre las montañas formando cúmulos similares al algodón. Esta vez iban más lejos que las otras ocasiones, había dejado la ciudad atrás hacia unos cinco kilómetros tomando la carretera. A los costados había plantaciones de maíz y de caña, quizás alguna que otra casa.
Entraron a un poblado pequeño y algo rústico, los lugares donde citaban a Luffy cada vez le parecían más extraños. Empezaba a dudar ¿Y si era algún violador en serie? ¿Un asesino? ¿O alguien que simplemente quería aprovecharse? Law no era alguien apegado a las personas, es más podría afirmarse que era frio y bastante solitario.
Pero, el chico con su inseparable sombrero de paja le había salvado demasiadas veces, de sí mismo, de la soledad y los prejuicios. No podía evitar preocuparse si se trataba de él.
Pregunto a un anciano por la dirección del bar y después de un par de vueltas dio con el. Unas letras en luces neón de tono amarillo fluorescente tenían el nombre del lugar “Rock Song” había muchas razones por que el moreno no se fiaba de ese sitio, y tuvo que reprimir su impulso de dar la vuelta y largarse. Dejó el auto en una esquina, junto a varias motocicletas, esa era la primera señal. Una larga hilera de motocicletas negras con asientos de cuero y remaches de metal ¿Por qué olía a película de los 80’s?
Ya había oscurecido. Llamo a Luffy y este tardó un par de segundos en ubicarse donde estaba y que hacían, cuando mencionó que había llegado al bar tardó una fracción de segundos en bajarse del auto y correr.
Contó hasta cinco mentalmente, se aseguró de no dejar nada de valor y cerró con llave (incluso jaló la manija varias veces, para asegurase) Caminó unos metros hasta adentrarse en el lugar. Justo como sospechó, música a todo volumen, mujeres con ropa de cuero o látex ajustado, hombres con pinta de vándalos llenos de tatuajes y melenas enredadas, varias mesitas estilo el lejano oeste. Suspiro y fue hasta la barra, sentía las miradas sobre su persona, curiosamente no desentonaba tanto como creía, tatuajes en las manos, dos pares de aretes en cada oreja y ropa de tono neutro, a excepción que él se veía un poco más citadino.
Busco con la mirada a Luffy, le vio en una mesa conversando con varios sujetos. Iba a acercarse pero estos parecían amables con él, se sentó en uno de los banquitos, iba a estar a la expectativa.
-¿Qué te sirvo?- volvió en sí, cuando el cantinero le habló. Un tipo de unos veintitantos, pelirrojo, pálido como vampiro y con cara de pocos amigos
-Una cerveza está bien- usualmente no tomaba, pero no quería sentirse ridículo pidiendo un vaso con agua. El tipo alcanzó un vaso de vidrio y lo colocó junto a la botella. Law se sirvió y dio un sorbo, definitivamente esa bebida no era lo suyo.
Al ver a Luffy pensó en lo larga que sería su noche, y sin darse cuenta pedía cerveza tras cerveza. Tenía un problema y ese era su debilidad ante el alcohol.
-Oigan, miren a ese sujeto- Luffy dejo su tenedor sobre el plato y miró con horror a Law, quien estaba sobre la barra, sin camisa y cantando a todo pulmón. Un grupito de personas se habían reunido a su alrededor y le coreaban. Seguramente estaban igual o más borrachos que él.
Luffy pudo ver su funeral, el moreno iba a matarlo si se enteraba que le había permitido hacer eso.
Vamos, ven y siente el ruido.
Chicas meneen a sus chicos
Nos pondremos salvajes, salvajes, salvajes
El menor se disculpó y corrió hasta el cantinero, quien estaba de pie junto a la rocola mirando divertido la escena.
-Oye amigo, necesito que le bajes el volumen a la música. Torao está muy borracho- había entrado en pánico. Pero había que admitir que Law sabía moverse muy bien.
-No lo creo renacuajo. Él parece estar divirtiéndose y los clientes también- realmente le convenía que ese sensual sujeto de tatuajes siguiera armando el show, las personas que pasaban por la calle y oían el escandalo no podían evitar asomarse y mirar. Se había armado toda una fiesta.
-¡Por favor” Torao va amatarme-
-Hagamos un trato ¿te parece?- Luffy le miró desconfiado pero ¿Qué otra opción tenia? -Yo pediré que te sirvan un buen filete y tu dejas que tu amigo se divierta otro rato-
¿Así que piensas que mi canto esta fuera de tiempo?
Eso me da dinero
No sé por que
El pelinegro no tardó mucho en decidir, la respuesta era obvia.
-¡Bien Torao!- alzó las manos y vitoreo mientras Law fingía tocar una guitarra eléctrica invisible.
“Vamos siente el ruido”
-Kid, el bar está hasta el tope- el pelirrojo sonrió con satisfacción y siguió observando el show. Cuando le vio llegar le vio talla de ser un hombre aburrido, de esos que se complican la vida y no la disfrutan como tal. Quien diría que cinco cervezas había bastado para que perdiera los estribos de esa manera.
Era endemoniadamente sexy.
~u~
Eran casi las once treinta, esa noche había dejado muchas ganancias. La mayoría de los empleados se había ido y Kid recogía las sillas y las acomodaba sobre las mesas.
-Oye, chico- zarandeo un par de veces a Luffy que estaba dormido en una mesa. Este despertó desorientado. -Es hora de cerrar, llévate a tu amigo- señalo a Law que seguía tirado sobre la barra, un hilillo de saliva le recorría la mejía. Totalmente dormido
-¿eh? No puedo…- era tardísimo, en casa le iban a matar.
-¿Cómo que no puedes?- le preguntó irritado
-No sé conducir. Torao me trajo y él iba a llevarme…- tanto él como el taheño miraron al pobre borracho, era imposible que condujera en esas condiciones.
CONTINUARÁ