Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En el lugar del gruñón/idiota por desileo

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Tanganme un poco de paciencia, ya que es la primera vez que escribo de la pareja nostálgica, asi que cualquier corrección es bien recibida.

Notas del capitulo:

¡Hola a todos! ¡Estoy de vuelta una vez más! Esta vez podremos ver tanto a trifecta como a nostálgica. Espero que lo disfruten.

Onodera salía de una junta con el departamento de ventas, totalmente pálido. Jamás se acostumbraría a las peleas que surgían entre ambos departamentos pero, sobre todo, a la actitud tan gruñona del oso de Marukawa.

Desde que conoció a Yokozawa, este siempre le provocó entre miedo e inseguridad, tanto en su vida laboral como en la personal. Nunca comprendería cómo alguien como él llegó a estar en ese puesto.

Justo cuando había llegado al ascensor, fue alcanzado por Takano el cual, con un tono serio, reprendió.

─ No debiste haberte quedado callado en cuanto Yokozawa te preguntó el porqué del número de impresiones. Con ese tipo de actitud no lograrás convencerlo.

Molesto, Onodera preguntó exaltado.

─ ¡¿Entonces qué?! ¡¿Tenía que hacer lo mismo que tú haces?! ¡Pelear y gritar hasta que lleguemos a un acuerdo!

─ No, solamente demuestra un poco de confianza en el número que estás dando, al menos harás que lo tome en cuenta. Créeme que Yokozawa puede llegar a ser flexible.

Onodera dudó eso último en su mente, después de todo, estaba hablando del oso gruñón pero era comprensible que su jefe lo defendiera, ya que ellos dos, para su asombro, eran amigos. Takano se fue alejando de Onodera, en dirección a las escaleras, provocando que este preguntara.

─ ¿A dónde vas?

─ Si no lo recuerdas, el ascensor está averiado, así que tendremos que bajar por las escaleras.

Con esto último continuó su camino, siendo seguido inmediatamente por Onodera con un visible sonrojo. Todo ese alboroto en la junta provocó que olvidara que desde la mañana el ascensor había quedado fuera de servicio, por lo que mientras bajaba las escaleras, maldijo una vez más a Yokozawa y su personalidad tan gruñona.

------------------

Yokozawa soltaba un suspiro frustrado, mientras sus subordinados huían de la sala de juntas, completamente asustados de su superior y su furia. El oso gruñón de Marukawa no entendía cómo es que a Masamune se le ocurría traer al idiota de Onodera a este tipo de juntas, sobre todo si el hombre no estaba seguro de lo que le estaba diciendo.

Entendía que todavía tenía cosas por aprender, pero eso no justificaba que fuera tan inseguro en su trabajo y en su vida personal, en esto último provocando que su mejor amigo pudiera salir lastimado, sumándose de que este también comenzara a ser inseguro con respecto a sus acciones.

Onodera era simplemente idiota.

Mientras tomaba sus cosas, su celular sonó con un mensaje de texto. Suponiendo de quién sería, lo revisó lo más calmado que pudo, comprobando que se trataba de Kirishima, el cual le exigía que fuera a su casa para quedarse todo el fin de semana.

Es cierto, desde la universidad, había estado enamorado de Masamune, pero este le dejó bien en claro que jamás lo amaría. Aunque llegó a pensar que nunca podría enamorarse de otra persona, llegó Kirishima justo el mismo día en que le rompieron el corazón para demostrarle todo lo contrario.

Ignoró el mensaje, pensando contestarlo una vez que terminara sus rondas, salió de la sala de juntas, directo a las escaleras, dispuesto a comenzar a visitar las librerías mientras pensaba, una vez más, en el idiota de Onodera.

-----------------------     

En el techo de la sala de juntas, una pequeña hada había contemplado toda la escena que se desarrolló justo en el lugar, completamente enfadada. Muchos la conocían como la mascota de Emerald, pero pocos sabían que en verdad existía, su forma de conejo con pelaje blanco era bien conocido, junto con sus pequeñas alas rosas. La mítica hada twinkle.

En realidad, el único a quien conocía realmente era a Isaka Ryuichiro, pues desde pequeño que él iba a la editorial, por lo que siendo atraída por la energía de este, decidió presentarse ante él y jugar juntos. No era de sorprender que años después la propusiera como mascota de Emerald. Ese chico tan ocurrente.

El motivo de su enfado, simple: ese gruñón y ese idiota estaban acabando con la armonía del lugar ¡Sin que los malditos se dieran cuenta! Ya estaba acostumbrada a ver ese tipo de juntas, pero ellos estaban metiendo sus asuntos personales en el trabajo y lo peor ¡Sin conocerse realmente!

Al parecer, necesitaban recibir una muy buena lección de no juzgar a las personas con tan solo conocer una cara de ellos.

---------------------------  

Yokozawa regresaba a la editorial, completamente cansado, dispuesto a firmar su salida y recoger el resto de sus pertenencias. Realmente no había sido su día, primero la enorme reprimenda que les dio a Emerald por pedir tantas copias y que Onodera no pudiera defender su argumento provocó que estallara en su forma más característica. Después, en sus rondas, un carro pasara y lo mojara de pies a cabeza y, para acabar, con que el número que le había dado el idiota sí iba a ser necesario. Era imposible que el día empeorara.

Comenzó a subir las escaleras, rumiando su mala suerte cuando escuchó el sonido característico de hojas caer, por lo que levantó la mirada justo a tiempo para ver a Onodera cayendo encima de él. Todo sucedió demasiado rápido, por lo que Yokozawa no pudo esquivar a Onodera, provocando que ambos chocaran sus cabezas de tal manera que terminaron inconscientes en el piso.

-------------------------------  

Onodera bajaba las escaleras, completamente frustrado. En cuanto llegaron al departamento de Emerald, Takano le había puesto para todo el fin de semana un enorme trabajo que debía de entregar el lunes, como castigo por no poder defender su postura en la junta (Y porque le había rechazado para ir a cenar a un restaurante con él).

De repente, su cuerpo tropezó con algo y comenzó a caer, siendo recibido por la oscuridad.

Después de un rato, Onodera recuperó la conciencia algo mareado, sentándose lentamente sin abrir los ojos, verificando que todo estaba bien. Por el momento, solamente tenía un enorme dolor de cabeza con el cual podía lidiar, nada roto, todo estaría bien.

A su mente rápidamente llegó la imagen de alguien que estaba subiendo las escaleras, Yokozawa. En cuanto recordó eso, pudo escuchar un leve gemido al lado de él, comprobando su teoría. Recuperándose de su mareo, Onodera abría los ojos mientras se disculpaba.

─ Lo lamento Yokozawa-san, me tropecé por las escaleras y…

No pudo terminar con sus palabras porque en cuanto abrió los ojos pudo comprobar con horror que la persona que estaba tirada era, ¡él!, además de que su voz sonaba rara.

Rápidamente, tomó su celular que había caído a unos cuantos metros de sus papeles, para ver con sumo terror que en el reflejo no estaba él, sino la cara de Yokozawa.

Mientras tanto, su cuerpo se iba incorporando mientras vociferaba.

─ ¡Onodera, maldito idiota, fíjate en dónde caminas!

En cuanto fijo su mirada, pudieron comprobar que estaban en el cuerpo del otro, ocasionando que ambos se vieran fijamente por un largo momento para que al final gritaran a coro.

─ ¡ESTO NO ES CIERTO!

Después de eso, ambos estaban en completo estado de shock, contemplando sus respectivos cuerpos, todavía sin poder creerlo.

Pronto, fueron llamados por la realidad en cuanto el celular de Yokozawa comenzaba a sonar. Onodera intentó contestar, pero fue detenido por su voz amenazante.

─ Ni se te ocurra contestar.

Antes de que pudiera hacer algo más, Yokozawa le arrebató su celular, rechazando la llamada y mandando un mensaje de texto rápidamente. En cuanto cerró su celular, vio directamente a Onodera, el cual pensó vagamente que no importaba si Yokozawa estaba en su cuerpo, seguía teniendo una mirada intimidante.

─ ¡¿Qué rayos pasó?!

─ ¡Yo que voy a saber! ¡Simplemente sé que me caí y terminé en su cuerpo!

Yokozawa guardó silencio, pensando en las posibilidades que tenían para resolver el asunto. Finalmente dijo.

─ Creo que lo mejor será que Masamune sepa de este incidente, tal vez él…

Onodera lo interrumpió, completamente en desacuerdo con lo que escuchaba.

─ Ni hablar, no vamos a meter a nadie en esto.

─ ¡¿Por qué demonios no?!

Con cierta sinceridad, Onodera contestó.

─ No quiero que crea que estoy loco y que solamente lo haga para llamar su atención. Además, si a usted le dijeran algo así no lo creería ¿verdad?

Yokozawa reflexionó por unos momentos antes de contestar.

─ Está bien. Entonces nadie debe de enterarse de esto, por lo tanto debemos fingir ser el otro hasta que este asunto se resuelva, ¿Entendido?

Onodera se limitó a asentir, completamente de acuerdo con su superior, haciendo que Yokozawa continuara.

─ Te escribiré mi dirección y la estación en la que debes de bajar, para que no te pierdas. No es necesario que hagas lo mismo, yo se llegar a la tuya.

Con esto, tomo una de las hojas que estaban el piso, escribiendo rápidamente todas las indicaciones que consideró pertinentes, para después tendérselo a Onodera. Antes de que pudiera tomarla, Yokozawa advirtió.

─ En cuanto llegues a mi casa, desconecta el teléfono fijo y apaga el celular. Créeme que si no lo haces, te vas a arrepentir.

En cuanto tomó el papel, Onodera hizo una advertencia que consideró necesaria.

─ Yokozawa-san, por favor evite quedar a solas con Takano-san. Tiende a aprovecharse de ese tipo de situaciones.

Levantando una ceja despectivamente, Yokozawa contestó.

─ Si tú lo dices. Será mejor que nos vayamos antes de que dejen de pasar trenes. No se te olvide firmar mi salida e ir a mi escritorio por el resto de mis cosas.

Con esto, comenzó a recoger las cosas que Onodera había tirado al piso para después bajar el resto de las escaleras. Una vez solo, Onodera subió hasta el piso de ventas en donde, gracias a Henmi, solo faltaba recoger el resto de las pertenencias de Yokozawa, para finalmente salir en dirección al departamento del oso gruñón de Marukawa.

Mientras tanto, una pequeña hada veía el resultado de su hechizo, completamente complacida.

─ Perfecto, la primera fase de mi plan se ha cumplido. Ahora, solamente me falta avisarle a Ryuichiro, aunque no creo que esté tan complacido por esto.

Si conocía el carácter del hombre, de seguro le causaría gracia los primeros días y después se molestaría en caso de que esto afectara a la compañía. Pero una vez que esos dos se conocieran un poco más, se lo iba a agradecer.

Estaba completamente segura de eso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).