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Patitos... por Aiyuko

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Notas del fanfic:

Los personajes utilizados en la siguiente obra son propiedad de la mangaka japonesa Shungiku Nakamura. Aquí sólo son utilizados para darle vida a la historia.

Notas del capitulo:

¡Mucho gusto a todos!... otra vez, venímos con otra historia bizárra nuestra. Sólo esperamos que puedan acompañarnos a lo largo todo el tiempo que irrumpamos por aquí. Sin mas que decir, ¡que comienze de una vez por todas!

CAPÍTULO 1.

Era una noche terriblemente calurosa, ya estaban a mediados del verano, pero por suerte estaban de vacaciones, no resistirían semejantes climas encerrados en una escuela. Él estaba sentado mirando por la ventana, unas horas más y el sol comenzaría a salir.

Abrió la ventana y el seco aire veraniego lo golpeó en el rostro, pero ahora sólo podía pensar en una cosa que lo estaba volviendo loco desde hace un día, en verdad era una situación extraña. Sintió una vibración y estrepitosamente comenzó a sonar su celular mezclando sus pensamientos, era una llamada, pero no de cualquier persona.

–Hola- se apresuró en contestar, hacía ya tres días que ellos no se veían y de verdad lo extrañaba, después de todo, estaban acostumbrados a estar todos los días juntos, y cuando digo todos, significa todos en serio.

–Hiro-san- dijo del otro lado de la línea –Sabía que todavía estaría despierto- rio.

–Sí. De todas formas me estaba por preparar para dormir, además, tú también estás despierto- se defendió, él volvió a reír. La verdad es que no era nada extraño encontrarse despiertos pasadas las 05:00, lo natural era que su horario de dormir, en vacaciones, era luego de las 07:00 am.

–Sólo llamaba para preguntarle si quería ir conmigo mañana…- hizo una pausa –… es decir, hoy, al lago que está afuera de la ciudad, ¿Qué dice, Hiro-san?- Kamijou lo razonó, desaparecía y de la nada venía con esta invitación, pero no la rechazaría, claro.

–Está bien- dijo –¿A qué hora y dónde nos encontramos?-

–¿Está bien si nos encontramos en la estación a las 10:00?-

–No, es demasiado temprano, no podré despertarme- reclamó.

–Hiro-san- se quejó –Bueno, entonces nos encontraremos a las 11:00. Si se duerme ahora quizás sí se despierte-

–Está bien- accedió –Pero, ¿por qué no me avisaste antes?, de haberlo sabido me iba a dormir a tu casa y nos íbamos juntos-

–Porque no- dijo con una seriedad increíble, a Kamijou le dolió, él jamás rechazaba una invitación a un encuentro, pero luego creyó que probablemente algo estaba tramando.

–Nos vemos mañana- dijo apesadumbrado.

–Nos vemos, no llegues tarde- del otro lado no se oía diferente.

–No lo haré- cortó la llamada y se preparó para dormir, conociendo a Nowaki, esta actitud distante debería tener una explicación aceptable.

♠♣♥♦

Un molesto ruido comenzó a indignarlo, se removió y golpeó su celular, era su alarma, era mala idea poner su opening favorito como tono, lo terminaría odiando, pero eso era imposible, si no fuera porque se trataba de esa canción, en estos momentos estaría mandando todo al demonio. Se paró con las piernas temblorosas y se dio una ducha de agua fría, el clima no había cambiado mucho en estas últimas 4 horas. Se vistió y metió unos helados, junto con un par de botellas de agua, en una conservadora, a pesar de que el lago al que siempre iban tenía grandes zonas con árboles frondosos, el calor se volvía insoportable a veces.

Fue buena idea haber programado el despertador 2 horas antes del encuentro, pues a él le gustaba tomarse su tiempo, y a veces, cuando estaba muy sobre la hora, eso lo ponía en aprietos, llegando a veces hasta 2 horas tarde. Salió para ir a la estación. Para su mala fortuna, no había ningún autobús que lo llevara allí, por lo que tenía que ir caminando, oyendo a los ruidosos insectos y bañado en sudor, mientras los rayos solares arruinaban su piel, hasta la estación. En esos momentos maldecía no ser un genio inventor para obtener un aire acondicionado portátil por su cuenta.

Ellos era amigos muy cercanos desde la escuela media, básicamente, se conocieron en un partido de béisbol por una estupidez típica de la niñez y un malentendido. A pesar de haber sido compañeros, prácticamente, desde el jardín de niños, jamás habían tenido otra relación más que un saludo formal a la hora de verse, pero desde ese día se convirtieron en esa clase de amigos que comparten todo, incluso gustos, llegando al punto de jamás tener una discusión que sobrepasara los límites incluso luego de pasar a la secundaria y estar en el segundo nivel de ella, luego de las vacaciones, comenzarían su último año y se graduarían. Esto resultaba algo nostálgico para ellos, pero jamás se separarían, no importaba los planes que tuviera el destino, siempre estarían juntos.

Llegó a la estación y de lejos pudo visualizar un cuerpo de nadador de 1.90 metros de altura, se acercó a él y lo tocó en la espalda.

–Hiro-san- dijo emocionado volteándose hacia Kamijou. Hiroki besó su propia mano y con ella misma le dio una cachetada, rio.

–¿Cómo has estado, Nowaki?- preguntó suavemente.

–Bien… algo sorprendido, quizás-

–¿Por qué?- preguntó intrigado.

–Porque Hiro-san llegó 7 minutos antes de la hora en lo que lo había citado, sorprendente- mostró un gesto mezclado entre asombro y burla.

–Estúpido, me levanto a las 09:00 y así me agradeces- levantó su mano con intenciones de golpearlo pero fue interrumpido por su voz infantil.

–Ese es nuestro tren- ignorando cualquier cosa, Nowaki comenzó a caminar en dirección al tren mientras debatía mentalmente buscando la forma correcta de mencionar el motivo de su invitación, pero tenía tiempo, no debía presionarse.

–¿Y… dónde te has metido estos últimos 3 días?- luego de abordar el tren, Hiroki decidió romper el silencio para averiguar el motivo de su desaparición.

–En ningún lado, sólo estuve en casa… meditando- respondió, por lo visto, no quería precisamente hablar de eso, y Kamijou no lo forzaría, pero tarde o temprano tendría que saberlo, como mejor amigo que era, debía ayudarlo en las cosas que lo incomodaban.

–Ya veo- sólo dijo antes de conservar un latoso silencio que perduró durante todo su viaje.

Llegaron a su destino y se bajaron del tren para comenzar a caminar en silencio, era bastante lejos, pero nunca nadie iba allí, todos preferirían la comodidad de una piscina, y si el viaje había sido bastante incomodo, ahora lo era el doble.

–Eso me recuerda…- Kamijou comenzó a hablar –El otro día en el supermercado vi a Onodera junto con Takano, parecían una parejita que iba de compras- contuvo la risa –Saludé a Takano y el respondió el saludo amablemente, pero cuando saludé a Onodera…- rio –Se sonrojó, miró para todos lados e hizo una reverencia para luego salir corriendo- ambos comenzaron a reír. –Takano lo miró y esbozó una sonrisa-

–Onodera es un uke rebelde… pero con ese carácter, me apiado de Takano-

–Cierto- continuaron riendo –¿Te acuerdas de esa vez que íbamos al centro comercial y vimos a Yokozawa con Kirishima y su hermanita?, parecía su hija-

–¿Cómo podría olvidarlo, Hiro-san?, si sacó una cámara con la intención de tomarles una fotografía y tuve que detenerlo- rio.

–Bueno, no hay que desaprovechar oportunidades, ¿o sí?-

–Tienes toda la razón… pero tampoco sobrepase los límites, Hiro-san- Kamijou comenzó a reír.

–No lo haré- el silencio los dominó –¿Hace calor, verdad?- este silencio ponía incomodo a Kamijou, le inspiraba desconfianza.

–Es cierto, pero ya casi llegamos, podremos nadar en el río como en los viejos tiempos- sonrió nostálgicamente –Hacía ya mucho tiempo que no veníamos aquí juntos-

–Tienes razón… igual, aunque prefiero una piscina con agua limpia, es divertido ir a cualquier lugar contigo- por más extraño que parezca, las mejillas de Nowaki se sonrojaron levemente y sólo se limitó a hacer un leve sonido para que supiera que lo había oído. –Estás extraño, ¿te encuentras bien?- se detuvo, ya comenzaba a ponerse nervioso por tanta enigma.

–Mmh, sí, estoy bien… quizás algo pensativo- hizo una pausa y retomó el recorrido –Verás, es que yo te invité aquí porque… no sé cómo decirlo… es incómodo- Nowaki no decía nada importante, y Kamijou se estaba irritando de más.

–¿Me lo dirás de una vez o tendré que sacarte las palabras a la fuerza?- indiscutiblemente estaba histérico.

–Quizás- sólo dijo, Kamijou levantó lentamente su puño, pero antes de darle un golpe fue interrumpido –¡Mire, Hiro-san. Está todo tan cambiado!- sonrió –Pero vea por allá, nuestro lugar está intacto- Kamijou frunció el ceño y se apresuró en seguir a Nowaki, quien había aumentado la velocidad para llegar al área señalada. –Grandioso, no hay nadie- literalmente eran las únicas dos personas, pero eso era bueno para él.

–No sé porque te sorprendes, si nadie nunca vino aquí- aún estaba molesto.

–Lo sé- dijo entusiasmado –Eso me recuerda, compré paletas heladas- le entregó la bolsa para que las pusiera en la conservadora.

–Claro- las tomó y las guardó. Cuando se volteó contempló a Nowaki arrojarse un clavado, como esos que tanto les había costado aprender de niños en clases de natación, se sacó la camiseta, se descalzó y corrió para arrojarse él también. Tal parece que su enojo se había esfumado.

–Parece que Hiro-san no ha perdido sus dones- comenzó a salpicarlo con agua.

–Jamás lo haré- se colgó de su cuello provocando que se ahogara. Normalmente estos eran sus juegos, cuando se juntaban alguno volvía con un moretón o raspón, o quizás más. –¿Trajiste la pelota de playa?-

–Sí. Está en mi mochila- ambos se miraron desafiantes, la resolución de su problema de ahora era tan simple, pero ninguno cedería fácilmente. Sacaron una mano del agua.

–Piedra, papel o tijera- dijeron al unísono.

–¡Mierda!- gritó, por lo visto Kamijou tendría que salir por la pelota –Saldré sólo si me llevas hasta la orilla- negoció con arrogancia.

–Hiro-san- se quejó –Está bien- no tardó más de cinco segundos en acceder y cargar a Kamijou en su espalda hasta la orilla. –Hiro-san, ya que está afuera, ¿podría llevar mi camiseta a donde están mis cosas?- sonrió y Kamijou cedió de mala gana. Antes de entrar al lago, Nowaki había dejado sus pertenencias tiradas en el suelo.

–¿Dónde guardas la pelota?- levantó su mochila.

–Dudo que quepa en el bolsillo pequeño, ¿no es evidente que está en el bolsillo más grande?- largó una carcajada en forma de burla hacia el descuido de su amigo.

–¿Quién sabe?, quizás la trajiste desinflada- se excusó con arrogancia, aunque no tenía lógica alguna, pues claramente se veía la silueta del balón. Lo sacó y lo arrojó al lago. Nowaki comenzó a nadar para agarrarlo antes de que su amigo volviera, la guerra apenas comenzaba.

Kamijou volvió al lago y comenzó a perseguir ágilmente a Nowaki, debía quitarle el balón o tendría que escribir en el siguiente examen de a dos alumnos; Nowaki siempre se aprovechaba de la buena caligrafía de Kamijou y lo obligaba a escribir en los exámenes con el pretexto de que él tenía letra de doctor y no podían entregar algo tan impresentable; pero él quería tener sus manos libres en el siguiente examen, hoy no se rendiría. Se arrojó sobre él y comenzaron a forcejear para ver quien se quedaría con el balón, ninguno cedería tan fácilmente.

Cambiaron de posición para enfrentarse, Kamijou aprovechó la situación para comenzar a patearlo y empujarlo con sus pies, mientras que Nowaki aferraba el balón a su cuerpo para no soltarlo, pero a pesar de estar jugando de esta forma tan brutal, ambos estaban riendo.

–Ya, Hiro-san, no me patee- suspiró y Kamijou se detuvo –Usted gana- soltó el balón logrando que Hiroki se cayera por la fuerza con lo que lo estaba atrayendo a su cuerpo –Escribiré en el próximo examen- rio, Kamijou comenzó a celebrar. Pero la lucha no terminaba.

–¡Ahora juguemos vóley!- se posicionó de un lado de una red imaginaria y dio el primer golpe, el cual fue devuelto gloriosamente por Nowaki. –Tu tampoco has perdido tus dones- rio sarcásticamente en lo que iba a buscar el balón perdido.

–Sólo fue puro instinto- Kamijou soltó una carcajada.

–Sí, claro. Tu instinto animal actuó en autodefensa cuando te arrojé un inofensivo balón de goma lleno de aire- ironizó. Les encantaba darse la contra mutuamente.

–Así es- Kamijou volvió a arrojarle el balón y continuaron con su “pacífico” juego hasta gastar todas sus energías. –Me rindo, estoy muy cansado- dijo entrecortado.

–Estás muy sumiso hoy, ¿qué te ocurre?- se burló.

–Tranquilo seme- devolvió la burla irónicamente.

–Que gracioso, como si medir 1.90 fuera tanto- rodeó los ojos –¿Y si jugamos una carrera?- propuso.

–Tal vez luego, ahora tengo que recargar, vamos a comer- comenzó a nadar lentamente hacia la costa.

–Bueno, ahora que lo pienso, también tengo hambre- lo siguió –¿Qué trajiste para comer?- Nowaki se detuvo en seco.

–Creí que usted traería el almuerzo, yo sólo traje helado-

–Y yo también- se palmearon mentalmente y comenzaron a reír.

–Sólo espero que no se hayan derretido o algo similar- continuaron hasta salir del agua y caminar hasta sus cosas para comenzar a secarse.

–¡Maldito Nowaki!- dijo mientras lo veía con una toalla en su cabeza –¿Para qué mierda hablaste?-

–¿Por qué lo dice, Hiro-san?- se asomó a la conservadora dándose cuenta de que sus preciados helados estaban más derretidos que vela al final de un apagón. Kamijou frunció el ceño y abrió uno.

–No está tan mal- luego de lamerlo se la pasó a Nowaki para que probara, pero este no lo hizo, al contrario, se sonrojó levemente y lo rechazó. –¿Qué te ocurre?- dijo acercándose a él.

–N-nada- se alejó lentamente y desvió su mirada, Kamijou se siguió acercando –¡Ya basta!- dijo agachando la mirada y alejándolo con ambas manos.

–Escúchame bien, Kusama Nowaki, sé qué te pasa algo y lo voy a descubrir aunque tenga que abrirte la cabeza para ver que mierda estás pensando ahora- frunció el ceño y tomó unos centímetros de distancia.

–H… ¡Hiro-san!- casi gritó.

–¿¡Qué!?- se volteó, ya lo estaba sacando de quicio.

–Yo… emm… ¡Vamos a sentarnos!- tomó a Kamijou de la muñeca y lo guio hasta sus cosas.

–¡Suéltame!- se soltó –No quiero sentarme en el suelo… hay hormigas- dijo fríamente.

–Para eso traje la mantita- tomó su mochila y la sacó.

–¿La mantita?- esa mantita, con diseño de patos, tenía un gran peso sentimental entre ellos.

–Sí, la mantita- la estiró en el suelo para poder sentarse.

–¡Hirowa!- se arrojó sobre la mantita para quedar recostado boca abajo –Eso me dolió como la mierda, pero no me importa- indiscutiblemente le había dolido a la hora de caer –Hace tanto tiempo que no te veía, Hirowa, estás vieja- inhalo el olor que expulsaba, le traía recuerdos del pasado –No sabía que aún la tenías… ¡Nowaki!- tuvo que gritar para que su amigo prestara atención a sus palabras, pues se había quedado viéndolo fijamente sin decir nada.

–¿Qué ocurre, Hiro-san?- esbozó una boba sonrisa.

–Nada- dijo arrogantemente con aires de ofendido. Se miraron fijamente a los ojos, en los claros ojos de Nowaki se notaba que estaba nervioso, desvió la mirada, pero luego volvió a mirarlo.

–Hiro-san… yo… hazme un espacio- Kamijou se movió unos centímetros y se sentó para que Nowaki también lo hiciera.

–Nowaki…- tomó delicadamente la mano de Nowaki –¿Qué te ocurre?, me preocupas- Nowaki se sonrojó.

–Yo… emm… ¡Bien!... mmh, la verdad es que… yo… Hiro-san… ¡Vamos a nadar!- se paró rápidamente y se alejó –¡Ya tengo energías juguemos  las carreras!-

–Oh, no, idiota- lo siguió –Me dirás que te pasa aquí y ahora- tomó su brazo bruscamente para obligarlo a detenerse.

–No me ocurre nada, sólo…- agachó su cabeza para que su flequillo le cubriera el rostro.

–Está bien, quieres nadar hazlo, cuando quieras decirme que te pasa te estaré esperando, para eso están los amigos- dijo irónicamente. Soltó la muñeca de Nowaki y le dio un pequeño empujón logrando que él cayera, con ropa, al lago. Comenzó a reírse a carcajadas, pero esa risa se desvaneció al asomarse al lago y notar que su amigo no había salido a la superficie. –… ¡Nowaki!…-

 

 

 

Notas finales:

Merecemos la muerte, lo sabemos, sólo que a Aoi le gusta dejar con suspenso las cosas y yo le sigo la corriente.

La actualizaciones serán únicamente los días sabados.

¡Esperamos que les haya gustado el comienzo! 

¡Saludos!


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