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Ningen-kun to Neko-san ai por Crazy Fujoshi

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Notas del capitulo:

Advertencias: Zoofilia indirecta, Hard yaoi, muerte de personajes, Shota.

 

PD: lo cierto es que tengo muchos fics y one shorts XD pero por cosas del destino los prefiero subir mas a facebook asi que con el tiempo empiezo a usar mas Amor-Yaoi.

Este es de los fics que ya tienen meses creados, pero bueno, no esta mal que puedan leerlo tambien aqui.

Ningen-kun to Neko-san ai



Cuando nací no podía ver, pero no me molestaba pues estaba con mi madre y mis hermanitos, era muy feliz, aunque la felicidad duro poco. Mis hermanos eran unos ruidosos y yo siempre fui mas lento así que me costo alimentarme la mayoría de las veces, pero mi madre era muy buena y siempre me ayudaba. Quería verla, quería ver que tan linda era mi mama. 

Los días pasaron y por fin pude abrir los ojos, incluso estaba aprendiendo a levantarme por mi mismo aunque me cansaba mucho. Tampoco mi preocupaba, mi madre esta ahí para mi. El tiempo siguió pasando y por fin pude aprender a caminar, bueno fui el ultimo mis hermanos los ruidosos siempre estaban por delante de mi en todo, por suerte mi madre parecía comprender mi malestar y siempre estaba lamiéndome y dándome su amor. 

Oh no, hoy ha estado cayendo agua de arriba y se me han mojado todas las patitas, hace frio, pero con mi madre a mi lado puedo estar mas tranquilo. Tan linda y hermosa con su pelaje blanco. Mis 4 hermanos también eran blancos, yo no, yo era amarillo, era feo, eso decían mis hermanos con frecuencia mientras se burlaban de mi. 

Empece a crecer y a conocer mas del mundo, que lindo era todo, algunas cosas tenían colores brillantes, como el azul y el verde, pero no podía entender otros que simplemente se veían como grises. Ese día me aleje un poco de mi madre. Vivíamos en un basurero eso nos explico mi madre, así que no debíamos alejarnos mucho hasta que ella no nos enseñase todo. Pero yo también quería ser el primero en algo así que me fui solo, tuve cuidado de los humanos y de los perros los cuales son nuestros peores enemigos, eso nos enseño mi madre. Oh, me perdí, bueno tampoco mucho pues después de unas horas pude volver a casa....

Unos humanos estaban en mi hogar. Conocía de ellos por mi madre. Decía que eran malos y crueles y que teníamos que mantenernos alejados de ellos a menos que fuese para robar algo de comer. Con ese pensamiento en mente me acerque lentamente para ver que estaba pasando. Me quede de piedra, mi madre que tenia un pelaje tan blanco y hermoso estaba en un charco lleno de sangre, no se movía, y mis hermanos que estaban cerca tampoco lo hacían. ¿que le han hecho los humanos? Me quede escondido hasta que los humanos con palos en las manos decidieron irse, no sin antes pegarle por ultima vez a mi madre.

Asustado me acerque a ella y le lamí: ''Mami despierta''. Dije, pero mi madre no se movía, no respiraba. Me asuste y comencé a llorar, le lamia la cara con desesperación esperando que despertara, pero no. mi madre no respiraba, mis hermanos tampoco, habían abandonado este mundo, me habían dejado solo.

Los días pasaron, no encontraba que comer, aun era muy pequeño y no alcanzaba los lugares altos. Intentaba huir de todos los humanos que veía, tenia miedo, no quería quedarme tieso como mis hermanos y mi madre. ¿porque ellos? Yo era el feo, ellos eran mas listos que yo. Tenia hambre pero podía beber agua cuando esta caía del cielo. Los días siguieron pasando y del cielo cada vez el agua era mas fría hasta que termino siendo blanca como mi madre. Todo estaba muy frio y no tenia el pelaje de mi madre para calentarme.

Camine sin rumbo por días, ya casi no podía ver, me sentía tan cansado tal vez era el momento de ir a reunirme como mi madre. Encontré una caja pequeña en la que podía entrar, estaba perfecta para dar mi ultimo aliento. Si, lo mejor seria dejar de respirar, así tal vez ya no me dolería tanto la tripa y no tuviese problemas para respirar.
No se cuanto tiempo tuve los ojos cerrados pero después de un tiempo deje de sentir frio. Al abrir los ojos me encontraba en un lugar cálido ¿donde estaba? Estaba tan calentito, que me quede mas tiempo y me volví a dormir. Abrí nuevamente los ojos después de mi siesta, creo que estaba preparado para levantarme y ver que había pasado ¿sera que estaba en el cielo de los gatos? Me levante con un poco de dolor y vi que cerca había un cuenco con algo que olía realmente delicioso, me acerque y comencé a comerlo, podía matarme pero tenia tanta hambre que ya me daba igual.

Hmmmm!!!! pero que comida mas deliciosa, me pregunto que sera. Al lado del cuenco había uno de agua, ¡Agua limpia!, esto era todo un lujo para mi, tenia tiempo sin verla siquiera. Muy feliz y con la barriga llena, después de comerme todo volví a la cosa cómoda en la que estaba antes, era calentita y me gustaba, era como mi madre pero sin su olor. Comencé a ronronear emocionado, no sabia donde estaba pero parece que había llegado a un buen lugar. 

– Si, si te llamo luego Miku, aja, si, claro. Si, esta mañana le recogí, oh si, es un gato muy lindo. Que no, me quedare con el. Oye, nos divorciamos hoy ¿vale? Este gato me toca a mi, la división de vienes ya no tiene ningún poder. Bueno, que si, aja, cuelgo.

Oh no, esa voz, es un humano. Rápidamente me levante de mi cama suavecita salí corriendo y me escondí en algún lugar pequeño donde no me pudiese ver. Que miedo, estaba encerrado con un humano. Mi corazón latía rápidamente y solo podía ver sus pies. Eran enormes, seguro que con esos pies me pisara y entonces mi corazón dejaría de latir. Comenzó a caminar de lado a lado, vio el cuenco de comida vació. Creo que no le agrado, tal vez era su comida y yo me la comí toda, bueno no me arrepiento de nada, tenia mucha hambre y mentí antes. No quiero morí.

– Oye, gatito ¿estas aquí?

Decía el humano mientras me buscaba. Yo me quede escondido en una esquina debajo de algo que parecía ser un armario, en el basurero llegue a ver algunos. Después de un rato me tranquilice, error, el descuido hizo que el humano me encontrara. Intente forcejear pero no hubo manera, el humano era mucho mas fuerte que yo. Llegaría mi hora.

– Hola pequeño, yo estaré aquí para cuidarte

''Mientes''. Grite

– Siempre te daré comida y ya no tendrás que pasar frio– me da un beso en la nariz

acto seguido me soltó y yo salí corriendo nuevamente debajo de algún mueble donde el no pudiese atraparme. Los días comenzaron a pasar, me iba acostumbrando, era raro estar viviendo con un humano, pero por su comportamiento era tan raro, no se parecía a ningún otro, era amable conmigo, siempre que se vaciaba el cuenco de comida me lo llenaba con comidas deliciosas, e incluso compraba juegos para entretenerme. Termine dejando que me acariciara de vez en cuando, incluso a veces acepte el nombre que me puso. Pero no me gustaban mucho los otros humanos que venían a veces. 

Casi todos los humanos eran hembras, una que se llamaba Miku de cabellos azul celeste, una Meiko y una que decía llamarse KuroNeko. Esta ultima siempre estaba intentando levantarme del suelo y darme cariño aun cuando yo no lo deseaba. Pero si es cierto que ademas de mi nuevo compañero (Kaito) también había otro chico que me caía bien, era de cabellos morados, Gakupo. Siempre me traía galletitas que estaban muy ricas, me encantaban. 

Kaito era bueno, a veces incluso olvidaba un poco el dolor de ver a mi madre morir. Por eso lloraba en las noches. Cuando lo hacia Kaito me buscaba y me dejaba dormir con el en su cama blandita. Cada vez me gustaba mas mi Kaito. Si, el era mio, si yo lloraba el iba a ver si había algún problema. Por primera vez fui el centro de atención, todo era para mi y el dolor y el sufrimiento desapareció. Cuando le ronroneaba me daba galletitas y mimos. Le quería tanto. Pero no le hacia caso cuando volvía a casa después tocar a otros gatos o perros. Kaito era mio, yo tenia tiempo viviendo con el porque así el lo decidió, no quería que nadie mas se le pegara a el.

Todas las noches antes de dormir le lamia los labios con restos de comida, era divertido porque el se echaba a reír y comenzaba a jugar conmigo. Me encantaban todas sus expresiones y me ponía muy triste cuando se iba de casa y me dejaba solo. Pero mi mundo volvía a cobrar vida cuando volvía, a veces el se enfadaba conmigo como cuando me cagaba en sus plantas o cuando un día sin querer le vomite en su camisa. No era mi intención, pero descubrí que mi el no me entiende la mayor parte de las veces, pues a veces quiero preguntarle cosas sobre sus padres pero no entiende mis preguntas o simplemente no quiere escucharme. 

Por eso siempre pido un deseo, y es que Kaito algún día pueda entenderme, es lo que mas deseo. Cada día me miro al espejo (si, me costo darme cuenta que se trataba de mi reflejo) para ver si estaba creciendo. Yo quería ser tan grande como Kaito así podría abrazarle cuando comenzó a llorar hace unos días. Creo que dijo que también había muerto su madre, se lo triste que es, por eso quería consolarlo pero mas que lamer la cara no podía darle palabras de consuelo.

Hoy Kaito no ha comido, mi plato se ha quedado vació y el a estado llorando en su cama. Que triste, yo quiero consolar le. Deseo con todo mi corazón abrazarle, besarle, darle mi calor para que así deje de llorar. Con esos pensamientos en mi mente me quede dormido, al despertar me sorprendí, todo me lo encontré mas pequeño.

Había dormido frente al espejo así que casi muero cuando vi mi reflejo. Era humano, mi cuerpo no estaba cubierto de mi pelo amarillo, este ahora solo se encontraba en mi cabeza. Tenia un rostro humano solo mis orejas seguían allí. Ohhhhh esto sinceramente no lo esperaba. Intente probar y me puse de pie. Era difícil pero después de unos segundos lo conseguí. Fui emocionado a la habitación de Kaito, sin saber que hacer para despertarlo, hice lo que mas deseaba en el mundo desde que me di cuenta que era un buen humano. Le abrace y lamí sus labios como hacia siempre.

Sorprendido Kaito se levanto y me empujo haciendo que cayera al suelo y que me pegara en mi culo, aun tengo mi cola, pensé, al sentir el frio tacto que solo solía sentir en las patas antes. Mire con miedo a Kaito, este me estaba mirando igual de asustado. Es normal, ahora soy grande, no mas grande que el pero si mas que antes.

– ¿Quien eres y que haces sin ropa en mi casa?
– K-Kaito– me emocione al escuchar mi nueva voz, era simplemente diferente. Pero ahora el me podría entenderme
– ¿Co-como sabes mi nombre?
– Soy yo, Len
– ¿Len? El único Len que conozco es mi....gato
– Si, soy yo

Me levante del suelo y me acerque a el, moviendo emocionado la cola, a pesar de todo estaba feliz de poder entenderme con el. Siempre quise que me hablase como si fuese alguien mayor y no como a un bebe.

– Me estas diciendo que esas orejas y colas son reales y que eres mi gato...¿bromeas?
– No, soy yo. Soy Len.

Después de una larga conversación, la mas emocionante de mi vida, quedo mas o menos convencido de que si. Yo era su gato. Lo primero que hizo fue obligarme a poner tela sobre mi cuerpo igual que como lo hacia el, aunque a mi no me gustaba y dijo que era malo si no me ponía la ropa. Le pregunte todo lo que quise, incluso vi que a veces preguntaba de mas y le veía algo agobiado pero a parte de eso, el era feliz, no volvió a llorar después que me volví medio humano, pues descubrí que no era humano del todo. Ademas de mi cola y orejas podía ronronear y tenia las uñas largas y duras. 

Aun intentaba dormir con el pero era imposible, se negaba. Decía que ahora que era medio humano seria malo dormir con un niño. Por que si, era mas grande que antes pero aparentemente como medio humano no debía tener mas de 12 años cuando el tenia 30. según el estaba mal, muy mal dormir conmigo si no era mi familia. Como si yo estuviese buscando que fuese mi familia, yo quiero que este conmigo, si, se que es un hombre y que criás no me va a dar nunca, pero yo solo quiero estar junta a el y sentir su calor. Es el humano mas hermoso que he visto nunca, mas hermoso incluso que los gatos que he conocido en el veterinario.

Han pasado ya dos meses desde que empece a vivir como humano, ahora como soy medio humano puedo salir de casa con mas frecuencia, claro esta, Kaito viene conmigo, pero me da igual, es lindo ir de la mano con el. Las humanas se acercaba mi y dicen que soy un niño muy lindo pero yo solo me fijo en las chicas que miran indiscretamente a Kaito así que cuando lo hacen les miro mal y les saco la lengua para luego acercarme mas a el y demostrar que el es mio y que ella no deben ni mirar.

– Kaito– comencé a decir un día en el desayuno
– Dime
–Te amo
– ¿Que?– tocio pues se atraganto con un pedazo de pan
– ¿Estas bien?
– ¿Tu donde aprendiste esas cosas?
– P-pero es lo que siento, en la tele es lo que dicen cuando te late el corazón al ver esa persona
– Tu no debes decir esas cosas Len
– Pero no soy un niño
– Lo eres
– Mi mente no piensa lo mismo

Me levante de la mesa y fui a su lado para abrazarle, aunque al principio se negó al final termino por abrazarme. Aproveche su momento de debilidad y acerque mis labios a los suyos. Tenia que hacerlo como en las novelas, lo había practicado durante meses. Al comenzar el beso Kaito estuvo rígido pero mientras mas profundizaba el beso mas se dejaba llevar hasta que sin darme cuenta el que estaba ejerciendo fuerza sobre mi era el.

– Eres un niño y esto es un crimen
– No lo es porque soy tu gato– le sonreí y pase mis manos al rededor de su cuello
– Len
– Ámame como lo hacen en las novelas
– Algún día me arrepentiré de esto, pero es la primera vez que alguien me hace sentir así, ni Miku provocaba estas sensaciones en mi

Me tomo en brazos y me llevo a la cama, con delicadeza como si fuese a romperme me quito la ropa hasta dejarme como a mi me gustaba, desnudo. Luego se desnudo el. Tenia tiempo que no le veía sin ropa, bueno desde que deje de ser un gato la verdad. Me dio hasta vergüenza verme frente a el sin ropa, su cuerpo era tan grande y diferente al mio, pero a el parecía no importarle. Beso mis labios y luego comenzó a besar todo mi cuerpo, este comenzó a calentarse, me sentía tan raro, no podía explicarlo pero me sentía bien. Me fije en su pene, era enorme en comparación con el mio que era pequeñito. Aunque ahora estaba como cuando iba al baño. Aun así el suyo era tan duro, podía sentirlo rozar mi pierna y por alguna razón eso me calentaba mas.

– K-Kaito tengo calor...
– Lo se...

Me abrió las piernas y tomo con su boca mi pene, comenzó a chuparlo y yo no pude hacer nada mas que ronronear y tensar mi cola, era una sensación tan rara pero no podía evitar incluso dejar salir unos sonidos raros de mis labios. Sentí un escalofrió por todo mi cuerpo cuando sentí que iba a morir y volver a la vida al mismo tiempo. Entonces Kaito subió nuevamente y comenzó a lamer mis pezones, yo no podía hacer mas que hacer esos sonidos raros que no reconocía yo como míos. Mis caderas comenzaron a moverse solas y no podía entender el creciente deseo que estaba creciendo dentro de mi, necesitaba mas, que me tocase, que me abrazase. Ya me daba igual quien era el dueño, solo quería que Kaito me abrazase a mi, que no le tocara nadie mas y que el no tocase a nadie mas.

– Kaito....hazme tuyo para siempre– dije entre jadeos
– Len...Por ti ya me da igual que esto este mal.

Kaito volvió a besarme y después de tocarme durante un rato me dio la vuelta para comenzar a tocar mi culo, primero paso la lengua hasta meterla, esto solo hizo que soltase un grito de sorpresa, no me lo esperaba. No estaba preparado aun para tanto, pero si era por el me daba igual. Sentí luego como un dedo fue introducido en mi agujero, se sentía raro pero a la vez tan bueno que no podía evitar mover mi cadera al ritmo de su dedo, y luego de dos dedos.

– Kaito creo que voy a hacer pis...
– shhh aun no

Tomo mis piernas y la subió a sus hombros para lentamente introducir su pene en mi, al principio fue una sensación tan rara. No podía ni pensar solo podía sentir su pene dentro de mi llenándome, llenándome de calor, lo que tanto deseaba. La cama comenzó a rechinar por el ritmo que llevaba Kaito conmigo, pensaba que iba a morir sin aire, pero cuando pensaba que ya iba a morir volvía a la vida. Quería sentir esta sensación una y otra vez por el resto de mi vida. Así era como me sentía feliz.

Una vez nos quedamos dormidos me acurruque junto a el y sonreí, simplemente no podía ser mas feliz. Unos días después Kaito y yo fuimos a comer pescado ya que era lo que mas me gustaba comer aunque podía comer tranquilamente comida 100% humana, preferencias son preferencias. Era tan feliz que no pensaba que nada podía arruinarlo. Obviamente siempre que salia a la calle usaba gorros y tapaba mi cola con el pantalón, pero incluso así era feliz porque Kaito estaba a mi lado. Mientras volvíamos a casa y cruzábamos la calle comenzamos hablar.

– ¿Sabes? Porque no adoptamos un gato así somos mas
– ¿Que? No, va a ser que no. no quiero tener otro gato que se convierta en humano
– ¿Porque no? ¿te arrepientes?
– Claro que no, es solo que de lo contrario el otro gato se sentiría triste pues solo te amo a ti.

Y esa fue la ultima palabra que escuche antes de sentir un golpe en mi costado y que todo a mi alrededor se volviese completamente negro...


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