Capitulo capitulo 1.
Un, dos, tres. Respira, suspira, admira el entorno, sigue caminando como si no pasara absolutamente nada.
Se decía así mismo, bajo la copa de los arboles el joven de cabellos azabaches entre pequeños, pero audibles susurros. Su mirada sube hacia la luna instintivamente al escuchar un pequeño ruido de hojas secas siendo aplastadas por alguien quizá...desconocido. No quiere temer, en serio no lo quiere hacer, pero se le hace imposible, por el simple hecho en que de alguna u otra manera no estaba en una buena situación en estos precisos momentos.
Sus labios tiemblan notoriamente porque se siente observado. Rápidamente su mirada se desvía hacia atrás, esperando encontrarse ..tal vez con la persona, objeto de sus miedos y pecados, sin embargo, cuando voltea hacia atrás no ve absolutamente nada. Entonces Kyungsoo se cuestiona el porqué de su temor hacia alguien que esta hipotéticamente muerto. Pero luego se recuerda que esa persona en sí, está en todo situacion humana menos muerta.
Suspira adolorido.
Aun se pregunta el cómo llego hasta aquí, hasta este tenebroso lugar; afligido, hambriento, aterrado y adolorido. Y se responde así mismo que toda la culpa la tiene el, que llego hasta acá por la ambición de esa persona. Que camina en el bosque por huir de él.
Un quejido de dolor sale de sus labios al encontrase así mismo manchado de sangre sobre su pulcro traje blanco, en la parte del abdomen. Con la yema de sus dedos toca el contorno de la herida, ganándose un gemido de dolor de parte de sus labios palidos. Al observar su sangre, aquella sustancia roja y caliente, sobre la palma de su mano, su cuerpo tiembla de miedo. No porque esa herida sea mortal, llegando a ser una herida de muerte, sino porque seguramente aquella persona se encuentra a tan solo minutos de encontrarle.
Quiere correr. Lo ansia, pero simplemente no puede.
Y quizás no podrá.
Llegando sobre una de las áreas despejadas del bosque, observa detenidamente las pocas estrellas que se encuentra sobre el oscuro cielo. Una pequeña e imperceptible mueca aparece en sus labios. Intentando ser firme en sus movimientos, por la herida, da una pequeña vuelta. No sabe porque lo hace, pero se le hace interesante hacerlo. En su segunda pequeña vuelta, mira hacia la luna de nuevo, encontrándose con la sorpresa, que, esta estaba cambiando de color.
Un rojo, un enigmático e hipnotizaste rojo.
Sorprendido, sus movimientos paran. Y entonces ve a su alrededor de nuevo; ya nada es igual, los arboles, antes de un color verde, se han convertido en un depresivo café, pequeños animales antes vivos, ahora manchados de sangre.
Quiere gritar ante la impotencia, quiere gemir por la desesperación, pero, es lo suficientemente osado y valiente para no hacerlo.
Todo está bien, nada está pasando. Se repite en su mente, mientras frota sus manos frías y mira con miedo la superficie en donde se encuentra.
En un momento para otro se queda congelado, quiere moverse, pero no lo logra. Entre abre sus labios temeroso por lo que va a decir a continuación.
— ¿Kai? —Murmura en medio del silencio.
Nada, ni una respuesta.
Silencio infernal.
Soo traga duro, sabe que está allí, sabe que lo observa, sabe que ahora mismo tiene las infernales ganas de quitarle su vida. Un suspiro sale de sus labios cuando siente su nuca arder, clara evidencia de que lo está viendo. Cierra sus parpados, pues no quiere que aquella persona vea su temor, al mismo tiempo que acaricia levemente con sus manos la herida de su abdomen.
—Dime Kyungsoo— El llamado se sobresalta al escuchar su nombre salir de los labios del contrario — ¿Que se siente ser la única persona viva en medio de este bosque?
Kyung aprieta sus parpados al sentir la respiración del contrario en el lóbulo de su oreja.
No responde.
Soo inesperadamente se debate entre echar a correr sin ningún reparo hacia el pueblo más cercano, o quedarse allí, inmóvil ante la presencia de Kai.
— Ni lo pienses Kyung —Susurra en su cuello mientras aprieta su brazo izquierdo — Estoy seguro de que si lo haces sufrirás más de lo que estas sufriendo en este instante.
Entre abre sus labios para murmurar un par de palabras en contra de Kai, mas calla inesperadamente al sentir las manos contrarias en su herida, siendo remplazadas por el infinito deseo de gritar lo horrible que se siente sus manos sobre su abdomen.
— Así que ya empezó ¿he? — Una sonrisa de medio lado adorna los labios del joven peli plateado —Eso es bueno.
Un escalofrío recorre su espalda al ser volteado para encarar al enigmático ser.
Con cuidado su lengua recorre sus labios resecos para bajar el nerviosismo ocasionado por la persona, que, en estos mismos instantes le mira profundamente, quizá tratando de deducir las emociones tanto aterradoras como excitantes que lleva por dentro. O tal vez, tratando de ver algún punto débil dentro de su atolondrada y desdichada alma.
— ¿Por qué? — Un temblor reaparece en sus labios al escuchar su propia voz — ¿Por qué lo hiciste? — Quiere mirarle a la cara, escupirle y maldecirle con toda clase de blasfemias, sin embargo, sabe que no puede desafiarle, no porque sea cobarde, sino por las posibles consecuencias que le conllevan. —¿Por qué los mataste?
Observa una sonrisa ladina en el contrario. Retrocede. Kai se acerca. Retrocede una vez más. Kai suelta una carcajada.
— ¿Matarlos? ¿Yo? — Kai niega con la cabeza y se acerca una vez más hacia él, quedando a solo dos centímetros de distancia — Yo no fui completamente responsable, y tú lo sabes — Susurra sobre sus labios.
Se aleja del joven de cabellos azabaches.
Una vez más, el joven de piel pálida suspira resignado ante la respuesta dicha del joven de cabellos platinados, de alguna u otra manera tiene razón, él los había matado, no de manera directa, como había hecho Kai, pero si detrás de las sombras.
—Entonces — Sus ojos se cierran para nuevamente abrirse, solo para observar el rostro neutro de su interlocutor—, es hora ¿No? ¿De mí, tan esperada muerte? — Pregunta desviando su mirada hacia un punto muerto del bosque.
—Yo no diría hacia tu muerte Kyungsoo — Kai alega sonriendo de medio lado —, pero si lo quieres decir así, no hay problema. —Kyung nuevamente observa a Kai. El platinado sonríe — Así que ¿Me acompañaría amablemente al punto exacto de su muerte?
Entonces sin poder evitar el siguiente movimiento del platinado, observa como Kai se hinca sumisamente bajo su pequeña figura, tomando de sus manos las suyas, quienes se encuentran ensangrentadas, por la herida de su abdomen, manchando en el proceso las palmas del moreno.
Sus labios, ahora rosados, se entre abren nuevamente para contestar al joven de mirada penetrante.
—No es necesario que me lo preguntes — Sus orbes sin brillo miran detenidamente los arboles marchitos del bosque —De todos modos desde el momento en que acepte el trato estoy muerto. Kai.
Y entonces, el demonio de cabello plateado esboza una pequeña e imperceptible sonrisa.