Acuático
Miro repetidas veces el reloj de pared, es antiguo de ébano puro y con un péndulo que marca cada segundo.
Su sonido es ameno, pausado armonioso, tic tac tic tac.
Siempre he tenido la idea de que hay algo extraordinario en ese viejo reloj.
Una magia que no alcanzo a comprender.
Dicen que al sonar las doce campanadas se abre una puerta hacía otro mundo, que los espectros son liberados y las almas vagan a su antojo por la casa.
Tanto la mansión como este reloj arcaico son parte de una herencia que recién he recibido.
Los cuidadores dicen que esta casa esta embrujada, pero yo no creo en esas supercherías tontas y este reloj no tiene nada de sobrenatural como me aseguran.
He decidido instalarme aquí, y dudo mucho que realmente pase algo al entrar la media noche. Portales a otros mundos, esas son cosas de niños.
Hay un rio que cruza por el valle en el que se encuentra la mansión. Sus aguas son de un azul cristalino, demasiado hermoso y cuando la luz de la luna les besa parecen difuminarse en ellas resplandores plateados.
Puedo ver esta magnífica belleza desde la ventana, y me siento feliz de observar este pacifico encanto en soledad. Odio las multitudes, siempre las he odiado por eso estoy tan feliz con esta herencia y las supercherías que mantienen lejos a la gente de mis terrenos.
Es casi media noche y observo de vez en cuando hacía el reloj y hacía el rio alternando mis miradas a ambos cuando las campanadas del reloj empezaron a sonar.
Esas musicalidad era lúgubre y quizá un poco fantasmagórica, pero la encontré interesante, mientras las campanadas se daban seguía viendo el rio, pero entonces me quede impactado al notarlo brillar de forma extraña. Resplandecía de una forma inaudita, así que salí de la casa y corrí hasta estar cerca de él, allí pude ver como se formo un remolino en su centro, si es que el rio tiene centro.
Una fuerza magnética me atrajo, no podía controlar mi cuerpo y asustado note como este era arrastrado al agua, por primera vez sentí miedo al parecer no eran espectros el embrujo de aquel lugar, si no un fenómeno natu… ¡Que rayos! eso no era natural, era un fenómeno paranormal y ahora mismo mi escepticismo me estaba pasando factura.
Grite, sé que grite, intente resistirme, pero todo fue en vano. Perdí la conciencia.
Desperté sobre una cama blanda, demasiado blanda, parecía un colchón de agua. Me levante con pesadez pues me sentía aturdido todavía. Note que estaba bajo el agua, pero no entendía el porqué era capaz de respirar, intente caminar, pero terminaba flotando incapaz de controlar mi cuerpo.
Había cortinas que parecían hechas de suave seda azul, quizá fueran de chiffon también, pero no eran cortinas, si no cascadas las que estaban en lo que parecían ventanas plateadas y en efecto antes estaba recostado en una extraña ¿burbuja? Bueno era una esfera repleta de agua burbujeante.
Esto no tenía sentido, caminé un poco hasta que me caí, pues no logre mantener el equilibrio en esos pisos acuáticos también, abrí la puerta del dormitorio cuando finalmente logre llegar a ella sólo para ver una extraña copia de mi mansión recién heredada, pero esta era distinta por estar forjada de agua en diversas tonalidades y densidades, era como si hubiese sido absorbido por un mundo marino, pero el agua era dulce y no salada, de alguna forma supe que estaba en el interior del rio.
En un mundo mágico nacido desde sus profundidades, aunque no entendía todavía la conexión que tendría con el reloj.
Había unos peces de colores danzando por las finas corrientes y lirios acuáticos flotando que decoraban los lugares donde había flores en la casa normal. Aun no entendía cómo es que podía respirar tan tranquilamente en este sitio, quizá estuviera dormido, eso era lo más lógico así que me pellizque la mano y luego la mejilla, pero seguía en este sitio lleno de burbujas y piedras de rio.
El paisaje era hermoso, un mundo subacuático de fantasía, había pececillos de colores neón y anemonas si es que lo eran, de formas extravagantes decorando lo que parecía una mesa flotante de coral.
—Qué bueno que te despertaste. Bienvenido a mi mundo. Es un lugar frio, pero hermoso.
Dijo una voz que me sonó exactamente así, fría pero hermosa. Me di vuelta y entonces le vi. Había un hombre parado frente a mí, él sonreía, tenía el cabello rubio y los ojos ambarinos, su torso y brazos estaban recubiertos de tatuajes, siempre pensé que los hombres tatuados eran asquerosos, pero en este se veían bien, más que bien, era sumamente sensual. Una pena que no fuera un hombre completo, pues en vez de piernas tenía el cuerpo de un equino.
—Eres un centauro marino, no que estoy diciendo, estoy alucinando.
Él se echo a reír.
Hice una mueca indignado, mientras observaba las distintas ondas de agua cuya consistencia y densidad parecían muy diversas, algunas parecían cascadas a manera de cortinas, otras aguas tranquilas que podrían simular un suelo azul, y más agua se arremolinaba a los alrededores creando un paisaje extravagante.
— No soy marino, esto no es el mar, es el rio Evian, y no soy un centauro, soy un fae cambia formas, un Puka, o un kelpie, como quieras llamarme. Soy el líder de las fae del rio y tú… Bueno has sido invitado aquí, ahora que has heredado la mansión, también heredaste la alianza de tu abuelo con las criaturas de este mundo.
Entonces le miro de con renovada atención, su parte equina es hermosa también, pero aun así me decepciona, me pregunto si en vez de mitad caballo hubiera sido mitad pez o sea un tritón me sentiría igual. Probablemente si.
—Eso no me interesa, hazme el favor de devolverme a la tierra o te morderé hasta la muerte.
Entonces caigo en la cuenta de que no tengo mis amadas tonfas, pero no importa igual espero haberme oído amenazador.
Quiero volver a casa y quiero volver ya, tanta agua me marea, todo es azul, tan azul, pero sin embargo pueden verse matices de luz que reflejan el arcoíris al pasar por las burbujas flotantes que decoran el lugar. Hay un cálido naranja que lo invade todo y me recuerda la hora del cenit, es hermoso no lo niego, pero no deja de ser inquietante.
—Volverás claro, después de que firmes el pacto.
Me entrega un pergamino bastante extraño ya que no se desintegra en el agua y una pluma de alondra, o eso creo que es, también me da un tintero con tinta de calamar.
—Sólo firma, bueno lee el contrato y firma, tendrás los beneficios del mundo fae a cambio de entregarme a una mujer de tu familia como consorte.
—Wtf, yo no tengo familia, soy el único que queda y de tenerla jamás daría a una mujer humana a un hombre caballo, tu haneuma loco, eso jamás pasaría.
Hago una bola el pergamino y se la lanzo a la cabeza pero él la esquiva con facilidad.
—Oh, pero por generaciones una mujer de la familia Hibari a desposado al líder del rio Evian y de allí es que tu familia obtiene todas su fuerza poder y riqueza, no puedo creer que se hayan extinto, entonces, tendrás que ser tú mi consorte, no importa que seas chico.
La mandíbula se me cae ante sus palabras. No, no, definitivamente estoy soñando, quizá golpee muy fuerte mi cabeza y termine en esta bizarra dimensión desconocida, nada tiene sentido nada.
—Devuélveme a mi casa ahora.
Exijo mirándolo furioso, no toleraré ni un minuto más esto.
—Volverás cuando el reloj marque las 12 nuevamente. Debes permanecer aquí hasta entonces. Pero debes firmar el contrato, además ya vi que te gusto. —Dijo con arrogancia, guiñando el ojo.
—Eres un caballo. —Digo despectivamente. Qué importa que tengas una preciosa cara y un aún más precioso cuerpo, no tiene piernas y no me gusta tu parte animal. No así, si fueras un cambia formas, distinto sería, quizá…
Él sé echa a reír y transforma todo su cuerpo al de un pura sangre dorado.
—Ahora si soy un caballo, pero eso es sólo una forma ilusoria que adopto, esta es mi forma real.
Al tiempo se convierte en un hombre completo, y que hombre. Él está desnudo y no parece importarle, esta cómodo con sus atributos y como no si son admirables.
—Entiendo si no quieres vivir aquí bajo el agua, yo puedo vivir contigo en tierra, sólo vendría a menudo a ver a mi gente, pero si firmas, al acto tendrás todo lo que desees, si lo rompes está bien, se perderá el encanto del reloj y la mansión y tu perderás todas tus habilidades sobrehumanas.
— ¿De qué habilidades hablas? yo no tengo…
—Las tienes, pero no las conoces bien, tus llamas de última voluntad, tus padres te alejaron antes de que tu abuelo pudiera enseñarte, ellos deseaban romper el pacto porque tenían miedo al poder, no te culparé si decides que se rompa el contrato, después de todo no puedes echar en falta aquello que no sabes que tienes, pero ese poder te haría mucho más fuerte y a ti te gusta ser fuerte.
Eso era verdad me gustaba la fuerza y me gustaba él. Siempre supe que no tenía interés por las mujeres, sólo que hasta ahora tampoco había tenido mucho interés en ningún hombre.
—Lo pensaré, ¿qué exactamente tengo que hacer si firmo?
—Ser mi consorte, realmente me gusta la idea de que seas tú y no otra persona, creo que me enamore de ti desde que te vi, pero la tradición pedía una mujer, aunque si no las hay mejor que mejor, porque te quiero a ti, claro que no te obligaré.
— ¿Tendría que dormir contigo… Ya sabes sexo?
—No, si no quieres, me gustaría claro, pero sin presiones, el contrato sólo menciona matrimonio no consumación así que si no quieres no.
Mire hacia su entrepierna la cual estaba dura y bueno bastante grande como la de todo semental, su forma y textura parecían bastante tentadoras, sentí ganas de tocarlo, pero al mismo tiempo yo jamás había estado con nadie y pensar en ser atravesado con eso era…
—No quiero verte nunca más como centauro, sólo como hombre ¿estarías de acuerdo?
—Si eso quieres, la forma de hibrido o de caballo es sólo ilusoria este es mi yo real.
—Viviremos en la mansión y me enseñaras a hacerme fuerte.
Ordeno pues no creo que me pueda adaptar a este mundo, aunque visitarlo a menudo no es problema, no estaría mal explorarlo, apenas he visto un poco de él y no conozco a su gente.
El asintió.
—También quiero sexo todas las noches. —Dije sonriendo lujurioso.
Sus ojos brillaron de deseo y sonrió también. Me miro como desnudándome con la mirada y me sonroje, pero bueno yo le había visto con todo descaro antes. Tome la hoja y firme.
Así fue como termine poseyendo una casa embrujada, un reloj sobrenatural, un rio mágico y un hombre encantado.