Se sentía cómodo, quizás demasiado, el lugar en el que se encontraba era tan cálido y mullido, no sabía si aún estaba soñando o estaba semi-dormido, seguro era lo segundo; le tomó unos cuántos minutos abrir sus párpados, al hacerlo fue consciente que yacía acostado en una cama y cubierto hasta la nariz por unas sábanas color beige realmente confortables. Observó lo que su poca visión le permitía, no era su habitación. No recordaba haberse ido con alguno de los chicos luego de la fiesta a la que asistieron la noche anterior, de hecho no recordaba nada de lo que pasó; trató de recordar qué fue lo último que hizo,varios "flashes" llegaron de golpe: cuando se encontró con los demás integrantes de GazettE, las bebidas, las bromas, pláticas sin sentidos, un concurso de quién bebía más, en el que el batero no participó pero fue el “juez, se topó con otros Jrockers que también asistieron. Hubo mucha diversión, pero nada más; trató de forzar a su cerebro y lo único que ganó fue un espantoso dolor de cabeza, cerró sus párpados y llevó una mano a su cabeza masajeando suavemente su sien derecha, suspiró de alivio al sentir que el dolor disminuía un poco.
Se quedó quieto, dormiría un rato más y luego investigaría cómo fue que llegó a ese lugar. Estaba por dormirse de nuevo cuando sintió algo extraño moverse en su cintura, asustado abrió los ojos y lentamente llevó una de sus manos donde sintió el movimiento, tembló al no reconocer de qué se trataba, siguió lo largo de esa cosa hasta que se topó con lo que le parecieron dedos, con su otra mano levantó un poco la sábana y confirmó que, en efecto, eran dedos; para empeorarlo era la mano de un hombre y además vio su torso desnudo; su cerebro comenzó a trabajar a mil por hora siguiendo “las pistas”: se encontraba en una habitación desconocida, no recordaba cómo llegó y una mano rodeaba su cintura. En conclusión: se largó con un desconocido a quién sabe qué lugar, durmieron en la misma cama y seguramente tuvieron sexo.
“¡Mierda!”.
Se tensó al sentir movimientos a su espalda, el hombre estaba acostado detrás de él, haciendo así la posición de 'cucharita', se sonrojó, jamás había dormido en esa posición con nadie y la primera vez tuvo que ser con un maldito aprovechado, como lo bautizó en su mente; quería levantarse, tomar su ropa y salir corriendo sin voltear a ver nada, pero su ropa no estaba en su campo de visión, así le costaría encontrarla y le daría tiempo al degenerado de verlo desnudo de nuevo. “¡Demonios! ¿Cómo hago para salir de aquí sin que se dé cuenta?”, pensaba en una posible solución para el dilema de la salida, pero nada le convencía. Decidió enfrentar al sujeto detrás de él, se volteó despacio quedando de frente al otro, sus ojos se abrieron al máximo y sintió su boca secarse… ¡Vaya sorpresa la que se llevó! Conocía al sujeto ese y no era cualquier 'sujeto'. Tenía el cabello negro algo largo, tez clara y un par de piercings en el labio inferior. Su cerebro procesaba lentamente la información recién revelada: era… Miyavi, se había ido con Miyavi, se había pasado la noche con Miyavi, había… tenido… sexo con… Miyavi… se petrificó por un instante. No podía creerlo, tenía que ser una horrible broma, eso no era posible, se negaba a aceptarlo.
Removiéndose, logró deshacerse del agarre que el otro mantenía en su cintura, apartó las sábanas, en un movimiento brusco se levantó de la cama pero al instante cayó al piso con un estruendo, llevándose consigo la mesita de noche y tirando lo que había sobre esta. Gritó, le dolían las piernas, las caderas y especialmente el trasero… sintió un líquido escurrir entre sus muslos. “¡No! ¡Maldición, fui el de abajo!”, lloriqueaba en su mente, escalofríos de incomodidad recorrían su columna.
─ ¿Qué fue eso?─ escuchó la voz adormilada de Miyavi. Del susto no le dio tiempo de pensar en nada, vio la cabeza del otro cerca del borde la cama, el pelinegro lo recorrió de arriba abajo con la mirada sorprendida y confundida─ ¿Reita?─ el mencionado se ruborizó hasta las orejas ─ ¿Por qué estás…? ─ rápidamente jaló las sábanas para cubrir su desnudez y así evitar que el otro lo siguiera viendo.
─ Es lo mismo que quiero saber.─ su voz salió entrecortada y temblorosa. Se encontraba realmente avergonzado, apartó su mirada del otro y la centró en sus manos que presionaban la sábana. Un risa de lo más escandalosa se dejó oír, el rubio levantó la mirada, Miyavi reía agarrándose el estómago con una mano y lo apuntaba con la otra ─ ¿Qué te parece gracioso, imbécil?─ entrecerró los ojos, molesto, la situación no le parecía algo de risa.
─ Que tú fuiste el pasivo y yo te partí el culo. ─ decía entre risas, que luego detuvo por el dolor de cabeza que lo había atacado ─ Ah, mi cabeza duele mucho.─ cerró los ojos.
─ Qué bueno, idiota. Ojalá que te duela más.─ dijo entre dientes. Se estiró lo más que el dolor físico le permitió, tomó una almohada que estaba cerca de la orilla de la cama y se la lanzó al pelinegro dándole en la cara y causando que el rubio volviera a caer de espalda al piso, ambos se quejaron, debido al impulso.
─ Bueno, ya basta, ¿no?─ Miyavi sobó su nariz y luego le ofreció una mano a Reita para ayudarlo a levantarse y regresar a la cama.
─ Sí, tregua.─ Reita tomó la mano ofrecida y con algo de dificultad logró acomodarse, de nuevo en la mullida superficie.
Un incómodo silencio se apoderó del ambiente, Reita miraba sus manos que se retorcían nerviosamente y Miyavi veía al rubio que estaba viendo hacia el vacío, tenía marcas por todo el torso, cuello y caderas por lo que podía ver, quería verle las piernas pero sabía que no lo dejaría. “Al parecer fue noche de sexo salvaje, lástima que no recuerde nada.”, suspiró y decidió romper el silencio.
─ ¿Recuerdas cómo lleg…?─ fue interrumpido por el rubio.
─ No.
─ ¿Recuerdas lo que…?
─ No.
─ ¿Qué hab…?
─ No.
─ ¿Te duele mu…?
─ Sí.
─ ¿Me dejarías ter…?
─ No.
─ Déjame terminar las preguntas. ¡Maldición!─ gritó, ya harto de que Reita le interrumpiera y le contestara con monosílabos. Chasqueó la lengua, otra vez el maldito dolor de cabeza.
─ Lo siento. Es sólo que… nunca me había pasado algo como esto, no suelo beber tanto y luego despertar en la cama de alguien sin recordar qué mierda fue lo que hice la noche anterior. Además de que siento tu semen salir de mi trasero y es una sensación realmente incomoda… ─ dejó de hablar apenas se dio cuenta de lo que decía. Lanzó un gritito que se escuchó extraño por lo grave de su voz y se cubrió hasta la cabeza con las sábanas por la vergüenza ─ Ah, olvida lo último que dije, por favor.
Miyavi dejó de prestarle atención desde que habló de su semen saliéndole del trasero, un 'flashback' acudió a su mente.
*~*~*~*~*~*
Tenía a Reita bajo su cuerpo, rodeándole la cintura con las piernas, embistiéndolo con tanta fuerza que la cama rechinaba y el cabezal golpeaba contra la pared; el rubio tenía las manos sobre la cabeza y presionaba la almohada entre sus manos, tenía la boca abierta en busca del aire que le faltaba, diciendo su nombre entre jadeos y gemidos. Pedía por más con esa voz suya tan grave y seductora con un sonrojo en sus mejillas que lo invitaban a besarlas y morderlas a gusto. Tomaba las caderas de Reita con ambas manos ejerciendo presión, moviéndolas al ritmo de las propias para hacer más profundos los embistes haciendo, así, gritar delirante al rubio. Su vista pasó del rostro al torso y del torso al lugar donde sus cuerpos se unían, con deleite observó cómo su pene salía y volvía a ingresar repetidas veces, ante tal visión sintió el orgasmo llegar. Llenó la estrecha cavidad con su esencia y hizo que el rubio igual llegara al éxtasis. Sacó su pene y observó su esencia escurrir de a poco del interior de Reita, acercó su rostro a ese lugar, posó su lengua en el dilatado y húmedo agujerito, 'limpiando' con ella su semen y luego introduciéndola hasta donde le fue posible haciendo gemir al rubio, de nuevo.
*~*~*~*~*~*
Un escalofrío le recorrió el cuerpo entero al recordar esas sensaciones vividas, sentía su miembro viril erectarse, su respiración se agitaba y su temperatura aumentaba; había una necesidad de tener a Reita bajo su cuerpo de nuevo, de sentir esa caliente cavidad succionando y presionando su miembro, de dominar al integrante 'más rudo' de the GazettE… ¿Creen que se quedaría con las ganas? Pues, no. Estamos hablando de Miyavi, el ser más impulsivo y atolondrado que pudo alguna vez existir.
Miyavi estiró una mano hasta alcanzar el borde de la sábana en la que se ocultaba Reita, destapó al rubio de manera veloz, sin darle tiempo a reaccionar, se lanzó sobre él; ambos quedaron de nuevo acostados en la cama, el pelinegro entre las piernas del rubio chocando sus pechos y sus labios casi rozándose.
─ ¿Qué…?─ intentó preguntar Reita, pero Miyavi lo interrumpió besándolo de manera brusca y apresándole las muñecas con sus manos.
─ Yo no te amo.─ aclaró, luego de separase del beso ─ ¿Tú me amas?─ con sorpresa el rubio negó. Era verdad, Reita no amaba a Miyavi, su corazón latía por alguien más, pero en ese momento, se podría decir, que no era precisamente su corazón lo que palpitaba ─ Bien. Entonces, no habrá problemas si hacemos un recuento de lo que, posiblemente, ocurrió anoche.─ sonrió de lado, sin esperar alguna respuesta por parte del rubio volvió a atrapar esos labios rosaditos y medio abultados, que luego de unos segundos le respondieron de igual manera.
Reita no entendía cómo se dejó convencer por ese loco, pero lo disfrutó. Le hubiese gustado que fuese otra persona quien le propusiera algo parecido, pero no creía que alguna vez eso fuese a suceder. No es que tuviera la costumbre de dejar que cualquiera lo dominará en el sexo, eran contados con los dedos de una mano a los que se lo había permitido, las otras veces él era quien ejercía el papel dominante. Definitivamente, Miyavi era un maldito aprovechado y él un estúpido por no pensar bien lo que hacía… ¿Por qué? Porque todo acto trae consigo consecuencias…. Causa y efecto… Acción y reacción.