Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reencuentros por VanRollSugar

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es mi primer Fic espero sea de su agrado y me juzguen de manera correcta, y obvamente opiniones gracias <3

Notas del capitulo:

Ahhh estoy emocionada, esta apreja me gusta y esta tematica salio de la nad, solo espero que les guste y gracias por leer <3

Frio era lo que sentía, un sabor metálico corría por su nariz, frente, algunas parte de su cara y cabeza, hasta su boca que también dejaba caer pequeñas gotas de sangre y de ahí partía a su barbilla hasta caer lentamente, su respiración era entre cortada, cada vez más cansada y dolorosa, un ojo no veía de forma correcta por aquella hinchazón, aquel dolor que producía si trataba de moverse.

 Sabía perfectamente que logró escapar, pero sabía también que con esas heridas que lo torturaban con lentitud, cada parte de él,  no lo dejarían hasta llevarlo al mismísimo infierno donde debió ir hace ya un tiempo, cansado y sintiendo como su campo de visión se nublaba con lentitud dejo que su cuerpo cayera en aquel frio y con leves hundimientos piso,  sabiendo que poco a poco moriría, solamente cerro sus  ojos con lentitud, sin nada que pensar o arrepentirse, sonrió sabiendo que quien lo traiciono tomaría todo el trono de aquel reino de Demonios para conquistar y torturar de peor o igual forma de lo que hubiera hecho el, al fin,  él era muy joven apenas o para los demonios así era.

Un dulce tacto estaba en su frente a lo que él se sorprendió, “dulce tacto”,  ¿hace cuánto no sentía tal contacto? Ese tacto que te hacia sonreír sinceramente y que pasaran aquellos males, ese, ese tacto que podía ponerte feliz en tan poco tiempo que ni tú te enterabas.

Abrió los ojos con la mayor fuerza que pudo, entre aquella mirada nublada y fuerzas de respirar miro aquella sonrisa dulce y maternal, esos ojos chocolate con leche tan hermosos que transmitían confianza y seguridad, esa piel blanca que parecía que si tocaba el agua desaparecería por tan pura que parecía, ese pequeño lunar que era único bajo aquellos ojos, y su cabello ese cabello que jamás olvidara, un cabello plateado, parecía que brillara contra la luz del sol como un hermoso y puro ángel, ese ángel que le dio la oportunidad de vivir una vez más.

Estiro su mano para alcanzar aquella bella cara con un poco miedo a dañarlo, como si fuera de porcelana o de algodón de azúcar podría romperse tan fácilmente que le causaba terror, poco a poco se acercaba más.

El gran rey  Demonio  despertó de aquel sueño, sudoroso y con la mano estiraba frente a él tratando de alcanzar algo, algo que no ha podido conseguir en esos años que ha estado de nuevo Rey, respiraba entre cortadamente, con la esperanza de tenerlo enfrente, su esperanza desecha en tan pocos segundos, su mirada asustada cambio a una sin vida en unos pocos  segundos, respiro cansado hacia la nada y seguido quito las sabanas de suave seda realmente cara, pero fácilmente el con abrir y cerrar de ojos la conseguía  con una mano en la cintura. Se levantó de la cama con pesadez e inmediatamente tres toques contra su gran puerta del cuarto sonaron  pidiendo un simple permiso para pasar, Oikawa trono la boca e hizo un sonido aprobatorio a lo que una de las mucamas entro o eso pensó el, volteo a esta y no era una mucama era la misma acompañante real.

Shimizu Kiyoko, la chica tenía el ceño fruncido, y una de esas miradas que podías sentir que penetraban los huesos poco a poco, el Rey quito su mirada sabiendo bien el porqué de su molestia y visita, rascando su nuca se paró a buscar unas ropas.

Siempre le dijeron que alguna mucama real lo vistiera, pero él nunca fue gustoso de esas cosas prefería hacerlo por el mismo, a veces llegaba a ser molesto tantas responsabilidades y no lograr cumplir algunas, pero para todo el pueblo demonio y fuera de ellos grandes reinos, tanto como humanos a sirenas admiraban la inteligencia y forma en que mandaba y guiaba al reino por ello también era muy conocido por su carisma simpático, aunque en realidad nada lo conocía a profundidad  y nadie lo haría o de eso estaba lo más seguro el rey.

— Sabes perfectamente que día es hoy ¿no? —  La voz de su acompañante sonaba irritada y sabiendo que si se descuidaba podría lanzarle un cuchillo a la cabeza.

— Mooo…  Vamos Shimizu, no quiero ir a ver a esos estúpidos humanos — Oikawa  hizo un puchero poniendo su camisa blanca y encima de esta alrededor de su cuello amarro su túnica que por dentro era de un rojo vino y por fuera podía  verse de negro un negro frio y que el mismo podría transmitir miedo con él o mejor dicho solo puesta en el causaba temor, también portaba un sombrero que podía aguardarlo del incómodo y molesto sol. — Además todavía no entiendo por qué tengo que ir a hacer un contrato con ellos — Se colocó unos guantes blancos ya con sus pantalones oscuros y sus zapatos simples con decorado dorado en el centro.

 — Bueno no es que te agraden es que son útiles para tu gente  si los matamos somos los próximos en morir y lo sabes, su sangre, ropas, su simple estupidez de matar a otra especies nos es útil —Shimizu hablo ahora con mirada fría y con razón, los humanos eran simple utilidad y nada más.

Oikawa solamente dio una sonrisa socarrona ante el comentario de la chica, se estiro levemente por alguna razón tenía un presentimiento algo extraño, pero no sabía él porque era como si algo estuviera a punto de desatarse, algo importante, eso le emocionaba.

Lo que no esperaba es que no sería solo una cosa, sería algo que cambiaría el estado del reino, de su futuro, hasta su forma de ser, tal vez hasta si hubiera ido antes con su adivina real sabría y lo evitaría, pero era tarde iba para el reino humano donde su destino tenia millones de caminos, pero solo simples decisiones, correctas o no, solo serían de él.

El rey Tooru miraba la ventana del carruaje real que era tirada por caballos negros acompañado de la hermosa Shimizu,  por muy molesto y dañino que fuera el sol él amaba verlo reflejado sobre el agua esa agua que no podía tocar porque  volvía gas o esas  flores de diferentes y lindos colores que si las rozaba se marchitaban, nunca confesaba que esas cosas eran de su agrado ni pensaba hacerlo, el carruaje se detuvo y este suspiro molesto, pero inmediatamente respiro y soltado toda su molestia o tensión dio una sonrisa, esa sonrisa que lo caracterizaba como el rey del mundo demonio dominante del casi todo los reinos y temido por muchos.

Bajo del carruaje y miro las grandes puertas del castillo del rey, el pequeño rey humano o al menos él lo consideraba así, las puertas fueron abiertas lentamente dejando ver al joven Humano con una túnica color rojo impotente con plumas blancas en las orillas, piel levemente morena,  cabello negro con un poco de azul marino, ropas negras con pequeños toques blancos o dorados al azar, y una corona que deslumbraba el oro en ella y el rojo por dentro,  adornada con pequeñas y bellas joyas.

 —Rey Kageyama Tobio, un gusto verlo nuevamente —  Oikawa sonrió con malicia pero fingiendo felicidad y amistad, tristemente Tobio ya conocía a aquel rey un poco mejor que muchos, pero no podía decir o hacer nada, no le convenía  o no en ese momento.

— Bienvenido seas a mi Reino, Oikawa Tooru — Kageyama hablo serio y directo podría parecer que hasta seco en sus palabras, estiro su mano a el demonio frente a él en forma de saludo, este acepto gustoso su mano, Kageyama hizo una leve mueca de dolor por la fuerza que aplico el Rey frente a él que aun sostenía esa sonrisa traicionera y poco confiable pero tan real para muchos, Oikawa soltó la mano de este y camino dentro del castillo sin permiso alguno acompañado por Shimizu que no decía palabra alguna, no era necesario realmente.

— ¡Oh! Parece que has re decorado Kageyama — Oikawa habló con igualdad como si fuera uno para cual lo cual Kageyama le molesto, no eran parecido en absolutamente nada, Oikawa solo era para su conveniencia.

Aún que en realidad ninguno de los dos lo dijera, los humanos y demonios en todos esos reinos diferentes, la peor relación y menos compatibles eran la de demonios y humanos, aún que podrían ser a un punto parecidas en aspectos, tal vez en su sed de conquistar y tener más, codiciosos eso podría definir su comparación, pero era odio lo que se tenían tal vez eran tolerantes, pero era aparte.

— Muchas gracias, por favor tome asiento — Hizo caso casi omiso a los halagos del demonio, realmente Kageyama parecía fastidiado y sus palabras parecían escupidas al otro.

Oikawa entregó su sombrero y guantes a una mucama humana, la cual temblaba al estar frente a este, lo peor es que Oikawa lo sabía así que intencionalmente se acercaba más a ella, Kageyama sabía lo sabía muy bien, sus dientes rechinaban y su mandíbula dolía de un grito que contenía con mucha fuerza, trato de tranquilizarse mirando a Oikawa este miro a Kageyama con una sonrisa burlona, sabía que lo molestaba, pero para él era tan placentero y lo mejor era que no podía insultarlo o echarlo, era como jugar con una mascota o un bufón solo para diversión, o eso era par el rey demonio Oikawa

 — Por favor, retírese — La mucama atendió inmediatamente alejándose del demonio con cuidado y con piernas temblorosas casi tirando las cosas que sostenía en sus manos.

Oikawa puso un mano en su boca tratando de disimular su risa, la cual era muy obvia o tal vez eso era lo que quería, este se sentó en un sillón largo color blanco con decorados finos color dorado, Kageyama hizo lo mismo pero frente a él dejando que unas chicas sirvieran un poco de té de frutos rojos.

— Necesitamos hablar Rey Oikawa — Kageyama rompió el ruido que se juntaba en la habitación, Oikawa frunció levemente el ceño y lo miro de pies a cabeza, tratando de hacerle enojar viéndolo como menos, al acabar de verlo soltó una leve risa sin dejar de sonreí con burla.

— ¡Claro! Al final tú me citaste ¿no?  Y dudo mucho que sea solo para tomar el café —Oikawa parándose del sillón con una sonrisa ladina, pero que parecía, no, demostraba miedo, un terror de solo el podía mostrar, en sus ojos se reflejaba sed, la sed de un animal cuando tiene a su presa en dientes después de no comer después de días, tiro la taza blanca hueso con decorados sencillos rompiéndose en pequeños pedazos y regando el café por una pequeña parte del lugar frente a él y el humano Tobio

Kageyama se asustó más que por el ruido causado por la taza y el piso fino, fue esa mirada que lo penetraba y esa sonrisa que lo hacía dar leves temblores por su cuerpo, después de unos segundo el Rey Oikawa empezó a reír a carcajadas agarrando su estómago  y volvió a sentarse tomando bocanadas de aire por la risa anterior, Kageyama tenía unas inmensas ganas de pararse y golpearlo y desterrarlo de sus tierras, pero no podía, era tan impotente en ese momento, que el gran demonio lo disfrutaba.

 — Rey Oikawa no estamos jugando — Trato de respirar para recuperar la poca cordura que le quedaba. — Lo cite aquí con la razón de que ayude a mi pueblo. — Hablo nuevamente ignorando los pucheros y quejidos de Oikawa.

Oikawa rodo los ojos notando que no se podría divertir más con las expresiones de miedo o reacciones del otro, soltó un leve sonido mostrando su molestia, recostó su cabeza en la cabecera del sillón tomando una posición un poco “perezosa” pero nunca hacia eso sabía perfectamente que molestaba al humano haciéndole creer que no le importaba, lo miro nuevamente y tomando una postura correcta, ahora era una mirada seria y directa lo que sorprendió al otro.

— Y dime ¿Por qué tendría que ayudarte? — Kageyama estaba totalmente desubicado

¿Estaba hablándole seriamente? No podía tomarlo enserio ¿Era alguna broma o tomada de pelo? No sabía, pero no se quedaría atrás, tenía que estar firme y en guardia podría decirse, ese Rey era peligroso con una sonrisa falsa.

— No sé, ¿Tal vez porque le conviene a tu pueblo y a ti? — Tomo compostura mirando al Demonio frente a él.

Este le miraba serio, su mirada fría y penetrante no cambio en absolutamente nada, Kageyama ya no sabía que era peor, esa sonrisa escalofriante o esa mirada penetrante, pero no se rindo sostuvo su mirada con pequeñas gotas de sudor aculándose en sus manos y algunas recorriendo su cara, apretaba sus manos tratando de disimular su intranquilidad.

Se escuchó una carcajada seca pero fue fuerte hasta podría decirse que resonó en las paredes de aquella habitación, Oikawa sonrió burlándose del chico humano frente a él, sabía que era lo que afectaba aquellas miradas, tenía tanta suerte de no verlo verdaderamente amenazador, aterrador o molesto.

— Tal vez tienes razón — Levanto los hombros viendo el piso y dándole poca importancia sacando de lugar a Kageyama. — Dime, ¿Qué ofrecerías por mi ayuda, humano? — El Rey casi escupió esas palabras con la intención de hacerlo sentir ínfero al él, el Gran Rey Demonio Oikawa, su mirada ahora era un de codicia y desprecio al Rey frente a él.

Disfrutaba aquello, verlo desesperarse e impotente, verlo tan débil, lo disfrutaba como si fuera una droga que para mucho es mala pero para él era una simple gloria o tal vez un simple pasatiempo.

Kageyama se paró dando un golpe sonoro moviendo la taza antes llena, su cara era roja de molestia e impotencia, apretando su mandíbula y puños que antes tenían sudor de nerviosismo ahora era lo contrario eran esos puños que podían soltar un golpe en la cara del demonio.

— ¡Te voy a enseñar lo que te puedo dar, Maldi--¡ —Los gritos enfurecidos del Rey humano fueron callado por una de las tres grandes puertas de aquella habitación.

Eran dos sirvientas que estaban casi pálidas y temblorosas, hicieron una leve reverencia en forma de disculpa, pudieron suponer que por interrumpir, las dos jóvenes limpiaron y se llevaron la taza que el Rey Demonio había roto con el té, le dijeron algo a Kageyama al oído, Oikawa podía escuchar mejor que varios pero no quería escuchar casi nada, solo pudo entender “acompañante real”, le tomo poca importancia y las dos chicas salieron con rapidez de la habitación.

Kageyama se sentó totalmente sereno, lo cual sorprendió al Demonio haciendo que se sentara hasta de una forma correcta, Kageyama lo miro fijamente soltando aire cansado.

— Disculpe mi comportamiento Rey Oikawa — Estaba totalmente fuera de sí.

Kageyama, el Kageyama Tobio que él conocía, ese que era Rey de los estúpidos humanos, ¿Estaba pidiéndoles disculpas?, no entendía que pasaba  en su vida había pasado eso, ¿Qué rayos le dijo esa sirvienta? Necesitaba saberlo ahora.

— Ah… Claro no es nada — Recobro la cordura en si rápidamente sabiendo a que iba. — Entonces, ¿Qué me ofrecerás a cambio de mi ayuda?  — Ladeo la cabeza aburrido confirmo que ya no podría fastidiarlo como siempre lo hacía y adoraba sus expresiones.

— No tengo gran cosa que ofrecer, más que las cosas que puede hacer mi pueblo, comida, no lo sé — Kageyama se levantó tratando esperando una respuesta final.

Oikawa lo miro con la ceja en cuerva y viéndolo de pies a cabeza, no tenía sentido razón alguna para aceptar ni le interesaba, pero Shimizu lo mataría si no daba un “si” en respuesta, así que solo pensó en que podía fastidiar un poco más a aquel Rey Humano sonrió en forma de burla y se paró frente a Kageyama, parecía que retándolo, pero solo sonrió “amigablemente” a lo que Kageyama formo una mueca de asco.

— Vendré el día de  mañana para confirmar mí decisión — Oikawa se dirigió a la puerta principal abriéndola, disfrutando una vez más la cara de asco y un tic que se formaba en el ojo de Kageyama.

Este respiro una vez más y acompaño a Oikawa a la salida, pero Kageyama pidió que viniera su acompañante real, Oikawa tenía curiosidad, era raro que Kageyama no estuviera con alguien para que lo controlara o bueno algo así.

Al estar casi subiendo al carruaje esperando a que estuviera todo listo escucho un grito lejano, llamando su atención inmediatamente, era algo normal, tal vez podría fastidiar un poco antes de irse.

Al menos eso pensó.

 — ¡Sugawara-san! ¿Dónde estaba? — Kageyama hablo hacia el chico que llegaba era como si estuviera haciendo un puchero o un berrinche, era algo extraño.

Oikawa estaba totalmente sin palabras, ese cabello platinado, esos ojos, esa piel brillante y hermosa, ¿Tal vez está soñando? Otra vez, pero parecía tan real, nunca lo había visto tan claro, nunca había visto a su hermoso ángel tan claro, espera  ¿Cómo estaba seguro que era él?, el chico se acercó a él, por primera vez en la vida de Oikawa, si, estaba entrando en pánico.

— Perdone que no lo pudiera recibir de forma correcta hoy Rey Oikawa, mañana no pasara estare a su servicio — Kageyama se encontraba tras el Peli-plateado con una cara de odio y pidiendo que se alejara de su acompañante real. — Disculpe el comportamiento del Rey, aun es algo joven… — Ahora parecía avergonzado.

Oikawa está perdido en Shock, solo pudo asentir y dar un inútilmente para su gusto “gracias”, subió al carruaje ignorando lo que Shimizu lo decía, tal vez acerca de mañana y que haría, solamente pensaba ¿Era él? ¿Lo encontró?, se golpeó la cabeza con tu mano varias veces a lo que Shimizu lo miro con rareza y prefirió dejarlo en paz.

¿Cómo sabría que era él? ¿Un humano? ¿Sus recuerdos podrían estar mal?

¿Qué rayos va a hacer?.

Notas finales:

diganme su opinion D: Tal vez tenga un poco de errores soy nueva(? y ademas lo acabe con el sueño mas grande de mi vida xD

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).