-Escucha.
Su sombra, pequeña y lejos, tan cerca de la acera en la calle y tan lejos como para que la policía no recayera en él mientras hacia su trabajo en el callejón.
-Míralos.
Lamio sus labios agrietados por el frio, por el hambre y no tuvo tiempo de ver la belleza de la noche por los muchas lenguas de fuego que lanzaban, intentando matar lo que no podrían. Ellos confiados y desafinados, obligando a Atom a absorber la energía y no convertirse en una bomba, muriéndose en el proceso, salvando a los que los condenaban.
-Esto es guerra.
Apretó los ojos y se negó a ver al siguiente en ejecución. El justiciero no era siquiera metahumano, era como él y como su padre, como sus hermanos y estaba hincado en la tarima frente a la dichosa casa blanca. Esperando la bala en el cuello. Quieto y siendo un estúpido… aun protegiendo a esos que los traicionaban.
-Gente mala y buena – Le dijo su abuelo una vez – Ellos son nada cuando la guerra comienza. ¿Y quién hace la guerra, Damian? ¿Lideres, políticos, corruptos, militares… doctores, policías, civiles, mártires? En un momento, sólo por un instante los que se alzan en armas son los que se quedaron callados, siendo aplastados por las botas ajenas en sus cuellos… ellos son el verdadero peligro, Damian.
No lo comprendió en sus momento y dudaba que su padre le hubiese creído, y si fue así, jamás se dio por enterado que apoyara lo que Ras decía. Se quedo en sus alturas vigilando, siendo la noche, aterrorizando y protegiendo hasta que uno de esos borregos le disparo directo en la cara, justo en la boca en donde el Kevlar no cubría.
-Las masas, Damian, las masas son el peligro… son tantos que es imposible detenerlos. ¿Y sabes por que son peligrosos?.
Batman dejo de existir esa noche.
-Porque son replicas de modelos estandarizados, hechos y criados para proteger la idea de gobierno, por eso no son peligrosos pero cuando la imagen les falla, ellos pueden irse en contra, protegiendo al “estado” eso que se les enseño a amar… el patriotismo, la libertad.. Esa idea es la peligrosa en las masas, ya que estas no piensan.
Nigthwing no estaba con él esa noche. Red Hood llego hasta la madrugada, cuando Alfred le marco preocupado porque su señor no se movía de allí y ya iba a amanecer. Tim se entero apenas Red Hood le contacto en furia y terror pues las explosiones ya se oían en toda Gótica.
-Son emociones movidos visceralmente. Alzando pistolas, descargando cartuchos, prendiendo mechas y apuntando con su filo a todo lo que se mueva. Se ponen en fila contra los que intentan controlarles y entonces explotan… la rebelión es la misma hoy y hace cien años.
Los habitantes de Gotica desfilaron por sus calles con armas caseras, con lo que tenían a la mano, tratando de defenderse… pues sin Batman, no había algo para confiar en Gotica. La policía hizo lo que pudo, intento evitar la guerra civil, intento apagar la anarquía y terminaron siendo los villanos, ellos que tenían familia llorándoles para que se rindieran. Los justicieros pronto fueron vistos como enemigos cuando intentaron que los ánimos se calmaran.
-Lucharan hasta la muerte por una tierra en la que creen, una nueva, siempre libre de mal y llena de oportunidad. Y en sus nuevas reglas, los viejos no existen, Damián.
Red Robin detuvo a un hombre de matar a Jim Gordon pero el resto lo vieron como enemigo y en segundo, Tim lidiaba con un mar de gente que se le iba encima. Damian alcanzo a llegar para intentar ayudar. Le grito, le aviso pero no consiguió nada. Su mano no alcanzo a su hermano que desapareció por un momento y después emergió, siendo cargado en los hombros de esos salvajes que chillaban su victoria, que ya traían a Gordon muerto.
-Cuando llegue ese momento, Damian, búscame. Vas a necesitarme.
Escondiéndose en las calles, Damian supo que tenía que irse. Detestaba admitir que solo no podía hacer gran cosa. Red Hood y Dick estaban en alguna parte, atrapados en la ciudad, escondidos por esos hombres que comenzaban a hablar de libertad y ensuciaban avenidas enteras con sangre.
-No voy a estar en la isla, ven y búscame.
Siete años después…
Ciudad Gotica Nuevo Estado
-Hermana – Llamo Mío, el mellizo Johannes. Ambos eran los nuevos directores de la nueva ciudad estado Gotica tras la guerra civil – Tenemos un problema. Los soldados están entusiasmados, demasiado viciosos.
-Dales algo con que jugar – Dijo sin realmente importarle – Tengo que ver como fregados sacar el nuevo lote de comida. No hay manera en la vida para retomar negociaciones con Metropolis. Estoy ocupada, Mio, arréglatelas tú.
-Si ese fuera el único problema no te molestaría – Mío extendió una fotografía a Mía, quien la tomo con enojo. El tiempo era valioso para ella y su hermano no parecía entenderlo. La fotografía estaba algo oscura pero se podía entender perfectamente. Las paredes pintadas, los autos quemados… era la antigua zona del callejón del crimen, en donde ahora no había más que escombros y residuos – Es preocupante.
“Victima, Soldado, Político, Culpable, Mártir… esto es guerra. Muere hoy, vive hoy. Si te quedas, sábete que esto es guerra”
-¿Un vigilante? – Pregunto preocupada. No había habido uno desde las ejecuciones públicas de dichos personajes. Los valientes habían terminado encadenados o muertos. - ¿Traerá la guerra?.
-Parece que quiere el control.
-Eso no es más que poner las cosas bajo los términos de un hombre. Lo correcto y el control es la misma mierda – Dijo enojada - ¿Quién es? Tiene que haber tenido clan… - Ambos se miraron incrédulos - ¿Será?.
-¿Quieres probar suerte?
-Y morirme por crédula… no gracias.- Trago duro – Pues para el honesto y el mentiroso, para el culpable y el mártir, para nosotros y ellos… esto es guerra.
Damian apago su micrófono, dejando a los mellizos con sus arrumacos de hermanos abandonados. Él tenía cosas más importantes que hacer.
Silbó una canción que había aprendido con su abuelo. Una nota de guerra que iba perfecta para la noche. Una cancioncita que compartía con su espejo que le devolvía la vista. Ambos de color negro con botas pesadas y pantalones con muchos bolsillos. Ambos con la piel canela y los ojos oscurecidos por venganza.
-Hermano – Dijo Hereje terminando de fumar su ultimo cigarrillo de la noche – Nuestro contacto nos espera.
-La guerra a empezado – Dijo Damian, silbando con parsimonia.