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Kannazuki No Miko "El Sino Adverso" por ClareWong777

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Notas del fanfic:

Hola amigos (as) esta historia le pertenece amigo Zaisouhhh, le solicite su autorización para  poder compartirla con ustedes, es algo breve pero muy interesante... ¿Alguna vez imaginaron como transcurría el tiempo de Chikane mientras estaba aprisionada en el templo lunar?

Notas del capitulo:

Disclaimer: “Kannazuki no Miko” le pertenece a sus respectivos autores como al apodado Kaishaku.

El Sino Adverso

 

Capítulo 1: En el Templo Lunar

 

Hace una semana que nos llegó la noticia de que el gran dios del país lunar de Izumo, el tirano y dictador Izanagi, falleció de vejez mientras dormía…

 

No sentí nada en especial ante el informe que nos dieron las tres guardianas del templo lunar que había sido nuestra prisión por el último lustro…

 

Apagué la pantalla sin terminar de escuchar lo que tenían para decirme…

 

Enseguida me puse a danzar en ese mismo gran salón principal del templo lunar con un abanico en mano…

 

No sé cuánto tiempo estuve danzando pero debió haber sido mucho puesto que empezaba a transpirar.

 

Cuando por fin me detuve escuché a Otoha-San y a Nekoko aplaudiéndome por mi baile…

 

Les sonreí y luego les comuniqué la noticia de la muerte de Izanagi…

 

Me preguntaron que cómo repercutiría en nuestra situación actual y les respondí que en nada ya que otros dioses casi tan poderosos como él tales como Seres o Riggardo serían tan déspotas como el recientemente fallecido y sobre todo en lo concerniente a Orochi todos los dioses mayores, medianos y menores de Izumo le tenían terror y por ende no harían ningún esfuerzo en cortar la maldición ya que veían que el método iniciado por Izanagi les seguía sirviendo para sus propósitos…

 

Por cierto, al día siguiente en que fuera aposentada en este templo lunar Izanagi por lo menos tuvo la gentileza de atender las plegarias de Otoha y de Nekoko de permanecer a mi lado en este solitario sitio hasta el día de nuestras muertes por vejez…

 

Lloré y les agradecí de corazón a ambas aunque si hubiera sido por mí jamás les desearía semejante sino…

 

Las dos me contestaron que no lo hacían por lástima sino que sólo porque querían hacerlo…

 

Parte de mi corazón se llenó de afecto por mi sirvienta Otoha y por mi enfermera Nekoko…

 

En esta reencarnación Nekoko traicionó a Orochi y se volvió nuestra amiga y tras haber sobrevivido hasta la restauración de los mundos pero con la otra diferencia de que recordaba todo lo sucedido en su vida anterior e imploró a los dioses de Izumo lo mismo que suplicó Otoha que también recordaba todo en esta ocasión…

 

Una hora después…

 

Tras cenar cada una se fue a su habitación y una vez en la mía abrí mi libro de aforismos y por el resto de la noche lo cristalicé puesto que ya decidí finalizarlo de una vez por todas…

 

No es que no volviera a escribir en cualquier otro libro de tapa dura de los tantos que tenía en blanco (un extraño obsequio de las tres guardianas del templo) pero ese fue el primero y hasta ahora en el único en que le escribí algo en mi estancia aquí en el templo…

 

El templo lunar se ubica en medio de un inmenso desierto de rocas y cráteres lunares a muchos kilómetros de donde está la gran ciudad capital de Izumo…

 

Al llegar la primera semana las tres decidimos tratar de atravesar el desierto hasta llegar a lo que veíamos a lo lejos como un inmenso portón doble de piedra maciza de inmaculado color blanco.

 

Por cierto, todo el país lunar incluido este gran templo está protegido por varias capas de auras parecidas a una aurora boreal a lo que los eternos denominan simplemente como “La Cúpula” y por ende la atmósfera de todo lo que cubren estas capas es respirable…

 

Bien, una vez que llegamos frente al gran portón (el único que veíamos por toda la extensión de la gran muralla también del mismo color blanco que el portón) nos tuvimos que enfrentar con seis cancerberos gigantes… Nekoko llegó a derrotar a dos sedándolos con su gigantesca jeringa y yo herí a uno con mi espada llegando a espantarlo pero eso es todo lo que pudimos lograr…

 

 De una compuerta lateral salieron más cancerberos y varios eternos guardianes (identifiqué rápidamente que tres eran las que siempre visitaban el templo una vez cada cinco días).

 

Como éramos superadas ampliamente en número nos resignamos ante la idea de que jamás podríamos llegar a la ciudad ni al palacio celestial como para llegar a estar frente a Izanagi para cortarle el cuello… Porque sí, en principio planeábamos matarlo en un triste afán de venganza por haberme obligado a matar a mi otra mitad con mis propias manos…

 

Nos hicieron aparecer bajo nuestros pies un pentagrama y enseguida fuimos teletransportadas hacia el salón principal del templo lunar…

 

A la medianoche…

 

Terminé de redactar mis aforismos en aquel libro, lo guardé en un cajón, abrí otro y saqué el álbum de fotos que compartí en mi vida pasada con… Himeko…

 

Ah, Himeko, te extraño tanto…

 

Recuerdo que (¿cómo podría olvidarlo?) que una noche Otoha-San se escabulló en mi habitación, me despertó con gentileza y yo me sorprendí al verla casi completamente desnuda (sólo llevaba puesta la bombacha).

 

“Ojou-Sama, ya no soporto verla tan triste… Sé que casi todas las noches recuerda a esa hermosa chica… pero por favor le imploro que se olvide totalmente de ella al menos por esta noche…”.

 

Otoha se arrodilló frente a mí (yo me había puesto en esa posición sobre la cama) y la dejé continuar:

 

“Sé también que decidió tener un corazón de piedra pero los muertos son pésimos amantes… Sólo por esta noche déjeme tratar de hacerla olvidar por unos momentos a Himeko-San…”.

 

Otoha-San entrecerró los ojos, me agarró del mentón y acercó los labios a los míos…

 

Yo le agarré la mano con el que me sostenía el mentón y le besé los nudillos pero hablé enseguida para detener ahí lo que ella pretendía hacer:

 

“Otoha-San, siempre me fuiste leal y eso te lo valoro pero aunque yo también sé que es una soberana tontería hacer el amor con vos sería como una especie de traición para mi memoria de Himeko…”.

 

La expresión de decepción de Otoha casi me parte el corazón pero debía ser firme en mi determinación y agregué tras besarle ligeramente en la frente:

 

“Muchas gracias por todo…”.

 

Otoha empezó a llorar llevándose las palmas de las manos a la cara…

 

Luego guié a Otoha para que se acostara a mi lado en la cama cuando se hubo calmado un poco…

 

“Ojou-Sama… lo lamento… Lo lamento mucho… Fui vulgar…”.

 

“Oh no, Otoha-San, sólo querías hacer algo más leve mi sufrimiento…Te quiero…”.

 

La abracé y noté que Otoha con todas sus fuerzas contenía las nuevas lágrimas que amenazaban con escapársele…

 

Estuvimos así un rato más hasta que Otoha se durmió…

 

A la mañana siguiente…

 

Nekoko llamó a la puerta tras comprobar que Otoha no estaba en su propia habitación.

 

Se sorprendió al vernos así cuando le di permiso para entrar a mi pieza tras tocar a la puerta y puso una expresión pícara pero yo le dije que no había pasado nada de lo que ella suponía…

 

Desperté con suavidad a Otoha-San y nos propusimos a preparar el desayuno para empezar bien un nuevo día…

 

Aunque suene paradójico realizábamos bastantes actividades de estudio y recreativas…

 

En la sección más apartada del templo lunar había una biblioteca de considerable tamaño… y detrás del templo había algo así como una especie de gran jardín que utilizábamos para una media docena de propósitos el cual el más importante era hacer ejercicio allí...

 

Ya hace cinco años que permanecemos en esta prisión pero de lo único que me arrepiento verdaderamente es de no haber sido lo suficientemente fuerte como para salvar a Himeko cortando el ciclo de las reencarnaciones producto de la maldición de Orochi…

 

Si no hubiera sido por Otoha y Nekoko seguramente me habría suicidado poco después de caer encarcelada aquí…

 

Y a pesar de todo les estoy infinitamente agradecida por su amistad…

 

Gracias, amigas mías. Les doy las gracias de corazón…

 

Esa misma noche…

 

Ah, Himeko, ¿cómo no pudimos volver a ser más fuerte? ¿Cómo no pudimos pese a que ambas recordábamos nuestras tres anteriores vidas pasadas…?

 

Te tuve que matar porque me lo imploraste… y yo fui tan débil como vos…

 

¿De qué me sirvió mi riqueza material y mi gran inteligencia ya que no pude cortar la maldición de Orochi que al parecer seguirá hasta casi el infinito…?

 

Me faltó fortaleza pero obre todo ingenio…

 

Sólo puedo susurrarte estas palabras llenas de afecto aunque al mismo tiempo me parecen muy presuntuosas…:

 

Te amé, te amo y te amaré…

 

Siempre, por siempre…

 

Siempre…

Notas finales:

Deseo que disfrutarán este primer capítulo tal y como lo disfrute la primera vez que lo leí   :) :) :)  Les mando un beso enorme!!!  :D


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