Él es frustrante, a veces no parece el más listo y sus métodos no parecen los más correctos pero aun así era alguien al que apreciaba, a sus catorce años jamás pensó el tener un enamoramiento fugaz por su mejor amigo y sobre todo si se trataba de alguien como Boone, a veces frustrante, a veces casi sabio. Estaban en medio del verano y un trabajo de medio tiempo fue la mejor opción para pasar el tiempo fuera de las misiones, haciéndose responsable para cuidar al bebé de una vecina, no pareciendo una cosa de otro mundo y por un par de dólares la hora no estaba nada mal, ese día su amigo le hacía compañía y su casi ayudante no pudo asistir por un tema familiar.
El castaño se veía tan lindo jugando con aquel bebé, se notaba que adoraba a los niños siendo uno de los puntos que tenía a su favor, que si se ponía a contarlos no parecían pocos al lado de los contras. El casi sabio miro al pelirrojo con una sonrisa y este notando la mirada que mantenía fija en él solo volvió a entretener al infante dejando al de ojos azules divagar con lo que sea que cruzara su mente. El hijo de héroes se recostó del hombro de su amigo antes de resoplar aburrido, ganándose una mirada divertida de parte del otro, que le ofreció al niño que no dejaba de sonreír y tomándolo lo acomodo en su pecho para que ver como se quedara dormido poco tiempo después y suspiro al sentirlo ronroneando delicadamente.
Siempre me han encantado los bebés – Dijo Boone admirando al pequeño dormitar con tanta tranquilidad – Son como los sándwiches.
¿Qué tienen que ver ambas cosas? – Cuestiono Penn con algo de intriga mientras colocaba al menor en su cuna – Eso es ridículo.
Solo piénsalo – Musitó Boone riéndose y causando algo de desespero en los ojos azules – Parece tonto pero tiene su razón.
Si tu lo dices – Espetó el casi héroe tratando de no indagar en las palabras de su mejor amigo – Aunque sigue siendo tonto.
Bueno, es un progreso en tu actitud – Agrego el chico robusto cargando al de complexión delgada con suma facilidad – Mejor vamos a hablar en otro lugar, no querrás que el bebé se despierte.
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En el salón ambos miraban televisión en bajo volumen para evitar despertar al niño, Penn se recostó de su amigo bostezando algo aburrido con una película que el más alto había puesto y sin poder evitarlo se quedo dormido en el hombro de Boone. Una sacudida lo despertó y tallándose los ojos vio al sabio mirarlo de manera extraña mientras cargaba al niño en brazos y le daba de comer.
¿Boone? – Pregunto el Zero adormilado – ¿Cuánto dormí?
Aproximadamente una hora y media – Contesto el castaño con sencillez y sin prestarle mucha atención en realidad – Y este pequeñín tiene como unos 5 minutos despierto, su madre llamo y dice que llegara en unos 15 minutos así que hay que disfrutarlo mientras se pueda.
Viéndolo de esa manera parecía una buena opción en una posible relación, adoraba su extraña actitud y aunque terminara siendo frustrante, siempre imagino que detrás de todo eso había una razón para seguir queriendo estar cerca y fijando su vista en la nada mientras se perdía en un mar de pensamientos que intentaban contradecir a sus sentimientos aunque a su corta edad no había experimentado más allá de amor fraternal por alguien que no fueran sus padres o tíos, pero ¿Cómo decírselo?
Boone – Llamo la atención del Wiseman aun recostado de su hombro – ¿En que se parecen los bebes a los sándwiches?
Bueno, uhm… – Contesto el mencionado pensativo – En que son queridos en cualquier forma y además le gustan a todo el mundo.
Tiene sentido, pero, te tengo otra pregunta – Dijo Penn sonriendo al pensar en algo que hiciera más fácil la solución a su dilema – ¿Cómo decirle a uno de tus mejores amigos en el mundo que estas enamorado de él?
Pues no sé, lo mejor sería decírselo directamente… Aunque no en frente del otro porque puede que le lastime – Respondió Boone haciendo una pequeña pausa y algo de énfasis en sus últimas palabras – Por lo demás no te preocupes, con el tiempo el otro lo va a entender.
Es el mejor consejo que me han dado en toda mi vida pero aun sigo teniendo mis dudas – Soltó el pelirrojo de repente luego de un minuto en que reino el silencio – Quiero preguntar más cosas y sé que de seguro tienes buenas respuestas como siempre.
Pues pregunta, para eso soy uno de tus mejores amigos y tu compañero casi sabio – Musitó el de ojos marrones con un breve suspiro cansado – Para eso están los amigos ¿No?
¿Que contestarías si te que me gustas? – Confeso en modo de pregunta y sonriendo nervioso al ver la expresión sorpresiva en el rostro de su amigo que luego de un instante volvió a su habitual tranquilidad – ¿Qué es lo que debería hacer para saber que piensa mi mejor amigo sobre eso?
Bueno, primeramente debería decir que es sorprendente – Explicaba con una sonrisa de felicidad mientras jugaba con el infante – Pero, que es la mejor noticia que le ha dado su mejor amigo y que es mutuo.
Vaya, el sabio tenía razón y no era tan difícil – Con una gran sonrisa el héroe se acomodo en el sillón de manera que quedara sentado a su lado – ¿Y para besar a su sabio, que debería hacer el héroe?
El héroe debería solo hacerlo, después de todo por algo es el héroe y es quien toma decisiones, o mejor deja que su sabio lo haga – Dijo Boone acercándose para besar los labios de su amigo y sonreír con dulzura luego del tenue contacto que dejo al otro algo sonrojado – Pero ahora el sabio tiene una pregunta… ¿Qué le pareció al héroe? ¿Y cómo se sentiría si se repite?
Algo frustrante pero perfecto – Contesto el casi héroe ruborizado con una gran sonrisa en el rostro acercándose para volver a besar a su acompañante en la mejilla –El casi héroe se sentiría verdaderamente feliz de ser su casi novio.
Poco después la mamá del pequeño llego pagándole al chico su servicio y despidiéndose cordialmente de ambos jóvenes, que caminaban por la calle de la mano y sonriente el de ojos tan azules como el cielo se sintió feliz de estar con la persona más frustrante que jamás había conocido.
Fin