Estaban sentados desde hace un par de horas, la mesa se encontraba adornada por platos vacíos, huesos y un gran pastel de nuez.
¿Acaso eso era un sueño?
-Lu…- pronuncio un pecoso de 22 años mirando extrañado a un pequeño moreno.
El moreno miro con decoro el pastel y trataba de entender el mensaje que se encontraba escrito con nueces, nunca deseo tanto desaparecer en su vida, pero ahora deseaba que el mullido sillón se lo tragara como una moneda alojada hace años en e.ste.
El chico de la cicatriz en el pómulo sonreía con alegría observando la situación
ONE SHOT ~~
Era San Valentín, ambos se conocían desde que eran niño, las cosas habían sido difíciles desde un principio, recordando la vez en que dejo amarrado al pequeño pelinegro de un árbol, una excusa ya que este lo acosaba, con la justificación de que, -No puedes estar solo-, el niño con el sombrero de paja se había vuelto algo cotidiano en su vida.
Pero nunca pensó que el niño molesto, llorón y sonriente lo mirara de aquella manera tan… sincera.
Ace era mayor que él, por dos años, se veían mutuamente con un cariño fraternal, pero el que momento aquello había cambiado por parte del pequeño Luffy, su pequeño hermano menor putativamente hablando.
Nunca se le paso por la cabeza aquello. Hasta que el “regalo” del pelinegro lo dejo sin habla.
Continuaba leyendo una y otra vez aquellas 6 palabras, una y otra vez…
La mente del mayor se ponía en marcha con ideas cada vez más alocadas, como: que diría Sabo una vez que se entere aquel rubio sobreprotector, sus padres, los castigos que le pondría la pelinaranja, amiga de Luffy, cada tormento por parte de ambas partes, pero ponía mayor atención en menor, que le diría, aquello era una declaración amorosa, ¿Por qué el?, desde cuándo, si le pedía tener sexo… no, no, noooo… era como su hermano, no tendría sexo con el pequeño, penetrarlo y escuchar los jadeos de este mismo, no, que estaba pensando.
Pero aun así, el sentía algo más que una fraternal amistad por aquel niño de sombrero de paja, pensó que eran achaques de la edad, pero que… él no era tan viejo, quizá la pubertad, la adultez o, quizá el amor que sentía por su “hermanito”.
Leyó nuevamente, trago el líquido de su vaso y salió de aquel restaurant.
Luffy miro cada movimiento, quizá tendría repuesta ahora, pero lo siguiente, le rompiera la esperanza y el corazón el millones de fragmentos.
Observo perplejo como el pecoso salía del lugar, sin decir nada.
Luffy no entendía nada, le había dicho lo que sentía por él, acaso… no le gusto, no le agrado, la idea les fascino a sus nakama, según las chicas esto no fallaría, pero ahora se encontraba con un pastel de nuez con aquellas palabras escritas sobre este.
No sabía cuánto tiempo había pasado, así que tomo una cuchara y empezó a comer la orilla del pastel, evitando aquellas 6palabras, parecía una fase en 3D, solo leía una y otra vez aquella frase…
Sus ojos le picaban, se pondría a llorar en cualquier momento “le prometí que sería fuerte, hay momentos en los que deseo la muerte”… unos pasos se escucharon en el sitio, pero Lu solo quería pagar e irse a casa, hasta que después de un tiempo lo que el imagino que sería el mesero, se sentó en el lugar que había dejado el pecoso tiempo antes, pero era Ace, el pecoso había regresado y coloco frente a este, un gran trozo de carne con algo escrito con salsa.
Luffy leyó, re leyó aquella jugosa carne y unas lágrimas fluyeron por su rostro, se lanzó contra el mayor y lo abrazo fuertemente.
Lo que se encontraba escrito con nueces se leía lo siguiente:
“Ace, te quiero… Quiero morderte, amor”
Y a lado de este. La carne mordida respondía a lo del postre:
Luffy… ¡acepto!
Aquel 14 del segundo mes, jamás sería igual para aquel par de enamorados, quizá lo que sucedió unas horas después en el departamento del pecoso responda las dudas…