La tormenta golpeaba fuerte los rascacielos, enormes relámpagos cruzaban la noche llena de nubes tan negras como la boca un lobo.
Nueva York se encontraba sumida en el caos vial, la vida nocturna no se detendría por una tormenta, aunque ésta fuera una de las más fuertes.
El bullicio de la ciudad, los claxons, la gente corriendo para refugiarse de la lluvia o peleando por tomar un taxi, todo ese ruido, todas esas personas confundían más su agitada mente. ¿a dónde debía de ir? Sus heridas sangraban, sus piernas parecían que se quebrarían en cualquier momento, y aquel dolor en su cabeza como un martillo no parecía que le dejaría en paz.
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- No puedes hacer nada, debes concentrarte en lo realmente importante – Natasha tomaba el hombro del rubio, quien miraba distraído desde el salón de la torre Stark.
- Esto es importante para mi – los ojos de Steve seguían fijos en la nada. Suspiró pesadamente. Habían pasado meses desde la última vez que se vieron; recordó con dolor como despertó en la orilla del lago, solo, esperaba verlo a él, a su lado, diciéndole que todo estaría bien, que estaba de vuelta, y que jamás volverían a separarse.
Le había salvado la vida de nuevo, como hacía setenta años, le dio una nueva oportunidad. Entendía el sacrificio que había hecho Bucky, lo entendía a la perfección, pero no lograba darle sentido a una vida sin su compañía. Lo había perdido una vez, y cuando creyó que todo había terminado al estrellar aquella nave en el ártico, despertó sin nada.
“Aún cuando no tenía nada, tenía a Bucky” ese pensamiento golpeó su mente.
Y era verdad, en toda su vida, solo había tenido a Bucky, por eso al despertar por segunda vez de una muerte segura, le fue aún más doloroso ver que de nuevo, él no estaba, y no había podido hacer nada para retenerlo y mantenerlo a salvo, para cuidarlo como el castaño había hecho con él, se sentía tan miserable- ¿Por qué no podía darle a Bucky, lo que él le había dado todo el tiempo?
Natasha se retiró en silencio. El tono de Steve le había dicho que no necesitaba compañía, al menos no la de ella o la de algún otro vengador.
- Sé que estás ahí, afuera, y te voy a encontrar – susurró el rubio tocando la ventana. Haciendo una promesa que cumpliría, aún si fuese lo último que hiciera en su vida.
El sueño comenzó a vencerlo y aletargado, se dirigió a su habitación. Ya en la cama, el cansancio de días anteriores comenzó a vencerlo. La lluvia seguía inclemente y los truenos se hacían más fuertes. Podría jurar que Thor estaría haciéndole una broma a la ciudad entera, pero estaba demasiado ocupado siendo feliz con Jane en Noruega.
El reparador sueño de Steve se volvió perturbador cuando las pesadillas comenzaron. Un horrible sonido de un rayo cayendo en el rascacielos contiguo lo despertó. Sobresaltado, levantó la mitad de su escultural cuerpo, apretando las mantas que lo cubrían, y recordó de pronto, lo que Bucky solía hacer cuando tenía pesadillas.
Flashback
- Shhh, no es nada mas que un tonto trueno – susurró un niño castaño de ocho años y algunas piezas dentales faltantes.
- ¿Y si nos mata un relámpago? – un niño rubio de menor estatura con los dientes en crecimiento y la misma edad temblaba bajo las sábanas.
- Entonces nos matará a ambos – rió Bucky con su sonrisa incompleta – e iremos al cielo a jugar baseball, sin que la señora Weston nos diga que nos pateará el trasero por romper sus ventanas.
- Pero…
- Shhh – Bucky lo interrumpió – ahora cuenta conmigo, noventa y nueve botellas de cerveza sobre la repisa – y chocó su palma sobre la palma de Steve - noventa y ocho botellas…
Fin del flashback
Miró su mano y sonrió con pesadez, Bucky lo cuidaba tanto, lo hacía entrar en un estado de paz, difícilmente de lograr. De repente recordaba esos pequeños detalles, esos juegos, las travesuras, las complicidades de la adolescencia, las angustias de la juventud durante la batalla. Eso era, sentía la misma angustia que cuando iban ambos a las misiones y temía que algo le pasara al castaño.
Aún con sus sentimientos por Peggy, Bucky era lo primero en lo que Steve pensaba siempre, se lo atribuía ingenuamente a que era como su hermano, y que la familia siempre va primero, ya que, Bucky fue su única familia cuando quedó huérfano.
Esos sentimientos hacía el castaño, eran más que simple amor fraternal, aunque por su ingenuidad, el capitán no se había percatado de eso. No podía concebirlo por la crianza cristiana que le habían dado. Aunque claro que se trataba de una crianza de principios de siglo.
Natasha tampoco había podido dormir. Le preocupaba su amigo, le preocupaba de sobremanera, por que a pesar de ser La Viuda Negra, cuidar de los demás era algo que se le daba naturalmente, no se podía ir mas lejos con un ejemplo tan claro como Clint, quien se encontraba lejos en su granja, cuidando del pequeño Nathaniel Pietro. Los gemelos se encontraban también lejos, en la sede de S.H.I.E.L.D. en Boston, perfeccionando sus habilidades obtenidas. Visión no necesitaba un cuidado excesivo, de hecho, no necesitaba ningún cuidado. Stark se encontraba en California desarrollando nuevos prototipos y armas; Pepper y María dirigían la compañía de Tony y se la pasaban viajando, así que solo quedaban ella y el rubio.
Se sentía impotente de no poder darle paz a su amigo, aún cuando el noble rubio se lo mereciera.
- ¿Volverás algún día, Barnes? – pensó en voz alta – El cap te necesita, y te necesita de manera desesperada.
No es que Natasha fuera ingenua o inocente, ella sabía a ciencia cierta sobre los sentimientos de Steve hacia el castaño, aún cuando el rubio ni se hubiese dado cuenta él mismo. Extrañaba a Banner, por eso entendía como se sentía Steve, pero no podía darse el lujo de quebrarse y decírselo a Steve, consideraba que sería algo contraproducente para el estado de ánimo del rubio, que cada día iba más y más en una línea decadente.
¿Qué podía hacer ella para ayudar a su amigo? Nada, absolutamente nada. Solo esperar a que pasara algo extraordinario y que las cosas tomaran el curso que siempre debieron tomar.
Y aún así, la angustia de Natasha crecía y crecía, siendo una espía, no tenía permitido tener corazonadas, pero en toda mujer existe esa magia de la intuición, sabía que algo estaba a punto de suceder, pero no sabía que.