Momentos.
Capítulo único. Café
Aún no entendía su necesidad de aquella bebida caliente, ni de la necesidad de correr a la cafetería si tan solo quedaba una cuadra para llegar a ella. Pero igual le sigue mientras una sonrisa está surcando sus labios.
Quizás la gente les mire como si estuvieran locos, pero a él eso le viene valiendo cacahuate si su chico tiene aquel brillo en los ojos. Le abre la puerta gracias a sus brazos largos, pero el pequeño no se da cuenta ya que su objetivo es aquella bebida y no tiene cabeza para otra cosa.
Camina a paso lento detrás de él y le ve pedir al fin aquello que tanto anhelaba. Su voz impaciente hace que ría y que la chica que está tomando la orden le mire curiosa. Quizás ella también se pregunte por qué alguien querría una bebida caliente en verano. Bueno, quizás el único que tenía respuesta no tenía cabeza en esos momentos para contestar.
Los ojos con aquellas ojeras debajo le miran impacientes, al parecer tenía que responder algo. Parpadea y la voz femenina le hace volver a la realidad.
-Solo un frappuccino de moka. –Responde sin importancia.
Tao sonríe grande y toma su mano para dirigirlos a una de las mesas. Ve como su pierna se mueve impaciente de arriba-abajo mientras espera. No dicen nada, no es necesario romper aquel silencio. Kris le observa ser, aprende con cada día que pasa más de aquel chico ojeroso. Y decir que es divertido es poco.
Después de unos escasos minutos tienen sus bebidas frente a ellos. El gritito casi inaudible de felicidad del menor le hace reír de nueva cuenta. Aquella fascinación por el café de su pequeño le da ternura.
Le ve beber como si su vida dependiera de ello, a pesar de que está caliente aún. Se pregunta si su garganta no arderá ante el cambio brusco. Levanta una ceja mientras lleva la pajilla a su boca, la sensación fría lo inunda. Y Tao termina de dos tragos su bebida, está totalmente satisfecho. Al parecer su cuerpo ya estaba completamente acostumbrado a esa elevada temperatura.
-Gege, gracias. –Sus mejillas se colorean, y Kris no puede pensar en alguna otra cosa más tierna que aquella escena.
Sonríe de lado, aunque por dentro quiera apretar aquellas mejillas coloreadas. Quizás solo ha pasado cerca de un año desde que conoció al panda –y casi dos meses desde que iniciaron aquella extraña relación-, pero con cada día que pasa este chico lograba descongelar poco a poco su frío corazón. Porque todos los días descubría nuevas cosas de él, pequeños datos que le hacían ser Huang ZiTao. Y que él estaba agradecido de ser el que pasara aquellos pequeños pero significativos momentos con él.
Tal vez el menor no se dé cuenta de lo significativo que es para Kris compartir aquellas acciones, pero aun así le agradece internamente.
Pero es un beso como lo hace en el exterior. Un suave beso que tiene sabor a cafeína y donde sus cuerpos se estremecen por las sensaciones discordantes de ambos.
Frío y caliente. Hielo y fuego en una disputa que al final termina en una tregua. Donde sus combatientes están más que felices de disfrutar aquellos escalofríos que les recorren las columnas, como si aquel beso fuera el primero. El primero de muchos.