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~*REQUIEM*~ por Claudens

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Notas del fanfic:

Este es un fic totalmente original todos los personajes y situaciones me pertenecen, salvo los referidos a VAMPAIRE: LA MASCARADA  juego de rol creado por Mark Rein, todos los derechos resevados.

 

 

Atrapada en un sitio donde el tiempo y el espacio parecen detenerse, un lugar donde no es posible reconocer el paso de los años. En sitio tal se encuentra la guarida de aquellos repudiados por Dios, de aquellos marcados por siempre por el dolor y la desolación eterna.


 Vieja ciudad del mundo antiguo que hoy día se alza magnificente ante las urbes de la modernidad sin importarle sus amenazas o su resplandor, por que ella guarda los secretos temidos y anhelados cuyo pasado violento y oscuro le han revelado con el transcurrir de los siglos, por que sus muros han sellado la historia y la mantienen presa en ellos. El pasar de los acontecimientos yace silencioso como el secreto más prohibido que haya existido jamás, ocultado así el pecado y la ofensa más grande que ha marcado al hombre desde el principio de los tiempos.


 Enorme mansión tan imponente e inigualable, en apariencia solitaria y decadente, pero todos aquellos que la conocen saben que no es así, los secretos de aquella casona son conocidos por gran numero de personas y no hay un solo pueblo cercano a ella que no sepa los terroríficos y extraños sucesos que ahí han acontecido, ya que estos son contados desde hace miles de años de padres a hijos, desde tiempos inimaginables, de voz en voz han sobrevivido y hacen que hoy cualquiera sienta temor y respeto por las aparentes ruinas del pasado místico y oscuro de quienes moraron alguna vez aquella enorme y suntuosa casa.


 Gran temor ha sobresaltado a la ciudad, es un miedo diferente al que la violencia, la inseguridad, la pobreza o cualquier mal de la época contemporánea hayan desatado. El rumor fluye como el río, es imposible detenerlo y ha despertado en el fondo del alma de todas las personas terror... La casa será habitada de nuevo y eso solo significaba que “ellos” regresaran.


 Aún así a pesar de que la ideología moderna da a la razón humana fundamentos para descartar el miedo, los corazones saben e intuyen que el pasado puede regresar y devorarlos. Pero hasta ahora nada ha sucedido, nada malo ha pasado aún, solo suele verse bajo los dorados rayos del sol a los restauradores, constructores y trabajadores extranjeros que con afán y esmero entregan todo en su diaria labor, sin comprender por que aquel poblado los ha recibido con desconfianza y angustia aparente.


 El tiempo fluye en paz, la ufana tranquilidad en ocasiones resulta exasperante, el ambiente lleno de angustia suele asfixiar a los ancianos, en tanto las personas maduras de vez en vez se estremecen, un escalofrío los hace vibrar al recordar las viejas leyendas y únicamente los jóvenes y los niños son ajenos a la pesadez con la que trascurren los días y las noches.


 Hace ya varias semanas que la mansión fue arreglada por dentro y por fuera, el tumulto de los extranjeros se ha ido y tal parece que la ciudad esta volviendo a su cotidianidad. Las personas han olvidado su temor y muestra de este solo queda la vacía casa que al contemplarla hace surgir en el ser una extraña sensación entre molestia y horror que se desliza y confunde la mente y el corazón.


 El nocturno ha caído nuevamente, la luna llena ilustra el amplio firmamento, los débiles rayos del astro son reflejados en la cristalina laguna que se encuentra cerca de la mansión. Aquella noche en el aire extrañamente se percibía una sensación de paz, pero la leve y helada brisa recorría el agua de un lado a otro como furtivo caminante desesperado en búsqueda del arcón prohibido, en búsqueda de algo tentador, maravilloso, que tal vez puede resultar ser lo más horroroso.


 Pasos débiles y cortos hacen eco entre la hierba, la respiración agitada y entrecortada era un claro indicio de que su fatigosa faena era demasiado prolongada. Los rayos de la luna dejaban entrever con sutileza las delicadas y juveniles facciones que en otros tiempos hubieran sido calificadas de hermosas, pero que ahora, justo en este momento mostraban un terror encarnecido y una desesperación incontrolable.


 Los ojos verde azules se posaron en la laguna, llenos de angustia y fatiga iban de un extremo a otro de esta, buscando una silueta, un indicio, necesitando ver algo y deseando desesperados encontrar una figura familiar que pudiera reconocer y arrancara de su ánimo triste una sonrisa. ¡Pero nada!... solo las tinieblas y la serenidad del nocturno se alzaban imponentes a su alrededor.


 Los pasos se aceleraron, la horrenda sensación a muerte comenzó a llenar el ambiente de una pesadez brumosa extraordinaria y poco a poco un manto delgado y delicado de niebla comenzó a cubrir aquel etéreo paisaje.


 Repentino silencio reina en la laguna, el cual dura solo un par de segundos, aunque a la furtiva fugitiva le pareció una eternidad y poco a poco el eco del nocturno la hizo rendirse ante la sensación ilusoria de que las cosas no eran las mismas, de que el tiempo comenzaba a fluir lentamente. Y en aquel estado de cansancio y perdida sólo podía percibir una desequilibrada y armónica respiración, débil, queda como un murmullo, eso era todo, y daba gracias a Dios por que ahí en plena oscuridad sólo se sentía a sí misma.


 Entonces una idea de tranquilidad en aquel ser que huye surge como hermosa utopía, para segundos más tarde esfumarse como hubo llegado... Fuertes y pesados pasos se abren camino entre la fauna silvestre, la mirada cansada se llena de horror, nubes negras cubren repentinamente la luna, el viento se agita furioso, las hojas secas de los árboles se dirigen hacia el lago y justo en el centro de este un resplandor, fugaz, débil y quemante se hace visible.


 Al verlo las frágiles piernas no pueden sostener más el delgado cuerpo, la hermosa y perfecta figura cae al piso, sus delicadas manos se hunden en la tierra rasgándola y abriendo surcos en ella, para después, los grandes ojos levantarse y contemplar la silueta de un ser justo sobre el lago. Poco a poco el cielo se despeja y entre las tinieblas los hilos de plata del astro nocturno iluminan la noche y de ella resurge un hijo de la oscuridad.


 Un fuerte latido en el cuerpo de la joven le anuncia el miedo que se desborda de su ser cuando sus ojos se fijan en los de aquel místico sujeto, aquellas pupilas doradas reflejan sed sanguinaria y deseo inmortal. Una ráfaga de aire agita la capa que cubre el cuerpo y alborota los largos, lacios y rojos cabellos, jugueteando con ellos y por un instante la belleza extraordinaria de aquel hombre embelesa a la joven que solo le contempla en silencio desde el suelo, fascinada por tan soberbia majestad que yace frente a ella.


 El canto de las cigarras se escucha, pasos lentos y seguros sobre el agua hacen surgir en el lago grandes ondas y van aproximando al perfecto y fuerte extraño a la chica que aún desde el piso lo contempla, al mismo tiempo que un par de lagrimas comienzan a asomarse en sus ojos.


 Obteniendo fuerzas de su deseo de vivir la maltrecha mujer se pone de pie, sus ojos ahora miran desafiantes a los de aquel hombre, una sonrisa burlona aparece en el rostro de él y ella comienza de nuevo su carrera contra la muerte. Corre, corre con todo su ser entre la hierba y se dirige al bosque convencida de que no podrá escapar de la muerte, pero, con la convicción de que aquel hijo del mal no tocara su alma y al menos descansara por el resto de las eras.


 En la extraordinaria y fatídica carrera las delgadas y blancas pijamas de seda son rasgadas por los arbustos y diminutas heridas comienzan a abrirse en la piel suave y blanca de la doncella, dejando un rastro que permitirá al cazador darle alcance y no perder su huella.


 Los ruidos del bosque aumentan alborotados, las criaturas hijas de Dios, comienzan a alterarse al sentir aquella presencia amenazadora, perversa y cruel en su hogar. Gruñen y gritan exigiendo a las tinieblas salir de sus dominios, pero el ser oscuro los ignora con altanería y el bosque poco a poco a cada paso que este da se vuelve un caos.


 La persecución dio fin cuando la hermosa y cansada mujer ve su camino terminado, frente a ella un barranco gigantesco aparecía imponente, cortando sus posibilidades de salvación y matando la poca esperanza que su escape había hecho surgir en su alma.


Las delgadas manos se posaron en el rostro con desesperación, un mar de llanto comenzó a fluir por las sonrosadas mejillas, pero era silencioso y algo turbio, lleno de impotencia y odio. De repente mientras el llanto desgarraba su ser un sutil alboroto entre los arbustos le indico que su perseguidor se aproximaba, no tenía mucho tiempo para salvar su alma, entonces sus lagrimas cesaron cuando toco su pecho y de entre sus ropas sacó una hermosa cruz de plata... la contemplo y una débil y triste sonrisa apareció en sus labios.


 Para esos momentos las fuertes garras del hijo del mal se hundían en un lobo que se atrevió a atacarle, este sintió asco cuando la sangre de aquella bestia tocaba sus manos y lo lanzo con violencia lejos de él, sacudiendo luego sus dedos para que aquel líquido carmín lo abandonara al tiempo que las gotas lanzadas teñían las hojas verdes de las plantas de un color rojo vivo.


 Los ojos dorados centellaron cuando estuvieron fijos en su presa y al verla ahí indefensa y atrapada una sonrisa maliciosa se plasmo en su faz tétrica y sombría.


 Una cruz de plata surca los aires y cae a los pies del verdugo, sus ojos se posan en ella llenos de frialdad y entonces la toma del piso, la levanta con su mano derecha para que ella, su hermosa y dulce víctima la contemplara por ultima vez antes de que la destruyera. Sus garras la aprisionaron con ansia, aquel símbolo insignificante nada representaba para él y luego de presionarla por un momento la hizo desaparecer convirtiéndola en polvo.


 Un hilo de sangre negra descendió por la palma de la mano del vampiro y los ojos verde azules de la chica casi salen de sus órbitas al ver la gran quemadura que había dejado aquella reliquia religiosa en su mano y que se esfumo con tan solo un leve movimiento de aquel sonriente asesino.


 La castaña melena, larga y abundante fue mecida por un viento suave, un par de lagrimas volvieron a correr silenciosas por el rostro de ella a cada paso que el asesino daba sonriente. Un movimiento de cabeza lento de izquierda a derecha y una sonrisa amplia y cínica le advirtieron al cazador que algo tramaba su pequeña y suculenta presa.


 La ropa de dormir de seda blanca se agito con violencia cuando la chica lanzó su cuerpo hacía el vacío, el vampiro corrió tratando de contenerla pero ella cumplió su deseo; escapo de la condenación eterna, salvo su alma de las tinieblas.


 La paz comenzó a inundar el espíritu de la doncella al verse libre al fin de su opresor, pero sus pensamientos eran erróneos y muy alejados de la verdad y lo supo cuando sintió como fuertes manos se ceñían en su cintura para después aprisionarla y estrecharla contra aquel hombre que repudiaba. Temerosa se volvió para encontrarse con aquellos ojos dorados que quemaban su ser y la estremecían de pies a cabeza.


 - Pequeña tonta escapar es imposible... - dijo él al tiempo que su voz grave y cavernosa hacía eco en el aire y era transportada por el viento hacia los fines recónditos del mundo.


 El rostro del vampiro comenzó a hundirse en la sedosa cabellera de ella, hermoso y soberbio descendía despacio hasta que los fríos y delgados labios llegaron al cuello y percibieron la calidez de la sangre. Una desmesurada excitación comenzó a surgir en el hijo del mal, su boca se abrió, grandes colmillos comenzaron a crecer, blancos, delgados y afilados. Al sentir el aliento gélido de su atacante rozar su piel la chica vibró era imposible para ella evitar que su cuerpo se sacudiese y un grito escalofriante fue emitido como muestra de impotencia y miedo. Al escuchar tan desgarradora voz el vampiro salió del trance de la sangre.


 - Ah... ¡shhh!. Pequeña no hay que temer - una tierna sonrisa apareció en el rostro de él cuando sus pies tocaron tierra. Miro a la doncella fijamente y esta comenzó a perder la conciencia hasta que se desvaneció en los brazos de su raptor.


 - Me alegra que seas tan escandalosa, estaba por cometer un error fatal - admitió él con tristeza al tiempo que cargaba con delicadeza a la chica y con paso lento iniciaba su camino rumbo a su “hogar”.


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