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They call it heaven por NamuHee

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Notas del fanfic:

Sólo tengo para aclarar que las historias no tienen relación entre sí, por si llega a haber alguna confusión. 

1. DionisoDios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis.

 

Embriágate y llega al clímax.

 

Armaba las mejores fiestas de todo el lugar y nadie podía negarlo, pues el alcohol siempre era muy abundante. Sus padres eran adinerados y la mayoría del tiempo se encontraban de viaje de negocios, por lo cual aprovechaba, organizando fiesta tras fiesta. Gastando cantidades de dinero para obtener esa cantidad en alcohol. Era conocido por la falta de interés que ponía en la escuela, pero que de todas formas asistía puntualmente aunque haya tenido una fiesta extravagante el día anterior. Era Kim Sunggyu y su vida, aparentemente, era un exceso.

 

Aunque algunos dijeran que vivía la buena vida, estaban equivocados. Aquella sonrisa altanera y despreocupada no era más que una fachada. Era un solitario muchacho, cuyos amigos únicamente lo buscaban cuando hacía fiesta, lo cual había comenzado a ser muy seguido.

 

No bebía mucho, siempre observaba cómo los demás a su alrededor se ahogaban en alcohol y perdían toda la cordura que poseían una vez llegaban a su casa. Era todo un acontecimiento.

 

.

 

—¿Por qué lo haces si ni siquiera te gusta beber? —le habían preguntado una vez más. Esa voz insistente que se encontraba con él en los momentos más depresivos que tuviera. Curioso, cierto.

 

—Ya sabes porqué, no hagas más preguntas.

 

—Me preocupo y lo sabes, no es bueno que dejes a extraños entrar a tu casa.

 

—No son extraños.

 

—Son tus amigos, sí, no quiero discutir, me iré ya, nos vemos —el muchacho se levantó de su asiento y se alejó, dejando solo al castaño sumergido en sus pensamientos. Su único amigo era él, el azabache que se había retirado tan molesto; Kim Myungsoo, el estudiante modelo presidente del consejo estudiantil. Todavía no llegaba a comprender cómo es que aquel chico llegó a terminar siendo su amigo. Era todo un misterio.

 

Suspiró restándole importancia mientras se levanta de su sitio para encaminarse a su hogar.

 

.

 

—Tendremos una cena formal —le dijeron una vez había cruzado por el umbral de la casa. Miró a la mujer con una ceja alzada. —Sí, aquí, si no quieres estar solo puedes invitar a un amigo, vendrán ejecutivos —le mencionó un tanto malhumorada su madre, sabía que ésta clase de reuniones le desagradaban demasiado, sin ninguna razón. Sólo se limitó a asentir dirigiéndose a su habitación.

 

Cerró la puerta y se dejó caer en su cama. ¿Debería llamarlo? Se preguntó sacando su móvil. Hizo un gesto restando importancia. No perdía nada.

 

.

 

—Sólo estoy aquí porque dijiste que estarías solo —el azabache yacía plantado frente a él con un costoso traje. El tono molesto hacía alusión a sus facciones, inclusive en su mirada se podía notar que no estaba a gusto yendo ahí, con él específicamente.

 

Sonrió nerviosamente dejándole pasar y aflojó el nudo de su corbata, pues repentinamente comenzó a estorbarle. Paseó la mirada por la habitación notando a las personas que todavía se encontraban ahí, tal vez conversando de asuntos privados. Frunció los labios mientras miraba al azabache dejarle atrás mientras iba al salón principal donde la mayoría de las personas se encontraban.

 

Había varias mesas distribuidas por todo el lugar para los invitados. El azabache se dirigió a una que se encontraba sola y tomó asiento, seguido de cerca por el castaño. Sunggyu se sentó a su lado con las manos en su regazo y la mirada agachada.

 

—¿No vas a hablarme? —soltó el castaño sin mirar directamente al muchacho hablando lo suficientemente alto como para que sólo él le escuchase. En ese momento comenzaron a servir y el castaño se sintió repentinamente incómodo debido al largo silencio que le fue otorgado por el azabache.

 

—¿Debería? —fue su única respuesta.

 

Suspiró mientras negaba por lo bajo. Tomó la copa repleta de vino y le dio un pequeño sorbo mirando de reojo a Myungsoo quien miraba en dirección contraria a la suya. Depositó el objeto sobre la mesa y nuevamente frunció los labios.

 

—Siempre negándome como amigo y ahora sí me pides venir, ¿qué pasó? ¿Tus otros amigos no quisieron venir porque era algo formal? —soltó de repente el azabache llevándose a los labios la copa que yacía de su lado. El castaño le miró con los labios entreabiertos sin saber qué decir. El azabache le observó esperando a qué dijera, más vio cómo el otro agachaba la cabeza y simplemente rodó los ojos dejando la copa en su sitio.

 

.

 

Conversaciones y un baile, sólo algo tranquilo, así eran las reuniones de sus padres, nada extravagante. Una verdadera delicia para pasar el tiempo.

 

Sunggyu había visto al azabache tomar varias copas de vino y su enojo, el cual seguía sin entender de dónde había salido, no parecía bajar. Le hablaba mientras éste le ignoraba bebiendo tranquilamente de su copa. Y el castaño ya se había desesperado. Se sentía culpable y no sabía si debería estarlo.

 

—¿Puedes decirme porqué estás tan molesto? —murmuró abultando los labios y el otro únicamente entrecerró los ojos frunciendo el entrecejo.

 

—¿Tienes el descaro? —masculló por lo bajo mientras rodaba los ojos y se encaminó al sanitario, siendo seguido por el castaño un tanto sorprendido debido a la actitud que estaba tomando el otro.

 

Entró después de él pero no alcanzó a notar la presencia del azabache hasta que éste cerró la puerta en un leve estruendo que le hizo respingar. Se giró sobre sus talones observando al azabache apoyándose en la puerta, todavía con la copa de vino en la mano.

 

Bebió un poco más y dejó sobre el lavabo la copa, acercándose al castaño. Se acomodó las mangas del saco desinteresadamente estando frente al otro. Sunggyu quería hablar, pero algo le decía que si murmuraba algo le costaría caro. La mirada del azabache se posó en su persona. Y de un momento a otro, tomó con su mano la corbata del castaño para acercarle.

 

—Me invitas a los eventos de tus padres, me contaste de tus penas y aun así me niegas como un amigo en el instituto. ¿Qué te crees Kim Sunggyu? ¿A qué juegas? —volvió a mascullar rechinando los dientes. En su mirada se podían reflejar demasiadas emociones que al castaño le parecían imposibles de descifrar, pues parecían mezcladas, borrosas, ofuscas. Pero a pesar de eso, la intensidad en su mirar yacía presente provocando ese extraño cosquilleo en las entrañas del castaño.

 

—Yo-argh —tenía intenciones de protestar cuando su corbata fue halada con fuerza hacia abajo, provocando que quedara de cuclillas enfrente al muchacho, a una altura bastante vergonzosa. Sus mejillas se tornaron de un delicado color rosado mientras seguía con la mirada fija en el azabache sintiéndose por completo consternado. ¿A dónde había ido el pacífico Myungsoo?

 

—¿Quieres que sea igual que tus amiguitos? —siseó el azabache, provocando que el castaño pasara saliva con dificultad esperando poder prever lo que fuera a hacer. Myungsoo haló nuevamente de la corbata del otro cuando éste hizo ademanes de hablar. Estiró la mano que tenía libre para tomar la copa y darle un sorbo. Volvió la mirada al castaño antes de inclinarse sobre éste y depositar sus labios sobre los contrarios haciendo que el líquido que todavía se encontraba en su boca pasara a la del otro escurriendo por sus comisuras. Se alejó con una pequeña sonrisa torcida haciendo notar el pequeño hoyuelo que se formaba en su mejilla cada vez que sonreía. Sunggyu tosió repetidas veces sintiendo el sabor del vino combinado con el sabor de los labios dulzones del otro en su cavidad.

 

—M-Myung —susurró y el otro únicamente le empujó haciendo que quedara sobre sus antebrazos mientras se colocaba encima suyo. El azabache inclinó la copa sobre el muchacho haciendo que el líquido se derramase sobre las finas ropas. Sonrió de medio lado mientras Sunggyu le miraba boquiabierto.  

 

—Ups —dijo juguetonamente alzando los hombros. Dejó la copa vacía a un costado del castaño esperando que ésta no se quebrara aunque no prometía nada. Sus ropas también habían sido levemente salpicadas pero le restaba importancia debido al calor que extendía lentamente por todo su cuerpo.

 

—¿Q-Qué sucede contigo? —Jadeó Sunggyu cuando el otro haló continuas veces de su camisa zafando unos cuantos botones dejando su pecho al descubierto. El azabache se relamió los labios sin mencionar nada. Aflojó el nudo de su corbata y se inclinó un poco más sobre el castaño acercándose a sus labios.

 

Sunggyu, vamos a festejar —murmuró antes de pasar a devorarle los labios. Myungsoo era una persona muy tranquila y seria por lo que esas acciones imprevistas eran algo nuevo para el castaño. Sentía que se ahogaba con su corazón latiendo desbocado, el calor sofocante que parecía emanar el azabache y el ligero olor a alcohol que le rodeaba. Estaba ligeramente mareado y no sabía exactamente a qué culpar.

 

¿Por qué le había dejado beber tanto vino?  

 

Cuidado, que puede resultar peligroso.


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