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Right behind you. por deep desire

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Notas del fanfic:

¡Hey! Aquí estoy subiendo un nuevo proyecto... mmm... para quienes leyeron mi fic de knb, lo dije en las notas, este es el nuevo proyecto del que hablé. Es una historia que hice como un año atrás... creo que esto fue mi primer proyecto yaoi... no quise cambiarle mucho porque al fin y al cabo es mi origen c: así que espero que le den una oportunidad... y eso... gracias <3

Notas del capitulo:

Espero que les guste nada más... y debo decirles que esta historia será distinta a mi habitual narración, ya que narraré desde el punto de vista de ambos personajes.... y bueno... lo entenderán cuando lo lean! <3

Ry


(20 años)


 


“Vigilante secreto”


 


Debo caminar cuando él lo haga, solo que el sujeto en cuestión es más lento que una jodida tortuga.


Cuando los perros del gobierno me encontraron, dijeron: “Trabaja para nosotros o ve a la cárcel”. Solo había una opción viable a mi parecer, así que la tomé. He pasado tres años trabajando para ellos y no me gusta lo que debo hacer. Digamos que no ayuda en mi balanza moral.


El plan consiste básicamente en:


Primero: realizar una investigación del sujeto con talento –en potencial peligro para el gobierno–.


Segundo: una vez que se marca el objetivo, debo hacer un seguimiento de tres o cuatro días para conseguir su rutina.


Tercero: entrar a su casa cuando no esté en ella y poner una bomba en su habitación –generalmente en la puerta–.


¿Conclusión? Un chico inocente que aun no es tan peligroso, muere por un “ataque terrorista”, así lo clasifican en los medios de comunicación.


Sí, soy el que mata a esos chicos y no me agrada mucho hacerlo, pero no es mi culpa que sean hackers. El gobierno de defensa los marca y yo solo soy uno de sus peones, uno de los cuantos a los que le designan la gran tarea.


Creo que he matado cerca de quince personas en tres años, y eso no me ayuda a dormir por las noches. Hay veces en que prefiero haber ido a la cárcel, pero no estoy hecho para ese tipo de lugares. Mi vida pertenece a las computadoras. Mis dedos pican por un teclado cuando pasan horas sin que utilice uno, es algo enfermizo y lo sé. Ya no puedo evitarlo a estas alturas, es algo vital para vivir.


Por lo tanto, no soportaría estar encerrado en una caja con barrotes de metal. Prefiero seguir matando, soy muy egoísta.


Tal vez podría escapar utilizando todos los conocimientos que he cosechado con los años, sin embargo no puedo. Hay un hacker que es “El supremo”, por así decirlo. Él me tiene en vigilancia constante, estudia todos mis movimientos y no puedo comer o ir al baño sin que él lo sepa primero. Eso es lo que me jode y me produce úlceras…


¡El objetivo en vigilancia se mueve al fin!


Camino con la barbilla en el pecho y acomodo la bufanda alrededor de mi cuello. El sombrero tapa en su mayoría, todo mi rostro, pero aun así llevo gafas falsas solo por precaución.


Hace un frio de perros y no ayuda para nada el hecho de que tenga que estar en las calles siguiéndole el rastro a un mocoso de secundaria. Maldición, en los primeros tres días de vigilancia, el chico estuvo en la escuela y luego en su casa, sin salir en ningún momento… excepto hoy.


De todos los tres días anteriores, justo hoy tuvo que salir en medio de una tarde nevada… y camina bastante rápido… como si lo estuvieran siguiendo… bueno, lo estoy siguiendo, pero se supone que él no debe saberlo, por alguna razón a esto se le llama “vigilancia secreta”. Énfasis en “secreta”.


Mierda. Se me congelan las extremidades y la respiración me salen en volutas de vapor. Creo que estoy bastante cerca a la hipotermia.


El chico dobla en la siguiente esquina y desaparece de mi campo de visión, así que comienzo a correr para alcanzarlo. Cuando he llegado al lugar, me detengo y asomo la cabeza revisando la vía… nada. Él ha desaparecido por completo. Ni una sola huella sobre la capa de nieve. Es extraño.


– ¡No! Maldición –mascullo golpeando la pared.


Se escapó igual de rápido que una gacela huyendo de su depredador. Eso significa que quizás ya descubrió que soy su sombra. Tendré que apresurarme y poner la bomba hoy… malditos atletas.


Cuando el archivo de Nathan Kane llegó a mis manos, tuve que estudiarlo por completo. No hubo mucho que destacar. En su totalidad todo lo que ha hecho de su vida hasta ahora, es lo común entre los geeks. Excepto ser bueno en los deportes…


Deportes… ahora lo veo… lo recordé demasiado tarde. Debía de haberlo supuesto. Eso es lo que pasa por dejarse llevar por el concepto de “hacker”.


Es muy raro que un geek sea atlético. Yo soy un ejemplo. Solo soy ágil… y eso es mucho decir.


Vuelvo sobre mis pasos y miro hacia todos los lados antes de acercarme a la casa del niño. Saco la llave de repuesto que sus padres esconden en una maceta, y abro con mucho cuidado.


Una vez dentro, me quito el abrigo y demás prendas molestas, también los zapatos. Al quitarme la chaqueta paso a tocarme los hombros y ¡Joder, qué helado! Solo ahora descubro que estoy temblando fuertemente.


La mochila se mueve de forma frenética, ya que cuelga de mi mano, sin embargo y al parecer, no podré hacer esto. No siento nada, ni siquiera sé donde están mis dedos.


– Mierda –mascullo en el mismo lugar donde quedé al entrar.


Tendré que volver otro día.


Refunfuño tratando de volver a ponerme la chaqueta, el abrigo y los lentes.


– Vaya, vaya. Caíste en mi trampa –murmura una cálida voz en mi oído.


Algo frio y metálico se presiona contra mi garganta: un cuchillo muy afilado. Me estremezco por su cercanía. Me tiene sin escapatoria, un movimiento en falso y la sangre correrá.


– Nathan Kane asumo ¿No? –murmuro levantando la barbilla lo más lejos que puedo del metal.


– Sip –responde.


Su tono cambió de amenazante a juvenil de un segundo a otro…


– Maldición –suspiro pensando en qué movimiento haré para quitarle el cuchillo sin cortarme en el proceso.


– Eres Ry ¿Cierto? –pregunta aflojando un poco la presión.


– Creo –respondo dubitativo.


Acabo de tener la impresión de que su voz cambió un tono al decir mi nombre, pero fue casi imperceptible. No supe identificar si fue para bien o para mal.


– ¡Vaya! –exclama.


De un segundo a otro el cuchillo desaparece de mi cuello y es arrojado al suelo. Soy zarandeado de un lado a otro quedando de frente al chico.


– ¡No puedo creer que estás vivo! –exclama sonriendo– Eres una leyenda, Ry. Una maldita leyenda entre los geeks. Amigo, hay rumores de todo tipo circulando por ahí…


– Oye, esper…


– ¡Y no puedo creer que me estás siguiendo! ¿Es porque soy el mejor? Lo sabía. Sabía que si lograba destacar, alguien vendría, pero nunca pensé que serías tú ¡El gran Ry!


– ¿Qué? Oye…


– ¿Por qué estás en mi casa? Es raro, yo creí que solo querías hablarme, nunca creí que querías ir a mi habitación ¿Eres un pervertido?


– ¿Quieres escucharm…?


– No lo pensé de ti, pero debo decirte que me gustan las chicas…


– ¡¿Qué demonios?! –exclamo tomándolo por la camiseta y sometiéndolo a escucharme– ¡Cállate, maldita sea! Hablas hasta por las orejas. Solo cállate, mocoso de mierda…


– ¡Por favor no me golpees! –ruega cerrando los ojos y apartando el rostro.


– ¿Qué? –gruño mirándolo con enfado.


– Un golpe duele mucho y más aun si es en el rostro, amigo.


– Oye, no sé tú, pero no soy tu amigo. Y si te gustan las chicas, deberías mostrarte un poco más valiente ¿O no? Y aléjate de mi maldito camino, nerd. Debo irme.


– ¿Eh? –.


El chico deja de retorcerse y sus manos sujetan mis muñecas. Me mira con diversión y sin notarlo, la fuerza de sus manos aumenta considerablemente hasta que soy yo el que se retuerce.


– ¡¿Qué diabl…?! –.


Caigo sobre mi espalda con un golpe seco que me quita la respiración, veo puntos negros en las esquinas de mi visión y la cabeza me palpita por el golpe.


Quedo desorientado por unos segundos, y para cuando logro enfocar la vista nuevamente, él está sentado sobre mi estómago.


– Ry, voy a aclarar algo –murmura Nathan aplastando mis brazos con sus pies, de tal manera que no puedo moverlos– Ésta es mi casa y no te irás de aquí hasta que aclares qué mierda estabas tratando de hacer… por lo demás, estás temblando como gelatina y dudo que sea porque me tienes miedo ¿o sí?


– Púdrete, mocoso –le escupo en el rostro.


Solo tomó ventaja de mi inminente hipotermia, de otro modo, éste idiota tendría un ojo morado y un diente roto, no estoy presumiendo.


– Soy lo suficientemente valiente ¿o no, Ry? Soy más fuerte que tú, eso se ve a leguas ¿Cuánto pesas? Por lo que puedo ver, yo tengo más peso que tú y soy más alto también ¿no crees?...


– ¿A quién le importa? –gruño.


– Es muy importante –se burla.


Sonríe sobre mi rostro y se levanta hasta que presiona su pie sobre mis manos y pecho, haciendo que el solo hecho de respirar me sea más difícil que tragarse una piedra.


– ¿Qué pasaría si aplico un poco más de fuerza? –murmura con un brillo de diversión que un chico de su edad no debería de tener al actuar de esta forma.


– Ugh… –me quejo con la visión negra y el pecho crujiendo literalmente, siento como si se me estuvieran quebrando los huesos uno por uno.


– No escucho –ríe pisando con más fuerza.


– Pú… dre… te –resoplo.


– Tendré piedad… cuando me digas ¿Qué mierda intentabas hacer? –.


Quita su pie y respiro con agitación, toso un par de veces y miro al chico con otro tipo de sentimiento: incredulidad. El mocoso torturándome… esto sí que no lo tenía previsto. Me encuentro bastante sorprendido.


Escucho el sonido de la cinta adhesiva y luego ésta misma es envuelta en torno a mis muñecas. Todo ocurre tan rápido que para cuando recupero el aliento y estoy un poco más calmado, ya estoy atado de manos y pies.


– Comienza a hablar, hombre. No tengo todo el día, sabes que mis padres llegan en un par de horas.


– Oye, no sé qué te hace pensar que estoy aquí por ti. Creo que te estás mostrando un poco desesperado por atención adulta.


– Te he visto. Todos los últimos cuatro días. No pasas desapercibido, quién diría que un pervertido estaría vigilándome ¿Qué diría la policía sobre esto? ¿Te imaginas? –se acuclilla frente a mí y me mira con una sonrisa victoriosa.


– Bueno, lamento decepcionarte, pequeño, pero no te he estado vigilando a ti. Más bien es a tu madre a la que estoy… observando –sonrío con malicia al ver cómo su semblante pasa de victorioso a furioso.


“Vamos, pierde los estribos y atácame”.


– Mi mamá está felizmente casada con mi papá, así que aléjate de ella –.


Habla con un tono bastante amenazante, me falta muy poco para reírme en su cara por aquella frase tan infantil. Estoy seguro de que él cree que me intimida, pero solo me está dando un ataque de risa. Sin duda jamás ha tenido que intimidar a nadie en sus diecisiete años… pero al parecer sí que sabe utilizar su fuerza física. Eso no me lo esperaba.


Ha habido algunas veces en que me asignaron a tipos que tenían un poco de experiencia con las peleas callejeras, y digamos que estuve un poco… mal, pero solo fue por unos días. Uno que otro golpe por aquí y por allá, me dejaban un tanto afectado, así que si este chico llegara a golpearme, al menos tendré resistencia.


No siempre las misiones salen a la perfección, y hasta el momento, solo he tenido tres casos en donde han fallado los planes.


El primero fue hace un año. Un hombre de treinta y cinco años. Tenía que ingresar a su casa y poner la bomba, pero por un motivo sin razón, el hombre llegó de un momento a otro y me encontró armando la trampa. No recuerdo bien cómo fue el desenlace pero lo que sí recuerdo es que el sujeto logró apuñalarme de lleno en las entrañas…


Mis defensas no son tan buenas. Más bien lo único bueno que tengo son mis reflejos, pero ese día no estaba preparado. Había dormido poco y tenía ganas de ir a regar unos cuantos árboles…


En fin, tuve que ir al hospital luego de aquello y lograron curarme… claro, estuve en reposo por una semana y tuvieron que asignar a otro sujeto para que terminara mi misión fallida.


Algo similar pasó en la segunda ocasión, pero esa vez fue una chica de veinte años. Ocurrió dos meses después de mi corte en las entrañas.


Recuerdo que había terminado de instalar la bomba y estaba a punto de irme, cuando ella regresó de improviso. Tuve que apurar mi salida y terminé escapando por la ventana. La mujer llegó a su cuarto justo cuando yo estaba abriendo la ventana, ella abrió la puerta y acababa de saltar fuera, cuando la bomba se detonó y yo salí volando por los aires literalmente.


Ese día adquirí una nueva cicatriz, justo en mi espalda y clavícula, gracias a una barra de metal que me atravesó el cuerpo.


La tercera ocasión, en que mis planes no fueron tan perfectos, fue bastante cómica. El objetivo era un chico de veintiún años.


Había hecho mi vigilancia de cuatro días y no había ocurrido nada extraordinario, incluso había logrado adquirir el itinerario del joven, así que con confianza, al quinto día decidí ingresar a su casa.


Subí a su dormitorio, abrí la puerta y comencé a instalar la bomba, de pronto comencé a sentirme algo inquieto, así que me tranquilicé diciendo que solo era porque tenía hambre. Continué con mi labor y cuando terminé, estaba a punto de salir por la ventana cuando me sujetaron de la cintura en un abrazo firme y estrecho.


– No estoy en contra de tu propósito terrorista –susurró una voz en mi oído– Pero al menos debes darme un incentivo para mantenerme en silencio –.


No sabía qué diablos estaba pasando. En ese momento mi mente comenzó a repasar todas las anotaciones sobre ese objetivo y en ninguna parte figuraba el hecho de que tenía una compañera de cuarto.


En ningún momento vi a alguien más en esta casa y no sabía qué hacer. Cuando me di la vuelta para hacerle frente, vi un rostro joven con ojos soñolientos y mirada traviesa. Bajé un poco más la mirada para encontrar un cuerpo delgado, pero con sus propias atribuciones, completamente desnudo.


– ¿Ah, sí? –dije sonriendo.


– Sí –respondió ella situando sus brazos en torno a mi cuello– Quiero que me traigas el desayuno a la cama y seas mi esclavo por un día.


– ¿Qué? –.


Quedé bastante decepcionado. Yo pensaba que habría algo de sexo involucrado, pero tal como parecía, eso no iba a pasar. Bueno, tampoco era como si ella hubiera sido caliente. Su cuerpo ni siquiera llegó a excitarme ni un poco.


– Debes ser mi esclavo.


– Pues declino la oferta –dije saliendo por la ventana– Dile a tu chico que te traiga el desayuno, nos vemos –.


Me fui justo cuando la cerradura de la puerta principal estaba comenzando a girar. Bajé y esperé un poco hasta que la puerta se abrió y todo estalló.


Aun no sé la verdadera razón, pero de algún modo, un pedazo de madera voló por los aires y cayó sobre mi pierna. Fue muy peligroso esa vez, porque estuve al borde de la muerte, me desangré y los doctores no tenían muchas esperanzas cuando revisaron mis signos vitales, sin embargo aquí estoy.


Esos fueron mis tres incidentes… es por eso que no me sorprendería acabar con una puñalada ahora. Solo pasaría a formar una cicatriz más dentro de mi colección.


– Ella no me dijo eso mientras la hacía gritar de placer –digo sonriendo de forma burlona– Tú mamá tiene un buen cuerpo a pesar de su edad, supongo que lo has visto.


– Cállate –masculla el chico a punto de estallar.


– Ahí tienes la razón por la que estoy aquí –.


Aunque sea mentira, me sorprende que este chico caiga tan rápido, de verdad que es un ingenuo de primera.


– Tú, bastardo –gruñe.


Toma el cuchillo del suelo y me empuja contra las baldosas utilizando la misma fuerza que la primera vez que me derribó. Esta vez me golpeo de lleno en la cabeza, y no esperaba esto, pero termino inconsciente.

Notas finales:

Bien, espero que les haya gustado c: no olviden dejar su review! 


La fecha de actualización será todos los lunes <3


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