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¿Realmente fue un error? por aiakafuri

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Notas del fanfic:

Es mi primer AoSaku, hasta ahora lo había estado utilizando como pareja secundaría, por lo que decidi este fic.

 

Espero les guste.

 

Los personajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

Es mi primer AoSaku, espero les guste y le den luz verde.

Tengo contemplado que el fic sea de pocos capítulos.

 

Disfrútenlo 

En un lujoso hotel 5 estrellas pertenecientes a una de las mejores empresas de Japón, se encontraban inaugurando su nueva sección de restaurantes, por lo que había invitados y huéspedes a la espera del nuevo chef y el presidente de Akashi Corp.

 

Entre los invitados se podían observar a ciertas cabelleras multicolores.

 

—¿Dónde están Akashi y Tetsu?— preguntó un moreno a Kagami Taiga.

 

—Fueron por el chef— respondió Taiga.

 

—¿No tienes miedo de la competencia?— preguntó Daiki en un tono burlesco.

 

—Claro que no. Le tengo todo mi respeto— dijo sonriendo.

 

—¿Lo conoces?— preguntó Midorima Shintarō.

 

—Todos lo conocemos— dijo un castaño.

 

—¿De verdad Akashi-san ?— dijo un castaña bien proporcionada de brazo de su esposo.

 

—Aomine-san no. Los demás sí— respondió Akashi Kōki.

 

—¿Quién será?— se preguntaron.

 

 

 

———————En una suite del hotel ————————

 

 

Tocaron a la puerta —Está abierto.

 

—¿Peleando con la corbata?— preguntó un pelirrojo.

 

—Es que no me gusta utilizarlas— respondió con un mohín.

 

—Dame eso— Seijūrō  le colocó la corbata.

 

—Gracias, Akashi-san— dijo sonriendo.

 

—No has cambiado nada— dijo Tetsuya Kagami.

 

—Lo mismo digo Kuro... Kagami-san— comentó sonriendo.

 

—Dime Tetsuya. No me acostumbro aun.

 

—y eso que llevas 5 años de casado— dijo Seijūrō.

 

—Lo mismo le pasa a Furihata-kun— respondió inexpresivo.

 

—Es Akashi— una risa los interrumpió —Es hora.

 

—Está bien. ¿Está seguro de esto, Tetsuya-san?— ¿de verdad era buena idea?

 

—Por supuesto.

 

—Está bien— le dio las indicaciones al pelo celeste y luego  Akashi y él abandonaron la habitación. Confiaba en que no pasará nada.

 

—¿Estas nervioso?— preguntó cuándo abordaron el elevador.

 

—Por supuesto ¿Esta aquí?— mordió su labio.

 

—Sí... Con su esposa— se percató de la mirada dolida.

 

—No importa... ¿Me ayudará?— cuestionó mirando fijamente al pelirrojo.

 

—Por supuesto— aseguró. Bajaron del elevador y se dirigieron al salón del evento.

 

————————En el salón ————————

 

 

 

Los invitados esperaban a Akashi Seijūrō y al nuevo chef.

 

Los de la Kiseki no Sedai y sus parejas  platicaban cerca del estrado.  De pronto, la estancia quedó en silencio y vieron subir al pelirrojo al estrado.

 

—Buena noche. Bienvenidos a la inauguración del nuevo restaurante: Hikari. Como saben Kagami Taiga seguirá de chef principal en la sección A, pero en esta ocasión Hikari contará con otro chef profesional. Él viene desde Francia y es reconocido a nivel internacional. En uno de mis viajes he tenido la oportunidad de reencontrarme con él, debo decir que quede complacido con sus platillos y me costó trabajo convencerlo de regresar a Japón— los invitados no creían lo que el pelirrojo decía ¿Tuvo que convencerlo? —Bueno sin más preámbulos, les presento al chef internacional: Sakurai Ryō.

 

Inhaló y exhaló varias veces, salió detrás de la cortina que lo ocultaba. Camino seguro y se detuvo frente al micrófono —Buena noche. Muchas gracias por asistir. Soy Sakurai Ryō y espero de ahora en adelante disfruten de mis platillos y postres. También quiero agradecerle a Akashi-san por la oportunidad....

 

Unos ojos azules miraban fijamente aquel hermoso doncel que llevaba 10 años desaparecido

 

. Sakurai Ryō había cambiado, ya no había aquella personalidad dulce. Se miraba serio y la personalidad era la que usaba cuando lo retaban. Vestía un traje negro ajustado y su cabello era semi largo, lo había peinado hacia atrás y  había dejado un mechón en el lado izquierdo haciéndolo ver muy sensual.

 

—————

 

Estuvo de un lado al otro con Akashi saludando a la prensa e invitados. Paso una hora hasta que al fin pudo saludar a sus amigos —Kōki-san.

 

—Ryō-san. Bienvenido— saludo sonriendo.

 

—¿Cómo va el pequeño?— preguntó tocándole el vientre.

 

—De maravilla— respondió. Tenía 6 meses de gestación.

 

—Sakuraicchi— dijo Ryōta abrazándolo —¿Por qué te fuiste sin decirnos? 10 años sin saber nada, ni una llamada o mensaje.

 

—Problemas personales y perdí mi celular— respondió saludando, y saludo a los demás de los milagros.

 

—Ryō— dijo Daiki viendo al sonriente castaño.

 

—Agradecería que no me llame por mi nombre. No tenemos esa confianza— dijo de forma fría.

 

Bajo la mirada.  Siempre presintió que Sakurai desapareció por su culpa. —Lo siento... Sakurai.

 

—Mucho gusto. Soy Mimi, la esposa de Daiki— dijo la castaña.

 

—Un gusto Aomine-san— saludo a la mujer y dio el tema por terminado. Siguió platicando con Kōki y Kazunari.  Su corazón dolía de verlos juntos, le partía el corazón saber que fue un error para el peli azul.

 

 

Había pasado una hora, todos seguían platicando  y esta vez Akashi se les había unido a la conversación, cuando se escuchó desde el piso superior algo caerse y quebrarse, luego gritos y más cosas romperse.

 

—Lo siento. Lo siento. Lo siento— comenzó Ryō a disculparse con Akashi.

Los demás veían incrédulos aquella faceta que creían desaparecida. Otra vez se volvía escuchar algo romperse pero estaba vez en el piso en que estaban —Lo siento. Pagaré todos los gastos. Lo siento.

 

—¡Papá!— gritaron desde la entrada  de salón y entraron dos remolinos castaños.

 

—¿Qué hicieron?— preguntó Ryō enfadado.

 

—Él... Él se enojó y huimos— respondieron al unísono mientras se  escondían detrás de su padre. Desde la entrada se podía ver a un enojado pelo celeste.

 

—Tetsu, cálmate— dijo Taiga deteniéndole. Su esposo realmente se veía enfadado.

 

—Les voy a dar una tunda— dijo enojado.

 

—Lo siento. Lo siento. Lo siento— volvió a decir Ryō. Sabía que era mala idea.

El enfado se le pasó al pelo celeste al ver esa faceta de hongo disculpon —Está bien.

 

Ryō se giró —¿Qué fue lo que les dije? ¿Acaso no les advertí que obedecieran a Kagami-san?

 

—Lo siento papá. Ryōdai fue quien empezó— dijo uno de ellos.

 

—No mientas Ryōki. Fuiste tú— dijo Ryōdai enfadado.

 

Los gemelos comenzaron a discutir en un francés muy rápido y fluido. Los invitados veían de un lado al otro impresionados por los niños idénticos.

 

—¿Quiénes son?— cuestionó Momoi esa actitud se le hacía familiar, esa postura, ese físico.

 

—Son mis hijos. El mayor es Ryōdai y el menor Ryōki— dijo acariciándoles el cabello en el orden.

 

Todos los de la Kiseki, en especial Daiki Aomine,  observaban a los gemelos. Eran castaños, su tez era idéntica a la Ryō pero sus ojos azules.  Un azul que han visto desde hace muchos años.

 

—¿Q-Qué edad tienen?— logró decir Daiki. Su corazón latía rápidamente al ver a ambos.

 

—Tenemos 9 años— dijeron con una sonrisa.

 

Esa sonrisa tanto a la Kiseki como a Mimi se les hizo familiar —¿Qué significa esto Daiki?

 

—Ryōdai. Ryōki. Regresen a la habitación. Kōki los acompañará— ordeno Seijūrō.

 

—Vayan niños. Cuiden de Kōki-san y su bebé— dijo Ryō besándoles las frentes.

 

—Sí, papá— tomaron la mano del castaño y fueron a su habitación, pero no sin antes mirar de pies a cabeza al moreno.

 

—¿Y bien?— gruñó Mimi de brazos cruzados.

 

Ryō sonrió por la actitud de la castaña —Bueno creo que es obvio— soltó risa burlesca — Ryōdai y Ryōki son hijos biológicos de Aomine.

 

—Ryō... se supone que tomaste el medicamento— murmuró incrédulo.

 

Los demás voltearon a verlo enfadados, siempre habían sabido del amor del castaño a Aomine pero nunca imaginaron que escucharían eso. Ahora entendían la desaparición de Sakurai.

 

—Lo hice. Lo tome enfrenté de usted Aomine ¿Recuerda?... Al parecer no funcionaron, tiene algo que ver con mi sistema— respondió serió. Le dolía recordar y hablar de eso.

 

—¿Por qué no me dijiste?— gruñó enfadado.

 

—¿A caso no lo recuerda? "Ryō esto no debió pasar. Fue un error"— Daiki bajo la mirada y los demás quisieron matarlo —Luego me dio el medicamento y me lo tome ¿Recuerda lo que dijo? "No puedes quedar preñado. Yo no quiero hijos" ¿Y sigue preguntándose porque no le dije?  Qué descarado— dijo con el ceño fruncido.

 

—Tenía derecho a saberlo. Son mis hijos— dijo triste. Recordaba ese día, no había día que no lo recordara

 

—Y tiene el derecho a verlos. Si quiere verlos puede hacerlo, no se lo impediré. Tendremos que ver su horario y el de mis hijos para poder ver qué días  podrán convivir—dijo serió.

 

—No tenías que ocultármelos. Pelearé por ellos. Son mis hijos— Akashi podía ayudarlo.

 

—¿Suyos? Cuando me dio ese medicamento perdió todo el derecho de llamarlos hijos— bufó y luego exhalo, tenía que controlarse —Ahora eso es lo de menos. Tenía planeado que convivieran y pasarán tiempos juntos sin abogados de por medio, pero si va a pelear por ellos tendrá que ver a mi abogado. Cualquier asunto trátelo con Akashi-san.

 

Daiki miró al pelirrojo.

 

—Soy el abogado de Ryō...

 

—Tengo que ver a mis hijos y regañarlos. Akashi-san envíame la cuenta de lo que rompieron mis hijos. Tetsuya-san lo lamento, son muy juguetones. Nos vemos luego— dijo Ryō y luego salió del salón con la mirada de los varones sobre él.

 

—¿Lo sabías Akashi?— gruñó Daiki enfadado por todo, y más por la mirada que recibía el castaño.

 

—Lo descubrí hace un año. Le dije que si tú querías quitárselos yo lo defendería, por eso está aquí. Él no quería regresar y los niños no querían abandonar París, y al final los convencí— respondió cruzándose de brazos.

 

—¿Por qué no me dijiste? — gruñó enfadado.

 

 —La culpa de todo esto la tienes tú. Te aprovechaste de su amor incondicional y  lo peor es que aún no lo olvidas ¿No? — miró a la castaña —Para prueba tienes a tu esposa castaña y tímida, muy parecida a Ryō  de la epoca de Tōō ¿no crees?.

 

—Daiki— gritó la mujer llorando. Siempre supo que había alguien más y lo peor, tenía dos hijos. Algo que ellos no podían tener.

 

 

 

——————————————

 

Llegó a la suite y fue rodeado por unos brazos —No lloré Ryō-san— dijo al verlo hecho un mar de lágrimas.

 

—Como quiere que no lo haga sí el hombre que siempre he amado está casado y ahora quiere quitarme a mis hijos— sollozó en los brazos del castaño.

 

Recordaba a la perfección ese día.

 

El día que se entregó por completo, y para luego ser llamado error.

Notas finales:

Gracias por leer

 

Besos :*

 

Ai


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