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Ten Years later por Kristy

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Notas del fanfic:

Este es el fic más largo que he publicado hasta la fecha.  Los que me conocéis de Only One, os advierto que es una historia paralela e independiente, nada que ver con la anterior. He partido de cero aquí, nuevas couples, nueva historia. Me lo he pasado genial escribiéndola y, ahora mismo, es mi favorita de todas las que he escrito hasta el momento, a pesar de que amo todas mis historias. Es una historia madura, por lo que requiere que los lectores lo vean con mente abierta y de la misma forma. No se trata de OTPs, se trata de historias de amor, de lealtad, de amistad en un mundo cruelmente competitivo como es el Kpop. Se trata de decisiones que se toman en la vida y las consecuencias que traen para todos, incluso la persona que la ha tomado. Se trata de un viaje desde la inmadurez hacia la madurez. Es un viaje de aceptación, de perdón y recapacitación. Es una historia atípica con lo que normalmente se lee por aquí.

Espero que lo disfrutéis tanto como yo escribiéndola.

Para terminar, quiero agradecer profundamente a tres personas que, de una forma u otra, han ido presenciando el proceso de creación del fic, alentándome, animándome y corrigiéndome. Sin esas tres personitas es muy posible que 10 Years Later no hubiera llegado a ser lo que es ahora.

Mil gracias a María (littlelight), por su paciencia, por su entusiasmo  y emoción, pese a que no leyó la historia en orden y por acompañarme en las madrugadas, en silencio, esperando con paciencia un trozo de la historia.

Mil gracias a mi Rikku, posiblemente la mayor fan del fic, si eso es posible. Espero que pronto publique ese oneshot de cierta parejita que me hace muchísima ilusión verla en línea. Hace de reportera a veces. Esto fue lo que dijo cuando le pasé el primer capítulo completo:

Rikku Dixit: Este nuevo proyecto es de una kris incluso más madura escribiendo sobre el posible futuro de estos 5 hombres.

Por último, mil gracias a Aqua, por su entusiasmo y palabras de aliento.

A las tres, que habéis compartido mis horas, mis atascos y mi ilusión con este fic, gracias infinitas por ello. Lo único que puedo hacer a cambio es dedicaros el fic. ¡Os quiero, chicas! 

Chansik miraba la mesa de la cocina con la frente fruncida. Frente a él había un montón de invitaciones dispuestas a ser enviadas. Invitaciones de boda, para ser más exactos. Las de su propia boda, ya para precisar del todo.


— ¿Dónde está? —Lanzó la pregunta al aire, llamando la atención de su prometido, y futuro marido. Ahora, a sus treinta y dos años, por fin había conseguido alcanzar un sueño que, cuando conoció a Hongbin, jamás pensó que lograría alcanzar: casarse.  El año anterior por fin se había legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en su país. Había sido un largo recorrido y larga lucha para el colectivo, pero por fin lo habían conseguido: podían casarse por lo civil. Así que pensaban hacer una celebración a la altura de tan histórico momento.


— ¿Qué buscas? — La voz calmada de Hongbin le sacó de sus pensamientos.


— ¿Dónde está la invitación de Dongwoo? — Chansik apartó su pelo alborotado de la frente, para poder ver mejor y evitar las cosquillas en los ojos.


Un maduro y sexy Hongbin se acercó a la mesa, llena de papeles, direcciones y cajas, viéndole mirar y mirar sobres, buscando el nombre de su antiguo compañero de grupo,  preocupado.


— Ah, sí… Sabía que se me olvidaba algo. No he conseguido encontrar la dirección. Deberás llamar a tus compañeros. Lo siento. – Su expresión expresaba culpabilidad. Gongchan asintió, algo desanimado. Hongbin se levantó al verle abatido (algo que no soportaba ver en su hiperactivo y enérgico novio), regalándole un beso. 


— Todo saldrá bien, cariño —Recibió otro beso de regalo en su mejilla y lo vio abandonar la cocina, directo a arreglarse, ya que tenía que ir a rodar un programa como invitado. Ambos seguían en el negocio del entretenimiento y la música, de una forma u otra.  Él mismo era el presentador estrella de uno de los canales de Corea del Sur. Habían pasado ya siete años desde el final de B1A4. Casi diez años desde que Dongwoo fue llamado a filas y el grupo empezó a desintegrarse por partes. Aguantaron unos meses como cuatro miembros, pero luego Jinyoung tuvo que incorporarse… Y el adiós.


Cogió los sobres azules y con la letra plateada e inmaculada con los nombres de Jung Jinyoung, Cha Sunwoo y Lee Junghwan. Jugó con ellos entre las manos, entre emocionado y triste. Habían sido parte de su vida durante diecisiete años. Lo habían compartido todo y ahora apenas sabía de ellos. Pero los quería en su boda, los quería ahí, para recordar que ellos fueron su familia y que compartiesen ese momento por el que tanto habían soñado secretamente entre ellos.  De quiénes más sabía era de Sandeul y de Baro.  Sandeul, tras la desintegración del grupo, inició una exitosa carrera como solista y cantante de musicales. Baro combinaba su carrera como actor con la de comediante y presentador. Jinyoung se había enfocado su carrera hacia la interpretación y había abandonado prácticamente la música. Los cuatro seguían, de una forma u otra, dentro del mundillo, todos menos uno: aquel que fue conocido como CNU.


— ¿Qué será de tu vida, Dongwoo? —Miró el único sobre que tenía destinatario, pero no dirección con nostalgia.  Ahora entendía que había cometido un error muy grave al no intentar mantener la relación con él. Al principio sí mantenía un contacto fluido con ellos. Después, cuando empezó a trabajar a tiempo completo, entre su novio y sus nuevas amistades y contactos, paulatinamente fue reduciendo el número de llamadas.  Ahora era consciente que durante un tiempo Dongwoo mantuvo la línea abierta, escribiéndole o felicitándole, pero Chansik no tenía tiempo (más bien interés) en responder… Hasta que un día dejó de hacerlo y él no se dio cuenta. Y después un silencio. Un silencio de cuatro años que no sabía cómo solucionar. Porque cuando intentó volver a retomar el contacto, el número de contacto ya no existía. Se dijo que investigaría dónde encontrarlo, incluso visitando a sus padres, pero no lo hizo… hasta hoy.


No sabía bien cómo reaccionaría el que había sido su hermano mayor, su “madre”, un tipo adorable,  y su mejor confidente, pero quería intentarlo. Lo quería en su boda. Lo quería en el día más importante de su vida, para agradecerle que jamás le hubiera permitido rendirse con Hongbin durante los malos momentos, para agradecerle su paciencia y confianza, para agradecerle su apoyo más incondicional durante todos esos años. Se incorporó del asiento de la mesa de la cocina y se dirigió al salón, y localizó su móvil. Buscó en la lista de contactos hasta que vio el nombre de “Pato” y marcó. A lo lejos, Hongbin le saludó, apurado, con la mano, despidiéndose. Estaba espectacular en traje. Chansik le devolvió la despedida y una sonrisa de regalo. En lo que escuchó el portazo, la voz espontánea y alegre de Sandeul se filtró por el auricular.


— ¡Chansik! ¡Cuánto tiempo! —su personalidad entusiasta no había cambiado con los años. Seguía siendo un pato en muchos sentidos. Había crecido y madurado. Ya no era aquel idiota que iba por los shows con cara pánfilo. Ahora era un cantante muy respetado, cuya opinión era valiosa. Aunque no supiera cómo cerrar la boca, a pesar de todo, y siguiera dejándola abierta cuando no hablaba.


— ¡Lo mismo digo! ¡Hace cuatro meses que no quedamos, tío! ¡Hay que solucionarlo! —Respondió Chansik, contento de oírle. Hacía como dos meses que no sabía nada de él ni siquiera por mensajes. Había estado muy ocupado empalmando Comebacks.


— ¡Pásame tus días libres y lo cotejo con mi agenda! –Había ruido de fondo, por lo que el antiguo vocalista seguía gritando, en lugar de hablar.


— Junghwan… Tengo una pregunta…  — Por un instante dudó si en formular la cuestión, así que titubeó.


— ¡Dime! – Nuevo grito, mientras voces de fondo seguían entremezclándose en su conversación. Definitivamente debía estar en un backstage.


— ¿No tendrás un método de contacto con Dongwoo? Con CNU, quiero decir. —Hubo un silencio momentáneo al otro lado de la línea. Podía escucharle respirar, pese a todo, pero era como si hubiera sufrido un colapso. Ahora que Gongchan lo pensaba… en los últimos siete años, especialmente los últimos cuatro años, nadie había mencionado a Shin cuando quedaban, como si hubiera sido un fantasma.


— La verdad es que no sé nada de él, Chansik… No puedo recordar en qué momento le perdí la pista. ¿Has probado a llamarle? – Sandeul parecía preocupado y aturdido. Estaba claro que no se esperaba que la llamada fuese para esta cuestión.


— Precisamente te llamaba porque el número que tengo me sale que no existe.  – Otro silencio en el otro lado de la línea, Sandeul estaba pensando estaba claro.


— ¿Has preguntado a Sunwoo? —Gongchan se acercó al ventanal de su piso en Seúl, desde el cual tenía una vista espectacular del río Han. Apoyó su mano sobre el cristal, incómodo. Sabía que no podía contemplar siquiera llamar a Jinyoung para preguntarle. Jinyoung y CNU habían dejado de ser amigos mucho tiempo atrás, mucho mucho antes de que B1A4 dejara de existir como grupo.  Era consciente de que Jinyoung se arrepintió tiempo después, pero ya fue demasiado tarde para arreglar nada. Y, bueno, Baro… Tenía sus dudas.


— La verdad es que no. Le llamaré en cuanto te cuelgue. —Hubo un nuevo silencio en la línea, señal de que Sandeul seguía pensando en el ausente, el que decidió abandonar Seúl y no seguir, aunque ninguno de ellos sabía realmente las razones por las cuales había tomado tan drástica decisión.


— Chansik… Si consigues localizarle…. Avísame. Avísame, por favor. También quiero saber cómo está –se soprendió al notar que la voz de Sandeul, tan viva y segura, se había transformado en pocos minutos en una voz insegura y triste.


 — Claro, descuida. Con lo que sea te aviso. Y ahora te envío mi agenda, para vernos en cuanto tengas un hueco. – Decidió cambiar de tema. Más tarde le preguntaría por qué CNU era un tema tan espinoso y doloroso para él, pero lo haría en persona.


— ¡Por supuesto! – Sandeul volvió a su habitual entusiasmo, antes de colgar. Gongchan se quedó aún con el teléfono en la mano, buscando al otro contacto, casi suspirando. No sabía si marcarle o no. No porque no se llevase con él, ya que coincidían mucho y además era con el que más quedaba y se veía tras la separación del grupo, sino porque la conversación podía ser difícil. Complicada porque implicaba a Dongwoo y a Sunwoo. Implicaba unos lazos rotos de una forma abrupta, de la cual Sunwoo se había arrepentido, pero nunca había tenido el valor de reconocer y mucho menos de solucionar.


— ¡Qué hay, tío! ¡Ya me he enterado que te casas! ¡Enhorabuena! —Gongchan abrió los ojos, atónito. ¿Cómo cojones se había enterado si ni siquiera había enviado las tarjetas de invitación?


— ¿Ahora eres espía? – Preguntó, sin evitar su tono de sorpresa.


— En realidad me lo ha dicho Minho, el reportero. Os vio el otro día yendo a por los papeles, jajajaja. – La risa de broma y picardía que escuchaba desde el otro lado de la línea le indicaba que le estaba vacilando. Conociendo a su novio, estaba claro que se lo había chivado a Baro.


— ¡Capullo! –Insultó mentalmente al “reportero”, pero se recompuso enseguida —. Oye, Sunwoo, te llamo porque quería preguntarte si tenías alguna forma de contactar con Dongwoo. Es para enviarle la invitación de la boda. – Le soltó, sin preocuparse. Silencio abrupto en la línea, al estilo de Sandeul. Podía oírle respirar, por lo que sabía que la línea no se había cortado, pero indicaba que la pregunta había sido realmente incómoda.


— ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él? — Para su sorpresa, fue Baro quién le lanzó la pregunta. Sin embargo, le dio pistas de que, al igual que había pasado con los demás, en algún punto del camino se olvidaron de él. Y empezó a sentir un nudo en la garganta, lleno de culpabilidad.


— El año nuevo de hace cuatro años. Va para cinco. –Hizo la gran confesión, intentando mantener el control de su propia voz.


— ¿Y por qué ahora? ¿Por qué quieres invitar a tu boda a alguien a quién no te has molestado en contactar en todo este tiempo? —Esta vez fue el turno de Gongchan de callarse, dolido. Nunca pensó que eso fuera posible, pero por primera vez en años Baro había hurgado en su conciencia y la estaba masacrando con ganas.


— Porque fue mi hermano. Fue el que más me apoyó cuando me declaré gay y cuando todos os opusisteis a que saliese con Hongbin. Sé que no he sido un buen amigo, pero quiero que esté en mi boda. Por esa razón quiero localizarle. —De nuevo el silencio entre ambos, incómodo, mucho más que con Sandeul.


— No… no sé dónde está. Pero tengo el teléfono de sus padres… —Volvió a pausar la voz —. Oye… ¿Realmente quieres que esté ese día? Te lo pregunto porque… porque es muy probable que, aunque consigas la dirección y le envíes la invitación, no vaya.


Pudo escuchar el sonido extraño que hizo su propia saliva, intentando pasar por el nudo que ahora mismo tenía en su garganta. Era una posibilidad que Chansik no había contemplado. Una que le estaba horrorizando. Una imagen de cuatro viejos compañeros en la fotos de la boda, pero sin el que era más importante para él de todos. Y ahora se daba cuenta que, pasase lo que pasase, esa imagen no podía suceder. Eran cinco y cinco debían hacer la foto de la boda. Cinco... Y cinco saldrían en la foto oficial de la boda. 


— ¿Sigues ahí? —Escuchó a Baro preguntarle casi con miedo.


— Sí, Sunwoo. Sigo aquí — Dijo, a duras penas.


— Creo que sé cómo localizarle. Si realmente quieres que vaya a la boda, si realmente quieres… Pásate por la tarde por aquí y llévame la invitación. Se la daré en mano. —Baro lo dijo todo de golpe, como si ni siquiera lo hubiera tenido que pensar, soltando el aire al final.


— ¿Estás seguro? —Gongchan se quedó atónito ante la proposición de exrapero.


— Tengo el finde libre…  Y creo que lo mejor, si quieres que vaya a tu boda, es que uno de nosotros pase a verle en persona. Tú no puedes, Sandeul tiene concierto y Jinyoung me escribió ayer diciéndome que no podía quedar conmigo hasta la semana que viene. Está claro que no tengo otra opción. —Gongchan se quedó con la vista en la nada, pensando. Esa última frase había sonado demasiado falsa, como una excusa barata. 


— Está bien, luego te la doy —Le dijo, nada convencido de que el plan de Baro fuese una buena idea. Sobre todo para el propio Baro.


— ¡Hasta luego, Chansik! —Soltó entusiasta, en un claro intento de cortar rápido la conversación demasiado incómoda para dos.


— ¡Hasta luego, Sunwoo! —Gongchan colgó y se sentó en el reposabrazos de su sofá, aún con la vista perdida en el horizonte y en el río Han. Sabía que estaba llorando, pero no sentía la necesidad de detener sus lágrimas. Estaba solo y nadie le observaba. No tenía a nadie al lado al que darle explicaciones del espantoso sentimiento de culpabilidad y de impotencia que sentía en ese momento.


Ahora sabía que lo habían perdido todos.  El cómo, no lo sabía. Y se sentía estúpido, saber que había estado ahí para él siempre, pero cuando Dongwoo los necesitó nadie estuvo ahí.  ¿Estaría bien? ¿A qué se dedicaría? ¿Por qué renunció a seguir cantando? ¿Por qué? Preguntas  y más preguntas sin respuesta. Preguntas que necesitaba hacerle, respuestas que necesitaba de una forma casi dolorosa, aunque le mandara a la mierda. Necesitaba saber cómo estaba y si necesitaba ayuda, para dársela. Para dársela el resto de su vida si era necesario. Aunque algo le decía que cuatro años después, Dongwoo, su Shinwoo, podría ir a su boda por educación, pero volvería a desaparecer.


— Cuanto te encuentre, Dongwoo, no pienso soltarte. Esta vez no cometeré el mismo error —Con determinación, se apartó las lágrimas de la cara, se levantó del lugar donde estaba sentado y volvió a la cocina, a coger el sobre con la invitación de Shin Dongwoo. Aparte del manido mensaje de “Estaremos encantados de contar tu presencia”, dio la vuelta a la tarjeta y escribió de su puño y letra el mensaje que realmente quería que leyese su viejo compañero.


CNU, Eomma, Shinwoo, Shinnie, Hyung, osito, Dongwoo… Sé que estás en tu derecho de no venir, pero te pido por favor que vengas a mi boda. Quiero que estés ahí, compartiendo conmigo este momento que ambos soñábamos conseguir hace diez años.  Sé que te parecerá improcedente después de no saber nada de mí durante estos cuatro años.  Y no podré ser feliz en este día, no estaré completo, si me falta el miembro más importante de mi familia. Así que por favor, no ignores esta invitación. No me importa si no quieres ponerte en contacto conmigo, lo único que importa es que ese día aparezcas. Te quiero, Shinnie”.


No miró si había faltas de ortografía o si quedaba bien o mal. Volvió a meter la tarjeta en el sobre y la selló. Después de vestirse, agarró la tarjeta y la guardó.


Estaba determinado a que esa tarjeta llegase a su destinatario y para ello debía encontrarse con el mensajero. 

Notas finales:

Es un fic muy muy largo. Tiene más de quince capítulos y, en total, 197 páginas de word. Creo que con esto os podéis hacer una idea de lo largo que es este fic (y cada capítulo).

Como en España es festivo (Semana Santa), he decidido actualizar los tres primeros capítulos seguidos (el domingo no es fijo que pueda, pero si veo que puedo os aviso el sábado). 

Eso quiere decir que, mañana subiré el segundo capítulo en torno a las doce de la noche (hora española) o una de la mañana. Igual haré el sábado. 

Espero que os guste la historia y siempre se agradecen los reviews. 

¡Hasta mañana! 

 

 


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