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Al borde de la locura. por AriXRUSK

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Notas del fanfic:

¡Wah! La verdad esta idea me viene torturando desde hace ya dos meses uwú

¡Estoy muy nerviosa de como vaya a resultar esta loca trama...!

Pues bien. Hubo una razón en especifico que me motivo a lanzarme a este fic. Espero les agrade la trama que me vino a joder un poco la cabeza uwú

¡Gracias por pasarse a leer por aquí!

Notas del capitulo:

Pues bien. Voy a dejar aqui el Prologo de esta idea tan poco común. Es muy corto, pero segun yo así deben ser los Prologos para liberar más tension(?)

Sin más aquí se los dejo. ¡Un abrazo enorme a todos los lectores!

 

ACTUALIZACIÓN DE COMENTARIO: Pues sí, reviví? lol no se ni que decir, pero... si van a leerme, pues invitadisimos a que lo inicien desde el principio y vean mi avance. <3  POR FAVOR LEANLO DE NUEVO

Prologo. Entre fibras de Cristal.

Lo primero que pensaron antes de cometer una estupidez producto de la borrachera, es que nada de eso estaba planeado. Ellos no se buscaron. Fueron los azares del destino quienes les juntaron, lo que les orilló a sellar el acuerdo.


“¿Qué…Qué haces tú aquí?”  Con las mejillas rojas y el whisky nublando sus sentidos, miro a Onodera como si de una distorsión se tratase, las orbes esmeralda lo observaron sin expresión alguna, en la misma si no es que peor situación de ebriedad.


“Mierdas rutinarias… tal vez, ¿Ya sabe, no?” Su expresión mostraba melancolía, intentando esconderla con un pobre intento de sonrisa que no era suficiente para distraer a Yokozawa de la humedad de sus mejillas y los hinchados ojos; quizás fue eso lo que le orilló a seguir la conversación.


“¿Rutina?” Carcajeó antes de seguir. “Lo dudo. Tu rutina seria estar con Masamune….” Ritsu rio con fuerza, tomando un gran sorbo de su vaso, terminándolo antes de continuar.

En…” Se detuvo un momento, intentando unir una oración coherente. “En parte si… Mi rutina es el Yokozawa-san, pero ya lo perdí… Lo perdí para siempre.” Sus ojos azules miraron desconcertado a la borrosa presencia de Ritsu, levantando una ceja, ¿por qué de repente era tan honesto con sus sentimientos? Aquellos que con tanta insistencia negaba apenas cualquiera le cuestionará.  

El rostro de Onodera se desfiguro, bajó la mirada y comenzó a limpiarse todas las lágrimas que se esforzaba por dejar en su lugar, negando con la cabeza repetidas veces, sufriendo en el mayor silencio posible, como queriendo esconder su dolor, pero al mismo tiempo pidiendo a gritos ayuda; ¿por qué demonios Yokozawa tenía ganas de ofrecerla? ¿Era la empatía, la pena de estar en un lugar público y no hacer nada o simplemente se estaba viendo reflejado en él? Una mejor pregunta llegó, ¿Por qué razón Onodera le contaba sobre sus penas A ÉL?  Llegó a la misma respuesta. Solo quería ser escuchado, por alguien que conociera la historia, por alguien que a pesar de creerlo el culpable no lo juzgará y por mera casualidad, se encontraban en el mismo bar.

Y tenía razón, Takafumi no lo juzgaría, no lastimaría más a alguien que también había sido desplazado de su papel protagónico en el teatro de la vida. Suspiró con resignación, pasó una mano por la espalda del más bajo, Ritsu levanto la mirada confundido, limpiando sus lágrimas.

“Qué curioso. Yo también acabo de perderlo todo.” Ambos compartieron miradas, sin saber por cuanto tiempo, segundos o tal vez minutos.

“Ya veo. Lo siento, tal vez lo estoy agobiando más.”

“Tal vez yo estoy agobiándote más a ti.” Sincronizados, se sonrieron al mismo tiempo. Y rieron. Rieron con amargura combinada con rabia, mucha rabia acumulada. Ellos nunca buscaron sentirse así, nunca quisieron colapsar frente al otro, mostrarse tan vulnerables fuera de su zona de confort.

“Le parecerá raro pero… ¿Es un mal momento para irnos de aquí?” Ritsu probablemente jamás recordaría que él fue quien hizo la primera propuesta, a Yokozawa nunca le parecería relevante ponerse a pensar sobre ello, en ese momento, ninguno pensaba en lo que pasaría después.

“Creo que no.”


Apoyados el uno con el otro salieron del bar, aun intentando mantener el paso firme para no ser vistos como un par de borrachos ridículos, podían estar deshechos pero frente a todos, aún tenían dignidad.


“Gracias por irse conmigo. Yokozawa-san.” Dijo Onodera en voz baja, aferrándose a la ancha espalda de su superior.


“No te preocupes. El olor a alcohol estaba comenzando a darme nauseas.” Ritsu rio, asintiendo.


“Lo digo porque sé que no le caigo muy bien. Que me haya escuchado… ya es algo de que agrade-” Su frase fue interrumpida por él mismo.


Ritsu resbalo con una piedra mal puesta en medio de la calle, llevándose a Yokozawa consigo, pues ninguno estaba lo suficientemente sobrio para evitarla, provocando una caída.


“¡Ono…dera!” Tardó en hacer el regaño, se había mareado el doble ante el brusco accidente. “Deberías fijarte por donde…caminas” Las palabras se atoraron en su garganta, estaba seguro que su estado había empeorado.

Esa fue la segunda señal que dejo pasar, lo que terminaría por joder todo, hacerlos caer.


“Lo… siento” Sus miradas se encontraron, los alientos con olor a alcohol se combinaron, los profundos ojos de Yokozawa provocaron un leve tono carmesí en las mejillas de Ritsu.


Un beso…. Un beso era lo que menos se les ocurriría para romper el hielo. ¿Quién lo creería? Ni siquiera ellos mismos estaban seguros de lo que hacían. Sus sentidos se habían bloqueado, su moral distorsionada por el despecho “¿Qué más da?” Fue lento, con calidez y ninguna pizca de amor, más bien… Compasión mutua.

“Esto… ¿Está bien?” Preguntó tímidamente apenas se separaron. Los penetrantes ojos azules le miraron con seriedad, sin mostrar alguna expresión.


“Si me permites decirlo…” Se acercó a susurrarle al oído. “Creo que esta noche no esta tan mal…”
Se miraron, compartiendo una vez más una risa irónica, ayudándose a levantarse. Un par más de palabras intercambiadas, únicamente escuchadas por ellos mismos y el cielo nocturno, los hicieron correr al hotel más cercano. Si solo se trataba de sexo para olvidar un momento, ¿había algún problema?

 

*******


—Nnng… ¡AH! M…Más, ¡Más fuerte! – La habitación, únicamente iluminada por la luz de la luna filtrándose por la ventana, apenas Yokozawa entró en Onodera, comenzó a llenarse de gemidos, de palabras incompletas, de ruegos para no detenerse, de excitación y olvido.


— ¿Te gusta, eh? – Acercó sus labios a los ajenos, besándole con lujuria, sus lenguas danzan dando pelea entre ellas intentando dominar la situación, el sabor a alcohol y menta les intoxicaba, deseando no separarse, volviéndoles locos, deseando conocer cada parte de ellos.


¿Cómo llegaron a ese lugar? No lo sabían. ¿Qué estaban haciendo? Claramente teniendo el mejor maldito sexo de su vida. A la mañana siguiente, podrían sentir arrepentimiento y echarle la culpa a las toxinas del alcohol, podían volver a fingir odiarse, podían volver a ser simples colegas de trabajo, aparentando que esta noche jamás pasó.

Ahora, disfrutaban de fundir sus cuerpos, dejándose llevar, gozando, perdiendo los estribos, dejando a sus instintos más primitivos actuar en su lugar, pues sabían que nunca volverían a repetirlo, no podían permitírselo pues a la mañana siguiente seguirían siendo los mismos, editor y gerente trabajando en la misma empresa. No eran cercanos, pero tampoco desconocidos.


Yokozawa aumentaba el ritmo de las embestidas apenas escuchaba al castaño gemir, las perlas de sudor caían de su frente aferrándose a las caderas de Ritsu, golpeando sus nalgas con sus piernas mientras más fuerte lo hacía. El contrario rasguñaba su espalda al no poder controlar los espasmos de placer.


— ¡Ah! P…Para ¡Me vengo!

 —Si tanto te gusta, ¿por qué nos detenemos? Lo que quieres es un orgasmo. – Susurró a su oído con burla, mordiendo su lóbulo, recibiendo como respuesta un gemido más fuerte.


Para hacer menos agobiante la espera, Takafumi empezó a masturbar a Ritsu, lamiendo su cuello y pecho, disfrutando del sabor salado, con los espasmos comenzando a inundar su cuerpo, él también lo sentía cerca.


— ¡Ah! Se siente tan… bien… yo… - Se aferró a los hombros de Yokozawa corriéndose en el abdomen de ambos. Un par de embestidas más, y Yokozawa hizo lo mismo dentro de Onodera.
Cayeron rendidos ante el cansancio, el ojiazul salió de Ritsu que inmediatamente se giró al otro lado de la cama. Yokozawa hizo lo mismo, después de todo ellos no eran una pareja de enamorados, no lo serian nunca, eran solo dos ebrios con el corazón envenenado y lastimado, queriendo olvidar sus rupturas, borrar de su cabeza la mirada amorosa de sus respectivas parejas. El encontrarse definitivamente había sido el destino. Destino que buscaba remplazar las lágrimas por sexo carnal.

 


¿Cuántos pecados capitales se habían reunido esa noche? Tal vez el diablo mismo había estado ahí, alimentándose de su lujuria.

 Al terminar todo, solo una cosa daban por sentado; por mucho que desearan encontrar una pista de arrepentimiento dentro de sí mismos, esta no existía.

Podían darle el nombre que fuera: despecho, ira, olvido, los mismos efectos de alcohol. Pero, si no sintieran atracción mutua, jamás habrían terminado ahí. No quieren enamorarse del otro, no buscan otra oportunidad.

Solo fue un error. Ellos lo saben, pero su corazón no reacciona ante estas afirmaciones. Solo es cuestión de tiempo. Solo se necesita de tiempo para que el veneno letal se expanda por sus venas y la incertidumbre se clave en su mente como fibras de cristal en las manos, orillándolos a la locura, a que sus propios errores le pasen factura.


¿Tanto podía provocar el dolor?

Notas finales:

Y pues...Ese es el final del Prologo. En el capítulo 1 va el relato de porque Yokozawa's termino con Zen uwú-.

Si leiste hasta aquí de todo corazón, te lo agradezco <3

¡Hasta el siguiente cap!

 

ACTUALIZACIÓN DE COMENTARIO: Pues lo mismo lol nomas leanme xfa


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