Un hermoso día comenzaba para la ciudad de Tokio, aunque para cierta pareja en especial, la noche apenas daba por terminada junto con el mejor maratón de sexo que habían tenido en algunos meses, la razón, Misaki Takahashi al fin había terminado la carrera de Economía en la Universidad Mitsuhashi, y claro, el gran Usami Akihiko -sensei tomó como excusa esto para "celebrar a lo grande" junto al pequeño castaño.
Mientras Usagui comenzaba con la última ronda de la noche afianzando al chico a la cabecera de la cama, éste último no podía pensar en nada más que no fuera el enorme y erecto pene de quien lo movía gentil pero firmemente en la cama.
- ¿Listo para cerrar con broche de oro tu celebración Mi - sa - ki?. -
- ¡Ah! Usagui, no digas cosas tan vergonzosas, pero... - totalmente sonrojado y con la temperatura corporal más alta de lo que jamás hubiera sentido, a Misaki no le quedó más que aceptarlo - sólo terminemos con esto, ya no puedo más - con voz suplicante.
- Muy bien, ya que tú mismo lo pediste... - de un solo movimiento Usagui se adentra completamente en las entrañas de su amado y, dado que no necesitaba preparación después de semejante noche, empiezo inmediatamente con las embestidas al pequeño castaño, quien no podía más que gemir y jadear a tanto placer que le brindaba el peli plata. Cuando éste último se dio cuenta de que el pene de Misaki se encontraba en todo su esplendor (de nuevo), lo tomó gentilmente con su mano izquierda mientras la derecha asía firmemente las caderas para evitar la pérdida de contacto y comenzó a masajearlo: de arriba a abajo, por el prepucio masajeaba y formaba ligeros círculos, por los testículos, entre ellos... Cuando sintió cerca su orgasmo, se esforzó por que Misaki se sintiera tan bien como el; así, ambos llegaron al éxtasis, Misaki derramando todo se semen en la mano del escritor y Usagui en el interior de su castaño.
- Usagui - san, ¿Te puedo pedir algo? - más sonrojado que un tomate.
- Claro, para ti lo que sea - con voz lasciva cerca del oído del oji verde y empezando a salir de él.
- ¡NO!... quiero decir... El favor es que no salgas, te quiero tener así por lo que nos queda de "descanso"- con toda la vergüenza del mundo Misaki le pidió ese pequeño capricho al escritor, y es que que podía hacer él ante el enorme placer y sensación de completez que le brindaba el tener el miembro de su pareja en su interior, ya que, aunque estuviera flácido , era taaaan grande y grueso, que no lo podía dejar, le encantaba tenerlo dentro, aunque no lo admitiera... Aún.
- Ya veo - con una mezcla de lujuria y amor en su mirada, el escritor giró a Misaki para ponerlo encima suyo y taparlos a ambos con la sábana - ¿Así está bien a-mor? .
- Ahhhhh, sí, así esta bien - tenía intención de reclamarle a Usagui por decir esas cosas, pero el simple hecho de sentirlo lo hacía olvidarse de todo.
De ésta manera, nuestra amada pareja se dio a los brazos de Morfeo, uno acurrucado en el pecho del otro y ambos sintiendo esa sensación de estar completos que solo era brindada en esos momentos de entrega total...
El reloj marcaba las 4:00 p.m. Cuando el joven va abriendo sus ojos, sonrojándose al instante por recordar la petición que le había hecho a su albino, sin embargo, el estómago le reclamaba comida y ante eso nadie puede protestar, con todo el cuidado del mundo se fue levantando del pecho del mayor y poco a poco subía sus caderas para que el pene de Usagui abandonara su interior, sintiéndose vacío al instante.
Con ropa ligera, bajó hasta la cocina a prepararse algo para comer y a la persona que aún dormía en el piso de arriba, cuando el teléfono sonó, siendo el hermano mayor de éste joven quien perturbase la paz del hogar.
- Nii-chan, que bueno que llamas, ¿Cómo están?-
- Hola Misaki, nosotros muy bien y qué tal ustedes-
- Muy bien nii - chan - recordando su laaaaaarga noche.
- Que bien, Misaki, necesitamos hablar, mañana iremos a visitarlos, te quiero.
- Muy bien nii-chan, aquí los esperaremos, cuídense mucho, hasta mañana - colgando el teléfono.
-¿Quién era Misaki?-
-Era nii-chan, dice que quiere hablar conmigo, que viene mañana a visitarnos - mostrando una enorme sonrisa.
- Ya veo... Misaki, tu y yo tambien necesitamos hablar, ven siéntate - dando palmaditas en el sillón donde él segundos antes se había sentado. Viendo la seriedad en el rostro de Usagui, a Misaki no le quedó más que obedecer.
- ¿De qué quieres hablar Usagui - san?-
- De nosotros....-
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