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Ambivalentes por Neove

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Notas del fanfic:

¡Buenas! Este es un fic que estoy trabajando con mi mejor amiga (su cuenta aquí es ReiLeao) desde hace algún tiempo y por algunas razones hemos comenzado a publicar.

Bien, para este fic intentamos una colaboración un tanto diferente. Esta fue una idea que vimos por allí y consta en lo siguiente: los capítulos serán redactados desde el punto de vista de los personajes principales, Derek y Liam, además de que estarán intercalados de forma que sea 1-Derek, 2-Liam, 3-Derek, 4-Liam... eso.

Pero aquí viene lo interesante, lo que intentamos con esta colaboración es que cada una de nosotras esté a cargo de la mente de uno de los dos chicos, ReiLeao de Derek y yo de Liam.

Espero haberme dado a entender, ya que esa es la razón por la cual los capítulos parecerán tan diferentes unos de otros (y esa es la meta, hablando sinceramente).

Y bueno, creo que eso es todo lo que hay que decir, esperamos que les guste la historia. ¡Gracias por leer!

-Muy bien, Derek, ánimos… ¡hoy es el día! –Me dije por diezmilésima vez en la mañana aún sin levantarme de la cama, como mantra. Y sí, esperaba que este día por fin fuera el día. El día en el que me atreviera a hablar con Jade. La chica más auténtica que jamás había conocido.

Jade no podía ser encasillada en algún estereotipo de chica y tal vez eso era lo que más me atraía de ella. Sus ojos y cabello negros… con pecas esparcidas en toda su cara, y siempre tenía un brillo… ¿especial? No podía definirla. Era una persona bastante compleja… ni con mis investigaciones “exhaustivas” de un chico de 18 años obsesionado con una chica de mi misma edad, podría entenderla un poco. Jade era extraña, especialmente en su exterior.

Pero no es como si yo fuera un poco diferente...

Sacudí mi cabeza, tratando de olvidar las ideas que amenazaban con llegar y atormentarme por el resto de la mañana. No podía permitírmelo.

-¡Derek, ya no te hablaré una vez más o bajas en quince minutos a desayunar o voy por ti! –Mi madre tenía que aprender maneras más sutiles de persuadirme para levantarme de mi cama, que probablemente era la única que me entendía en estos momentos: abrazándome entre sus sábanas para que yo me calmara. Decidí no contestar a los gritos ajenos y sólo poner en marcha mi cuerpo.

 

 

Era la segunda hora de mi horario y apenas pasaban de las diez, no podía aguantar estas ganas de verla, de verdad que jamás había esperado con tanta desesperación una clase. Me gustaba sentarme con todos mis amigos en la parte trasera del salón para poder mirarla con más detenimiento sin ser descubierto por nadie. ¿Por qué mierdas no terminaba esta estúpida clase de trigonometría? ¡Vamos compañeros, si estudian sería más fácil! No es que yo sea más inteligente que ellos, pero las matemáticas son pura lógica, ¿en serio no les entra nada?

-¿De nuevo esperando la clase vocacional, Derek? –La voz burlona de Mark me sacó de todos los pensamientos de odio que pasaban por mi mente, así que giré a verlo.

-Muy graciosito. Pero sí, hoy Jade y yo charlaremos. Lo tengo completamente bajo control -¿Lo tenía? Demonios, detesto tener la boca más grande que el cerebro. Mark soltó otra risa de burla y me miró con los mismos ojos que siempre ponía… o al menos siempre que me enamoraba. ¿Acaso siempre soy tan transparente? Mierda, debo aprender a ser menos cabezota… o menos obvio.

-Llevas semanas repitiendo lo mismo, Derek. Quiero ver los pantalones que dices traer puestos.

-¡Ya lo verás, idiota! –Le contesté con un marcado ceño fruncido. De verdad debería dejar de ser estúpido. ¡Jade jamás se fijaría en uno!

Resignado, me perdí en el lapicero que sostenía, pensando que ese color era el mismo que el de su cabello: negro.

 

 

Inhalé y exhalé tantas veces que parecía un maníaco, así que decidí que lo mejor era tranquilizarse, de nada serviría que notaran lo débil que solía ser en este tipo de situaciones. Así que me aferré a mi apariencia menos miedosa y continué la plática en la que “estaba”. Mis amigos son unos idiotas, pero de cierta forma se habían ganado mi confianza. En especial el estúpido de Mark, que siempre estaba ahí aunque sea para molestarme con sus bromas de mal gusto.

-¿Acaso esa no es la conquista imposible de Derek? –Se burló uno de esos tarados que apodé como “amigo” en mis pensamientos pasados. Maldito hijo de puta, ¿no podía decirlo más fuerte? Todo mundo podría escuchar su jodida voz vociferando mis gustos amorosos. Le metí un puntapié en la rodilla como cualquiera de mi edad lo hubiera hecho; pero esto no hizo más que acrecentar las risitas estúpidas de mi gran séquito de amigos… o eso que pudieran ser esos tarados. Ya un día me vengaría, pero no ahora que mi estómago se sentía como un tsunami… arrasando con todo a su paso. Así que decidí calmarme y pensar que sobre cualquier cosa que quisiera hacer, tenía que actuar normal. O al menos no como un desesperado. O al menos intentar no verme tan obvio. Bueno, aunque sea podía intentar no mirarla por más tiempo del que debería.

Pero joder, con esa cara y ese porte era imposible.

-Respira, imbécil, te estás poniendo morado –Me susurró Mark con un dejo de burla en sus palabras y cara, el muy imbécil parecía querer tirarse al suelo a reírse de mí. Junto con los demás del grupo. Tal vez eso era lo malo de que la gente te conociera demasiado, porque juraría que no estaba actuando tan obvio como lo describían todos esos niñetas que me rodeaban.

Jade como siempre, pasó de largo todas mis miradas, mientras platicaba con su mejor amigo Liam. Qué ganas ser él y tener acceso a todo lo que ella hiciera. Poder acompañarla a donde fuera, escucharla hablar y poder mirarla cuando quisiera. Honestamente, no dejé de mirarla hasta que ella llegó a la orilla del balcón, a unos cuantos salones de distancia de nosotros, pero mientras lo hacía sentí algo extraño… la mirada de burla de otro chico. Él, su mejor amigo también se burlaba de mí. De inmediato tuve ganas de yo mismo aventarme al mini precipicio que se hacía en esos tres pisos de la preparatoria y morir de vergüenza. Seguramente si él lo sabía, ella también.

Todos, como de costumbre, siguieron platicando sobre el partido de béisbol de la noche pasada que obviamente me había perdido, porque no recordaba nada de lo que decían.

 

 

Si Jade sabía que me gustaba, poco lo demostraba, porque ni siquiera me miraba. O tal vez esa era parte del plan. Ahora, las dos clases de orientación vocacional se volvían completamente sin sentido. ¿Para qué poner atención en algo que no me importaba del todo? Solo tenía que elegir entre dos opciones que yo mismo sabía me convendrían: contador o administrador de empresas; para así trabajar en la empresa de la familia y dejarme de tonterías. Era evidente que de valor no me armaría para proponerle salir por mis hermosos miedos, pero ¿qué caso tenía ahora?, si ella sabía que me gustaba, igual me botaría. Todo este embrollo de pensamientos era para nada…

-Camarada, ¿quieres un pretexto para hablarle a tu doncella? –Me giré a ver a Mark con la típica pokerface que siempre le dirigía cuando no me parecían graciosos sus chistes, pero ni con esas, él dejaba de sonreír curveando sus cejas y mirando en dirección a Jade. Seguí con la mirada aquella dirección que señalaba y me tomó más tiempo de que a cualquiera entender la indirecta, él rió por lo bajo luego de repasarse la cara con una de sus manos-. Viejo, su carpeta. Mira la banda que tiene en la portada.

Quise contestarle con una cara de pocos amigos a su tonito de voz tan altanero, pero no pudo hacerlo, porque obviamente estaba embobado encontrándole un sentido a aquellos jeroglíficos de aquel logo. ¿“The hooligans”? No… eh… ¿“The halicrats”? ¿“The hand…? ¡The handicrafts! Abrí la boca, para gritar el nombre, cuando caí en cuenta de que estaba en mitad de clase, con ella ahí y la mitad de mis amigos rodeándome. Pero la verdad es que la emoción no se iba. Ahora tenía un tema del cual hablar con ella. Sí, yo no los conocía, pero para eso existe el internet. Hoy llegaría a escuchar a esa banda. ¡Me aprendería las canciones si era necesario! Al menos la de su disco menos conocido… para no verme tan estúpido y desesperado por gustarle. ¡A la mierda la tarea, el foro de astrología y el de películas gore! Hoy por la tarde escucharía hasta el cansancio a The Handicrafts.

Muy dentro mío estaba deseando que esa banda no fuera tan horrible como solían serlo las bandas actuales, o peor, ser de un género extremadamente alternativo que nadie conociera, porque de ser así, estaba frito. Esta era mi oportunidad y no podía dejarla ir. Jade y yo saldríamos sí o sí.

No me podía quejar, la banda era más buena de lo que esperaba. Me encantaba su sonido, las voces, los coros, las letras… en especial las letras. Era como si supieran qué escribir para emocionarme y con qué música enloquecerme. Muy pocas bandas de música lograban ese efecto en mí; de hecho, no recordaba otra banda que me hiciera sentir así. Pero claro, también podemos agregar que el sentimiento de limeranza más buena música siempre resultarían en algo positivo en mi ser.

Prefiero decir que es la banda, la que me provoca todo esto.

-¿Y ahora qué? –Me pregunté en voz alta, mientras se escuchaba en el fondo la canción que más me había gustado del último disco. Sin pensarlo demasiado, me puse la misma sudadera que había llevado para la preparatoria por la mañana. Estaba haciendo mucho frío. Ahora que ya me había escuchado la mayoría de la discografía, no me quedaba demasiado por hacer, pero seguía sintiendo que algo me faltaba por hacer.

Estiré mi cuerpo para relajarme y luego aventarme confianzudamente a mi cama, para continuar con la sesión de música, teniendo aún la sensación de haber olvidado algo. Miré el reloj de mi muñeca, así cayendo en cuenta de que era bastante noche y yo no había comido nada desde que hacía unas cuantas horas atrás, me gruñó el estómago con el hecho de pensarlo. Bajé por un sándwich de queso con el pan levemente crujiente y un vaso con jugo de naranja a escondidas de mis padres, porque sabía que si me veía subir comida a mi cuarto, me obligarían a comer en el comedor. Con éxito llegué hasta la habitación y cerré la puerta con delicadeza.

Puse las cosas sobre el escritorio, a un lado de la computadora, para poder buscar mi celular entre las almohadas de la cama. Un mensaje me estaba esperando.

“Ojalá ya estés dormido para que mañana te odies por no saber esta información”, leí en la pantalla del aparato, en un mensaje que Mark me había mandado. Ese maldito siempre queriendo verme sufrir más de lo normal… pero no estaba dormido y quería saber de qué se trataba esa información tan importante. Le respondí el mensaje de manera sarcástica y no tuve que esperar demasiado para obtener una contestación contraria, “Mierda, de verdad deseaba que estuvieras en tu quinto sueño, pero no diré mucho más, solo que tienes que buscar algunas noticias recientes de los Handis”.

“¿Ahora resulta que también te gustan? Jajaja, no me hagas mucho caso, gracias por tu ayuda… supongo”, escribí antes de mandar el mensaje.

“No es como si alguna vez te hiciera caso, Derek”. Solo puse los ojos en blanco cuando lo leia, Mark siempre hacía lo mismo, aunque esa no era exactamente su personalidad. A veces solía ser un buen amigo para mí. Pero la mayoría de las veces, solo me bulleaba.

“¡Luego no me vengas con tu teatro de buen amigo!”.

Lancé el aparatejo sobre las almohadas y me encaminé de nuevo a la computadora portátil, para volver a buscar la banda de música, pero ahora, en la sección de noticias; sin mucho que me importara, francamente. Que si un grupo de fanáticas se había peleado con otro, que sí habían ganado un disco de platino por sus altas ventas, que si sus conciertos eran masivos y cosas como esas. A punto estuve de mandar al demonio a Mark cuando seleccioné el link que me mandaba a la página oficial del grupo y una enorme y llamativa imagen me informaba aquello que supuse tenía que encontrar.

Habría un concierto en menos de una semana en nuestra ciudad. ¡LA EXCUSA PERFECTA!

Tuve ganas de gritar, brincar y hasta de ponerme a rezar por el milagro que me estaba pasando, Jade obviamente quería ir al concierto, así que si alguien llega con ella y le dice que tiene entradas para ir, no se podrá negar.

Mi vida se había resuelto por completo.

 

 

O al menos eso pensé después de haber encontrado todo lo que creí prudente, pero vamos, soy Derek y algo tenía que pasar para arruinarme. Algo que se burlaba de mí cada vez más fuerte: era yo, preguntándome ¿cómo demonios le hablaría a Jade? ¿Cómo demonios? De seguir así terminaría matándome, ya estaba enloqueciendo.

Pude hacer todos mis ejercicios de trigonometría solo para poder ponerme a pensar en paz, porque francamente me sentía peor que una estrella enana blanca en sus últimas horas de vida. De verdad estaba decaído por no saber cómo acercarme a Jade, porque no es normal andar por la vida viendo las carpetas de las personas y de eso sacar tema de conversación, si tan solo ella se pusiera playeras o broches... algo que lo hiciera más sencillo. Pero no, no recuerdo nunca haberla visto con algo parecido... o tal vez simplemente no lo noté. De primera, estaba sintiendo más lástima por mí mismo que optimismo, así no llegaría a mucho. El problema es que pienso más de lo que actúo entonces, termino pensando en nosotros de viaje por el mundo antes de pensar en lo inmediato, que es conversar con ella.

-Derek, por favor, usa tu cerebro, que no lo tienes de  adorno -Decía el hombre que me daba clases, mientras tachaba las cuentas, encerraba errores y anotaba pequeñas notas cerca.

-¿Disculpe? -Pregunté cuando caí en cuenta que el profesor estaba rengañándome desde hace un buen rato. Lamentaba no poder ponerle atención, pero es que de verdad no podía concentrarme. Es una lástima que él me de clases antes de Orientación Vocacional, porque así fuera una de mis películas favoritas de George A. Romero o Lucio Fulci o el telescopio más sofistcado, no le pondía atención si me lo presentaran en esta clase.

-Solo porque hoy vengo de buenas, no deberías aprovecharte, Derek -Continuó calificando los ejercicios de mi libreta, no de muy buena gana, y bueno, se entendía su mal humor si un alumno como yo, siempre lo ignoraba deliberadamente-. Tienes potencial, chico, deja de andar en las nubes.

Asentí a pesar de mis pocas ganas de hacer mucho esfuerzo y luego me retiré hasta mi asiento, solo podía pensar en que vería a Jade en la siguiente hora y este sí tenía que ser el día en el que me acercase a hablarle. Joder, las ansias me ganaban, pero de verdad tenía que poner atención a la clase si no quería reprobar.

 

 

Sin más, se pasó todo el día sin que yo pudiera acercarme a hablarle por ser un maldito raro de mierda. O sea, no estuve todo el día persiguiendo su rastro, como espía encubierto, pero cuando me la encontraba y ella iba caminando con su mejor amigo o cualquier otro tipo... algo dentro mío me  mantenía al margen de la situación y ella seguía su camino, como si yo fuera parte del muro. Al menos la esperanza de que hoy era el día en el que compraría los boletos para el concierto, me mantenía entero y con ganas de seguir pareciendo un imbécil por estar un momento con ella y conocernos... las grandes historias tienen un gran comienzo, ¿cierto? El de Jade y yo comenzaría como tal en ese concierto. Tal vez hasta podría atreverme a besarla en la canción que más me gusta o tomarla de la mano y brincar en las canciones más explosivas. Mi corazón latía tremendamente fuerte cada vez que pensaba en las oportunidades que esos dos boletos me ofrecían.

 

 

Así que volví a despertar con el pitido de mi alarma en el oído, que me obligaba a levantarme de mis suaves sábanas y se sintió el mismo deja vü de siempre. Una guerra campal dentro de mi cabeza se disputaba a tempranas horas de la mañana. Hoy no tenía la misma energía que siempre, pero no podía seguir siendo tan miedoso... e incluso un poco despistado...  como siempre, hoy sería el día. Tantas veces me había acobardado en el último momento que hasta yo mismo me daba vergüenza. ¿Así podía hacerme llamar un verdadero hombre? Los hombres se arriesgan, esa es su naturaleza, pero más bien yo estaba actuando como un topo miedoso que se esconde entre sus túneles bajo tierra.

No me hice más del rogar y luego de escuchar por segunda ocasión la alarma, me levanté y comencé mi rutina diaria, dejando mi mente en blanco para dejar de tener miedos. Aunque  fue divertidísimo ver a mi madre impactada por lo dicidido que estaba. Pobre mujer, debe ser difícil lidiar con semejante familia en la que vive.

Al llegar a la escuela, sin pensarlo más, me dirigí a donde ella siempre estaba a esas horas: las palapas y sí, ahí estaba, revisando su teléfono celular, tal vez esperando entrar a su salón o algo por el estilo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, dejé de respirar por unos instantes hasta que mi cuerpo comenzaba a suplicarme por oxígeno. No lo pensé más, si no lo hacía hoy, jamás lo haría y tendría que irme al concierto yo solo, revender el boleto extra y morir de soledad en medio de un concierto de una banda que acababa de conocer días antes. En mi cabeza esa visión de mí mismo se veía tan patética, que mis pies se movieron antes de que se los ordenara y me encaminaron hacia ella.

Jade y su bellísima cara estaban cada vez a menos metros. Joder, joder, joder. Mis nervios aumentaban conforme nuestra cercanía, pero no iba a doblegarme. La luz del pasillo hizo visible su playera: el mismo logo de su libreta. The handicrafts.

Algo había conspirado a mi favor y eso me devolvía las ganas de seguir adelante. Seguramente las constelaciones me apoyaban hoy. Sonreí y me senté cerca de ella. Lo suficiente para no parecer un maldito acosador.

-Hey~ -Me atreví a decir. Al mismo tiempo que pensaba que había quedado bien en el contexto. Ella se giró a verme y permaneció con la misma expresión que miraba el celular. Mi cara se había entumecido o no sé, pero  no podía más que sonreír... Joder, ¿le dará miedo esa sonrisa? Dejé de pensar más, sino, saldría corriendo.

-Eh... hola -Dejó el celular sobre su mochila y me dedicó una suave mueca.

La escuela comenzaba a iluminarse naturalmente y los alumnos llenaban de poco a poco los espacios recreativos. Ella tenía un suave aroma a shampoo... ¡Qué enfermo me escucho!

-¿En serio conoces a The Handicrafts? -Pregunté mientras señalaba su playera.

-Pues obvio, no es como si me gustara usar playeras de bandas que no me gustan... -Reí por lo bajo ante su comentario, para tranquilizarme y al mismo tiempo parecer que la plática seguí siendo guiada por mí aunque no fuera así.

-Entiendo, entiendo... solo es que yo no conocía a muchas personas a las que les gustase -Improvisé de la nada y agradecí tener esa capacidad de sacarme a flote en las situaciones más extremas.

-Vaya, yo tampoco conozco a muchas personas a las que les guste a pesar su buena música, siendo honesta...

-Lo sé -Volví a reír un poco-... No entiendo cómo es que prefieren su música comercial a algo realmente...

-¡Realmente bueno! ¡Y profundo!

-Te entiendo perfectamente, joder, amo sus letras. Cuando las escuchas detenidamente, es imposible no perderte en ellas.

Estaba siendo sincero, sus letras era lo que más me gustaba de aquella agrupación. Aunque su sonido es peculiar y animado, no es completamente mi estilo. Ella comenzaba a sonreír entre nuestra plática. Tenía ganas de golpearme la cabeza contra un árbol por haber sido tan estúpido y no hablarle antes de hoy. Jade era más accesible y yo, menos torpe de lo que había pensado. Me sentí animado de inmediato, porque encajamos en más de lo que podía haber imaginado, o al menos en el tema de la banda. Los nervios comenzaron a disminuir.

Tal vez habíamos hablado por más tiempo de lo que se sentía, porque muchos más alumnos caminaban por los pasillos y el sol estaba a unos metros de cubrirnos con su calor, mas no importaba, porque era fácil hilar ideas cuando hablabamos; nos reíamos con unas cuantas bromas, sonreíamos y bueno, yo estaba muy feliz. Pero era momento de dejar caer la bomba. Después de muchas vueltas y desviaciones en el tema, tenía que decirle.

-Además, ¿sí sabes que hoy es su concierto? -Había casi gritado al decirlo, pero no importaba, porque su voz siempre era agradable. Aunque no fuera dulce y melosa como cualquiera pensaría al verla, mas bien era como ella, fuerte y diferente.

Muy bien, era el momento para soltarlo. Inhalé lo menos exagerado que pude y abrí la boca para contestar.

-¡Por supuesto! Que si no lo sabré, el estúpido de mi amigo se metió en problemas y tengo que ir solo, a menos de que vayas... -Reí nerviosamente.

Pfft. había sido tan evidente mis ansias por ir con ella, que hasta yo lo había notado, ¿cierto? Soy un fracaso como persona discreta. Decidí no decir más por miedo a seguir arruinando el punto, así que solo esperé su respuesta.

-No puedo ir... no tengo dinero para mi boleto -Mordió su labio, mientras pensaba profundamente en la respuesta que había soltado sin más.

No se notaba, pero yo estaba brincando de emoción. De verdad que los planetas se habían alineado y habían influido en mi suerte, porque jamás tenía tanta suerte...  o sí, pero hoy era especial. ¡Jade, tengo tu pase directo al concierto y a una vida conmigo!

Joder, de verdad que mi cerebro estaba más cursi que otros días.

-¡Creo que hoy, alguien te ha regalado suerte extra, amiga mía! Tengo el boleto de mi amigo y no me molestaría obsequiarle a una gran fan de The Handicrafts este pase a la felicidad absoluta.

La abracé con toda la naturalidad del mundo y cuando me di cuenta de lo que había hecho, quise quitarlo de inmediato, pero sabía que si lo hacía terminaría viéndome más extraño de lo que ya parecía abrazándola. Ella no le dio mucha importancia, pero sí que sonrió y me miró emocionada.

-¡Estás de broma! Te agradecería toda mi vida si me regalas ese boleto para el concierto.

-Pues no tengo nadie con quién ir, y no quiero verme patético cantando solo -Reí, pensando que si ella se hubiera negado, claro que estaría así.

-Obvio que te acompaño, siempre es bueno ir con alguien más -Dijo, entusiasmada. Y así seguimos platicando durante más tiempo sobre más cosas específicas como el lugar en dónde nos veríamos. Pero sin saberlo realmente, porque nos desviamos por más tiempo.

¿Quién lo diría? Solo necesitaba un poco de decisión al momento de hacer las cosas. Tuve tantísimas ganas de brincar por todos lados y decirle a media escuela que Jade iría conmigo al concierto, pero no lo hice, porque sabía que eso era demasiado hasta para mí, aunque eso no era tan importante. La había abrazado y hablado con ella durante un buen rato al inicio del día y lo mejor es que los dos estaríamos juntos en ese concierto, sin que nadie nos molestara.

Podía imaginarnos claramente cantando mi canción favorita de los Handicrafts, coreando sus canciones, mientras nos mesíamos con el movimiento involuntario de los presentes. Todo eso con solo su respuesta. No podía estar más feliz.

Continuamos platicando hasta que el timbre anunció la entrada a las clases de cada quién. Jade me había abrazado con fuerza al despedirse, tenía una sonrisa enorme, sus ojos brillaban como locos. Creo que yo me veía más emocionado que ella, ¡Y QUÉ MÁS DABA! Jade y yo en una cita. Los dos juntos en el concierto. Cantando, brincando, riendo.

No quité esa maldita sonrisa de imbécil en todo el día. Y no quería. Y no me importaba que Mark no dejara de burlarse de mí, porque a mis ojos él se veía más imbécil que yo. La chica más guapa de la escuela iría conmigo al concierto de su banda favorita y yo había logrado que ella no se quedara en su casa mientras eso pasaba. Los dos, en una cita. El estúpido era él, claramente.

-Entonces ella me dijo que claro que quería ir conmigo. La hubieras escuchado decir eso, tal vez así dejarías de burlarte de mí. Obviamente esto no es un sueño, idiota -Le lancé la misma mirada de odio que le había estado haciendo durante las anteriores clases mientras hablaba. Estúpido Mark, de verdad que a veces era muy cabeza dura. Volvió a sonreír, mientras masticaba su comida, más aburrido que antes.

-Oh... entiendo -Tragó el bocado que había estado masticando, mientras me hacía una seña que supuestamente significaba "espera"-. Creo que entendí el punto hace -Bebió de su soda- ... tres malditas horas, Derek.

Yo seguía bebiendo de mi botella de agua, observándole con la misma mirada de odio que hacía unos segundos. O sea, sí, había estado hablando de ella durante demasiado tiempo. Pero para empezar, él había preguntado. No me puede culpar por no tener muchas personas a quién contarle eso. Solo me imagino contándole lo de Jade a Greg...

"Para empezar, ¿quién demonios es esa tal Jade? ¡Oh! ¿No es la que vence a Camil en fuerzas? Jajaja es una gran chica" escuché con mi voz imitando la de Greg en mi mente, a lo que yo le respondería algo como "Sí, Greg, pero ese no es el punto, todos le ganamos a Camil en fuerzas. A mí me gusta la otra, la de Orientación", a lo que él me contestaría. "Hombre, ¿no te gustan todas?", a lo que yo le contestaría con muchas vueltas y explicaciones de que eso es algo tonto y mejor cambiaría el tema a algo más común para no seguirme abrumado con eso.

O la respuesta de Camil "Jo, está súper guapa. Qué bueno que vayan juntos, pero si no le interesas, deberías hablarle de tu buen amigo Camil... si ya sabes de lo que hablo", entonces yo lo miraría con resentimiento y diría "Sabes que es mentira, hermano", entonces lo ignoraría y susurraría "O no..." y así por un par de minutos. Con Mark riéndose de los dos, claro.

O incluso si le contara a alguna de mis amigas, que no son muchas. Pero apuesto a que a ninguna les agradaría Jade. Porque a ellas nunca les agradan mis novias.

Definitivamente, Mark era mejor en cosas "del amor", pero no dejaba de ser muy poco sutil con sus indirectas. Lo que era algo bueno, porque cuando no era sutil, no le entendía.

Bah, nada de eso importaba. Jade y yo iríamos juntos al concierto de The Handicrafts.

-¿Ya quedaron en dónde se verán? Seguramente te dejará plantado por raro -Dijo Mark cuando terminó su almuerzo. Tenía ganas de seguir molestando, pero ciertamente, yo tampoco sabía eso, así que solo me encogí de hombros.

-No tengo idea, Mark. Cuando lo sepa, te lo diré, chismoso.

-Oi, uno que se preocupa por su amigo y su amigo lo desprecia llamándole chismoso. Luego no andes llorando por Jade conmigo.

-Basta. Que no te queda el papel de víctima.

Todos los demás llegaron y me fue imposible seguir pensando en lo afortunado que era por poder ir con Jade al concierto, y mucho menos, presumirles que lo haría. Así que solo seguí la plática que comenzaron.

 

 

-¡Derek! -Escuché que me llamaban en la salida de la escuela, mientras platicaba de algún tipo de trabajo en equipo con un compañero de la clase de química. Giré de inmediato, para averiguar de quién era aquella voz. Era Jade, que se dirigía hacia mí con una determinación bastante peculiar. Tenía su mochila cruzada y los mechones de su cabello volaban con el viento que iba en su contra. Lucía preciosa, como siempre.

-Jade, hola -Contesté tranquilamente, después de aclarar algunos puntos y despedirme de mi compañero de química-. ¿Qué pasa?

-Ay -Jadeó un poco cansada, antes de que llegara su mejor amigo -o al menos así lo había encasillado después de todo el tiempo que los veía juntos-, él tenía la misma mirada de siempre, esa que me hacía creer que se burlaba internamente de mí, con el cabello igual de despeinado que ella. De inmediato, nos ignoró y comenzó a revisar su celular. Me daba igual, con que no siguiera mirándome de esa manera tan burlona, yo estaba bien. Ella recobró el aliento, sonrió. Casi me muero-... lo siento... es que como no quedamos en nada sobre el concierto...

-Ehm... Jade, tengo que irme rápido. ¿Te vas a quedar por mucho tiempo?

Señaló en mi dirección descuidadamente y yo me quedé callado antes de poder decir nada. El aura de los dos era bastante intimidante para mí, ciertamente. Retorcí una de las correas de mi mochila.

-No, no, me voy contigo. Eh... Derek, ¿te parece si me das tu número de celular y confirmamos con mensajes? Tenemos que irnos.

-Claro que sí... ¿apuntas?

Así, ella sacó su móvil y apuntó rápidamente el número. Su mejor amigo se había adelantado, y ella estaba apunto de salir corriendo tras él con el ceño levemente fruncido. Se veía tan graciosa haciendo tal expresión. Se despidió de mí con un beso en la mejilla y yo de nuevo estuve a punto de morir. Nada podía ser tan hermoso como este día. Realmente no.

 

 

"¿Derek? Soy Jade, ¿dónde te parece bien vernos?" su mensaje en mi bandeja de entrada del celular, realmente me había hecho feliz. Porque, a pesar de saber que haría eso, cuando llegó de verdad había sido emocionante. Yo estaba llegando a casa y lo había visto hasta subir a mi cuarto, donde podía permitirme ser el loco enamorado sin remedio con toda la libertad del mundo.

Solo imaginar la cara de mi madre, llena de felicidad por conocerme a otra novia, me daba risa y motivos para encerrarme en ese lugar. Una hora después de mensajes, escuché a mi madre gritándome para que bajara a comer. Éramos una familia acomodada, pero a ella le encantaba gritarme.

-Ya voy, máaaa. No tardo -Grité. Porque a mí también me encantaba gritarle. Por algo era su hijo.

Habíamos quedado dónde vernos, la hora, lo que vestiríamos para encontrarnos rápido y muchas otras cosas más, pero no me cansaba de contestarle los mensajes. Tal vez eso se volvería mi adicción de ahora en adelante. Tal vez no me importaba que eso pasara. Tal vez quería que pasara. Y mucho más de lo que podía imaginarme.

 

 

Salí de darme una ducha rápida, porque no quería ir al concierto apestando. En todos los conciertos te empapas de líquidos varios y lo mejor era ir limpio, para no quedar tan mal o eso me gustaba creer. Además no quería ver a Jade apestando. Por cierto, habíamos dejado de hablar por un buen rato, porque acordamos que era momento de poner a cargar el celular un momento para que aguantara grabar una o dos canciones de la banda.

No dejaba de sentir un nudo en el estómago por culpa de mis nervios. De verdad no podía imaginar lo divertido que sería estar con ella, esperando a la banda, cantando a gritos mi canción favorita, la suya, bebiendo una que otra cerveza. De verdad no dejaba de pensar en lo bien que la pasaríamos. También la hora de regresar, en metro, emocionados aún. Pfft. No podía ser nada mejor que pasar toda mi noche con ella. Tomé mi chaqueta roja con mangas blancas, me la puse encima, tomé mi celular, las llaves y los boletos para encaminarme a la estación del metro, para llegar a nuestro punto encuentro. Tenía mi cabeza y estómago revueltos de tanta emoción, quería llegar y no al mismo tiempo. No quería arruinar aquel momento, pero también quería arriesgarme como nunca, quería divertirme a toda costa con ella y pasarla de lo lindo en el concierto. Escuché por última vez una canción del último disco y me subí al vagón del metro. Con más ilusiones que cualquier canción cursi que pudiera escuchar en ese momento, nervioso hasta las pestañas.


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