Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reinicio por scienceFragile

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Historia loca que soñé, y no me aguanté a escribirla. 

LOS PERSONAJES DE DURARARA!!! SON PROPIEDAD DE RYOHGO NARITA. 


-Perdón por faltas ortógraficas de antemano. 

-Mis capitulos normalmente son de más de 2.000 palabras (casi 3000). 

-Trataré de que sea lo menos OoC posible. 

-Actualizo, como mínimo, una vez a la semana. 

-De la autora de Sonríe, Cámara, ¡Acción! (???)

-Gracias por leer. 

Notas del capitulo:

-Juli, Juli. 

-¿Qué pasa? 

-No podes subir tantas historias juntas. 

-¿Y por qué no? 

-Porque no actualizas. 

-Sí actualizo. 

-No lo haces. 

-Si lo hago. 

-No. 

-Si. 

-Conversación con mi BBF, un día antes de escribir esto. 

REINICIO 


Introducción 

 

 

Orihara Izaya de pequeño era un llorón.

¿Cómo reaccionarían las personas al escuchar aquello?

Recordabas que, un día, tu madre te arrastró del  brazo fuera de la casa y hasta el auto; te aventó dentro y condujo lejos, muy lejos. Estaba llorando, y sin saber por qué, lloraste también.

Por la ventana trasera del auto viste a tu padre parado en el umbral de la puerta, mirando el auto, con los ojos enrojecidos en furia y apretando el marco de la puerta. Doblaron, y desapareció de tu vista.

La casa, tu padre, tu habitación, juguetes, ropa y tus cosas. Todo desapareció de tu vista.

Al mirar al frente, sólo te encontrabas con nada más y nada menos que con tu madre al borde del llanto a grito pelado, condiciendo con el cabello despeinado y clavando las uñas de sus dos manos en el volante. Apretaste tus dos manos sobre el estómago, y frotaste tu costado, sintiendo el moretón que se escondía debajo de tu abrigo.

–Jamás volveremos  – dijo al borde de la histeria, sin despegar la vista del frente –. Jamás volveremos, Izaya.

Lo había dicho, dos veces. Para ti, o más para ella. Quizás quería grabarse esas palabras en su cabeza más que en la tuya. Quizás quería mentalizarse para lo que siguiera… y no volver era el primer paso.

En efecto, jamás volviste a ver a tu padre. Y poco después, tu apellido cambió a Orihara. Y vinieron dos hermanas, gemelas.

Desde que te habías alejado de esa casa, no volviste a llorar.

Ese fue el día en que Izaya Orihara dejó de ser un llorón.

 

 

 

Ahora, de nuevo te encontrabas dentro de un auto, huyendo de lo que sería tu hogar.

–Llévame lejos, lo más lejos que puedas de barrio.

No era como esa vez que tu madre te había arrastrado hacia el auto. No se estaban alejando de tu padre. No, no. Esta vez, no estabas llorando, no fue tu madre la que te arrastró, sino Kine y esta chica, Manami, la que te miraba por el espejo del auto, con odio brillando en sus ojos. Y no huías de tu padre, sino de tu vida, de lo que habías invertido en tus años de vida.

–Podrías morir en el camino – la voz de Kine era tan monótona que asustaba.  No hacía esto porque le importases lo más mínimo, sino para saldar sus propios demonios. Y eso lo sabías.

–Lo sé.

Lo sabías.

Miraste los espejos del vehículo y viste como poco a poco, la ciudad en la que habías dado todo, se alejaba. Por primera vez en estos ocho años, sentiste ganas de ver a tu madre. De ver sus ojos, de ver sus manos, de que te consolara como aquella noche, la noche en la que ambos dejaron todo y apostaron por una nueva vida.  

Pero al girar tus ojos hacia el volante, no viste sus manos delicadas, si no las manos de Kine.

Tu madre ya no estaría ahí para consolarte, y tu vida se te escapaba de las manos.

Porque habías dado todo en ese pueblo. Habías apostado todo a Shizuo. Creías que un ser humano podía convertirse en un monstruo por odio, querías probar que todo tenía lógica; que los actos de tu padre tenían lógica. Querías crear un monstruo. Para probar que tu padre no era uno.

Fue entonces, cuando un sonido familiar resonó por todo el vehículo, y tu bolsillo empezó a vibrar.

Maldeciste, como nunca habías maldecido. Intentaste mover tus manos hacia el bolsillo de tu chaqueta, para coger el celular. Pero los brazos rotos no se movían, tu cuerpo roto no se movía. Kine te miró por el rabillo del ojo, sin inmutarse; frunciste el ceño, el móvil siguió sonando.

–Basta  – una voz gélida llegó a tus oídos, y escuchaste como el asiento de cuero sonaba por el movimiento repentino  –. Te vez patético.

La mano de Manami rodeó tu cuerpo, metiéndose en el bolsillo. Su cabello anaranjado y su perfil entraron en tu campo de visión. Sonreíste, cuando abrió tu teléfono y tecleó algo, estampándote la pantalla en la cara. Manami no te miraba, miraba al frente, sin prestarte atención, sin expresión.

Desviaste los ojos hacia la pantalla.

Un mensaje.

Sin remitente, sin asuntó. Un mensaje sólo con cuatro palabras.

[¿Quisieras volver a intentarlo?]

El celular volvió a vibrar, y un cartel apareció en medio de la pantalla.

Aceptar – Rechazar

¿A intentar qué?

Frunciste el ceño al sentir mareo, todo empezó a dar vueltas. Una sensación de vacío y soltura llegó a tu cuerpo y sentiste como si flotaras, de inmediato comprendiste lo que estaba pasando. Estabas muriendo. Ya no sentías dolor, ya no sentías el ruido del motor, o el aire frío que ingresaba por las rejillas del vehículo.

Manchas negras cubrieron la pantalla del móvil, no, lo cubrieron todo.

Escuchaste tu nombre, era la voz de Manami. Sonaba agitada, sin aliento.

–Sí

Murmuraste, aunque no salió palabra alguna de tu boca. En vez de eso, tosiste. Escuchaste gritos, movimientos de vehículos, y el motor del auto. Sentiste como dos manos se clavaban en tus hombros, como si quisieran sostenerte, agarrar tu vida.

Sí.

Volviste a decir.

Sí quiero.

Reiniciar todo.

[¿Quieres volver a intentarlo?]

Sí. Sí quiero.

¡Quiero volver a intentarlo!

¡Quiero ver a mamá otra vez! ¡Quiero cambiar! ¡Quiero ganar!

¡Quiero seguir viviendo!

Aceptar – Rechazar

Aceptar.

Aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, aceptar, ¡ACEPTAR!

 

 

 

 

 

 

 

 

Tic tac tic tac tic tac

–¡Izaya!

¿Eh…?  

–¡El desayuno!

Te removiste entre las sábanas blancas con motivos florales y te llevaste una mano a la frente; frunciendo el ceño por un dolor de cabeza repentino. Al apoyar tu mano sobre el colchón, algo chirrió.

Un peluche.

– ¿Qué… diablos? –  lo agarraste entre tus manos, pero… ¿Siempre habías tenido manos tan pequeñas?

Te destapaste alarmado colocando los pies en el suelo frío de madera. Llevabas puesto un pijama celeste con manchas amarillas tan, tan de niño. ¿Qué clase de broma pesada era aquella? Miraste a tu alrededor encontrándote con una habitación, en efecto, de niño. Tan, tan familiar que daba miedo.

Viste un armario medio-abierto del cual colgaba una bufanda roja y… un espejo.

Tragaste en seco y caminaste con la mirada en alto hacia él. Mientras más pasos dabas, más consiente eras del frío que hacía. Al rosar el espejo con las yemas de tus dedos temblaste; abriste los ojos y te entraron ganas de llorar. El corazón se te aceleró a mil y sentiste como todo tu estómago se revolvía.

Mierda. No-puede… mierda.

– ¡Izaya, el desayuno!

La puerta se abrió revelando el cuerpo alto y esbelto de una mujer.

Se te cayó el alma a los pies.

En el espejo, estaba él Izaya de hace catorce años atrás, y en la puerta, estaba parada tu madre con el ceño fruncido y un delantal en las caderas.

Esto…

Esto tenía que ser una broma.

 

 

Notas finales:

¿Qué les ha parecido esto? 

Dios, le estuve danto tantas vueltas a mi cabeza con esta historia que creo que voy a llorar ahora que pude escribir al menos un comienzo. 

Espero que les haya gustado por el rumbo que va a tomar la historia, que creo que se notó, jeje. 

Bien, muchas gracias por haber dado una oportunidad a esta historia, espero haberlos entretenido. 

¡Nos leemos pronto! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).