Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ice Cream Boy [ChanBaek] [Oneshot] por Kuromitsu

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Odiaba su trabajo. Todos los días tenía que ir y abrir el puesto de helados para el cúmulo de gente que, desesperada, se apiñaba contra el mostrador como si fuesen meros niños. El calor era demasiado sofocante para cualquiera, pero más para él, que tenía que estar allí con una sonrisa de oreja a oreja mientras veía a los clientes comer con ansias el frío postre.

—Uno de manzana con menta, por favor.

Sonrió espontáneamente. Tal vez no odiaba tanto su trabajo, no desde que ese chico había comenzado a comprar diariamente el mismo sabor de helado con un aura de contradictoria inocencia a su alrededor. Contradictoria, porque cuando podía espiarlo por el rabillo del ojo mientras comía tranquilamente, notaba su lengua y el corazón se le aceleraba de una forma que hasta parecía peligrosa.

Y mientras hacía las cosas de ese día pudo notarlo también; cómo introducía en su pequeña boca el frío elemento parsimoniosamente, disfrutando el contacto de lo cremoso para luego relamerse los labios y sonreír para sí mismo.

Era casi una tortura.

—Deberías pedir su número de teléfono o siquiera preguntarle su nombre, Chanyeol —la voz de Jongin le interrumpió en su observación—. Llevan tantos días en este juego empalagoso que ya me está dando diabetes, maldita sea.

Sacudió enérgicamente la cabeza en señal de negación. De tan solo pensarlo se le erizaban los vellos de la nuca.

—Algún día —le respondió con un suspiro, terminando de limpiar los utensilios con sus ojos puestos en el chico que lentamente estaba a punto de finalizar su comida.

Pero cuando estaba a punto de comer el último bocado, sus ojos se encontraron. Y antes de poder esconderse del pánico, Chanyeol vio cómo el chico de cabellos castaños le sonreía tranquilamente antes de volver a su labor.

Si verlo comer de aquella forma era una tortura, entonces verlo sonreír era una muerte instantánea.

———

—¡De verdad odio esto!

No había podido evitar el gritar de frustración al final de la jornada. Se sentó en el frío piso y revolvió sus cabellos, sin importarle el hecho de que Jongin le estuviese mirando con desaprobación.

—Te dije que tenías que hablarle, ¿no? Por imbécil te pasa.

Jongin era su amigo, de lengua afilada pero su amigo al fin y al cabo, y muy a pesar suyo sabía que tenía razón. Ver al chico pedir un cono de manzana y menta al nuevo empleado, Sehun, con la misma sonrisa que le había visto en tantas oportunidades al tomar él mismo su pedido, había sido malo de por sí.

Pero ver a Sehun a la salida de su turno junto a la persona que le aceleraba el corazón, había sido horrible.

—Por imbécil me pasa —repitió, mordiéndose el labio inferior.

———

 —Baekhyun, Byun Baekhyun se llama, ¿por qué quieres saber?

Sonrió a pesar de que internamente no quería más que, como mínimo, romperle la cara a puñetazos para que Baekhyun dejara de fijarse en él. Al menos, gracias a Sehun sabía ahora el nombre de la persona que le quitaba el sueño.

—Por nada —siguió sonriendo mientras almorzaban en su hora de colación. Untó una de sus papas fritas en el kétchup, antes de llevársela a la boca, y sin poder evitarlo respondió para acallar su curiosidad insaciable—. Eres afortunado de tenerlo como novio, ¿verdad?

Sehun se atragantó con la bebida que estaba tomando y derramó su contenido sobre la mesa, ante lo que Jongin se apresuró a limpiar con múltiples servilletas. Chanyeol lo miró, esperanzado. ¿Es que acaso se había equivocado y simplemente se había imaginado cosas?

—Eh… sí, supongo que lo soy —le escuchó responder entre risas mientras ayudaba en la limpieza.

Sonrió, adolorido. Así que estaba en lo cierto, Oh Sehun era el maldito privilegiado que podía besar esos labios rosados de aspecto suave, era la persona que era la causa de las sonrisas de ese chico tan cálido.

No tenía oportunidad contra alguien como él.

———

—Quiero un cono de…

—Lo de siempre, ¿verdad? —respondió, con la falsa alegría de su mirada sin alcanzar su corazón.

Y es que después de tantas semanas, ¿por qué venía a pedirle a él siendo que su novio se encontraba libre? Arrugó el entrecejo mientras abría la puerta de vidrio del mostrador.

—Acá tienes —le pasó el helado sin mayor cuidado, tanto así que el producto en vez de caer de forma segura en las delgadas manos de Baekhyun, terminó por estrellarse en el piso.

Se quedaron mirándolo por el espacio de unos segundos. Sí, Chanyeol sabía que en casos así lo único que debía era servir otro helado sin cargo extra y disculparse por su torpeza con una sonrisa en los labios, pero simplemente no podía hacerlo. Iba más allá de sus facultades humanas.

En cambio, dejó al resentimiento fluir por sus venas.

—¡Aish! Dile a tu estúpido novio que te haga un nuevo helado, a ver si con él dejas de ser tan torpe.

La culpabilidad llegó al instante pero ya era muy tarde. El resto de los clientes observaba al chico con rostros de desaprobación y apuntándolo con el dedo.

“Es gay” “Se le notaba de lejos” “Qué asco”

Le vio enrojecer hasta las orejas, pero lo que más le dolió fue ver la mirada herida y avergonzada de Baekhyun, y terminó sintiéndose como la mayor basura de todas al verle dar media vuelta y caminar a paso rápido, alejándose de él.

———

Al principio había pensado que no había peor cosa que ver el intercambio de miradas entre Sehun y Baekhyun cada vez que este último pedía su cono de siempre, pero estaba equivocado.

—No ha venido en toda la semana…

Peor era no avistar su rostro lleno de vida, peor era no escuchar su dulce voz al decir las mismas palabras al pedir lo de siempre. Incluso si no le dirigía jamás la palabra y le odiase quería volver a verlo, aunque fuese un día más.

—Sehun, ¿no sabes dónde está?

—No —le cortó enésima vez en seco—. Y aunque lo supiera no te diría, te comportaste como un verdadero imbécil con él.

—Eso es verdad —secundó Jongin, asomando su cabeza en la bodega para desaparecer antes de lograr ser golpeado por una de las cajas lanzadas por Chanyeol.

Pero hiciera lo que hiciera, no podía evitar el sentir que realmente había ido demasiado lejos.

———

Era su día libre, sin embargo se encontraba en el mismo lugar en el que debía trabajar seis días por semana solo para obtener una mísera paga.

“O trabajas o entras a la universidad, no te quiero ver vagando en casa, eres una desgracia”

Sí, su madre no había tenido mucho tacto al decírselo, pero sabía que después de todo no decía más que la verdad. Jongin trabajaba allí para ahorrar y mudarse a otro país junto a su novio, un chico bajito pelinegro de ojos grandes que —no sabía cómo—, era el único capaz de desarmar el aura bromista y arrogante de Jongin con tan solo una mirada fulminante. Sehun por otro lado, a pesar de su inutilidad al hacer los cálculos de la caja registradora al final del día, juntaba dinero para pagar su matrícula en la carrera de Relaciones Públicas (profesión que, visto el aumento de clientes que venían solo a verlo desde que lo habían contratado, le venía como anillo al dedo).

“Quiero ser músico, madre”

Tantas veces lo había repetido que casi había perdido el sentido. Sabía que en su día libre tenía que aprovechar el tiempo para componer canciones o para ir a una audición con alguna discográfica, pero su cabeza no dejaba de dar vueltas en la misma persona.

Y como había temido, casualmente en su único día fuera del trabajo, Baekhyun estaba pidiendo su sabor usual de helado con una sonrisa deslumbrante hacia Sehun. Se mordió los labios e ignorando su sentido común, se dirigió hacia donde estaba él a paso rápido, hasta que alcanzó su espalda y le palmeó el hombro con suavidad.

Su sonrisa se desvaneció en el momento en el que giró sobre sus talones, causándole a Chanyeol un escalofrío agridulce. Era la primera vez que estaba tan cerca de él, sin la caja registradora de por medio, y ahora era capaz de apreciar realmente la diferencia entre sus alturas que se sentía más que perfecta.

Pero al mismo tiempo, se sentía increíblemente amarga la sensación de ser el causante de ese ceño fruncido en su antes límpida frente.

—Podrías… ¿podrías darme un segundo para hablar? —por el rabillo del ojo vio cómo Sehun permanecía con el cono de helado tendido hacia ellos—. A solas, si no te molesta.

No le respondió y simplemente le dio la espalda, ante lo que no pudo hacer más que suspirar.

—Por favor —insistió, sintiendo cómo su orgullo se partía en mil pedazos.

Sus delgadas manos quitaron con destreza el cono junto con una pequeña cucharilla de las toscas manos de Sehun, y dándose la vuelta nuevamente se llevó el cremoso producto peligrosamente cerca de los labios.

—Vamos.

———

El calor del ambiente de verano no llegaba hasta el rincón de la terraza en la que se habían sentado, oculto tras unas plantas en macetas que le dejaban un espacio perfecto para hablar sin ser vistos. Sin embargo, todavía no era capaz de decir siquiera una palabra.

—¿Me has traído acá solo para verme comer, eh?

Se sintió enrojecer y se apresuró a negar con la cabeza. Muy a su pesar eso había sido exactamente lo que había hecho durante los últimos minutos; ver cómo con total descaro untaba la cucharilla en su helada superficie y se llevaba a la boca pequeños bocados, saboreándolos lentamente y de vez en cuando, relamiéndose los labios como tantas veces le había visto hacer desde la distancia. Pero no, ahora estaba justo al frente suyo y todo aquello era demasiado para soportarlo.

—La verdad es que yo… —comenzó a decir apresuradamente—. Quería pedirte disculpas por haberte tratado así en frente de todos.

Le vio alzar las cejas por debajo del flequillo desordenado que cubría su frente, e ignorándole por completo esta vez untó, no su cucharilla, sino que sus labios sobre la bola de helado. Retuvo el aliento mientras esperaba a que terminase ese espectáculo.

¿Cómo alguien de aspecto tan inocente podía hacer ese tipo de cosas sin vergüenza alguna?

—No es suficiente para que te perdone —por enésima vez se relamió el labio inferior, causando que otro maldito escalofrío le erizara la piel—. Ya ni siquiera puedo comprar mi helado de manzana con menta sin que me queden mirando mal.

Suspiró y pasó una de sus manos por su cabello, nervioso. Se sentía horriblemente culpable. Bajó la mirada hacia donde estaba una de sus perfectas manos, de contextura delgada y suavidad notable a simple vista.

—Dime qué puedo hacer para que me disculpes, por…

No alcanzó a decir el “favor” porque por desgracia había levantado nuevamente la mirada, solo para encontrarse con un primer plano de  la lengua de Baekhyun lamiendo el postre con un aura explícitamente sexual.

Sus pensamientos se confundieron y quedó literalmente, en blanco. Solo existía ese chico que seguía disfrutando del dulce como si nada, sonriendo para sí mismo después de comer otro bocado.

—¡Baekhyun!

Su ensoñación terminó en un segundo y vio el terror en las pupilas del chico quien se encontraba con la mirada fija en un punto detrás de él. Giró su cuerpo en la silla para verle, a pesar de que esa voz era infinitamente reconocible.

Sehun les miraba con una expresión de verdadero disgusto.

“Lo siento, no estaba calentándome al ver a tu novio comer ese helado con descaro, no, cómo crees”

Ni en un millón de años lo confesaría.

—¿Podrías terminar con toda esta farsa y dejar al pobre chico en paz?

¿Acaso había escuchado bien?

Giró su mirada desde el rostro de hastío de Sehun, hasta la sonrojada de Baekhyun que progresivamente se iba poniendo más y más roja, y de vuelta hacia la expresión de disgusto del menor.

—¿Qué…?

¿Farsa?

—Lo que acabo de decir, Chanyeol —respondió con frustración, dando la media vuelta—. Te acabo de hacer un favor, me debes algo a cambio, ¿sí?

Se fue antes de siquiera ser capaz de alcanzarlo, porque al mismo tiempo otra persona trataba de huir con sigilo.

—No, tú no te vas —retuvo su delgada muñeca con cuidado y frunció los labios—. ¿Me puedes explicar a qué se refería Sehun?

Su aura de falsa sensualidad que había desplegado tan solo segundos antes se había caído a pedazos, y ahora lo único que quedaba era un enrojecido Baekhyun de mirada asustadiza. Esperó a que le respondiera pero al fijarse en el helado que se había caído de su mano derecha para estrellarse en el piso, algo hizo clic en su mente y creyó comprenderlo todo.

—No me digas que… ¿ni siquiera estás con Sehun? —al ver los ojos culpables de Baekhyun abrirse de par en par, la incredulidad inicial pasó a ser una verdad abrumadora—. ¿Te montaste toda esa farsa solo porque era divertido el verme celoso?

—¡No era divertido! —exclamó antes de morderse los labios con fuerza, con una clara expresión facial de que había revelado más de lo que quería.

—¿Entonces por qué lo hacías?

Se sintió estúpido por realizar esa pregunta, y en contra de su voluntad una sonrisa atravesó sus labios, mientras se inclinaba cerca del chico de mirada nerviosa.

Baekhyun había querido ponerle celoso desde el principio.

—Ha sido innecesario, ¿sabes? —susurró, acercándose más, casi al nivel que podía sentir su suave aliento en su rostro—. Me has hecho sufrir más de la cuenta.

Y sin dejarle responder le besó con fuerza, mordiendo esos labios que tantas veces le habían hecho perder la compostura en pleno trabajo, saboreando esa lengua que era tan suave como lo había imaginado, apreciando el sabor a manzana y menta que no hacía más que aumentar la sensación dulce que le atravesaba el cuerpo. Sus manos buscaron su rostro para incrementar el contacto y hacerlo más suyo, y un escalofrío reconfortante le recorrió la espina dorsal cuando sintió las manos de Baekhyun enterrarse en su espalda.

El aire se hizo escaso y se separaron lo suficiente para respirar, pero agradeció el hecho de que sus manos permanecieron allí, aferradas a su cuerpo como si fuese lo único que le sostenía en pie. Sin embargo, al fijarse en sus ojos notó un velo vidrioso que amenazaba con caer en forma de lágrimas en cualquier momento.

—Tenía miedo… —le escuchó decir en un murmullo—. ¿Qué tal si solo eran imaginaciones mías?

Le sonrió y con cuidado acarició la comisura de sus ojos.

—No tenías por qué asustarte…

Apoyó sus labios en su frente por el espacio de unos segundos, y el suspiro proveniente de sus labios le hizo cosquillas en la piel. Todavía tenía el regusto dulce en sus labios, el regusto delicioso de su esencia que le hizo sonreír más ampliamente.

—Después de todo, el helado de manzana y menta es mi sabor favorito, ¿sabes?

Refrescante como la menta, dulce como la manzana. Sí, definitivamente su sabor favorito era nada más ni nada menos que Byun Baekhyun.

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado tanto como a mí me ha encantado escribirlo. Si gustan, un comentario sería de mucha ayuda.

¡Nos vemos en otra historia!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).