The Secret Of Montier
Prologo
La noche se esparcía por todo Paris, al igual que las nubes y la lluvia. En los barrios ricos, donde se encontraba gran parte de la nobleza del Reino Francés, se podía notar un singular ruido, que era interrumpido por las primeras gotas de lluvia que caían al seco pavimento de las calles y las aceras.
Los dos jóvenes pelirrojos iban corriendo a como las piernas les daban, no podían parar ni un instante, después de todo, la vida de la persona más importante para ellos estaba en un gran peligro.
_ MAMÁ!! MAMÁ ABRENOS!! _El más joven de ambos golpeaba la puerta desesperadamente mientras gritaba para que alguien abriera la puerta o al menos contestara.
_ Dios mío!! Que le habrá pasado mientras nosotros estábamos con ese maldito?!! _ Gruño enojado.
_ No lo sé, pero…debemos encontrar a mamá antes de que le hagan algo peor de lo que le han hecho!! _ Seguía golpeando la puerta _ No abre nadie!!
_ Apártate!! _ El menor obedeció y se apartó rápidamente de la entrada, dejando paso a su hermano que de un golpe logro abrirla _ MAMÁ!!
Ambos se separaron por toda la mansión buscando rastro de su madre, pero lo único que encontraban eran todos los muebles tirados al suelo y los cadáveres de la gente de la servidumbre cubiertos de sangre.
Cuando se encontraron de nuevo al pie de las escaleras, decidieron ir a la última habitación del segundo piso, era su última esperanza de encontrar a su mamá.
_ Es la última habitación…Jean…estás listo? _ Miro a su hermano esperando una respuesta.
_ Si…vamos…Joseph… _ Volteo hacia el frente mientras caminaba lentamente hacia la puerta de esa habitación.
Cuando llegaron hasta estar al frente de la puerta, el par de pelirrojos se miraron unos segundos antes de abrirla, sin saber lo que les esperaba detrás de ella, algo que jamás olvidaran en sus vidas.
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13 Años Antes – Mansión Antzas
Aeneas Antzas, un hombre con cabellos rubios largos y alborotados pero elegantes, y unos hermosos zafiros como ojos, gran noble de Grecia, se había mudado hace unos cuantos días a la capital francesa, la ciudad de Paris para poder cuidar de sus dos sobrinos: Kardia y Milo Antzas, quienes habían perdido a sus padres recientemente.
Unos días después del funeral de Mikael y Karina, los padres de ambos chicos, Aeneas recibía la visita de un viejo amigo: Krest Cloutier, también noble de aquella ciudad; estatura un poco abajo del promedio y cabello castaño con ojos azul cielo era lo que adornaba su apariencia.
_ De verdad que es una pena todo lo que paso… _ Tomo la taza que estaba sobre la mesita de enfrente de su sillón para dar un pequeño trago al té _ ya me imagino la reacción de los muchachos _
_ Era verdaderamente doloroso verlos sufrir de esa forma…pero no se podía hacer nada más que animarlos _
_ Te entiendo bien _ Dejó la taza en su lugar _ yo viví lo mismo con Degel y Camus hace un año…mis pequeños sobrinos, verlos rotos de esa manera…es horrible!! _
_ La muerte de Marcus y Denisse fue un golpe muy duro para ellos _
_ Demasiado duro…no es fácil perder un hermano o unos padres… _
_ Si… _ Se acomoda en su asiento _ pero bueno, dejemos las malas vibras atrás…que hay de nuevo en tu vida, querido Krest? _
_ Pues, que te puedo decir? Trabajo, trabajo y más trabajo _ Empieza a reír un poco _ manejar dos empresas es mucho más de lo que creí… _
_ Al menos tienes más dinero en movimiento…y en tus bolsillos… _ Ambos pares de ojos chocaron y dieron inicio a unas cuantas risas más.
_ Ay Aeneas…no has cambiado nada…_ Se escuchan algunos truenos desde afuera de la mansión _ vaya…parece que lloverá… _ Suenan en el techo, unas cuantas gotas de agua.
_ No, ya está lloviendo… _ toma su taza para beber un poco.
Así pasaron de los minutos a las horas, conversando sobre todo lo que habían hecho en los años en que no se han comunicado ni visto; pero fueron interrumpidos por el sonido de la puerta trasera al abrirse y unos cuantos pasos húmedos que se dirigían hacia las escaleras.
_ Ahh… _ suspira pesadamente _ este jovencito no entiende… _
_ Pasa algo? Aeneas? _ pregunta algo confundido el castaño.
_ No es nada… _ Se vuelen a escuchar de nuevo los pasos _ Jovencito!! Ven acá ahora mismo!! _ Lanza un grito que seguramente se escuchó en toda la mansión.
_ “Mierda!!” _ El chico de cabellos azules y del mismo estilo que su tío, y ojos de igual color, no tiene otra opción más que obedecer a la orden dada e ir hasta la sala _ Aquí estoy… _
_ Pero mira nada más como estas de empapado Kardia!! _ Le jala un poco la manga de la chaqueta que traía puesta, la cual se sentía pesada por lo húmeda que estaba _ ¿Y ahora que hacías afuera?!! _
_ Solo salí un rato… _ Volteo la mirada a otro lado.
_ A mí no me haces tonto… _ Se levanta de su asiento _ se perfectamente que no estas desde anoche, crees que no me doy cuenta?!! _
_ ¿ Y qué?!! Tu no eres mi padre para decirme que hacer!! _ Al estar solo un poco más bajo que el mayor, trata de ponerse a la altura de este.
_ Kardia…solo tienes quince años!! No es edad para andar de vago por la noches, te puede pasar algo!!
_ ¿Y qué si me pasa?!! A estas alturas me da igual… _ Se da la vuelta _ me largo a mi habitación!! _ Corre hacia las escaleras para ir hasta su cuarto.
_ Dios mío… _ Vuelve a sentarse en el sillón _ este chico me tiene con miedo, se la pasa todo el día y la noche en la calle!! _ Se cubre el rostro con ambas manos _ no sé qué hare con el… _
_ Solo necesita algo con que distraerse…a su edad es normal…y más con lo ocurrido… _ se acomoda su cabello castaño mientras escucha nuevos truenos del cielo _ esta lluvia no cesara pronto… _
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Mansión Montier
Una mañana de lluvia, Jean despierta aterrado abrazando a su oso, la cama es enorme para un niño pequeño, además que los relámpagos le asustaban mucho. Baja de la cama tomando fuertemente su oso y sale corriendo a la habitación de su "papá/mamá", Jacques.
_ Mami!! _ Golpea fuerte la puerta de la habitación _ tengo miedo!! _
El mayor despierta de golpe al escuchar algunos golpes y una ligera vocecita en la puerta de su habitación, baja de su cama y abre la puerta para ver al otro pequeño pelirrojo aferrado a su osito.
_ Jean, mi niño, que paso? _ Dobla sus piernas para estar a la altura del menor.
_ Los tuenos y el ruido me da medo… _ abraza más a su osito _ puedo domi contigo?
_ Claro mi amor _ Lo carga en sus brazos y se adentra de nuevo a la habitación directo a la cama donde coloca al niño _ no tienes por qué tener miedo, mami te va a cuidar de todo mi pequeñito _ le besa la mejillita.
_ Mami… _ Se acurruca en la cama y pone a su osito a su lado con la cabecita en la almohada _ ¿Po que hay relámpagos? _
_ Bueno...pues cuando llueve las pequeñas hadas de las que te eh hablado, van hacia las nubes...y al jugar dejan caer pequeños caminitos de luz...esos son los relámpagos _ Cubre al pequeño con la sabana mientras se coloca a su lado _ digamos que son juegos de hadas _
_ Pero asustan… _ Se aferra al mayor _ mami…cuéntame un cuento… _
_ Un cuento? Bien… _ Acaricia los cabellos del mayor _ Pues...había una vez, dos pajaritos, uno rojito y otro amarillito...ambos se querían mucho, pero como vivían en diferentes arboles no podían verse todos los días...entonces, el pajarito amarillo construyo un nido un poco más grande del que tenía, paso muchos días haciéndolo y para terminar más rápido no iba a ver al pajarito rojito...el día que termino de construir el nido, fue al árbol de rojito, pero rojito se había roto una patita cuando intento ir a visitar a amarillito...amarillito se puso triste, pero se le ocurrió una idea, ¡¡ hacer más grande el nido de rojito !!...y así lo hizo, empezó a llevar palitos y hojitas hasta el nido de rojito, y al mismo tiempo que construía su casita, también cuidaba de su compañerito y así pudo sanar mas rápido, justo a tiempo para estrenar el gran nido juntos!! _
_ Qué lindo cuento mami… _ se abraza más a él _ soy un pajarito rojito _ empieza a hacer sonidos de pajarito pero termina quedándose dormido poco a poco _ mmm…sueño… _
_ Descansa, mi lindo Jean… _ Le besa la mejilla y se acomoda a su lado _
Jacques Montier, un hermoso hombre pelirrojo de 20 años con unos hermosos rubíes como ojos que adornaban su níveo y delicado rostro. A pesar de ser joven, ya tenía a dos pequeños niños a su cuidado: Joseph de seis años y Jean de tres; no le importaba lo que dijeran los demás de el por ello, tan solo le importaba su felicidad con sus hijos.
Montier venia de una distinguida familia de hechiceros, por lo que sus riquezas y conocimientos se basaban en la magia y curaciones que hacía a gente de todo el mundo que lo admiraban por su gran saber en estas arte.
Hace poco había iniciado una relación con un hombre proveniente de Grecia… y era probable que lo visitara durante esos días…