Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Babysitting por BlackHime13

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno... este el primer ItaDei exclusivo que escribo jejejeje. No he visto muchos así que espero que os interese leerlo n.n

Los personajes no me pertenecen a mi sino a Masashi Kishimoto-sama (=^w^=)

Notas del capitulo:

Mmm.... hace un tiempo escribí esto para una chica que ganó un concurso en mi blog y aprovechando que el cumple del lindo Dei es el 5 de este mes (y yo estaré en plenos exámenes ;__;) he decidido publicar este two-shot aquí.

Nos vemos en las notas finales (=^w^=)

Capítulo 1

 

Se encontraban una mujer morena, de ojos negros, piel pálida y de mediana edad junto a una pelirroja de ojos azules, piel también blanquecina y de mediana edad, sentadas en una mesa en el jardín de la última tomando el té tranquilamente mientras conversaban.

 

-¿Y ya encontraste canguro Miko-chan?-le preguntó la pelirroja a su amiga.

-La verdad es que no.-respondió después de suspirar.- A Sasu-chan no le ha gustado ninguna de las candidatas, dice que todas intentan tocarlo de más.-se quejó la morena.

-Jejeje eso te pasa por tener un hijo tan lindo. Hasta a las universitarias enamora.-comentó con gracia la pelirroja haciendo que su amiga hiciese un puchero.

-Tú no te quedas atrás. Tanto Dei-chan como Naru-chan son una lindura. ¿No te preocupa que alguien les intente hacer algo?-le preguntó curiosa.

-Mmm.... pues no. Sabes que Dei tiene mi carácter explosivo, por lo que no deja que ningún varón se le acerque. Y en cuanto a Naru.... pues al ser tan tierno, lindo e inocente es verdad que tiene muchos acosadores pero... es por eso que tanto Dei como Minato lo sobreprotegen tanto. Ambos se preocupan mucho por él y lo mantienen vigilado las 24 horas del día.-respondió con una gran sonrisa.

-Jajajaja es verdad. Minato siempre a sido muy receloso con dejar que su bebé conozca a cualquier varón. Por eso todavía Naru y Sasu no se han podido conocer.-comentó con gracia la morena.

-Si... es una pena. ¿Te imaginas que terminaran casándose?-preguntó ilusionada la ojiazul.

-Jajajaja de seguro intentaría matar a mi niño.-respondió la ojinegra.

-Bueno, cambiando de tema. ¿Cómo le va a Itachi-kun en el extranjero?-le preguntó.

-Pues muy bien. Está haciendo un gran trabajo con la sucursal de allí, aunque me encantaría que volviese aunque fuera por un par de días.-comentó con algo de tristeza la mujer.

-Tranquila. Sé que le echas de menos pero es un chico muy maduro y responsable, no por nada ya tiene 22 años.-le dijo para animarla.

-Si lo sé. ¿Te puedes creer que todavía no tiene pareja?-le preguntó.

-¿En serio? Pero si es uno de los varones más apuestos.-dijo sorprendida la pelirroja.

-Si, pero dice que todas las mujeres y donceles que se le acercan es solo por su físico o por su dinero. Piensa que nunca encontrará a su persona especial.-le explicó la morena.

-Pues que pena. Pero yo creo que sí que encontrará a alguien que le quiera por como es.

-Si eso espero. No quiero que se quede solo el resto de su vida por ser muy exigente.

-Tranquila. Yo pienso lo mismo de Dei....-no puedo continuar por que una voz a sus espaldas la interrumpió.

-¿Yo qué mamá?-preguntó un chico rubio pelilargo, de ojos azules y piel pálida mientras cargaba en sus brazos a un lindo rubio de cabello corto y también de ojos azules pero de piel más acanelada.

-¡Kaa-chan!- gritó el menor de apenas 8 años mientras saltaba de los brazos de su hermano y corría hacia su madre.

-¡Naru-chan!-gritó feliz la mujer mientras abrazaba fuertemente su hijo menor. La morena rió al ver lo efusiva que era su amiga, al igual que su hijo mayor que también les miraba divertidos. Al oír las leves risitas el menor miró en su dirección y sonrió contento.

-¡Tía Mikoto!-gritó para luego soltarse de su madre como había hecho con su hermano y lanzarse hacia ella como había hecho con su madre.

-¿Cómo estás pequeño?-preguntó contenta la mujer mientras lo sentaba sobre su regazo.

-Muy bien. Dei-nii me llevó al parque y después me compró un gran helado.-respondió contento y con una gran sonrisa en el rostro.

-Mamá. No respondiste a mi pregunta.-comentó el mayor al sentarse junto a su madre en la mesa redonda de mármol.

-Solo estábamos hablando cariño. No es nada malo.-respondió con una gran sonrisa la mujer. Estuvieron un rato en silencio viendo como la morena y el menor de los Namikaze hablaban felizmente hasta que a la pelirroja se le ocurrió una gran idea.

-Nee ¿Dei-chan?-le llamó su madre.

-Dime.

-¿Tienes algo que hacer mañana?-le preguntó con una gran sonrisa.

-No ¿por qué?-respondió este mirándole confundido.

-Pues verás. ¿Podrías hacer de canguro para el hijo de Miko-chan?-le preguntó.

-¿Eh?-dijo sin entender. La morena entendió lo que pretendía su amiga así que procedió a explicárselo todo al rubio mayor.

-Es que... tanto Fugaku como yo tenemos una cena de negocios y mi hijo mayor está en Francia por lo que necesito a alguien para que cuide de mi hijo menor.-explicó.

-Pero... ¿por qué yo?-preguntó confundido.- Debería de haber mejores personas para ello.- volvió a decir.

-La verdad... es que a todas las chicas a las que he entrevistado querían algo más con mi hijo.-respondió para después suspirar.

-A pesar de que Sasu-chan tiene la misma edad que Naru, llama mucho la atención de las mujeres y donceles por lo que a Miko-chan le está costando mucho encontrar a alguien para cuidarlo.-dijo ahora su madre.

-Bueno... si solo es una noche no pasa nada.-respondió comprensivo el rubio mayor. Su hermanito también llamaba mucho la atención de los varones y si él no estuviese para cuidarlo, su madre también lo tendría difícil.

-Pero Dei-nii, prometiste jugar conmigo mañana.-comentó el menor mientras hacía un lindo puchero.

-Gomen nee Naru.-respondió el mayor.

-Tranquilo Dei puedes llevar a Naru. Además estoy segura de que se llevará bien con Sasuke.-dijo su madre. Bueno si ella estaba de acuerdo el mayor no tenía ningún inconveniente.

Al menor se le iluminó la cara al oír a su madre decir aquello.

-¿De verdad puedo, Kaa-chan?-le preguntó ilusionado.

-Pues claro cariño. Miko-chan está de acuerdo también.-dijo mientras le sonreía. La morena por su parte asintió en cuanto tuvo la mirada del menor sobre ella.

 

Después de aclarar un par de detalles, la morena se marchó hacia su casa contenta mientras que el rubio menor estaba encantado de conocer a alguien nuevo.

 

Al llegar a su casa la morena fue directamente a la habitación de su hijo menor, encontrándolo sobre la cama leyendo. Era un chico con la piel pálida, los ojos tan negros como el carbón y el cabello azabache con tonos azulados y terminados en punta.

 

-Sasu, tengo una gran noticia.-le dijo una vez se acercó hasta donde él se encontraba.

-Dime.-respondió curioso mientras miraba a su madre. Era raro que ella sonara tan feliz.

-¿Recuerdas a Kushina?-le preguntó mientras se sentaba al lado de su hijo.

-Si. Es tu amiga desde la secundaria.-respondió serio como siempre.

-Pues verás. Kushina tiene dos hijos. El mayor es Deidara y tiene 18 años mientras que el menor tiene 8 al igual que tú.-le explicó contenta. El azabache frunció el ceño al oír aquello.

-¿Qué quieres decir mamá?-le preguntó mirándola desconfiado.

-Lo que quiero decir es que Dei accedió a cuidar de ti mañana y traerá a Naru-chan.-finalizó.

-¿Por qué tiene que cuidarme y encima traerse a su hermano?-preguntó molesto el menor.

-Mira Sasuke. Se que eres muy inteligente pero aún así eres pequeño y no pienso dejarte en casa solo toda la noche. Deidara es un gran chico y Naru-chan es súper lindo, ninguno de los dos intentará nada, ya que los conozco muy bien. Así que por favor se bueno con ellos. Sobretodo con Naru que es muy inocente.-le explicó tranquilamente.

-Está bien.-accedió el menor para luego suspirar y volver su atención al libro que estaba leyendo anteriormente. La mujer sonrió feliz al oír la respuesta de su hijo y luego salió de la estancia para dirigirse hacia la cocina para preparar la cena.

 

Al día siguiente, todo comenzó como estaba acostumbrado. El azabache se levantó temprano, se duchó y cambió de ropa. Después bajó las escaleras para encontrarse a su madre en el comedor, terminando de acomodar los platos. Su padre ya se encontraba allí sentado, leyendo el periódico.

El menor frunció el ceño al observar la silla vacía que correspondía su hermano. Mentiría si dijese que no echaba de menos al mayor pero, no podía hacer nada si estaba trabajando, aunque procuraba llamarle todas las semana para preguntarle como estaba. Sin más se sentó en su lugar y procedió a desayunar.

Lo que resta de día sucedió como siempre. Su madre salía junto al menor a hacer la compra, al volver iba al jardín a cuidar de sus preciadas flores mientras este leía entretenido en el salón, y por la tarde hablaban un rato de las clases junto a su padre para después merendar los tres.

Finalmente llegó la noche y sus padres ya estaban en la entrada arreglados perfectamente. En ese momento sonó el timbre de la puerta y su madre sonrió más que feliz para abrir la puerta rápidamente.

Al otro lado, se podía observar a ambos rubios, el menor en brazos del mayor. Sonrió contenta al igual que el pequeño rubio, que no tardó en saltar a sus brazos.

 

-¡Tía Mikoto!-gritó mientras la abrazaba.

-¡Naru-chan!-gritó ella contenta.

Tanto su marido como su hijo menor miraron la escena confundidos. La mujer no solía gritar ni comportarse de aquella forma, al menos, no delante de ellos. El rubio pelilargo rió divertido al ver la expresión de ambos hombres. Definitivamente, el pasar tanto tiempo con su madre le había pegado ciertas manías a la morena.

-Buenas noches, Mikoto-san.-saludó el mayor.

-Buenas noches, Dei-chan.-saludó ella mientras bajaba al menor.- Bien os presentaré. Este de aquí es mi marido Fugaku.-dijo mientras le señalaba.- Y este pequeño de aquí es mi hijo Sasuke.

-Encantado.-respondieron ambos de forma cortante y seria. La mujer suspiró al ver lo mucho que se parecían esos dos. ¿Por qué no había podido salir a ella el menor?

-Encantado. Yo soy Namikaze Deidara y ese revoltoso de allí....-dijo mientras señalaba a su hermanito, el cual había comenzado a mirar curioso por todas partes y no se quedaba quieto.-... es mi hermano pequeño Naruto.-finalizó.

-Encantado-ttebayo.-dijo él mientras les sonreía. Por un momento el azabache se quedó paralizado al ver aquella sonrisa pero pronto movió la cabeza para quitarse esas ideas tan raras.

-Bueno chicos. Nosotros nos vamos.-dijo la mujer para luego arrastrar a su marido hacia el coche.

Una vez quedaron los tres solos el azabache volvió a sentarse en el sofá de la sala y cogió su querido libro.

-¿Qué haces?-le preguntó curioso el rubio cuando se sentó a su lado.

-Leer.-respondió cortante.

-Eso ya lo sé.-dijo el rubio haciendo un lindo puchero, lo cual hizo sonreír levemente al ojinegro.

-¿Entonces?-le preguntó sin dejar su libro.

-¿Es tan interesante? ¿De qué va?-le preguntó inocentemente mientras se acercaba más al otro intentando leer.

-Hmp. Va sobre asesinatos.-comentó como si nada.

-Ehh.... ¿y no es muy difícil de entender?-le volvió a preguntar.

-No.-respondió tranquilo.

El rubio curioso se acercó aún más al contrario. Realmente quería leer lo mismo que el azabache. Este divertido decidió que así no lograría nada.

-Ven. Siéntate aquí.-le dijo mientras hacía espacio para que el ojiazul se sentase entre sus piernas. El menor asintió contento para después acomodarse mejor, sintiendo el pecho del azabache en su espalda y su aliento en el cuello.

Tranquilamente comenzaron a leer y cuando el ojiazul no entendía algo se lo preguntaba al ojinegro el cual le respondía lo mejor que sabía. Todo aquello fue observado por el rubio pelilargo que primero frunció el ceño pero después vio que hacían una linda pareja. Además si era el hijo de Mikoto-san lo más probable es que las dos mujeres hubiesen planeado aquello.

Con un suspiro procedió a caminar hacia la cocina para hacerles la cena a esos dos, que sabía que estarían muy entretenidos con aquel libro. Ya había salido del salón cuando oyó la puerta abrirse. Se acercó curioso por ver quién sería.

 

-¿Usted quién es?-le preguntó cuando vio a un moreno de cabello largo atado en una cola baja, con los ojos negros y unas marcas debajo de estos que parecían ojeras y, la piel blanca entrar por la puerta.

-¿Eso no debería decirlo yo? Esta es mi casa.-comentó el contrario. Su grave voz hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del rubio.

-Entonces tu debes de ser Itachi-san. El hijo mayor de Mikoto-san.-dijo el rubio.

-Así es, pero... ¿puedo preguntar quién eres tú?- le preguntó un tanto divertido.

-Ah. Claro. Soy Namikaze Deidara, el hijo mayor de Kushina.-respondió mientras se sonrojaba levemente. El mayor no había dejado de examinarle el cuerpo con sus penetrantes ojos negros. El moreno sonrió al ver el efecto que estaba causando al cuerpo contrario.

-Ya veo. La amiga de mamá. ¿Y qué haces aquí?-le volvió a preguntar mientras se acercaba al otro.

-Pues... Mikoto-san me pidió que cuidara de Sasuke-kun por que ella junto a su marido tenían una cena muy importante.-respondió.

-Ahh... ¿y dónde está?-preguntó al no verle allí. Normalmente al oír la puerta se habría acercado y, más si oía su voz. El rubio intuyendo los pensamientos del mayor rió divertido, llamando la atención de este. El rubio tenía una muy linda risa y el mayor no pudo evitar sentirse atraído por ese precioso doncel. Era el chico más lindo que había conocido en toda su vida y se veía que no era como todos los demás que se le acercaban.

-Sasuke-kun está en el salón leyendo junto a Naru.-respondió el ojiazul.

-¿Naru?-preguntó curioso.

-Jejeje es mi hermano pequeño.-respondió mientras ambos se dirigían hacia el lugar mencionado.

Al llegar el moreno se sorprendió por lo que vio. Nunca había visto a su hermano tan a gusto con otra persona que no fuese de la familia y, ahora, lo encontraba tan tranquilo leyendo con un lindo rubio sentado entre sus piernas.

-Vaya. Esto no me lo habría imaginado nunca.-dijo sorprendido. Al oír aquella voz el azabache miró hacia la puerta.

-Aniki.-mencionó sorprendido, sin demostrarlo por fuera, pero no se movió de su lugar.

-¿Es tu hermano Sasu?-preguntó lindamente el rubio menor mientras giraba un poco a verle.

-Si. Aniki él es Naruto, Naruto él es mi aniki Itachi.-dijo como si nada. El rubio iba a levantarse pero al sentir que el azabache no quitaba sus brazos de su cintura, solo sonrió mientras miraba al mayor.

-Encantado.-dijo y sin más volvió su mirada al libro que tenía en frente. El mayor se dio cuenta de algo y sonrió divertido.

-Sasuke. ¿Has vuelto a robar un libro de la estantería de mi habitación?-le preguntó a su hermano. Este volvió a mirarle enojado.

-No lo robé. Solo lo cogí prestado.-respondió ante la pregunta de su hermano.

-¿Y no podrías haberme preguntado al menos?-volvió a preguntar.

-Tú estabas fuera y tenía planeado devolverlo antes de que volvieras.-respondió como si fuese obvio. El mayor rió ante las respuestas de su hermano. Lo conocía tan bien que sabía que nunca rebajaría su orgullo en pedirle algo tan simple como un libro.

-Voy a hacer la cena. ¿Qué es lo que queréis?-intervino el rubio mayor.

-Lo que sea está bien. Me encanta la comida de nii-chan-ttebayo.-respondió contento el rubio pero sin dejar de mirar el libro. Pronto frunció el ceño y giró a ver al azabache.

-Sasu... ¿qué significa esto?-le preguntó.

-¿Qué parte?-le preguntó a su vez el ojinegro mientras volvía su atención al libro.

-Esto.-respondió mientras señalaba el final de la página.

 

Pronto ambos mayores se vieron ignorados por los niños que siguieron hablando entre ellos. Sin más el rubio pelilargo se encaminó hacia la cocina, siendo seguido por el moreno. Una vez llegaron el primero comenzó a sacar ingredientes de la alacena y la nevera mientras que el ojinegro se sentaba en la mesa observándole.

 

-¿Vas a estar mirándome hasta que acabe?-preguntó divertido y un poco nervioso el rubio.

-Pues... no tengo nada más interesante que hacer.-respondió también divertido.

-¡Serás!-gritó el rubio sin saber muy bien como insultarle. El mayor solo rió al ver la cara enojada del menor.

-¿Y qué edad tienes Deidara?-le preguntó un rato después.

-18. ¿Por qué?-le preguntó confundido mientras ponía el agua a hervir.

-Mmm... curiosidad. ¿Y qué tienes pensado estudiar?

-Pues.... me encanta el arte así que había pensado entrar a una universidad especializada en artes.-respondió sinceramente.

-Ya veo... ¿Y tienes alguna en específico que te guste?

-La verdad es que no. Hay algunas muy buenas pero no terminan de convencerme. ¿Y usted?

-¿Yo? Yo ya no estudio-dijo divertido.

-No eso. Mikoto-san ya me dijo que trabajaba en una de las sucursales de las empresas Uchiha. Lo que le pregunté es que edad tiene. No parece mucho mayor que yo la verdad.-le dijo sin mirarle puesto que seguía cocinando.

-Hmp. Pues sino parezco tan mayor ¿por qué me hablas de usted?-preguntó divertido el moreno. El rubio se sonrojó intensamente ante aquellas palabras y giró para gritarle.

-¡Solo lo hago por que es lo normal!-le recriminó avergonzado. Eso era verdad. A los donceles se les educaba para que fuesen respetuosos con los varones, sobretodo si eran mayores a ellos y si los acababan de conocer.

-Tengo 22 y además nuestras madres son las mejores amigas, por lo que no hace falta que seas tan educado y formal conmigo.-dijo encantado al ver el sonrojo del otro.

-Hmp. Haré lo que yo quiera.-respondió el otro haciendo berrinche mientras volvía a girar para seguir con lo suyo.

El moreno sonrió divertido. Definitivamente ese doncel era único, no solo por su físico, que era bellísimo, sino por su carácter. Era la persona más interesante que ha conocido y no pensaba dejar que se marchase sin por lo menos conocerle un poco mejor y ser amigos.

La cena estuvo lista en poco tiempo y el moreno fue al salón a llamar a ambos niños mientras el rubio preparaba la mesa. Al llegar los ojos del moreno se abrieron de sobremanera al observar a ambos menores. Estos se encontraban en el sofá sentados pero, había una pequeña diferencia a como estaban antes. El rubio se encontraba de cara al azabache, sentado sobre sus piernas y con los brazos alrededor del cuello ajeno mientras se besaban. El beso era bastante pasional, teniendo en cuenta la edad de ambos, puesto que era del tipo francés (con lengua). Observó como las manos de su hermano se posaban en la cintura del rubio y lo acercaba aún más hacia él.

Siguieron con el beso sin percatarse de la presencia del mayor hasta que este carraspeó un poco. Los chicos abrieron los ojos y le miraron: el azabache enojado por interrumpir y el rubio sonrojado a más no poder.

-N-no se lo digas a Dei-nii.-le suplicó el ojiazul avergonzado. El mayor asintió entendiendo. Durante la conversación con el mayor pudo notar lo sobreprotector que era con su hermano pequeño y, aunque le gustase molestar a su otouto, no iba a dejar que Deidara matara a Sasuke.

Sin más fueron hacia el comedor, el rubio todavía sonrojado, lo cual extrañó al mayor pero no dijo nada. Cenaron tranquilamente y después ambos niños siguieron “leyendo” en la habitación del azabache.

Al principio fue solo curiosidad por parte del rubio menor.

 

*FlashBack*

 

-Nee.. ¿Sasuke por qué se besan?-preguntó un curioso ojiazul.

-Pues porque se gustan.-dijo sin más el otro.

-¿Entonces cuando te gusta alguien es normal besarse?-volvió a preguntar.

-Supongo que sí.-volvió a responder.

Entonces el rubín se giró y colocándose sobre las piernas del otro le dio un tierno e inocente beso. El azabache se quedó aturdido ante aquello y le miró sin entender.

-Dijiste que cuando dos personas se gustan es normal besarse, y como tú me gustas te besé.-explicó ante la mirada sorprendida del otro.- ¿No debí hacerlo?-le preguntó mientras sus ojos se aguaban un poco.

-N-no es eso. Es solo que me sorprendiste. Pero no es eso a lo que me refería Naruto.-dijo para que no llorase.

-¿Ehh? No entiendo-ttebayo.-le miró confundido por sus últimas palabras.

-No solo deben gustarse, sino que tienes que querer estar siempre con esa persona. Besarse es una forma de demostrarse entre ellos que siempre estarán juntos.-volvió a explicar.

-Ya veo... ¿coma mamá con papá?-volvió a preguntar.

-Así es. Es cuando dos personas prometen casarse y formar una familia.-volvió a decir.

-Entonces yo me casaré con Sasuke.-exclamó mientras le abrazaba por el cuello.

-¿Cómo?-preguntó sorprendido.

-Sip. Es porque quiero estar siempre contigo.-dijo feliz el rubio mientras le sonreía.- ¿Acaso tú no quieres?-le miró preocupado. El otro le acarició con ternura una de sus mejillas y sonrió levemente.

-Pues claro que quiero.-respondió para besarlo otra vez.

 

*Fin FlashBack*

 

 

Ambos estaban sobre la cama cuando alguien llamó. Entonces oyeron la voz del rubio mayor diciéndoles que la bañera ya estaba lista, que fuesen a bañarse ya.

Los menores se dirigieron hacia el baño mientras que el mayor se dirigió a la habitación del moreno.

 

-¿Pasa algo?-le preguntó al verle entrar con la cabeza gacha.

-¿Crees que soy idiota verdad?-le preguntó a su vez el rubio.

-¿Deidara qué pasa?-le preguntó preocupado por verle de aquella manera. Se iba a levantar de la cama donde se encontraba sentado cuando el rubio se lanzó a abrazarle.

-Dei-...

-¡Sasuke me quitó a mi hermanito!-le interrumpió gritando mientras sollozaba en el pecho ajeno.

-Deidara.... ambos son unos niños-intentó tranquilizarle mientras le acariciaba levemente la cabellera rubia.

-Pues el morreo que se dieron en el salón no era inocente, precisamente.-respondió hipado levemente mientras le miraba con el ceño fruncido.

-Así que lo viste...-suspiró mientras se masajeaba la sien. El rubio asintió mientras se limpiaba las lágrimas con las manos.

-Pensé que matarías a mi hermano en cuanto te enterases.-comentó extrañado.

-No podría matar al hijo de Mikoto-san. Además de que estoy seguro que tanto mi madre como la tuya esperaban que esto pasara.-respondió mientras suspiraba.

Se mantuvieron en silencio un buen rato hasta que el rubio cayó en cuenta de que seguía sentado sobre el regazo del mayor mientras este le abrazaba por la espalda. Se sonrojó de sobremanera para luego alejarse rápidamente del ojinegro el cual sonrió divertido por el comportamiento del rubio.

 

-Ni que nunca hubieras estado cerca de un varón.-comentó.

-Para que sepas, yo nunca he dejado que un varón estúpido me pusiera las manos encima. Son todos unos pervertidos que lo único que quieren es pasar el rato, para luego ir presumiendo por ahí con sus amigos.-le dijo enojado por su comentario.

-Oye, no todos somos así-se quejó el moreno haciéndose el ofendido.

-Hmp. Pues de momento ninguno me ha demostrado lo contrario.-dijo ahora el ojiazul sentándose en el borde mientras se cruzaba de brazos.

-Si te digo la verdad, a mí me pasa exactamente lo mismo.-comentó el mayor, llamando la atención del contrario el cual le miró indicándole que siguiera.

-Todas las mujeres y donceles que conozco no son más que personas fáciles que se abrirían de piernas con tal de liarse con un tipo con dinero o que esté bueno.-respondió a la pregunta muda del rubio, para a continuación suspirar.

-Así que fue eso.-murmuró el ojiazul.

-¿Qué?-preguntó extrañado.

-Pues que ayer mi madre y la tuya estaban hablando de nosotros. No entendí muy bien, solo alcancé a oír que nosotros nos parecíamos. Supongo que se referían a esto.-explicó.

-Jejeje si supongo.-dijo divertido.

Ambos comenzaron a reír ante aquella situación. Si sus madres hubiesen planeado que se conocieran y se agradaran no creo que hubiese salido tan bien como lo que había pasado naturalmente.

El ojiazul se recostó boca arriba en el colchón mientras miraba hacia el techo. El moreno, en cambio, se encontraba sentado a su derecha mirándole a la cara.

 

-Deja de mirarme.-murmuró el ojiazul sonrojándose mientras se colocaba de lado, dándole la espalda al ojinegro.

-No puedo evitarlo. Eres diferente a cualquiera que haya conocido antes.-respondió mientras se acostaba también y le abrazaba por la cintura.

-¿Qu-qué estás haciendo?-le preguntó nervioso por la cercanía.

-Hmp. Abrazarte.-le susurró al oído, lo cual ocasionó un escalofrío al rubio.

-¿Y quién te dio permiso para hacerlo?-le recriminó mientras intentaba que le soltase. El moreno sonrió de lado, le giró para que volviese a quedar boca arriba y se colocó sobre él.

-No te has esforzado mucho por detenerme.-le volvió a susurrar haciendo que temblase levemente.

-¿D-de qué hablas?-le preguntó en un murmullo nervioso.

-Pues que para odiar a todos los varones, viniste a mi habitación, me dejaste verte vulnerable y, te recostaste en mi cama.-le enumeró las razones.

-¿Y eso qué tiene que ver?-le preguntó algo enojado.

-Pues que cualquier varón que se precie no podría resistirse a eso.-comentó con cierta gracia. El rubio se enojó por ello.

-Como pensé. Sois todos unos pervertidos.-dijo enojado mientras forcejeaba para quitárselo de encima. Se sentía decepcionado por haber pensado que ese varón era diferente.

-Pues sí, soy un pervertido. Pero te diré una cosa rubio.-le respondió mientras cogía ambas manos del contrario, las subía por encima de su cabeza y las apretó con fuerza contra el colchón para evitar que se moviese.

-¿Qué?-le preguntó todavía enojado, todavía más por no poder mover los brazos.

-Eres el único por el que me he sentido atraído de esta manera.-le susurró al oído. El rubio se estremeció al sentir el cálido aliento del otro.- Nunca había querido estar con alguien como quiero estar contigo ahora mismo.-volvió a susurrarle pero esta vez mordió levemente el lóbulo de la oreja ajena. El ojiazul jadeó sobresaltado por la sensación que le estaba recorriendo el cuerpo, el cual había comenzado a temblar de la emoción. Ningún varón le había excitado y atraído tanto como el que tenía encima. Ese moreno era un completo adonis, un demonio de la seducción, y su cuerpo imploraba por que jugase con él. Por sentir lo que era tener a semejante varón tocándolo, mimándolo, acariciándolo y excitándolo. Quería sentir que aquello podía tener futuro pero, todo tenía una condición.

-¿Estar conmigo.... de qué forma?-le preguntó en un susurro, esperando una respuesta en concreto.

-Hmp. De todas las posibles.-respondió, sin percatarse, en doble sentido y eso hizo sonrojar al rubio pero también decepcionarlo de cierta forma.

-Si solo me quieres para eso olvídalo.-le dijo para luego empujarle de encima y con rapidez salir de aquella habitación.

El moreno se quedó confundido por aquella acción de rubio, hasta que entendió el doble sentido de sus propias palabras.

 

-Mierda.-murmuró para sí mientras se levantaba a prisa de su cama y se dirigía hacia la puerta para ir a buscar al rubio.

 

 

 

...... Continuará ......

 

Notas finales:

Bueno.... espero que os haya interesado (ya que no he visto mucho ItaDei en la pág. espero que haya sido de vuestro agrado) y que esperéis a la segunda parte que la subiré el miércoles (pues tengo muchas cosas que hacer, pero prometo que ese día estará subido n.n)

Nos leemos pronto (y dejad un review con vuestra opinión please (;) (=^w^=)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).