Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Liar Liar por ShugaBee

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, regresé en forma de fichas con un pequeño mini fic, que apenas dura unos 2 capítulos, más especiales. ¿? Espero que le den mucho amor como a “Hall of fame”, que por cierto estoy pensando en hacer maratón, sólo si recibo apoyo, uhm.

+Si les gustó esta cosita, por favor comenten. Ya que no sé si está funcionando correctamente mi imaginación, hm. 

Notas del capitulo:

Sin comentarios, lol.

 

¡A leer!

Min Yoongi suspiró y frotó suavemente sus sienes observando el lugar con cansancio.

Ya estaba hasta la madre de escuchar a su mejor amigo Hoseok hablar y hablar. ¿De dónde carajos sacaba tanto tema de conversación? Sólo recuerda haberlo escuchado quejarse de una mosca que se posó sobre su mesa, y de ahí empezó a sacar diversos temas de zancudos e insectos que le causaban una repulsión terrible de tan sólo escucharlos.

 

- ¡Hey! ¿Qué querías decirme? ¿Acaso me citaste en un café para hablar de un montón de insectos chupa sangre?

- Pero es que… –Yoongi negó y lo detuvo con una mirada fulminante. –Está bien… Pero otro día debemos retomar el tema, estoy seguro que a Taehyung le encantará, y…

- Si sé que tú y Taehyung son unos raros, pero dime… ¿Qué era lo urgente que tenías que decirme? –Hoseok tomó un sorbo del café de grano que estaba sobre su mesa y suspiró mirándolo como un cachorrito.

- Lo que pasa es que… Antes de ayer me llamaron de la competencia internacional de baile a la que postulé el mes pasado, y resulta que quedé entre los seleccionados. ¿No es genial? –Yoongi asintió feliz por su amigo, y le dedicó una sonrisa pequeña. –Lo malo es que… Tengo que viajar y uhm… No puedo llevar a Jiminnie conmigo. –Yoongi desde que escuchó el nombre del hermano menor de su mejor amigo, supo que algo andaba mal. Bebió un sorbo del café amargo que había pedido con anterioridad, y lo invitó a proseguir. –No quiero dejarlo solo, y quería pedirte si puedes cuidarlo durante la próxima semana. Puedes usar mi departamento, te dejaré comida y diversas cosas que necesiten ambos. –Yoongi negó y Hoseok tomó su mano con suavidad. –Por favor Yoongi… Le pregunté a mi tía si podía quedarse con él, pero no puede, y resulta ser que está un tanto resfriado. No puedo dejar a mi bebé solo.

- ¿Cuándo te irías? –El rubio anteriormente estaba por negar rotundamente ante la propuesta de su mejor amigo, pero recordó haber sido bastante malo con el pelinegro en el pasado. Además… ¿Qué tan malo sería cuidar de un mocoso?

- Mañana. Domingo por la tarde. –El más bajito se levantó de su asiento y le pegó directo en la frente al contrario, haciéndolo quejarse al instante.

- ¡¿Y me avisas a esta hora cuando no he preparado nada?! ¿Qué pasa si me hubiese negado, eh?

-  Pues… Te sobornaría de una u otra forma. Como por ejemplo… Le diría a tu compañero, ese el que tiene el pelo de colores. ¿Cómo es que se llamaba? Ah sí, Sehun. Que siempre le miras el trasero. –El rubio negó repetidas veces, y se cruzó de brazos molesto.

- Eso no es verdad, ni siquiera me gusta el cabeza de arcoíris.

- Por suerte… Tssssk. Ya que anda a la siga del trasero del chino de intercambio. –Ambos asintieron riendo. –Ahora todo tiene sentido. –Comentó Hoseok como si hubiese descubierto la cura al cáncer.

- No sé cómo eres mi mejor amigo Hoseok… Pero dicen que los opuestos se atraen. Y bueno… Eres especial.          

 

Día 1

Domingo, 6 pm.

 

Y ahí estaba Min Yoongi, o Suga como le decía su mejor amigo, en la puerta del departamento de Hoseok esperando que el susodicho le abriera la puerta.

Luego de insistir un par de veces más, con algo de fuerza cabe recalcar, le abrió su mejor amigo con un calcetín a medio poner, y un pedazo de pan en la boca. Yoongi suspiró restándole importancia ya que lo conocía como a la palma de su mano, y avanzó con su mochila al hombro con algo de dificultad y sus instrumentos de fotografía en ambas manos. Porque sí, el rubio estudiaba fotografía en una de las mejores universidades de Seúl.

Dejó sus cosas en el sillón más cercano y se apoyó en la pequeña isla que tenía la cocina. Una cocina americana.

 

- ¿Y tu hermano? ¿Está tomando la siesta de la tarde? –Hoseok lo miró con cara de ‘me estás jodiendo’, y negó riendo.

-No, está en su habitación hablando con sus amigos de la universidad. –Yoongi casi se atragantó al escucharlo, y abrió sus ojos desmesuradamente. Al parecer nunca fue un bebé o un niño chiquito como él lo pensó.

- No me jodas Jung Hoseok… Yo pensaba que tu hermano era un enano, no un jodido adolescente hormonal. Además… ¿Por qué nunca lo veo en casa cuando vengo? ¿Acaso no se puede cuidar solo?

- Quizás le gusta salir con sus amiguitos cuando vienes o qué sé yo… –Hoseok se comió el pedazo de pan que antes tenía en la boca y se dirigió a una de las tantas puertas que tenía el departamento, para posteriormente tocar con suavidad. –¿Minnie? ¿Puedes venir? Yoongi ya está aquí. –Se escuchó un leve y rasposo “ya voy” y Hoseok se devolvió. –Sígueme. –El de más baja estatura asintió aún confundido por tener que cuidar a un mocoso, y lo siguió como en estado de trance.

Lo único que sabía era que Hoseok hablaba y hablaba acerca de cómo prender la cocina, el extractor, qué hacer en casos de emergencia, y ya. No había entendido nada. Pero cuando el más alto le preguntó si había entendido, asintió como si supiera todo. –Entonces… Llamas a mi tía en caso de cualquier problema. Aquí están los números de emergencia, policía, bomberos, policía de investigaciones, la marina, grúa, ejército.

- Espera, espera… ¿Para qué me serviría eso? No es como si fuera un psicópata o algo así. O tenga un jodido barco en medio de tu departamento, y que venga un maldito apocalipsis zombie a lo Walking Dead.

- Nunca se sabe… –Susurró el pelinegro con ambas cejas alzadas y haciendo una cara excesivamente extraña. No sé cómo soy tu amigo Hoseok.

- ¿Hobi? –Interrumpió una voz algo aguda, y Yoongi obligado a alzar la vista, se encontró con un par de ojos almendrados que lo miraban con curiosidad y algo que el rubio no supo descifrar. El más bajo sólo pudo tragar con dificultad y afirmarse al banquito más cercano de la cocina de su amigo. ¿Este era el hermano de su feo amigo con cara de caballo?

- ¡Minnie! ¿Qué te dije de levantarse sin pantuflas? Aish, los niños de hoy en día…

- Tengo 20 años hyung… No es cómo si no lo supiera. –Afirmó el contrario cruzándose de brazos y haciendo un puchero que Yoongi calificaría como extremadamente tierno. Y no, Yoongi no se conmueve con cosas así.   

- Pero igual Minnie, estás enfermo… –Lo regañó, y luego le dirigió una rápida mirada al rubio que aún permanecía en silencio. –Por cierto… Min Yoongi, Minnie. Jung Jimin, Suga. –Los presentó.

- Un gusto hyung. Espero que cuide de mí. –Respondió el ¿pelirrojo? con una sonrisa brillante, Yoongi asintió tratando de imitarlo, pero falló en el intento e hizo una mueca un tanto nerviosa.

- Bien. Ya se conocieron y Yoongi sabe todo lo que debes hacer, así que nada de saltarse las reglas Jung Jimin. O no hay dulces.

- Pero Hobi…

- No, no. Y ya debo irme. Estoy un poco atrasado y creo que el taxi debe estar por llegar en 5 minutos. ¿Me acompañan abajo? –Ambos asintieron y tomaron las maletas del pelinegro, siguiendo al sol en persona en silencio.

 

 

Yoongi piensa que todo pasó en un abrir y cerrar de ojos cuando su mejor amigo tomó el taxi y se despidió con una sonrisa sincera a través del ventanal. Tomó una respiración profunda y le sonrió al más bajito, ganándose una mueca de disgusto de parte del contrario.

¿Y ahora qué carajos hice? ¿No que debía cuidar de él? Pero si hace poco fue amable, tsk. Pensó el bajito.

Lo siguió cabizbajo y confundido, y ambos abordaron el ascensor en un silencio incómodo.

Una vez que llegaron a su piso ingresaron al departamento número 512 de Hoseok. Por su parte, Yoongi se fue directo hacia su mochila. Debía editar algunas fotos en su laptop para un proyecto que debía entregar a la vuelta de vacaciones, y como tenía dos semanas a partir de ahora, debía aprovecharlas al máximo.

 

- ¿Cuál es la clave del wifi? –Preguntó el rubio con la voz un tanto aguda por los nervios de tener que compartir piso con alguien como Jimin.

- ¿Acaso no te la dijo mi hermano? -Respondió el pelirrojo bufando y rodando los ojos en disgusto. – Me voy a mi habitación, no molestes.

 

Yoongi contó hasta diez. Respira, vamos. Respira. Estaba sacando todo su autocontrol para no herir al hermanito de su mejor amigo, pero si se comportaba de esa forma no se la hacía nada fácil. Yoongi era conocido por ser un chico de pocas palabras pero filosas; cuando quería dejar mal a alguien no se lo pensaba dos veces, pero no quería fallarle a Hoseok, no a la única persona que lo apoyó en su sueño de convertirse en fotógrafo.

No tuvo más remedio que sacar sus auriculares, y ponerse a trabajar en otras cosas, ya mañana compraría uno de esos pequeños aparatitos con internet, y que para su suerte son portátiles. Sin duda esta sería una larga semana…

 

Día 2

 

- ¡Hey vago, despierta! –Yoongi se restregó los ojos y tuvo que pararse de un salto por los almohadazos que estaba recibiendo. Se llevó una de sus manos a la frente y luchó por no gritarle una grosería al mocoso engreído.

Por un momento pensó que era un sueño, pero… ¿Quién en su sano juicio despierta a alguien que no conoce con almohadazos? Nadie, sólo el mocoso de Jimin.

Le tomó un par de segundos acostumbrarse a la luz del día, y gruñó en respuesta. El menor había abierto todas las cortinas, y ahora se encontraba echándolo del sillón en el cual iba a pasar toda la semana. –Quítate. Quiero ver televisión. –Dicho esto, se sentó de inmediato en el lugar que ocupaba el otro bajito y comenzó a hacer zapping como si él no se encontrara en la habitación. Yoongi se sacudió la ropa, y bostezó con cansancio dirigiéndose al baño. Se había quedado hasta tarde trabajando en sus fotografías y si seguía así; en un par de días podría revelarlas y hacer un bonito libro para su presentación semestral. No debía dejar que le afectara el comportamiento del enano.

 

- ¿Qué vas a querer de desayuno? –Cuestionó el rubio una vez aseado y listo para un nuevo día. Miró al engreído de reojo y al no recibir respuesta se dirigió a la cocina a preparar algo decente para él y su querido acompañante. Sí, querido.

Una vez allí encontró una de las tantas listas salvadoras de Hoseok.

 

Desayuno para mi Jiminnie<3

2 tostadas, una con dulce de leche, la otra con queso.

Café con leche, 2 cucharadas de azúcar.

Jugo natural, cualquier fruta menos melón.

Su medicación.

 

Perfecto. Pensó una vez que tuvo todo listo, y el olor a tostadas recién hechas llenaba la cocina. 

Dejó todo lo que había preparado sobre la mesa, incluido su desayuno, y cómo por arte de magia, el pelirrojo apareció sin comentar nada y se sentó a desayunar.

Ninguno de los dos se dirigió palabra alguna, ni siquiera la mirada, y una vez que Jimin terminó su desayuno, se levantó sin ni siquiera dar las gracias, e ingresó a su habitación con un portazo.

 

- Al menos podría haber ayudado a refregar sus platos. –Susurró Yoongi bebiendo de su café cargado, y doblando el periódico del día con pesadez.

 

Día 3 y 4

 

En el par de días siguientes nada cambió, ocurrió lo mismo. A diferencia que esta vez, Yoongi despertó antes para no recibir las quejas y los almohadazos del menor.

Comieron el desayuno en absoluto silencio, y ninguno se dirigió la palabra, ni siquiera para decir buenos días. Era como si fueran completos extraños entre sí, aunque no distaban mucho de la realidad.

Yoongi no podía comprender por qué el hermano pequeño de su queridísimo amigo lo odiaba tanto como para no verle la cara o siquiera dirigirle un par de palabras amables. No le cabía en la cabeza su comportamiento ejemplar. Quizás es bipolar o tiene alguna enfermedad rara.

 

Esta vez el rubio compró en uno de sus tantos momentos libres el pequeño aparatito para conectarse a internet, como diversos materiales para su trabajo; y para rematar, tuvo que hacer todos los deberes de la casa y limpiar las porquerías que hacía su querido angelito Jiminnie, esto incluía lavar los trastes, lavar y planchar la ropa, trapear, limpiar el baño, hacer las camas, etc. Todo en silencio, e imaginando las mil y una muertes que le daría al pelirrojo por ser un idiota sin cerebro. Parezco la esposa o la niñera. Que alguien me mate por favor. Pensó el rubio.

Además, la guinda de la torta, era que debía dormir en el sillón, porque el maldito de Hoseok tenía una colección de bichos raros en su habitación. Y ni loco entraba a esa cosa, quizás terminaría con qué enfermedad, el hanta, el ébola o lo que sea. 

 

Día 5

 

Yoongi con suerte abrió los ojos. Hoy se encontraba cansado y desganado, además poco había avanzado en su trabajo semestral. Se desperezó, y encendió la televisión en modo silencioso, no quería despertar al mocoso y que este lo viniera a regañar por tonterías. Aunque si lo pensaba mejor… Podría vengarse. Pero hoy no era el día.

Se peinó y se vistió con pereza mientras se echaba una rápida mirada al espejo. Unos pequeños círculos negros se formaban bajo sus ojos, era un desastre en persona literalmente. Su pelo estaba reseco, y necesitaba urgente un tratamiento capilar.

Su espalda dolía por lo hecho los días anteriores, pero se animó al saber que le restaban solo dos para volver a su vida normal.

¿Será que me estoy convirtiendo en un abuelo como dijo mi madre? O… ¿Por fin me he vuelto loco como Taehyung? Pensó haciendo una mueca un tanto aterrado.

 

Estaba preparándose unos ricos huevos con tocino, cuando el pelirrojo ingresó hecho una furia a la cocina y lo tomó de su polera, estampándolo contra la pared.

- ¿Qué mierda te pasa? –Preguntó Yoongi suspirando y pegándose una palmada en la frente, cansado.

- ¡¿Qué le hiciste a mi ropa?! No me gusta el olor a lavanda... Más te vale que para la tarde tenga otro olor. Apesto a abuela.

- Pues te jodes. Bastante me duele la espalda como para hacerte de mucama o lo que sea.

- Y yo ya te dije que no me gusta oler a abuela. Para la tarde quiero mi ropa limpia y planchada con otro tipo de olor. Voy a salir. –Dicho esto salió tranquilamente, y no le volvió a dirigir la palabra.

El rubio negó con la cabeza, y en un arranque de histeria se dirigió hacia el sector de lavandería del edificio, y desparramó toda la ropa del menor por el piso.  

Extrañaba tanto a sus amigos en estos momentos. Namjoon, Seokjin, ayúdenme por favor.

Pero la ayuda no le iba a caer del cielo, así que se dispuso a juntar el desastre y echar todo de nuevo a la lavadora.

 

Día 6

 

Tenía que ser una broma, tenía que ser una jodida broma. Si su amigo le hubiese dicho que quería jugar con él por algunos minutos, no habría dicho nada, es más… Hasta lo hubiera besado. Pero no, no era una maldita broma.

 

- ¡¿Puedes creerlo?! Quedé entre los tres mejores bailarines de la competencia. –Gritó su mejor amigo totalmente eufórico a través del teléfono. –Yoongi por favor, ¿podrías quedarte una semana más con Minnie? –Yoongi cerró sus ojos y negó en silencio. Di que no y le arrebatarás el sueño y la tranquilidad. Le dijo una parte de su mente. La otra le decía que dejara al mocoso y se fuera a su departamento a continuar con sus deberes.

- ¿Acaso le preguntaste a Jimin si está de acuerdo con esto? –Cuestionó Yoongi con un nudo en la garganta. Ya estaba cansado de estar toda la semana en silencio, y tenía la esperanza de irse mañana por la tarde. Pero ahora todo se había complicado e ido a la mierda. Aunque estaba feliz por su amigo.

- Pásamelo. Yo hablo con él. –Respondió el pelinegro con voz ansiosa a través de la bocina del celular. El rubio caminó con pesadez a través del pasillo, y tocó reiteradas veces la puerta del más pequeño, que al parecer se le había ocurrido colocar la música a un volumen descomunal. Tapó la bocina del celular y golpeó más fuerte sin respuesta.

Ya cansado, abrió la puerta encontrándose al pelirrojo en tan sólo una polera gigante que le cubría una parte de su esbelto cuerpo y un par de boxers negros, tirado sobre la cama con los ojos cerrados.

- ¡¿Acaso no te dije que no invadieras mi privacidad?! –Yoongi le lanzó el teléfono hastiado y antes de irse le respondió un simple “tu hermano quiere hablar contigo”, y cerró de un portazo.

 

Caminó hasta la sala tratando de tranquilizarse, y revisó sus fotografías que hace poco había revelado. Ya tenía el libro de hojas negras y el pegamento sobre la mesa, listo para comenzar a dar por finalizado aquel álbum de fotos para la clase del señor Wu.

Sonrió inconscientemente y acarició las fotografías con admiración. Eran un verdadero arte. De seguro recibiría la calificación máxima de su clase.  

Tomó el libro, el pegamento y comenzó a pegar aquellas fotografías con muchísimo cuidado, y continuó su labor hasta que el impacto de su propio celular contra el pegamento, hizo derramar todo aquella sustancia blanquecina sobre sus fotografías y aquel libro tan preciado, quedando su trabajo hecho un desastre.

 

- ¡¿Pero qué carajos te sucede conmigo?! ¡¿Qué diablos te hice?! –Exclamó el de piel blanquecina. Jimin lo observaba con fastidio, y con facciones duras y frías.

- Es una jodida maldición tenerte aquí.

- Para mí no es una jodida bendición traída del cielo cuidar de ti. –Algo le dijo a Yoongi que nada iba a terminar bien. Los dos estaban que explotaban, y de seguro diría alguna cosa imprudente con aquella lengua filosa que se cargaba.

- No has hecho nada, pero aun así te odio. No comprendo como mi hermano puede tener un amigo tan estúpido. –Yoongi apretó su mandíbula, y bufó lleno de furia.

- Ni yo entiendo cómo puede tener un hermano tan cruel.

- ¿Cruel? Ni siquiera conoces que tan cruel puedo llegar a ser… Podría sacarte de quicio Min Yoongi. –¿Acaso Hoseok también era así como su hermano y nunca mostró ese lado con él? Yoongi intentó calmarse y seguir como normalmente era.

- ¿Tomaste la medicina? Tu hermano dijo que debías hacerlo para poder sanar.

- ¡No! ¡No me la tomaré! Me vale lo que me digas… Además es mi jodida casa y hago lo que se me antoja. –Dicho esto caminó a su habitación y cerró de un portazo como era su costumbre en los últimos días.

Yoongi por primera vez sintió ganas de llorar, pero no lo iba a hacer por un mocoso engreído. Se tragaría aquel nudo en la garganta, y seguiría siendo como es; lo bueno es que luego de esa semana nunca más le tendría que ver la cara al menor.

Pero ¿a quién engañamos? Apenas bajó la mirada las primeras lágrimas se deslizaron por sus mejillas, empapándolas… Se prometió nunca volver a llorar por Jung Jimin.

Notas finales:

¿Sigo? Si recibo apoyo, subiré el próximo lo antes posible.

Gracias por leer<3.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).