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Lo Que Eres En Realidad por Dovah

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Notas del capitulo:

Traigo mi primer fic que no sea ni KuroTsuki ni BokuAka. Me llegó la idea y mis manos hicieron el resto, XD

Me he dado cuenta que me gustan todas las parejas posibles y no encunetro problema escribiendo incluso las que no shipeo tanto. 

En fin, espero disfruten del fic. 

Ese día Hinata Shōyō se encontraba feliz. Después de semanas de conocerlo, Kozume Kenma iba a pasar el fin de semana en su casa. Se conocieron cuando sus equipos habían tenido un partido de práctica y desde entonces se enviaban mensajes de textos o una que otra llamada que duraba horas. Había ido a recogerlo a la estación y se pasó gran parte del día dándole un tour. El atardecer estaba por terminar y decidieron ir a casa.

— ¡Mira! — Señaló un niño — Tiene cabeza de pudín — Esas palabras captaron su atención.

— Por dios hijo. No seas grosero — Susurró.

— Pero es cierto.

— Silencio dije. Ah — Hizo una reverencia — Lo siento mucho.

— ¿Eh? — Hinata se percató de que los observaba — ¡Ah! ¡No… no hay problema! — Hizo una reverencia más exagerada y siguió caminando.

Faltaba poco para llegar a casa pero para Hinata el caminó se le hacía eterno. Había hablado tanto y ahora no sabía que decir. En su cabeza se encontraba sólo una cosa. “Cabeza de pudín.” Con discreción observó a su amigo que veía su teléfono mientras caminaba. ¿Él lo había llamado alguna vez de esa forma? Ahora que recordaba, varias veces sus amigos se refirieron a él como “cabeza de pudín” y si lo observaba podía ver porque. Su cabello era el origen de ese sobrenombre. Debía admitir que ese apodo era justificable, pero algo de eso le incomodó. No lo veía como “cabeza de pudín” De hecho, si se ponía a pensarlo mejor, en realidad parecía…

— ¿Sucede algo Shōyō?

— ¿Qué? — Salió de sus pensamientos.

— Antes no parabas de hablar y ahora no has dicho palabra alguna.

— ¡Ah! No… estoy bien — Comenzó a reír nervioso. Kenma lo observó no muy convencido pero no dijo nada — ¿No te enoja? — Habló con normalidad.

— Qué cosa.

— Que te digan cabeza de pudín.

— No realmente — Siguió caminando con la vista en su teléfono.

— Pero es molesto.

— No es que me importe. Además, tienen razón.

Hinata bajó la vista y siguieron caminando en silencio. Observó el paisaje y su rostro se iluminó.

— ¡Lo tengo! — Gritó muy alto y Kenma se sorprendió tanto que casi tiraba su teléfono — ¡Kenma!

— ¿Sí? — Preguntó un poco asustado.

— Salgamos mañana.

— No lo sé — Comenzó a jugar con el aparato entre sus dedos — No me gusta salir mucho y más en estas fechas. Es caluroso — Su idea era pasar el fin de semana en casa de Hinata jugando videojuegos.

— ¡Sera divertido! — Lo tomó de las manos — Di que sí — Kenma con las mejillas un poco ruborizadas asintió — ¡Bien! — Sonrió.

El resto de la tarde fue tranquilo. Jugaron videojuegos, comieron en su habitación mientras platicaban sobre el voleibol y siguieron con los videojuegos hasta la hora de dormir.

Hinata había preparado el futón para que Kenma durmiera en la cama pero el mayor se ofreció a dormir en el futón. El problema de quién dormía en dónde duró hasta que su pequeña hermana los regañó porque hacían mucho ruido. Al final y sin saber cómo, ambos terminaron en la cama.

Comenzaron a hablar sobre deportes. Hinata estaba feliz y un poco nervioso. Hacía tiempo que sentía algo por el jugador de Nekoma pero no se atrevía a decirlo. Tenía miedo a ser rechazado. Kenma no era alguien expresivo y no lograba saber si lo que sentía por él era pura amistad. Continuaron platicando hasta que poco a poco Hinata se fue quedando dormido, teniendo como última vista, aquellos ojos color ámbar sobre él.

Esa mañana desayunaron junto con sus padres y Natsu. Todos hablaban y Kenma se limitaba a responder con nerviosismo lo que le preguntaban. Una vez terminado el desayuno salieron a explorar el lugar y practicar un poco. Cuando se percató de que el sol estaba en lo más alto decidieron regresar.

— Espera. Esta vez iremos por otro lado — Señaló un pequeño bosque.

— Pero creo que este es el más rápido — Señaló el camino.

— Sólo vamos.

No opuso resistencia y se dirigieron al bosque. Hinata platicaba mientras él asentía y respondía de vez en cuando. Se detuvieron a observar los animales y se puso nervioso al ver a Hinata trepar animadamente un gran árbol. Cuando comenzaron a ver la salida, Hinata le tapó los ojos.

— ¿Shōyō?

— Necesito que cierres los ojos por un momento.

— Pero…

— Confía en mí.

Después de asentir, Hinata tomó sus manos y comenzó a guiarlo con lentitud. Una vez fuera del pequeño bosque, Kenma sintió la brisa y los rayos del sol sobre su piel. Hinata soltó su mano y volvió a ponerla sobre sus párpados cerrados.

— Este lugar es de Gō-san. Es un abuelito muy alegre. Me ha dejado jugar aquí desde que era pequeño. Me gusta mucho este lugar en esta época del año porque es cuando se pueden apreciar.

— ¿Apreciar?

— ¿Sabes? Talvez a ti no te moleste que te digan cabeza de pudín pero a mí sí — Cambió de tema.

— Ya te dije que estaba bien.

— No, no lo está. No tienes cabeza de pudín. O bueno… no para mí... Pero si eres algo más.

— ¿Algo más?

Hinata le destapó los ojos y le indicó que los abriera. El brillo del sol lo cegó por un momento. Mientras recobraba la vista sus ojos se concentraron en el campo de flores que tenía enfrente. Los tallos largos y firmes sostenían las flores de largos y rubios pétalos cuyo centro oscuro miraba hacia el cielo.

— Eres un hermoso girasol — Habló mientras extendía sus brazos al campo lleno de flores doradas.

— ¿Girasol?

Hinata asintió feliz — ¿Verdad que eso suena mejor? — Se acercó a una flor que era un poco más alta que él y la inclinó con cuidado — ¿Lo ves? Es igual a ti.

— Shōyō ¿Sabes por qué las llaman así?

— ¡Claro! Es porque la flor gira según la posición del sol. Aunque sólo lo hacen cuando es una flor joven, ya que cuando crece se queda quieta. Eso último me lo explicó el abuelo.

— Entonces no nos parecemos.

— Eh~ — Se desanimó — Pero eso suena mejor que cabeza de pudín.

— Muy cierto, pero hay algo en lo que somos diferentes.

— ¿Algo? — Observó la flor que tenía en mano y se puso a pensar — Mmm… pero si se parecen — Susurró.

Kenma suspiró — Somos diferentes porque a diferencia de ella — Se acercó a Hinata — No importa cuánto tiempo pase ni cuanto crezca — Acarició su mejilla — Yo siempre miraré hacia el sol — Y beso sus labios — Ya que tú eres mi sol.

Soltó la flor que sujetaba, los pétalos acariciaron su rostro y el girasol volvió a erguirse al lado de sus compañeras. No había esperado eso y su mente se encontraba en blanco. Cuando comprendió lo que había pasado sus mejillas se ruborizaron. Observó a Kenma sonreír. Su rostro se ilumino y volvió a unir sus labios con los del mayor. No había necesidad de palabras para saber que sus sentimientos estaban siendo correspondidos.

Porque al final..."El girasol siempre mirará hacia el sol y el sol siempre brillará para el girasol."

Notas finales:

Jummm... 

llevaba semanas con la idea en la cabeza y comparto la forma de pensar de Hinata con respecto a Kenma. Siempre lo he visto como una flor. Y un girasol... awww... XD Es tan... no sé. Es perfecto para ellos dos, X3


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