CREED
Como era de costumbre, el club de Basket estaba teniendo un partido reñido entre los de primer año y los de segundo.
-Kagami-kun - Kuroko tomó el balón y usando su mist direction envió un pase rápido a su luz. El cual al no percatarse de ello termino por dejar que la pelota saliera de la cancha.
- BAKAGAMI- gritó la entrenadora, Riko, mientras regañaba al As del equipo.
Kuroko miraba la escena, pero lejos de parecerle divertido como a los otros, se sintió extrañado. No era el primer pase que se Luz fallaba ese día. Pero no solo en el juego había estado así; Kagami no se había dormido en clase (como de costumbre), apenas había comido un emparedado como almuerzo y ahora había fallado 4 pases en solo el primer cuarto del juego. Algo no andaba bien, Kuroko lo presentía.
De pronto las puertas del gimnasio se abrieron de par en par mostrando una silueta alta. Todos quedaron callados mirando extrañados hacia la persona y de pronto una voz chillona se hizo notar...
- ¡KAGAMICCHI!- y en menos de un segundo el pelirrojo había sido lanzado al piso y encima de él un chico rubio con el uniforme de Kaijo apareció.
Todos quedaron atónitos ¿acaso no debía ser a Kuroko a quien debía de buscar? ¿Kise se había confundido?
-Kise... le...levántate ya - todos vieron como la cara del tigre se volvía tan roja como su cabello. Entonces sujetó a Kise por la cintura y lo movió lo suficiente para que el chico quedara de rodillas y el pudiera sentarse.
El partido ya había sido olvidado y la pelota se encontraba quieta a un lado de la cancha.
-¿Kise-kun, que haces aquí?- pregunto Riko mirando a los Ases, enfocando su mirada sobre todo en una de las manos del tigre que aun sujetaba al modelo por la cintura.
-Oh... eso es... es porque... Kise ... maldición diles tú.
-Kagamicchi y yo ¡Somos novios!
El tigre se sonrojó de pronto y Kise sonrió muy feliz. Todo Seirin rodeo a la pareja mientras Kise se ponía de pie y ayudaba a Kagami que inmediata mente después, como acto reflejo rodeó la cintura del rubio con su brazo.
Se escucharon entonces las felicitaciones y algunas palmaditas en la espalda de Kagami quien seguía rojo de la vergüenza.
Sin embargo, detrás de ellos, en el mismo lugar donde estaba antes de que el juego se interrumpiera, Kuroko permanecía inmóvil, con las manos hechas puños, y la mirada clavada en ambos ases.
Nadie se había dado cuenta de él.
Su pecho dolía, se sentía mareado y con ganas de vomitar. Sus ojos escocían, sus oídos empezaron a zumbar, sus piernas flaquearon y un conocido sentimiento invadió su ser.
"Nadie te necesita"
Su mente empezó a repetirlo como un mantra, como había pasado en su época de escuela media.
Mordió fuertemente su labio cuando vio como Kise se inclinaba un poco y besaba la mejilla de Kagami. De pronto las arcadas incrementaron.
"-Kise-kun... yo yo creo que estoy enamorado de Kagami-kun"
"-¡AHH! Mi Kurokocchi está enamorado no te preocupes te guardaré el secreto."
Suspiró pesadamente y bajó la mirada. A pesar de que dolía, tenía que aceptar que hacían una hermosa pareja, ambos deslumbraban.
"Perfectos"
Sonrió de lado y emprendió camino hacia los vestidores. De pronto la tormenta de su corazón dejó caer las primeras gotas las cuales nacieron en sus ojos celestes ya sin luz y descendieron por sus mejillas.
Se sintió tonto, él no tenía oportunidad con Kagami, y si la hubiera tenido solo habría sido una carga para él. Kuroko era solo Kuroko, no tenía nada especial era muy común, no tenía cualidades para resaltar, era todo lo contrario. Solo terminaría por arruinar el talento de Kagami. Entonces se sintió feliz, por ellos.
Simplemente era una pareja perfecta.
Con una sonrisa amarga que le quemaba los labios y las mejillas completamente empapadas salió.
-Felicidades Kagami-kun... Kise-kun.