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“Porque hay olvidos que queman y hay memorias que engrandecen”.
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—No quiero olvidarte, no quiero, te amo tanto.
—Mi dulce y lindo ángel, no me olvidarás, sé que mi amor jamás podrá ser borrado de tu ser, tu corazón siempre recordará al mío, mis caricias están tatuadas en tu piel, sé que, aunque pasara una eternidad siempre podríamos volver a recordarnos solo con tocar nuestras manos una vez más… Te amo…
—Te amo…
~*~
Había despertado de mi insufrible sueño de siempre, en él estaba con una persona que desconozco, hablábamos algo sobre no olvidarnos; muy raro, ya que yo no recordaba haber tenido una conversación así con alguien alguna vez, bueno… No después del incidente.
—Arrrgh, ¡Maldición otra vez ese sueño! - Me quejé sentándome en mi cama pesadamente mientras un suspiro salía de mi boca -Es lo mismo de siempre, ya me harté de no saber quién es esa persona… -Mencioné mientras hacia algunos movimientos para terminar de despertarme -¿Qué hora es? -Pregunté volteando mi vista al reloj que descansaba sobre mi buró -¡Maldición es tarde! -El reloj marcaba las 7:50 y yo entraba a la universidad a las 8:00, me había quedado dormido y se me hacía tarde para ir a la escuela, solo le pedía a Kami que mi novio no estuviera esperándome en el mismo lugar de siempre, no quería que por mi culpa fuera a llegar tarde.
Tomé mi uniforme y me vestí rápidamente mientras trataba de acomodar un poco mi cabello, al ver que ya estaba más o menos bien salí corriendo de la casa-tienda en la que vivía con mi abuelito, al salir me di cuenta que este no estaba, me extrañé un poco, pero bueno, eso no era nada del otro mundo, seguramente había tenido que salir a hacer algo temprano.
Corrí hasta la equina de la cuadra y ahí me encontré a él, a mi novio esperándome, recargado sutilmente en su motocicleta color rojo con un casco en la mano.
—¡Yugi, amor! -Me gritó energético alzando su mano en saludo.
—¡Kami! ¡Amor te hubieras ido sin mí! -Regañé a mi peliazabache novio por haberme esperado, por mi culpa ambos llegaríamos tarde y no me gustaba eso.
—Despreocúpate por eso cielo, no pasa nada por llegar un poco tarde, además ya tenía planeado algo más, así que llegaremos más tarde de lo pensado -Dijo acercándose a mí enredando sus brazos en mi cadera inclinando su rostro hacía el mío para atrapar mis labios en un dulce y encantador beso, sus besos, esos mismos que me volvían loco, era un adicto a su miel y su encanto.
—Yusei… te quiero tanto -Mencioné al separarnos, mis mejillas y las de él habían adquirido un tenue color rojizo por la acción, llevábamos saliendo cuatro meses, cuatro dichosos y encantadores meses.
—Yo te quiero mucho más -Dijo sonriéndome cálidamente -Vamos amor ponte el casco -Dijo entregándome el que tenía en manos antes de dejarlo sobre el asiento de la moto para abrazarme, yo asentí tomándolo mientras él tomaba el que estaba asegurado a la parrilla de atrás -Daremos un paseo hoy.
—¿A dónde iremos? -Pregunté sonriéndole cálidamente.
—Eso ya lo verás -Dijo subiéndose a la moto palmeando el asiento trasero para que subiera junto a él -Recuerda que debes agarrarte fuerte -Dijo pasando mis brazos en su tronco -No quiero que te vayas a caer.
—No lo haré -Dije asegurando el agarré mientras me inclinaba para recargar mi rosto en la parte de atrás de su hombro aspirando la deliciosa colonia que le encantaba utilizar y que sabía que me volvía loco.
Recorrimos la ciudad un rato hasta llegar a la playa, me sorprendí un poco, tenía algún tiempo que habíamos hablado de ir, pero nada más no lo llevábamos a cabo.
Al estar cerca de la orilla aparcó la moto a una distancia prudente bajando extendiéndome su mano para que bajara.
—Ya que nada más no veníamos planeé que hoy lo hiciéramos amor -Dijo sonriéndome cálidamente mientras me ayudaba a bajar.
—Fue una excelente idea cariño -Dije ya estando en el suelo parándome de puntitas pasando mis brazos tras su cuello para darle un cálido y suave beso, la cuestión era que mi novio era mucho más alto que yo y él adoraba cada vez que hacia eso para besarlo -Es encantador venir a este lugar tan temprano -Mencioné al separarnos mirando como el sol aún mantenía un brillante color anaranjado que bañaba la playa.
—Nada es tan encantador como tú -Dijo dándome pequeños besos en todo el rostro, yo solo sonreí ante su gesto -Oh espera amor -Dijo soltándome un momento levantando el asiento de la moto para sacar una toalla grande para tenderla en la arena -Ahora sí, sentémonos amor -Dijo con una gran y sincera sonrisa.
—Pensaste en todo -Dije sonriéndole, me senté en la toalla y él se sentó a mi lado abrazándome por la cintura mientras yo descansaba mi cabeza en su hombro.
Estuvimos un gran rato hablando de muchas cosas sin sentido y habíamos jugado un poco con el agua de la orilla hasta que el sol comenzó a brillar con más fuerza.
—Es hora de irnos si queremos llegar a la tercera hora amor -Dijo sonriéndome, yo asentí, tampoco quería que fuéramos a tener marcado con faltas todas las horas.
El camino hasta nuestra universidad fue muy corto, odiaba tener que regresar, amaba pasar mi tempo con mi novio, pero tampoco podíamos estar faltando a la escuela deliberadamente.
Cuando llegamos a esta, Yusei aparcó la moto en el estacionamiento mientras yo caminaba a la entrada, al menos el guardia no estaba en la entrada y pudimos entrar a la escuela sin problemas, al llegar a nuestro salón esperamos que el maestro de esa hora saliera esperando que no nos dijera nada por no haber llegado a sus dos primeras horas.
Al final salió rodeado de varios chicos que seguramente estaban tratando con él algo sobre sus calificaciones -ya que la semana pasada habíamos estado en exámenes- seguramente no conformes con lo que les había puesto, así que ni siquiera se dio cuenta de nuestra presencia.
Al entrar al salón fuimos rápidamente a nuestros lugares.
—¡Yu-chan! Pensé que ya no llegaban -Mencionó mi amigo Ryo llegando junto a nosotros un poco molesto y preocupado.
—Solo dimos un paseo antes de venir, no te preocupes Ry-chan -Dije sonriéndole para que se calmara.
—Al menos pudiste habernos avisado que Yusei y tú irían a dar la vuelta -Dijo mi amigo Marik frunciendo el ceño.
—Perdonen que no les avisáramos, salió de improviso -Dijo mi lindo novio tratando de sacarme de las reprensiones de mis amigos.
—Ry-chan, Mariku-chan, gracias por preocuparse por nosotros, sentimos habernos ido sin avisar -Dije sonriéndoles para que no se enojaran más.
Mientras hablaba con mis amigos podía sentir una mirada sobre mí, me extrañé un poco por eso, no entendía quién podría estarme mirando así, ni el motivo, pero no le preste importancia y seguí platicando con mis amigos y mi novio.
Después de una larguísima hora de súplica por fin mis amigos nos disculparon y ya todos estábamos bien, durante las siguientes dos horas pude sentir la insistente mirada sobre mí, no entendía porque alguien podría estarme mirando de esa manera así que volteé ligeramente para ver quién era la persona, me sorprendí un poco al ver que no era un chico que conociera, a decir verdad, nunca antes lo había visto.
—Amor ¿te pasa algo? -Me preguntó mi novio dándose cuenta que me había quedado completamente en silencio pensando en el motivo que tendría ese chico para mirarme.
—¿Eh?, no, no me pasa nada cielo -Dije sonriéndole.
—Ry-chan… -Dije en voz baja llamando la atención del albino.
—¿Qué pasa Yu-chan? -Me preguntó imitando el volumen de mi voz.
—Oye… ¿quién es ese chico de atrás? -Pregunté haciendo un ademán con mi cabeza para que volteara a ver hacia la dirección que le había indicado.
—Es Yami Atemu -Dijo sonriéndome.
—¿Yami Atemu? -Pregunté confundido.
—¡Vez! Eso te pasa por llegar tarde -Dijo volviendo a reprenderme -Acaba de ser trasladado aquí -Dijo sonriéndome.
—Entonces llegó hoy… con razón se me hacía raro ver aquí a un extraño -Dije pensando.
—Sí, así es -Dijo sonriéndome -Pero… ¿por qué te está mirando? ¿Lo conoces? -Preguntó más extrañado que yo.
—No, jamás lo había visto -Dije pensando, tratando de buscar entre la información de mi memoria algún dato de él que me dijera lo contrario, sin embargo, no encontraba nada.
—Ya veo… entonces es raro que te miré tanto, comienza a ser extraño -Dijo volteando un segundo y ver que seguía mirándome.
—Solo espero que no busque algún problema -Dije afligido, temía que ese fuera el motivo por el cual me miraba.
—No lo creo, te mira de una forma extraña, como si fueras importante para él.
—Eso es imposible, no lo conozco, no sería lógico -Dije esbozando una sonrisa -Tal vez solo me confunde con alguien -Dije restándole importancia al asunto.
—Sí, eso debe ser -Dijo sonriendo.
Las clases avanzaron lentamente hasta el receso, al llegar mis amigos y mi novio se adelantaron un momento para esperarme fuera de la puerta del salón para que guardara mis cosas, sacara mi bento y fuera a desayunar con ellos en la terraza de la escuela.
Al tener todo listo me dirigí hacia la puerta, pero fui tomado del brazo por el extraño chico de antes.
—Yugi… -Mencionó mi nombre mirándome fijamente, sus ojos color rubí se posaron en mis ojos amatistas, no entendía como ese chico podía saber mi nombre.
—¿Huh? ¿Te conozco? -Pregunté extrañado.
—Tú… ¿No me recuerdas? -Preguntó abriendo sus ojos impresionado.
—Lo siento, pero no -Dije mirándolo fijamente, no entendía de que iba este chico.
—Yugi… No es posible que me hayas olvidado -Dijo apretado mi brazo con su mano de una manera fuerte mientras sus orbes temblaban levemente, podía notar inseguridad en sus ojos, y también dolor...
—Auch, eso duele -Dije quejándome de su accionar -Suéltame -Dije jalándome hacia atrás, pero el chico seguía sin soltarme.
—No lo haré, no hasta que me recuerdes -Dijo sin inmutarse de la cara de dolor que estaba poniendo por la presión de su mano en mi brazo.
—¡Suéltame, yo no te conozco! -Dije levantando la voz más de lo necesario.
—¡¿Qué estás haciendo con mi Yugi?! -Preguntó molesto mi novio llegando a mi lado tomándolo del brazo haciendo que me soltara.
—¿Tu Yugi? -Preguntó extrañado y confundido.
— Sí, mi novio -Dijo poniendo una cara muy seria que solo ponía cuando sentía que alguien me amenazaba con su presencia.
—Eso es imposible, tú no puedes tener novio -Dijo mirándome insistentemente jalando su brazo para que Yusei lo soltara.
—¿De qué estás hablando? -Pregunté muy extrañado.
—Solo intenta recordarme -Pidió suplicante, en verdad que me sentía mal por verlo de esa manera, pero tampoco sabía que hacer. Yo no lo conocía…