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Secretos por Polaris

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Notas del fanfic:

Un regalo para Kimi... una escritora que puedes encontrar con el seudonimo de valkiria1996-pd....

 

espero disfruten esta nueva historia.

Notas del capitulo:

A disfrutar

-Señor, hay alguien en recepción que insiste en verle. Asegura que es Damian, señor – Bruce dejo de teclear los valores de su última inversión en las legumbres en china para escuchar lo que su nueva asistente le decía – Y no viene solo, señor.

 

                Bruce corrió por sus pasillos, en los desolados salones de la mansión que no tenía acción desde hacía años, desde que Jason se casara y prácticamente Dick obligara a Conner a hacer uso de su superfuerza para someter a Jason. Años de eso y apenas la semana pasada, Tim había pasado de visita, asegurándose que “el viejo no se suicidara”.

                Con el corazón en la boca, inseguro porque todo fuera una broma, llego a su destino. Los verdes ojos de Damian le registraron con temor, evaluándolo, ponderando acciones… el pecho le dolió por ello. Jamás dañaría a ninguno de sus hijos, nunca de manera intencional al menos, porque siempre existían todos los demás capítulos que lo dejaban ver como el peor padre.

                Damian estaba apenas más grande que la última vez, un omega de diecisiete años con el rostro cansado y ojeroso. Con el negro cabello revuelto y con ropa invernal, muy fuera de tono con el inmenso calor que hacía en primavera.

                Damian desapareció a los quince años, luego de ser reclamado por su pareja. Un Alfa imbécil que jamás agrado a ninguno de la familia. Jason apenas le conoció, trato de rebanarle la garganta. El hombre viajaba mucho y tras el reclamo, no quiso dejar a Damian con su familia, alegando el total control que la ley le respaldaba para ejercer. Además, ninguna ley se oponía. El enlace estaba hecho y en una sociedad en donde los omegas seguían siendo la casta baja, nadie se preocupaba por ellos. Las llamadas eran constantes los primeros meses y luego se fueron haciendo esporádicas, hasta que Damian ya no marcaba y su Alfa les mandaba saludos de parte del susodicho. Simplemente luego de eso, no supieron nada de Damian.

                Tenerlo enfrente era un sueño.

 

-Hijo.

 

-Necesito ayuda – Agacho la cabeza, indeciso entre acercarse o no. Muriendo de ganas por ser puesto a salvo – No puede encontrarme aquí.

 

-Hablemos abajo.

 

-Déjame presentarte, padre – Bruce parpadeo. Damian fue hasta el sillón del fondo y saco un moisés, metió sus manos y extrajo un bebé – Es tu nieto. Tiene tus ojos y la nariz. Todo un Alfa. Como ustedes. Todo un orgullo que puedes llamar parte de la familia.

 

                Bruce parpadeo estúpidamente, bateando sus pestañas al punto que parecía estar coqueteando con su hijo, pero lo que Damian decía era doloroso… y le echaba en cara lo imbécil que fue con el pequeño. Lo que Damian menos necesitaba era ser despreciado o sentirse incorrecto o fuera de lugar en su familia por ser un Omega.

                Esa cosa de ser Omega siquiera le pegaban a Jason y era él el autoproclamado bicho descarriado y diferente.

                Ese pequeño bodoque que heredara su nariz efectivamente era un Alfa. Un bebé Alfa que desprendía un olor perteneciente a Damian. Una mezcla difícil de ignorar.

 

-Eres bienvenido, hijo. No debes preguntar.

 

                Damian asintió.

                Agradecido con su padre.

 

-Slade Wilson, padre – Dijo Damian – Es un Alfa peligroso. Apenas pude escapar como se debe. Me parece impresionante que no sea un paramilitar.

 

-Sí, el hombre no lo es – Afirmo.

 

                Bruce cargaba a su nieto. Al principio le trajo recuerdos. Él siempre cargaba hijos ajenos, pequeños bebés que salvaba en sus tiempos de ser Batman. Ahora, que se había retirado del negocio por un acuerdo en las naciones unidas y la Liga, el trabajo le había absorbido.

 

-Tu cuarto sigue siendo el mismo.

 

-¿Quisieras cuidarlo? – Pregunto – Quiero tomar un baño. Dormir un poco. La fórmula está en la pañalera – Informo – Por favor, es tu nieto.

 

-Damian, no voy a hacer nada… voy a cuidarlo, anda. Tú ve a relajarte. Descansa. Lo necesitas.

 

                Bruce no presiono. Lo que fuera que le sucediera a su hijo era lo suficientemente malo como para convencerle de que su hijo peligraba incluso en su casa.

                Algunos Alfas no estaban de acuerdo con el producto del celo, y recurrían al asesinato.

                Las leyes protegían el derecho del Alfa a mantener una casta limpia y a su semejanza. Si el hijo no tenía esas características, bueno, la ley apoyaba el deshacerse de la criatura.

                De seguro Damian estaba escapando por eso.

.

.

.

 

                Damian se quedó en su cuarto. Apenas abrió la puerta, las sombras de la nostalgia le cercenaron pero le sangraron y depuraron, le hicieron sentirse más ligero y cuando se deshizo de la ropa que tuvo que pagarle a un chico que venía pasando por la acera, se quedó en la tina, lavando su quebrada piel.

                El clima tropical no era lo suyo.

                Tampoco los celos de su Alfa.

                Menos las amenazas.

                El cuero del castigo o el sabor de la humillación.

 

-No me encontraras aquí – Juro viendo sus manos, llevándoselas a la cicatriz de la cesárea – No vas a quitármelo. No vas a llevártelo. No vas a ganarme.

 

                Su habitación insonorizada le aseguraba gritar todo lo que quisiera. Era un lujo que su padre les dejo. Comprendía que en una mansión repleta de hombres, el baño era de vez en vez, el único sitio de relajación y liberación.

                La caliente agua le quemo las viejas heridas, las costras de sus flancos se desprendían de su carne. En algunos lugares aun sangrante por la última carrera que tuvo que hacer para llegar sin ser detectado a la propiedad Wayne.

 

-Nos encontraras – Repitió acariciando su abultada serpiente, la mejor cicatriz que pudiera tener.

 

                Recordaba cuando le dijeron sobre su embarazo.

                Nunca tuvo un solo malestar matutino.

                No se lo creyó. ¿Cómo podría él estar embarazado? Él sólo no podía aun, era muy joven, con la tarea de patrullar Gótica junto a su padre y seguir en su misión.

                Su plano vientre era eso, fibroso, elástico, marcado y perfecto… plano… algo que iba con su sangre, tenía el cuerpo pulcro cuando le dijeron que su aroma era el de un gestante en su tercera semana.

 

-No fue una bendición. Esa condena me dejo encadenado a una cama – Se quejó – No fue una bendición.

 

                Damian lo repitió…

                Damian se enfureció…

                Damian estaba por comenzar la vida que distaba de la de un asesino.

                Pero comenzaría con una vida que ni él, Bruce, ni nadie… hubiera imaginado.

 

 

Notas finales:

 

Bien, este nuevo proyecto no va a ser muy largo. 

Kimi, nena, esto no es lo que esperabas… yo lo sé, pero dale tiempo. La trama apenas se desarrolla y el prólogo apenas es una tinta esparciéndose.

 

 

¿Y qué piensas?

 

Agradezco infinitamente el que me tengáis tanta paciencia. Que me sigas leyendo, apoyando, comentando y que leas, de madruga, mañana, tarde o noche y digas que esto da para más.

A ti por seguirme, gracias.

A ti por comentarme, gracias.

A ti por inspirarme, mil gracias.

A ti por atreverte a conocerme, muchas gracias.


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