La pelea se había alargado más de lo que podría aguantar. De hecho, desde hace varios minutos atrás únicamente se estaban golpeando con los puños y había dejado de lado las técnicas y el chakra.
Al fin tenía un momento para respirar, pero sabía que solo era un tiempo en que debía lograr juntar algo de chakra para el ataque final. Solo un ataque más y todo se acabaría.
Vio cómo se formaba el rasengan en la mano de Naruto y concentró todo el resto de chakra en su propia mano.
Solo un ataque.
Corrió todo lo que sus piernas dieron, saco hasta su último aliento para este ataque y contaba con que Naruto hiciera igual. Había dicho que moriría con él, pero sabía que solo uno tenía que morir.
Para que este mundo estuviera en paz, él debía morir. Eso lo entendió luego de la charla junto a los ex hokages. Lo entendió ahí, cuando lo vio nuevamente en el campo de batalla. Sabía que todo ese odio no podría simplemente desaparecer. Debía llevárselo consigo a la tumba y si era Naruto quien acaba con su existencia, solo asi su muerte tendría sentido. Quitar el peso de su odio de los hombros de Naruto. Por lo menos le daría ese regalo a su preciado amigo.
Naruto tiene mas chakra. Lo supo en cuanto vio acercarse el rasengan a su vientre. La muerte será rápida.
Entregado a su destino Sasuke alzó la vista y durante unos breves segundos divisó una sonrisa en el rostro del rubio. Y luego una luz brillante lo cegó.
Cuando abrió los ojos se dio cuenta que estaba de rodillas, al igual que Naruto frente a él. Su vientre quemaba, pero no tenía una herida fatal.
—¿Por qué? —Masculló bajo.
—Supongo que esto es el fin —La voz de Naruto le llamó la atención y lentamente fijó su mirada en él. Sus ojos de pronto se abrieron sorprendidos. Su mano, se encontraba incrustada en el pecho del rubio y la sangre, tibia escurría por su brazo.
Sus oídos se cerraron a cualquier ruido externo y únicamente escuchaba su propio corazón latiendo desbocado, al igual que su respiración.
¿Qué estaba pasando?
—Ya no me queda chakra —Hablo normalmente como si la mano de Sasuke no estuviera atravesando su pecho justo ahora —. ¿Qué pasa con esa cara Teme? —Pregunto dibujando una sonrisa en sus labios sin poder evitar que la sangre escurriera por su comisura.
—Se suponía que... —Pero Sasuke sintió su boca demasiado seca para continuar.
—Si... —Suspiro cerrando los ojos brevemente —. Supongo que no pude hacerlo —Dijo sin más y algo brusco apoyo su frente en el hombro de Sasuke —. ¿Te molesta si me quedo así un momento?, tengo sueño —Con delicadeza tomó la mano libre de Sasuke entre sus dedos.
Sasuke aun mirando con los ojos muy abiertos no fue capaz de decir palabra alguna. No fue hasta que la mano de Naruto soltó su agarre que toda la verdad cayó sobre él.
Naruto estaba muerto y no él.
El grito desgarrador que emano de su garganta lo sintió emerger de lo más profundo de su vientre y las lágrimas que salieron de sus ojos bañaron su rostro y escurrieron por el cuello del rubio. Quitó la mano con la que lo había apuñalado y lo abrazo fuertemente entre sus brazos. Los ojos azules no tenían brillo. Naruto ya no estaba junto a él.
En aquella habitación oscura solo se oía la respiración errática y los jadeos de Sasuke. Estaba sudando y se aferraba a la sábana con tanta fuerza que dolía. Rápidamente extendió la mano derecha hasta su brazo izquierdo y cuando lo que encontró fue su extremidad amputada, suspiro con alivio.
Cerró los ojos, concentrándose en regularizar su respiración y luego de un momento un ruido lo hizo desviar su rostro hacia su derecha.
Naruto tenía los brazos extendidos, el cuerpo a medio cubrir por la sábana, una sonrisa en sus labios y no dejaba de balbucear incoherencias.
Sasuke se dejó caer sobre la almohada y con su brazo derecho cubrió sus ojos.
—Gracias… gracias —Hablo en susurro y con la voz quebradiza, entonces, una lágrima solitaria surcó su mejilla —... Gracias —. Dijo finalmente para luego girarse por completo y mirar a Naruto dormir