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AMORES ROBADOS por desire nemesis

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Notas del fanfic:

No soy la creadora de estos personajes solo los uso para jugar con ellos sin fines de lucro. Tampoco es mía la historia que precede a esta y que es su base. Estos son de los creadores de Owari no seraph.

Notas del capitulo:

Shinya estaba sentado en su celda cuando abrieron su puerta y una sombra entró por el vano. Miró hacia la figura pero solo podía ver su contorno gracias a la luz de otro lado, la figura que tan bien conocía lo miró y le dijo—No te ves bien—

 

 

Shinya estaba sentado en su celda cuando abrieron su puerta y una sombra entró por el vano. Miró hacia la figura pero solo podía ver su contorno gracias a la luz de otro lado, la figura que tan bien conocía lo miró y le dijo—No te ves bien—

 

Shinya sintió ganas de llorar y un peso enorme se apoderó de su corazón al oír la voz del ser que más quería. Había soportado un par de golpizas de aquellos que ahora podían golpear a un Hiiragi sin temer las consecuencias. Por eso se levantó despacio y sonriendo respondió a la persona que más valoraba—¿Qué quieres? Me he pasado un mes encarcelado—lo dijo como si no le importara en verdad sin intención de herir al otro pero vio el rostro que se contraía en frente suyo y esa alegría que dolía se hizo más intensa.

 

¡No tienes…!—trató de decirle el pelinegro pero antes de que pudiera acabar la frase el peliblanco había cruzado el estrecho espacio y tomaba su mano.

 

¡En verdad me hace feliz verte aquí!-dijo el ojos azules.

 

¡No digas cosas tan…!—dijo el ojinegro pero antes de terminar el otro se desplomaba hacia adelante chocando su cabeza contra el pecho del aún coronel—¡Oye…!—le dijo mientras levantaba su mentón para verle a la cara. El tacto de Guren, el calor de su cercano cuerpo, sus ojos y boca tan cerca conspiraron contra el autocontral del ex general que fue a por su boca. Eran años de verlo enamorado de otra persona sin poder competir. Y para mejor esa persona estaba destinada a ser su esposa por lo que en lo profundo del otro había cierta amargura contra él. Eran años de solo dar pistas de su real sentir. De decir a veces cosas que el otro debió entender pero no quiso ver.

 

Ahora pudo sentirlo tensarse mientras oía--¿Qué haces Shinya?—entre beso y beso por lo que él ahora que había llegado a su boca no la abandonaría tan fácil mientras su pierna se flexionaba para que el muslo raspara cierto lugar, cosa que provocaría la excitación de cualquier hombre.

 

Ya no puedo detenerme—dijo el peliblanco mientras sus manos se crispaban en los hombros del hombre que estaba contra la puerta cerrada, sus labios volvieron a besarlo mientras una de sus manos bajó y abrió el cinturón para colarse por debajo del pantalón hasta cierta zona erógena que todo hombre debe tener.

 

¡No!—escapó de los labios de Guren mientras los separaba unos centímetros empujando el hombro. El pelinegro parecía tan sorprendido. Era una reacción habitual en aquellos que por primera vez son tocados así por otro hombre, pensaba el ojos azules mientras su mano que se había detenido de momento volvía a moverse y pudo sentir como el otro se comenzaba a estremecer pues él sabía exactamente como acariciar leve pero eficientemente llevando a la locura. Había tenido años de experiencia tocándose él mismo mientras pensaba en el rostro de Ichinose.

 

Mientras temblaba de excitación el pelinegro se fue deslizando hacia el suelo mientras el peso de Hiiragi ayudaba y este terminaba sentado a horcajadas sobre él, la lengua de Shinya sabía irrumpir en su boca, saboreaba su boca como si fuera un helado mientras una de sus manos se dedicaba a abrir el cierre y botón de su pantalón, luego jaló la prenda para bajarla un poco.

 

Esa sensación era nueva para Guren. Nunca, a pesar de su fachada de hombre de poco respeto, le había sido infiel al recuerdo de Mahiru, ni siquiera lo hubiera sido aunque no tuviera siempre con él al fantasma de su amada. Tratando de componerse el ojinegro le dijo al otro—Yo siempre amaré a Mahiru—era una muralla que esperaba persuadiera al otro del error que estaba cometiendo.

 

Dolía oír esas palabras de él pero el peliblanco solo sonrió tristemente sin mostrarle la cara completa—Eso no puedo cambiarlo pero tampoco cambia lo que siento por ti—dijo antes de acudir a sus labios otra vez para besarlo apasionado, después de un momento en que todos los sentidos del coronel se aturdieron gracias a las manos que acariciaban su virilidad. De pronto la boca de Shinya abandonó la de Guren que estaba sin aliento mientras un tono carmesí había poblado sus mejillas.

 

De pronto la sensación de los labios del otro tocando su duro miembro lo hizo colapsar y de  pronto su nombre salió de sus labios con esfuerzo—Shinya… tu no… no debes hacer eso—

 

Los ojos azules miraron hacia arriba pero los ojos del otro estaban cerrados mientras sus puños se apretaban por la sensación  de sentir la suavidad y frialdad de esa boca en su ardiente parte íntima.

 

Las piernas de Guren se flexionaron al sentir la boca y las manos del otro en su erecto falo—¡No lo… hagas! Seguiré pensando en Mahiru aunque tú…--

 

La tristeza ahogó el corazón del peliblanco de nuevo.

 

No tienes porque decirlo. Yo lo sé—dijo irguiéndose para mirarlo frente a frente. Unas cristalinas lágrimas asomaban en sus ojos—Lo sé. Siempre lo supe. Por eso esperé. Por eso no intenté nada hasta ahora. ¿Acaso no entiendes lo pesado que es amarte por tanto tiempo sin esperar nada?—

 

Las palabras de Shinya calaban hondo en el gentil corazón de Guren. Ver su rostro empañado por lágrimas es lo ultimo que el coronel quería y a la vez la pena seducía su corazón. Al ver su varonil rostro mirarlo así el ex general sintió tantos deseos de besarlo que no se privó.

 

Esta vez Ichinose ya no pudo rechazarlo. Su cuerpo hervía por él y a ese paso nada lo detendría de cometer lo que Hiiragi quería. De pronto casi se paralizó su pulso al sentir como el otro introducía sus dedos en su propio ano mientras estaba a ahorcajadas sobre él. Su cuerpo se encendió de pronto en una llamarada.

 

Olvidemos el resto. Esta noche… solo esta noche… estemos juntos—dijo Shinya y de pronto se estremeció arqueándose hacia atrás. Guren supo que era por sus propios dedos. Que estaba ocasionándose placer él mismo mientras la entrepierna de Guren latía. En su interior su cuerpo deseaba estar dentro de él más y más. La vista más erótica de su vida era ver la cara hacia arriba del otro mientras lucía su cabello y ropa desordenados y sus gemidos de placer llenaban los oídos del pelinegro de tal modo que su cuerpo vibraba sujeto a controlables espasmos. La cara del peliblanco vino hacia él casi rozando sus labios, convirtiéndose en la más angustiadora y tentadora vista.

 

Shinya abrió su boca para respirar más aire y gemir despacito. ¿Cómo podía soportarlo? Los ojos azules lo vieron directo. Esos pedazos de cielo rodeados de nubes blancas llamados cabellos. La mano de Guren se movió sola mientras la mano de Shinya tomaba su erecto miembro viril y lo introducía un poco es su entrada.

 

Solo esta vez cede. Solo esta vez hazme el amor. A partir de mañana esto será solo un recuerdo pero sabes ya que no puedes irte sin tenerme—dijo Hiiragi apretando su cuerpo contra el pelinegro y haciéndolo rodar para ponerlo encima.

 

Guren ya no pudo controlar la extraña fascinación que su primer amigo le provocaba. Las piernas de Shinya se enredaron en su cintura y sus gemidos cuando lo apretó para que entrara en él definitivamente hacían que perdiera la cordura.

 

Sabes que ella sigue dentro de mí—quería ser claro. Quería dejarle en claro que aunque lo intentara. No había forma de sacarla de él. Literalmente su primer amor estaba dentro de él y eran inseparables.

 

El dolor se esparció de nuevo dentro de Hiiragi.

 

¡Ya no hablemos mas!—dijo tomando con sus manos la cara de Guren mientras las caderas de este empezaban una cadencia vertiginosa que los llevaría a ambos al placer más intenso por las siguientes cuatro veces hasta que la noche se convirtiera en día.

 

Cuando despertó Shinya no se sorprendió de ya no ver a Guren a su lado y la certidumbre de que no volvería a verlo hizo que derramara por fin las lágrimas que no había derramado antes.

Notas finales:

si pueden dejen un rev

onegai

n.n


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