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Cuando llegó a la cocina nunca pensó que se encontraría tan bonita escena, su querido amante por muy extraño que pareciera le estaba cocinando, a él que siempre se encargaba de eso, ahora sin más ni más el papel se había invertido. No podía ocultar su entusiasmo, siempre quiso una prueba final de su amor y ahora la tenía
El amor te hace cometer locuras
Lo abrazó por la espalda y apretó la cintura con sus delgados y frágiles brazos, el otro sonrió al contacto pero después lo apartó
–Harás que se queme –lo regañó sin remedio–
–Perdón, estoy emocionado, tú, ahora estás cocinando –apreció con más entusiasmo, la sonrisa amplia, tanto que contagió al otro–
– ¿Por qué no te sientas a esperar? Casi termino –le ordenó, el otro obedeció haciendo puchero–
– Zoro es malo conmigo –se quejó con acento de niño, pero fue a sentarse a un rincón, enojado por no poder estar con su amado en la cocina–
Pasó demasiado tiempo y el de pelo verde no salía de la cocina, por eso el rubio salió de su capricho y le fue a buscar, aunque sabía que lo regañaría, pero se sorprendió al ver lo que pasaba, la cocina estaba hecha jirones, Zoro era un amargo para la cocina
–Eres un burro, atolondrao, lebudo –lo regañó con fuerza, su hermosa cocina estaba hecha un desastre, él estaba enojado y Zoro hecho mono, con las cazuelas en la cabeza–
–Perdóname Sanji, no sé que pasó –excusó rápido–
–Yo sé que pasó, eres un inútil –salió enojado y Zoro fue tras él, avergonzado–
–Solo quise hacer algo especial
–No lo hubieras hecho si ibas hacerlo mal –respondió enojado, muy enojado–
–Es verdad, no sirvo para nada, no merezco tenerte a mi lado –hizo drama y volvió para limpiar la amada cocina de su Sanji, él se sintió culpable y fue tras él–
–No quise ser insensible, perdóname amor –le dijo con sinceridad, Zoro lo miró y le sonrió con esa boca tan sexy y carnosa, se acercó a él y le dio un beso en los labios que fue correspondido– ¿Me perdonas?
–Claro que sí mi amor –se abrazó Sanji a su cuello y se dieron otro beso– Pero prométeme que nunca, jamás vas a darme otra sorpresa ¿de acuerdo?
–Si mi amor, te lo prometo –sellaron el pacto con otro beso–
El amor nos hace ser más comprensivos
Nunca más Zoro intentó volver a cocinar, ahora y como siempre debió ser Sanji se ocupó de esa ardua tarea, él solamente se dedicaría a lo suyo, o sea, simplemente no hacer nada, tener a su bello Sanji a su lado cuando quisiera y no preocuparse nunca más por tratar de ser especial ¿no es así como siempre había sido?
FIN
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