Otoño.
Las hojas de otoño caían de los arboles, el viento era frio y calaba los huesos. La brisa se hacía más fría a orillas del rio Han confluencia del rio Namhan y Bukhan con origen en Corea del Norte, de cierta forma están unidas. Posiblemente todos estemos unidos de cierta forma. Ellos no serian la excepción, también estaban unidos por el destino.
El mayor se encuentra tomando café y leyendo el diario como de costumbre se está relajando luego de un largo día de trabajo. Del otro lado del rio entre tantos edificios el menor sigue trabajando esperando que algo detenga su aburrida vida. Hace muchos siglos ellos estaban igual que ahora separados solamente por el rio Han. Hace ya muchos años que ellos se encontraron, se amaron y murieron en el rio Han.
El destino no los haría esperar. El hilo rojo se acortaba, estaban a poco tiempo de volverse a encontrar. En el pasado ellos tenían prohibido amarse, eran enemigos y murieron manchados de la sangre del otro ahora muchos años después no tenían motivos de enemistad por suerte ya no eran guerreros destinados a matarse ahora eran hombres destinados a amarse.
El mayor deja el diario sobre la mesa y paga por su café. El menor apaga la computadora y pone llave a su oficina. A la misma hora de siempre ellos cruzaban el rio Han para volver a sus hogares, pero ellos no lo sabían aun no se habían vuelto a ver luego de tantos siglos.
Ese día el destino los volvería a juntar. El hilo rojo acortaba cada vez más la distancia.
El menor estaba cansado el estrés del trabajo colmaba sus pensamientos sentía que no podía respirar, estaba de mal humor, cansado, solo quería llegar a casa pisando cada vez más fuerte el acelerador. El mayor también estaba estresado, tenía que encontrar un nuevo trabajo ya que ese día lo habían despedido. Sentía que la vida le estaba jugando una mala pasada, tenía mucha rabia en su interior por no poder tener una vida tranquila, le gustaría despertar con un café cálido que le de alegría durante todo el día pero eso nunca pasaba.
Habían cosas en común, muchas, los dos trabajaban hasta el punto del estrés, los dos no eran felices, a los dos les gustaba la velocidad. Les gustaba la velocidad en especial en los días de lluvia cuando los neumáticos resbalan y pierden el control. El mayor apretó el freno de mano para hacer una peligrosa maniobra para volver a su carril pero el rojo auto del menor también iba a alta velocidad e intentar frenar para evitar el inevitable choque provoco que el destino los volviera a juntar.
Se separaron en tragedia. Se unieron en tragedia.
Al mayor le dieron el alta del hospital a la semana de haber sido internado por un horrible accidente de tránsito. Su cara aun tenía moretones y rasguños, su cuerpo aun sentía el dolor del impacto. Las muletas le recordaban el choque y el yeso le pesaba pero su culpa más. Estaba sentado en la habitación del menor que estaba sumido en un profundo sueño.
El menor logro volver a la vida solo porque el destino le tenía preparado algo mucho mejor que un accidente. El menor estaba en como por el fuerte impacto pero según los doctores el podría volver a despertar; según el destino el despertara.
El mayor se siente culpable y derrama lagrimas en su adolorido rostros. Las pesadillas lo atormentan con la muerte del otro hombre, es la culpa que lo está consumiendo.
Con las semanas el yeso de su pierna se va junto a las muletas, pero su culpa aun le pesa mientras ve al aun dormido joven.
Esta vez Chanyeol lo acompaña con la guitarra al hombro. Cuando el mayor duerme escuchando música esta relajado y cree que de esa forma el menor podrá dormir tranquilo y despertar. Esta vez no cantara a capela, la guitarra de su amigo suena en la habitación junto a la voz del mayor. No puede hacer mucho para sanar su culpa pero cree que al menos cantando le hará sentir calor al joven que casi pierde la vida en el accidente.
El invierno ha comenzado. El menor sigue durmiendo.
Chanyeol vuelve a acompañar a su amigo a la fría habitación, esta vez hay alguien en la habitación.
--- ¿Tu eres el cantante?—pregunta el nuevo personaje.
¿Quién es esta persona? Se pregunta el mayor. ¿Lo culpara? Hasta ahora nadie más que él lo había culpado por el estado del menor, y él tenía miedo de que alguien lo culpase. No lo soportaría. Sus ojos están llenos de miedo, suda aunque haga frio, tiembla de nervios.
--- Perdón. —se disculpa la dulce voz. —No me he presentado, soy Baekhyun, amigo de Jongin. —se hace conocer el joven.
Jongin.
El mayor nunca olvidaría ese nombre.
Es la primera vez que lo escucha, al fin conoce el nombre de su culpa pero en vez de pesarle más; el nombre provoca que el corazón culpable se empiece a acelerar. El sudor y los nervios se desvanecen con la sonrisa que ahora expresa el rostro del mayor acompañado por un sube rubor.
--- Perdón. —se vuelve a disculpar el chico. --¿Te incomodo? Me restirare. Creo que a mi amigo le gusta tu voz. Por favor sigue cantando para él.
La dulce voz de Baekhyun se retira de la habitación.
El paisaje se ha vuelto blanco por la nieve y rojo por las decoraciones navideñas y el mayor lamenta que Jongin no pueda ver el hermoso paisaje. Hoy Chanyeol no lo acompaña y es una pena. Cuando el mayor entra a la habitación piensa lo peor al no ver el cuerpo dormido del menor, su culpa empieza a acuchillar su corazón a cada latido. Y el destino cansado de la tragedia cruza a una enfermera que le avisa que Jongin había despertado el día anterior y que ahora se encontraba en otra habitación.
El mayor observaba la sonrisa de Jongin desde el pasillo. Su culpa le daba vergüenza por que ahora esa culpa llamada Jongin estaba sonriendo provocando que su corazón latirá tan fuerte que dolía, creía que perdería su corazón por tan bella sonrisa.
Jongin tarareaba sin para una dulce melodía. Jongin estaba sonrojado recordando una canción que no recordaba donde la había escuchado pero que le hacía sentir más vivo que nunca.
--- No recuerdo que canción es. —Comenta afligido el joven.--¿Usted conoce la canción?—pregunta a la doctora provocando una linda risa en ella.
--- El hombre que choco con usted ha venido todos los días a cantarle. —comento con dulzura la doctora.
Jongin recuerda lo primero que vio al despertar. Cuando sus ojos se abrieron en la claridad de la habitación vio la espalda de un hombre no muy alto saliendo de la habitación.
--- ¿Cómo se llama? —pregunto el paciente.
--- Kyungsoo. —informo la doctora antes de volver a dejarlo solo en la habitación.
Al fin la canción que atormentaba con dulzura su mente tuvo nombre y ahora le hacía latir con emoción su vivo corazón.
Cuando dos personas están destinadas se encontraran. Cuando dos personas destinas al amor se encuentran se amaran. El hilo rojo los irá acercando hasta que puedan entrelazar sus dedos y con amor el hilo atara sus manos para que no se vuelvan a perder. Por que dos personas destinadas se encontraran y amaran nada podrá evitarlo. El destino es más fuerte que un accidente de tránsito. El amor es más fuerte que la culpa. Una sonrisa o una canción es todo lo que se necesita para nunca más olvidarse.