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Just Pleasure? (TaoHun) por Sukeiichi

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Notas del capitulo:

Es la primera vez que publico algo, pero el fic no es mío, esto pertenece a  Mitsuki _ushi  yo solo me encargo de traducirlo.


Desde la primera vez que lo leí me enamoré de este fic, ya no se cuentas veces llevo leyendo y emocionandome. Será porque es TaoHun, pero igual, aunque no llevo muy bien el idioma -y esto me sirve como práctica- lo entiendo lo suficiente, por eso quise traducirlo para cualquier TaoHun shipper. No hay demasiado fics de ellos, así que...


Espero que les guste, porque enserio este fic es genial. Tal vez ahora tenga algunos errores, pero con el tiempo voy a tratar de corregirlo. 


 

1.

– Mamá, estoy yendo a la casa de SeHun. – Anunció ya dirigiéndose a la puerta del apartamento, su voz sonaba emocionada e infantil.

Aquél era Huang ZiTao, un chico en sus diecisiete años chino que se trasladó con su familia a Corea cuando tenía diez años. Alto y delgado, pero con el cuerpo ligeramente marcado por los músculos acumulados mientras practicaba wushu. Hace ya dos años que dejo las artes marciales, aún así sus músculos estaban delineados. Cabello negro y corto – no tanto – que la mayoría del tiempo estaba desordenado. Ojos felinos con ojeras marcadas, boca pequeña y bien delineada.

A pesar de ser grande, aún llevaba aquél aire infantil, una fácil y contagiosa sonrisa. Voz dulce y levemente ronca.

– ¡Espera, ZiTao! – alertó la mujer que estaba en la cocina, apareciendo en la puerta de la misma y mirando a su hijo quien ya estaba poniéndose sus zapatos. – ¿Y los exámenes? ¡¿No vas a estudiar?! Sé que comienzan la próxima semana.

– Tsk... – chasqueo la lengua. – Son sólo la semana que viene, mamá. – Reclamó.

– ¿"Solo la semana que viene"? Mi hijo, tus notas están cayendo cada vez más, deberías estar estudiando un mes antes para poder aprobar. – dijo seria.

– Mamá, no comiences. – bufó. Y nada haría a la mujer cambiar de idea, por eso decidió apelar. – No te preocupes, voy a pedirle a SeHun que me ayude, tú sabes que él tiene muy buenas notas.

– Ah, lo harás, yo te conozco bien.

– ¡¿No confías en mí?! Estoy hablando enserio. – fingió sentirse ofendido.

– Zitao, Zitao ¿qué voy a hacer contigo? – ella dijo negando con la cabeza.

– Estoy yendo, mientras piensas qué hacer conmigo. – Dijo saliendo de casa rápidamente antes de ser detenido.

Presiono el botón del ascensor y se alegró de no estar en un piso muy distante, por lo que no demorar en llegar. Entró en él y en pocos tres pisos ya estaba donde quería. Camino por el corredor alcanzando la puerta de su amigo y sabiendo que sus padres no estarían en casa, entro con timidez. Ya había memorizado el código de acceso.

Camino por el departamento sin anunciar su llegada, y fue directo a la habitación de su amigo, encontrándolo frente a la computadora. Tao sabía que él aún no tenía conocimiento de su presencia, ya que llevaba auriculares y debido a eso tenía su atención enfocada sólo en lo que estaba escuchando.

Entró al cuarto y fue hasta el estante donde Sehun coleccionaba algunos mangas y escogió uno que había empezado a leer. One Piece. Era interesante, a pesar de no estar en ese mundo nerd en el que su amigo vivía, le gustaba leer uno que otro manga. Se acostó en la cama de su amigo y comenzó a leer.

Pasó un buen tiempo hasta que Sehun despegó los ojos de la pantalla, después de algunas partidas del juego que jugaba, y vio que su amigo estaba en su habitación. Tao  estaba acostado de manera relajada en su cama, con dos mangas a su alrededor y uno que leía en su mano.

– ¡¿Estás aquí?!– frunció el ceño. – ¿Cuándo entraste?

Ese era Oh Sehun, su amigo desde que se trasladó a Corea. Él era un poco más bajo – unos pocos centímetros – que Tao, y aún así era considerado alto para los padres del coreano. Hombros más anchos que los de Tao, por eso a pesar de ser tan delgado daba la impresión de ser más fuerte, lo que no era verdad. Boca pequeña y nariz redonda, diferente al rostro bien anguloso de Huang, Oh tenía el rostro más redondo. Piel blanca y muy bien cuidada. Su cabello actualmente brillaba en un rubio platinado.

Su expresión, la mayor parte del tiempo era seria – o hasta nula -, diferente a su personalidad divertida. El volumen de su voz solía ser, muchas veces bajo, y a veces ceceaba

– No sé, hace ya un tiempo. Llegué a leer tres mangas. – Dijo cerrando el último en su mano.

– Entonces debes estar aquí hace mucho tiempo, porque con la velocidad con la que lees...

Ni bien terminó la frase Sehun vio un volumen de One Piece volando en su dirección, y sin tiempo a esquivarlo esté golpeó exactamente en el medio de su frente.

– Cállate. – Zitao reclamó.

– ¡Mierda! Eso duele. – Reclamó mientras masajeaba de manera enérgica el lugar golpeado.

– Te lo mereces. – Cruzó los brazos mirando a su amigo que aún tenía la mano sobre su frente, pensó en arrepentirse de haber arrojado tan fuerte el manga, pero no valía la pena, Sehun se había burlado de él.

– A veces eres insoportable, Tao. – frunció el ceño, con aquella expresión seria que casi siempre llevaba, pero el otro pareció no importarle, conocía muy bien a su amigo, lo suficiente para saber que él no estaba molesto de verdad.

– ¿Yo, no? – torció la boca, fingiendo disgusto.

– ¿Qué viniste a hacer aquí? Por si no sabes, tenemos exámenes pronto. – le recordó, y para era como ver una versión masculina de su madre.

– Y tú estás jugando. – quiso justificarse con aquello.

– No soy yo quien tiene notas bajas. – Habló medio cantando, y Zitao tuvo la impresión que esa era su venganza por haberle arrojado el manga en su rostro.

Oh Sehun era realmente muy irritante cuando quería.

– ¡Que insoportable! No vine aquí para tener que quedarme escuchando tus bromas. – él no quería enojarse, no quería caer en la provocación, pero no tuvo cómo no entrar en la onda. Cuando el sentía, sentía todo muy intenso y no conseguía quedarse callado.

Odio cuando su amigo sonrió, burlándose de él. Giró los ojos, sin paciencia.

– Eres muy estresante. – comentó Sehun, levantándose de la silla y ocupando un lugar en la cama, junto a su amigo.

– Tú acabas con mi paciencia.

– Sabes que normalmente es lo opuesto. – se acostó en la cama, como su amigo estaba antes de sentarse y arrojarle el manga. – ¿Qué? – preguntó cuándo Tao no dejo de mirarlo.

– Está poniéndose rojo. – Apuntó el medio de la frente de su amigo

– ¡Claro que lo está! Eres fuerte Tao. – se quejó. – Espero que mañana desaparezca.

– Mi culpa. – tal vez ahora estuviese un poco arrepentido por la fuerza que había usado, pero no del hecho de haber arrojado el objeto.

– Da igual.

Zitao se acostó también, quedando lado a lado con su amigo.

– Tengo sueño. – comentó Huang, cerrando los ojos.

– ¿Viniste aquí para dormir? – no se estaba quejando, ellos hacían bastante eso de pasar la tarde durmiendo, o haciendo nada, sólo en la compañía del otro, pero esta vez Tao había sido rápido en anunciar tener sueño. Ni siquiera habían hablado.

– Si me quedaba dormido en casa, mi madre se molestaría. – no se molestó en abrir los ojos, mientras terminaba la frase se giró al lado opuesto del otro, poniendo un fin a la conversación.

Sehun no dijo más nada, sólo cerró sus ojos y acompañó al otro en el sueño, luego los dos estaban durmiendo.

2.

Sehun despertó por el ruido en la casa, sus padres ya habían llegado. Percibió que habían pasado mucho tiempo durmiendo. Se sentó en la cama, aún aturdido, abrió un poco los ojos y dejó su cuerpo caer nuevamente en la cama, acostándose encima de su amigo. No era la intención, el sólo no miró bien.

Huang gimió en reclamo.

– ¿Qué? – su voz salió rasposa, como la de alguien que acababa de despertar.

– Mis padres llegaron. – Murmuró.

– Hm... – su voz casi no salía por entre sus labios.

– Vamos a levantarnos, o mi madre me va a matar por haber dormido toda la tarde. – Sehun habló despacio, acomodándose de cualquier manera encima del otro, para dormir nuevamente.

Dos golpes en la puerta, hizo que los dos abrieran los ojos nuevamente.

– ¿Sehun nim?– la voz de la mujer llenó el ambiente, y Oh fue obligado a levantarse.

Se arrastró hasta la puerta y la abrió. Mientras Tao giraba dándoles la espalda, volviendo a cerrar sus ojos.

– Hola, eomma...

– Hola, mi hijo, acabamos de llegar. Estaban durmiendo, ¿no?.– a pesar de no tener un tono de reproche, sabía que si confirmase que habían pasado el día durmiendo, no sería nada genial.

Por eso no le importo inventar una pequeña mentira.

– Nos quedamos estudiando toda la tarde, fuimos a dormir un poquito recién. – explicó.

– Está bien, querido. – Dio una pequeña sonrisa. – Pero ahora levántense, voy a preparar la cena.

– Bien. – Asintió y volvió a cerrar la puerta cuando la mujer se alejó.

Vio a su amigo desperezarse y sentarse en la cama, sus ojos ya hinchados normalmente quedaban aún más cuando dormía. Sehun no se cansaba de compararlo con una tortuga, pero esta vez no hizo comentario alguno, sólo se sentó en la cama.

– Adoro estudiar en tu casa. – Comentó Huang, con la voz levemente ronca.

– Si... – murmuró cualquier cosa en respuesta.

Tao se arrastró hasta su amigo que estaba sentado en el borde de la cama, colgándose en sus hombros, y apoyando su mentón en uno de los lados.

– Que pereza. – murmuró Tao.

– Vamos. – Se puso de pie y obligó al otro a hacer lo mismo. – Esto es un ciclo vicioso. Despertar temprano para ir a la escuela, quedarse con sueño, dormir a la tarde, quedarse sin sueño en la noche, despertar temprano, quedarse con sueño... y así continuamente.

– ¿Por qué estás pensando sobre eso ahora?

– No lo sé. – se encogió hombros.

Se quedaron conversando hasta que la madre de Sehun los llamo para cenar. La familia compartía intimidad con Tao, así como la familia del chino lo hacía con Sehun, ellos era como hermanos para ambas familias. Por eso nunca había que preguntar "¿Te quedaras a cenar?" o cosas de ese tipo, ellos simplemente actuaban como si viviesen allí.

Terminaron de cenar, y la simpática Yunhee, madre de Sehun, preguntó simpática.

– ¿Zitao sshi, mi amor, vas a dormir aquí está noche?

– ¿Puedo?

– ¡Que pregunta! Claro que puedes, estás en casa, ¿no?

Tao sonrió.

3.

Llegaron a la escuela encima de la hora, claro, se fueron a dormir tarde la noche anterior y acabaron despertando tarde para la escuela. A pesar de estar en la misma escuela, estudiaban en clases diferentes, Tao, era un año mayor que su amigo pero, como era chino, cuando se trasladó a Corea acabó perdiendo un año de la escuela. Eso ya hacía siete largos años, pero por haber perdido la alfabetización tuvo que aprender con profesores particulares, debido a eso perdió un año escolar.

– Buen día. – Tao saludo a su amigo quien se sentaba a su lado en la clase, su nombre era Kim Jongin.

– Buen día, chino. – No era con un tono peyorativo que usaba la nacionalidad del otro, sólo acabo tomando manía, porque cuando comenzaron a estudiar juntos no sabía su nombre y así que lo llamaba así.

Las horas pasaron y luego estaban en el receso, donde los amigos pudieron reunirse nuevamente. En el grupo estaba Jongin y Kyungsoo, que era de un grado superior, último año, casi terminando la secundaria.

Conversaron afuera y se alimentaron hasta que la campana sonó y cada uno volvió a su clase.

4.

En más de un día de la semana Zitao acabó quedándose a dormir en la casa de su amigo, lo que no era nada raro.

Un colchón fue puesto al lado de la cama del anfitrión, y Huang estaba acostado en ese momento, con los ojos ligeramente abiertos por la noticia que acababa de recibir.

– ¡¿JiHwan está saliendo con alguien?! – preguntó Tao, sorprendido. Como que el amigo de ellos ya tenía novia, y él, que es un año mayor, no conseguía ni siquiera dar su primer beso. ¡La vida no era justa!

– Si, es aquella chica que vino a casa para hacer un trabajo, ¿recuerdas? – comentó Sehun relajado en su cama, sin la misma desesperación que había mostrado su amigo.

– Claro que la recuerdo, ella era linda... Ugh... – hizo una cara infeliz. Realmente la vida era injusta.

Sehun se rió burlándose de su amigo y termino el asunto ahí.

– Cuando demos el primer beso... – comenzó el Tal . – ¿Cómo vamos a saber que estamos haciendo lo correcto?

– ¿Qué? – frunció el ceño girando su rostro hacia su amigo que estaba acostado en el colchón al lado de su cama. – ¿Qué quieres decir?

– Tengo diecisiete años y nunca he besado a nadie, ¡es ridículo! – se quejó. – No tengo ni el coraje de decirle eso a la chica cuando comience a salir con ella. Tendría que aprender a besar antes de encontrar una novia.

– Que paranoico.

– ¡Paranoico nada! Tú tienes dieciséis años, es más fácil para ti.

– Es sólo un año de diferencia. – giró los ojos.

– Dentro de poco voy a tener dieciocho años y voy a ser un virgen que nunca dio su primer beso. – Tao dijo, gruñón.

– Deja de preocuparte. Vamos, ahora déjame dormir.

– Ah, y tú con todo eso de "todo llega en su momento" logras mucho.

– Aún no es el momento, debe ser eso. – respondió sin paciencia. – Y no estoy tan desesperado como tú.

El silencio se interpuso entre los dos y el menor agradeció mentalmente a su amigo por haber desistido del asunto. No estaba a fin de compartir sus mismas paranoias, sólo quería dormir porque al día siguiente tenían clases.

– ¿Como las personas hacen a la hora de dar el primer beso? Debe ser algo vergonzoso. – Y allí estaba Huang Zitao volviendo con el asunto.

– Ellas esperan el momento correcto ¡y en el momento las cosas ocurren naturalmente! Que molesto, Tao. Déjame dormir.

– ¿Y si no ocurre "naturalmente"?

– ¡Yah! – se sentó en la cama, molesto. – ¡¿Qué quieres que haga?!

– No sé. – Se sentó también, feliz por haber conseguido la atención de su amigo, aunque tuviese que hacerlo enojar para eso. – Pero ayúdame a pensar.

– Haz como todos hacen, conoce una chica y sal con ella, etc...

– ¡SeHun! ¿No escuchas la parte de que no quiero pasar vergüenza cuando encuentre una novia?

– Entonces ve a una fiesta y busca una desconocida. ¿Satisfecho? ¿Ahora puedo dormir? – preguntó suplicante. – Sé que no te importa, pero a mí sí. Mañana tenemos examen.

– Es una idea. – reflexiono sobre el asunto.

– Genial. – empezó a moverse para acostarse de nuevo, pero la voz de su amigo lo hizo detenerse y volver a sentarse... Esa iba a ser una larga noche.

– ¿Y si no puedo encontrar una desconocida?

– Ninguno nace sabiendo, Tao...

– Pero...

– ¿Qué quieres al final? Habla. – Corto su amigo, antes que siguiera dando vueltas. Quería que llegase a donde quería - porque Sehun sabía que él quería algo - así terminaban aquello y él podría dormir.

– Y sí... Bueno, sólo por experiencia. ¿Y si nos besamos?

– ¿Qué? – Sehun abrió los ojos, de todo lo que podía haber dicho, nunca imaginó que sería algo como eso.

– ah, ¿Cuál hay Sehun? – se defendió. – Nosotros ya tomamos baños juntos cuando éramos más pequeños. Un beso no es nada comparado a eso.

– Éramos niños. – Cuestiono.

–Y no es como si los otros chicos tampoco lo hiciesen. Apuesto a que ellos también ya hicieron cosas de ese estilo. Pero ninguno sale a divulgarlo, sería extraño.

– Eso es extraño con o sin divulgación.

– Mierda, Hun. Apuesto a que tienes miedo, es eso. – Tao uso otra estrategia. –Tienes miedo de besarme y que te guste.

– ¿Qué? ¡Claro que no! No me gustan los hombres.

– Entonces bésame.

– No voy a hacer eso.

– ¡Eres gay!– acusó. – ¡¿Te gusto, no?! ¡Y no quieres besarme para no demostrarlo! – puso cara de asustado.

– ¡¿Qué no quiera besarte tiene que ver con que guste de ti?! ¡No seas loco! – pasó la mano por su rostro. Estaba incómodo con aquel asunto y no parecía que su amigo fuera a desistir. Realmente Tao sólo tenía ideas locas.

– Ugh... Gran amigo eres, ¿no? No puedes hacerle ni un favor a tu mejor amigo. No vengas a pedirme nada, ¡¿escuchaste?! Gran amigo... – se quejó volvió a acostarse de espaldas al otro.

– Francamente Tao... No seas dramático. – Torció el labio superior en desaprobación.

El otro no hizo ningún movimiento. Tao permanecía enojado de brazos cruzados y no quería ni saber de volver a mirar a Sehun a la cara. Él no merecía su atención.

– Tao... – Llamó una vez más, y al no recibir la atención que quería, bufó. – Haz lo que quieras entonces. – Se acostó también girando para el lado contrario del que el otro estaba.  

 

Notas finales:

Este fic tambien se encuentra en Wattpad. 


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