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Grajea sabor cereza por Jude White

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes son de J.K Rowling.

Gragea sabor cereza


Las clases en el colegio habían terminado, el moreno se había separado de Ron hacia solo unos instantes para atender una diligencia que exigía su atención, camino por los pasillos del castillo agradecido porque en esa escuela de magos tuvieran que llevar túnicas que hacía difícil ver el contorno de sus cuerpos, los alumnos de diferentes edades y casas iban de un lado a otro disfrutando de su tiempo libre que debían de  estar utilizando para hacer los deberes de las materias mágicas.


Al principio Harry pensó que todo sería muy fácil y divertido, no espero que la magia fuera algo más complejo que agitar la varita y decir unas palabras graciosas…y hablando de agitar la varita, los ojos verdes escondidos tras las gafas redondas y maltrechas buscaban con desespero un lugar tranquilo donde desahogarse, los lugares comunes no eran una opción, en los dormitorios siempre había alguien, la torre de Gryffindor siempre estaba ocupada y los baños bueno no tenían privacidad en lo absoluto, en aquellos momentos Harry extraño un poco (muy poco) su alacena debajo de la escalera, donde sus gemidos podían ser acallados fácilmente con una manta y con su familia adoptiva dormida sentía que tenía mucha intimidad.


Cuando el moreno doblo la esquina, se dio cuenta de que estaba totalmente perdido ¿Por qué el castillo era tan grande? Además estaban esas escaleras que se movían y las innumerables puertas, Harry suspiro de frustración, estaba empezando a dolerle mucho su…


—Maldición Goyle, deja de seguirme por un momento, necesito privacidad —se quejó Malfoy.


El  rubio se detuvo a mitad del pasillo esperando a que su compañero diera media vuelta y se alejara en la dirección contraria, lo que ocurrió segundos después. Draco Malfoy se revolvió los cabellos platinados y empezó a caminar rumbo a las escaleras para ir a las mazmorras, el rubio sin saberlo estaba teniendo el mismo problema que Harry quien decidió seguirlo por mera curiosidad.


El ambiente pronto se tornó más frio y eso era de agradecer pues a mediados de mayo hacia un poco de calor, por cada peldaño que bajaban la oscuridad era mayor, Draco sabía cómo tenía que moverse en ese lugar, al llegar al corredor, después de ignorar cinco puertas el rubio entro en la sexta, Harry no sabía que hacer ¿Cómo entrar a esa habitación sin ser visto? Bueno eso ya no importaba porque el chico de ojos verdes había notado los mismos síntomas que él tenía en Draco, el caminar dificultoso, los hombros tensos y la los quejidos que salían de su boca.


Cuando Draco estaba por cerrar la puerta dio un respingo al encontrar a Potter justo frente a sus narices, los ojos grises se convirtieron en hielo cuando recorrió con la mirada a Harry.


—¿Qué demonios haces aquí? —le espeto de mal humor Malfoy.


Harry esbozo una sonrisita divertida.


—Intento hacer lo mismo que tu —contestó el moreno señalando la entrepierna del rubio.


Las mejillas de Draco adquirieron aún más color del que ya tenían. Sorprendentemente, no replico nada y se hizo a un lado para dejar que Harry entrara, los ojos verdes se abrieron como platos al ver la estancia iluminada apenas por un par de candelabros puestos en las esquinas, la habitación estaba limpia y tenía un ligero olor a cerezas, el suelo estaba cubierto por una alfombra azul y habían una mesa de centro y cuatro sillones negros.


—¿Impresionado? —pregunto Draco con orgullo sentándose en uno de los sillones.


Harry miro la puerta notando que se cerraba desde adentro y la cerradura parecía muy difícil de abrir.


—¿Qué es este lugar? —pregunto Harry.


—Una sala de descanso, me la mostro el Barón Sanguinario —contesto el rubio empezando a quitarse la túnica.


Harry lo miro incrédulo.


—¿Vas-vas a hacerlo delante de mí? —tartamudeo el moreno.


—Este es mi lugar, tú viniste a invadirlo, no por eso me voy a detener.


Dicho eso Draco se deshizo de toda su ropa, Harry pudo apreciar el cuerpo pálido apenas iluminado por las velas, se veía irreal, el rubio se acostó en la alfombra  abrió las piernas, dirigió su mano derecha hasta su entrepierna, Harry no podía apartar la mirada de su cuerpo desnudo y lampiño, con desesperación empezó a deshacerse de su ropa también, los gemidos de Draco llegaban hasta sus oídos haciendo que se sintiera aún más excitado.


Draco acariciaba su pene erecto en cuya punta brillaba una gota de líquido pre seminal, su frente empezó a perlarse de sudor y la plata de sus ojos se empezó  a derretir. Harry por su parte se sentó en el sillón, la fría tela le hizo dar un respingo, estaba bastante sensible, con ambas manos acuno sus testículos y luego con la mano derecha empezó a acariciar su miembro con rapidez, de tanto en tanto miraba a Draco convertirse en gelatina a sus pies, eso solo conseguía ponerlo más caliente.


—¡Ahhh! ¡ummghh! —gimió Draco con una voz cantarina y dulce.


Harry se detuvo ante la visión del rubio recostado en la alfombra, manchado de semen retorciéndose de placer y aprontando los parpados fuertemente, cuando los ojos grises se abrieron miraron directamente a Harry.


—Oye Potter ¿quieres que te ayude con eso? —pregunto Draco sonriendo.


Harry asintió, no le salía la voz más que para aquellos ronroneos entrecortados. Draco se arrodillo frente a Harry, quito las manos del moreno que rodeaban su pene y coloco sus sonrojados labios en la punta, un escalofrió recorrió la espalda del moreno quien sujeto los cabellos platinados de Draco.


—Malfoy —susurro.


Draco sonrió para sus adentros, ven y suplícame por más Potter pensó el rubio probando el sabor salado de su compañero, chupo la punta y sintió como el pene de Harry palpitaba en su boca, recorrió con la lengua toda la extensión de aquel miembro, Harry sintió una oleada de placer y cada célula de su cuerpo reaccionar ante esas atenciones, vagamente se preguntó si el maldito mocoso de Malfoy no lo había hecho antes con alguien aparte de él, sintió unos inexplicables celos, Harry abrió la boca y se relamió el labio inferior.


—¡Ahhhh…Malfoy! —dijo el de cabello azabache entre dientes.


Draco sintió que su boca era invadida por una sustancia caliente y amarga, trago por completo y se separó para ver el rostro de Potter, le complació lo que vio, los ojos verdes estaba llorosos, las mejillas estaban sonrojadas y el cabello negro se le pegaba sensualmente en la frente.


Harry miro la mueca burlona que Draco le dedicaba y al momento se erizo.


—¡Deja de mirarme! —dijo el moreno.


Draco soltó una risita y se levantó.


—Lo que tú digas niño-que-vivió —contesto el aludido y empezó a ponerse nuevamente sus ropas.


Harry se levantó he hizo exactamente lo mismo, del bolcillo de su túnica cayo una gragea color rojo sin que el de cabello negro se diera cuenta. Draco que ya se había cambiado abrió la puerta.


—Sal de aquí —dijo sin mucha amabilidad.


—Claro —murmuro molesto Harry ya vestido.


—Y Potter, si volvemos a coincidir, me gustaría probar otras cosas —dijo Malfoy con un arrastre de palabras demasiado sensual.


Harry salió de la habitación y no respondió a las últimas palabras de Draco.


 


El Barón Sanguinario levanto la gragea sabor cereza de la alfombra y suspiro, que desperdicio pensó e intento comerla en vano pues al ser un fantasma hacia mucho que no había podido saborear algo.


 


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