Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Voy a robar tu corazón! por Milkin_Black

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola hola.

Sé que aun debo actualizar los otros fics, pero en realidad no he podido quitarme la idea de publicar una historia con mis dos parejas favoritas como protagonistas. Así que por el bien de mi estabilidad mental, he decidido crear este pequeño y sencillo fic, simplemente para complacer mi deseo de verlos juntos en una disparatada historia, super cursi y loca. Sobretodo porque casi no he encontrado historias que incluyan a Shaka y Afrodita como pareja, así que cree una.

Para quienes me conocen mejor ya se imaginarán a qué me refiero, y es que de verdad, de verdad necesito al menos un(a) amig@ para hablar de ellos (obvio me refiero al Shaka x Afrodita que es sin lugar a dudas mi pareja favorita) o moriré sola y triste...LoL, ya hablando en serio lo comparto por si alguien quiere leerlo y logra divertirse con la historia.

En fin.

Les envío un abrazo, y doy mi sincero agradecimiento a quienes lo lean.

Bye Bye

Notas del capitulo:

Hola hola *u*

Muy bien, este es el primer capítulo de esta cursi y boba historia de amor.

Como ya dije la historia es simple y bueno, solo espero que quienes lleguen a leerlo se diviertan tanto como yo al escribirlo.

De antemano gracias por su tiempo, y sin más los dejo con el capítulo.

PD: Sufro verborrea así que es un capítulo larguísimo (aunque según yo se lee en 10 min ^u^)

Nos leemos abajo...

En la hermosa y tranquila región de Västra Götaland reinaba como siempre la calma. Al cerrar los ojos se podía oír con claridad el murmullo del viento acariciando los arboles, y el susurro del mar a lo lejos. Sin embargo, pronto la etérea paz fue rota por un par de muchachos saliendo al mismo tiempo pero por diferentes puertas del pequeño aeropuerto de la linda ciudad de Hjo.

Ambos jóvenes, un guapo griego moreno de cabello rubio, y el otro un elegante francés pelirrojo, corrían desesperadamente hacia la zona de taxis, y sin darse cuenta abordaron el mismo vehículo.

-Oye, yo subí primero –reclamó molesto el  heleno tratando de acomodar la maleta en sus piernas.

-Disculpa, pero yo subí antes…- contestó el galo sin darle mucha importancia. Ignorando por completo al otro se dirigió al chofer con audible aprensión –Necesito llegar lo más pronto posible a la iglesia de Blommor.

-¿Vas a Blommor?...¿acaso eres amigo de Afrodita?- cuestionó el rubio olvidando de pronto los reclamos con los que pensaba echar al otro del coche.

El francés lo miró con el ceño fruncido  –Algo así…

-Entonces en vez de obligarte a bajar del coche creo que podemos ir juntos hasta allá…La verdad ya voy muy retrasado y no tengo tiempo para pelear.

Consciente de que tampoco le quedaba mucho tiempo si deseaba llegar antes que acabara esa boda, el francés asintió y así juntos comenzaron un vertiginoso viaje durante el cual no dejaron de abrumar al pobre chofer pidiendo que fuera más y más rápido.

Finalmente luego de casi 45 minutos atravesando amplios campos a máxima velocidad, por fin llegaron a la antigua pero hermosa iglesia de Blommor, y sin perder tiempo  bajaron corriendo del coche, y dejando en el suelo las valijas se apresuraron a abrir las puertas de par en par…

-¡¡¡Yo me opongo!!!- gritaron al unísono con el corazón en la mano, deseando haber llegado a tiempo.

Adentro, el amable conserje los vio como si se tratara de dos locos.

-No puede ser –dijo el rubio pasando los dedos por el cabello en un gesto desesperado viendo la iglesia totalmente vacía.

-Ya es muy tarde…-musitó el francés recargándose pesadamente contra la puerta.

Abandonando el estupor inicial generado por los gritos de aquellos raros jóvenes, el anciano se acercó y notando el gesto afligido de ambos decidió hablar con ellos…

-Disculpen, ¿buscaban a alguien?

Al oírlo, el pelirrojo se incorporó y tratando de dibujar una casi imperceptible sonrisa contestó –De verdad lamento lo de hace un instante, es solo que pensé que llegaría a tiempo para la ceremonia.

-¿Ceremonia?

-Sí, ya sabe, la boda del joven Lindberg –habló esta vez el rubio con el semblante sombrío.

De inmediato el anciano comprendió de lo que hablaban, así que dibujo una amable y cálida sonrisa –Oh, se refieren al joven Afrodita…¿acaso no se enteraron que la ceremonia se canceló?

Tales palabras encendieron una luz de esperanza en ambos jóvenes que lo miraron con incredulidad.

-¿Se canceló?...¿qué fue lo que ocurrió?- preguntó el heleno tomando de los hombros al amable anciano.

-Bueno, realmente solo se pospuso, al parecer hubo un problema familiar que los obligó a retrasar la boda un par de semanas.

Oír aquello fue suficiente para que los menores recobraran la alegría, y sintiera una inmensa felicidad llenar sus cuerpos.

-Gracias por avisarnos, de verdad ha significado mucho –dijo el pelirrojo estrechando cordialmente la mano del mayor, para después regresar hasta donde había dejado sus maletas.

El griego también agradeció al buen hombre, y justo cuando volvió por sus cosas, recordó algo importante…

-Oye…no sé si escuche mal, pero me pareció haber oído que te oponías a la boda –dijo el rubio mirando al otro con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados.

-Escuchaste bien, eso fue lo que dije –contestó directamente el francés clavando sus fríos ojos carmín en los azules del otro –Pero ahora que lo pienso, tú dijiste lo mismo.

Entonces se hizo un instante de silencio mientras ambos mantenían un duelo miradas, que fue roto por el rubio.

-Bueno, me alegra oír que no soy el único que se opone a esa boda, pero por si estas teniendo ideas extrañas déjame aclararte algo, Afrodita es mío, y no voy a permitir que ningún franchute se interponga en mi camino.

El francés lo miró serio, para luego mostrar una leve sonrisa ladina –Veo que tienes mucha seguridad en ti mismo, pero lamento decirte que no hay nadie en el mundo que amé tanto a Afrodita como yo, así que ahora que tengo esta nueva oportunidad no pienso perderlo con nadie, y mucho menos con  un griego cualquiera.

-¿A quién le dijiste cualquiera?

-¡Tú me dijiste franchute!                                         

-Ok, ok, sabes que, puedes decir o hacer lo que quieras, solo no te metas en mi camino.

-Lo mismo digo.

Sin decir más se giraron dándose la espalda. Entonces el francés se dio cuenta de un pequeño e insignificante detalle…

-Emmm…disculpa…-llamó con tono avergonzado atrayendo la altiva mirada del griego quien ya se imaginaba que aquel engreído francés terminaría por volver a hablarle -¿Tienes idea dónde queda la casa de Afrodita?

De golpe toda la arrogancia se borró de los expresivos ojos azules, que rápidamente comenzaron a explorar desesperadamente aquel lugar. Alrededor solo había una inmensa llanura verde, a los lejos se veían extensas arboledas, y luego más y más verde.

-No tengo…ni la más remota idea.

-Lo imaginé…-susurró el francés levantando al aire su teléfono en busca de señal –Mi teléfono no funciona.

Entonces el griego miro el suyo, notando que estaba igual –Tampoco tengo señal…¡Rayos!...debimos decir al taxista que esperara.

-Así es, pero nunca imaginamos que algo así sucedería. Como sea, lo mejor será ver si nos permiten usar el teléfono de la iglesia.

-Tienes razón, es una excelente idea –gritó entusiasmado el griego.

-Lo sé, siempre la tengo…-contestó el francés con altivez ganándose una mirada asesina del otro a quien cada momento parecía desagradarle más y más.

A penas si dio un par de pasos, a lo lejos lograron escuchar un vago sonido.

-Espera…¿escuchaste eso?

-Es un auto…-repuso el pelirrojo girándose para buscar con la mirada de qué se trataba.

Como por arte de magia, por el camino apareció un elegante convertible que parecía acercarse a gran velocidad.

-¡¡¡Ey!!!...¡¡¡Hola!!!...-gritó desde el vehículo un bello peliceleste agitando los brazos emocionado.

-¡¡Afrodita!!- dijeron heleno y galo al mismo tiempo, sintiendo como en sus pechos su corazón comenzaba a latir con fuerza.

Unos cinco minutos después el auto se detuvo junto a la iglesia. Sin perder tiempo, el hermoso peliceleste bajo del auto feliz por la inesperada sorpresa.

El griego sonriente comenzó a caminar hacia un alegre Afrodita, teniendo unas ganas inmensas de abrazarlo, pero sus deseos se vieron interrumpidos cuando el francés de improviso se adelantó capturando entre sus brazos al joven sueco.

-¡Camus, te extrañé tanto!…no sabes lo feliz que me sentí cuando supe que estabas aquí- dijo el peliceleste dándole un suave beso en la mejilla, solo para después soltarlo y correr a abrazar a su otro amigo-¡Milo!...Qué alegría verte, me emociona tanto que hayas venido – exclamó para de igual manera darle un beso.

Tan absortos estaban en las muestras de cariño por su reencuentro, que no notaron a una grácil y bella figura que había bajando del auto y esperaba pacientemente junto a ellos.

Afrodita volteo a mirarlo, y de inmediato sus ojos se iluminaron de una forma única. Los recién llegados vieron en silencio como el motivo de sus suspiros corría feliz hacia un joven alto, rubio y de hermosas facciones a quien abrazó con dulzura –Chicos, quiero presentarles a Shaka, el amor de mi vida y mi futuro esposo –confesó mirando con ternura los ojos cielos de su pareja quien le sonrió amorosamente, para luego dirigirse a los otros.

-Mucho gusto, me alegra al fin conocerlos. Afrodita me ha hablado mucho de ustedes…

Camus y Milo veían al bello joven hablar pero no escuchaban lo que decía. Ser testigos de aquella muestra de amor los había dejado paralizados, y en su mente no había otra cosa que analizar al que sin saberlo se había convertido ya en la persona que más detestaban en el mundo entero, tratando de hallar un defecto o algo que pudieran usar para alejarlo del sueco…no había nada, era tan…tan…perfecto.

-Bien chicos, es hora de irnos…-comentó Afrodita sacándolo de sus pensamientos.

Los otros asintieron en silencio avanzando hacia el auto en modo zombi. Tan distraídos iban, que olvidaron por completo sus cosas, dándose cuenta hasta que escucharon a aquel par de tortolos “discutir” sobre quien las llevaría al auto…

-Yo puedo hacerlo amor–afirmó coqueto el peliceleste dedicando una bella sonrisa a su novio.

-No, yo lo haré…-dijo el rubio besándolo con suavidad al tiempo que quitaba de sus manos la carga –Te amo.

-Yo te amo más –repuso el sueco mordiendo sensualmente su labio.

 Milo y Camus al ver tal escena querían morirse, y se maldecían mentalmente por no llevar ellos mismos su tonto equipaje.

Sin más abordaron el lujoso auto, y comenzaron el largo, y para algunos, tortuoso camino hacia la casa de los Lindberg, la cual más que una casa, resultó ser una imponente mansión rodeada de extensos jardines bordeados por bellos rosales.

-Es aquí…bienvenidos a la morada Lindberg, espero que se sientan como en casa –dijo animado Afrodita sin soltar ni un momento la mano de su novio.

Milo y Camus los seguían esta vez cargando sus maletas cuando fueron interceptados por un par de sirvientes que de inmediato los liberaron de sus cosas.

Siguieron en silencio al par de enamorados, dejando por un momento a un lado la importante tarea de apuñalar mentalmente al tal Shaka, para poner toda su atención en la vista que ofrecía esa hermosa y enorme casa.

-¡Primo, volvieron muy rápido!-gritó bajando a prisa las escaleras una bella jovencita pelirroja, seguida por sus dos hermanas.

-El camino estaba despejado…además Shaka es un excelente conductor, ¿verdad amor?- habló Afrodita haciendo sonrojar a su prometido.

-Y dinos Dita, ¿no piensas presentarnos a estos bombones?- cuestionó esta vez la hermosa chica rubia de ojos verdes, mientras ella y sus dos hermanas estudiaban con picardía a los recién llegados.

Camus al instante se tenso ante tal escrutinio. Lo cierto es que no era precisamente un hombre sociable, así no que no estaba acostumbrado a penetrantes miradas como aquellas que recorrían sin pudor cada parte de su cuerpo.

-Chicas –habló el peliceleste con una brillante sonrisa –Tengo el honor de presentarles a dos grandes amigos. Él es Milo, nos conocimos en la Universidad y desde entonces somos muy cercanos –dijo señalando al rubio que contrario al pelirrojo, disfrutaba bastante de toda esa atención –Y él es Camus –indicó refiriéndose al francés que se veía demasiado serio –Nos conocimos en la galería, y es una de las personas en las que más confió y más quiero.

Escuchar eso de Afrodita hizo que  Camus por un momento olvidara  a las curiosas jovencitas que lo miraban de arriba a abajo.

-Y bueno, chicos, estas son mis muy queridas, alocadas y divertidas primas, Stella (pelirroja de ojos color miel), Rebecka (rubia de ojos verdes) y Alice (una linda castaña de ojos azules).

-Mucho gusto –dijo Milo siendo al instante abrazado por las efusivas muchachitas sin poder evitarlo.

-Vaya, hace mucho que no conocíamos a un chico tan guapo y sexy –comentó Rebecka colgándose de uno de sus brazos.

Camus quien solo se concentraba en pasar desapercibido, saltó de susto cuando sintió a unas manos acariciar sugestivamente su brazo –Tú también eres muy lindo bombón, ese cabello rojizo es tan sexy –dijo Stella mirándolo intensamente.

-Pues yo creo que ambos son súper guapos, parece que Dita siempre está rodeado de estos hermosos ejemplares –soltó Alice pasando su mirada de uno a otro.

Camus y Milo permanecían inmóviles sin saber cómo deshacerse de aquellas mujercitas sin  quedar mal ante Afrodita, quien yacía muy sonriente mirando la peculiar escena abrazado al cuerpo de su novio.

-Basta chicas o los harán salir corriendo, seguro y ya piensan que son un trío de locas – interrumpió un alto, moreno y muy guapo peliazul de cabello corto acercándose con calma.

-Chhsss…tenias que venir de aguafiestas Alexio, ¿no ves que solo los nos estamos conociendo?- respondió Stella algo ofendida sin soltar a su presa.

El recién llegado suspiró –Y luego se preguntan por qué siguen solteras.

-¡Alexio eres muy cruel!...¡Dita, dile algo!- pidió con tono infantil Alice.

Afrodita solo se encogió de hombros –Creo que tiene razón, debemos dejarlos descansar, después de todo han tenido un largo viaje.

Ante la resolución de Afrodita las tres jovencitas se dieron por vencidas por el momento, soltando a los pobres jóvenes que al fin podían moverse con libertad.

-Y bien Alexio, ¿solo viniste a molestar?- preguntó Rebecka cruzándose de brazos.

Alexio ignoró la actitud infantil de las otras, y se giró para ver con un gesto grave a Shaka –Tu padre está al teléfono…-dijo escuetamente.

Shaka agradeció el aviso y tras darle un fugaz beso a Afrodita se alejó perdiéndose al doblar el pasillo principal.

Pese a lo ocurrido recién con las extrovertidas primas del sueco, tanto Milo como Camus pudieron percibir cierto desagrado en la forma en que  Alexio miraba a Shaka...al parecer habían encontrado un nuevo aliado.

Poco después, Afrodita y Alexio los acompañaron a su habitación, asegurándose de que las tres chicas les dieran algo de espacio.

-Lo siento chicos, pero debido a las circunstancias tenemos la casa prácticamente llena, así que tendrán que compartir la habitación…-les informó el peliceleste poniendo una cara tan linda que no pudieron más que asentir completamente embobados -¡Qué bien!...Entonces si necesitan cualquier cosa solo díganmelo, ¿ok? Nuestra habitación está justo al final del pasillo.

-¿Nuestra?- preguntó sin pensarlo Milo temiendo por la respuesta.

La fresca sonrisa del peliceleste sonó armoniosamente –Como les dije tenemos casa llena, y bueno, mi familia es muy moderna así que no hay inconveniente en que me quede con Shaka.

Tras sentirse golpeados por una información que realmente no deseaban oír, optaron por despedirse e ingresar a su habitación.

Entre el cansancio por el viaje, y todo ese estrés acumulado, se sentían muy débiles, por lo que a penas quedaron solos cada uno se dejo caer en uno de los lujosos y cómodos sofás de aquel amplio cuarto.

-¿Lo viste?...No se puede ser tan jodidamente perfecto ¿o sí?- cuestionó Milo descansando totalmente despatarrado sobre el cómodo mueble.

-Supongo que no, pero eso no es lo importante, sino cómo lo trata Afrodita…parece que en realidad está muy enamorado, lo que hace esto mucho más difícil –dijo Camus echando la cabeza hacia atrás.

-Como lo veo yo, solo lo vuelve mucho más interesante.

-Ja, lo dicho, eres demasiado optimista.

-¿Eso significa acaso que piensas rendirte?- preguntó burlón Milo recostándose de lado para observar al francés.

-Ni lo sueñes, solo he pensado que debo buscar una nueva estrategia, pero sin duda alguna le ganaré a Shaka.

-Y yo los voy a vencer a ambos.

-Eso ya lo veremos…ahora, si no te importa voy a tomar un baño, creo que necesito con urgencia relajarme.

-Como gustes…-indicó Milo volviendo a su posición inicial –Por cierto Camus, ¿cómo es que no sabías del cambio de fecha?

Camus lo pensó un momento tratando de encontrar la respuesta –Llevo tanto tiempo queriéndolo en secreto, que cuando me invitó a su boda de verdad me sentí muy mal. No sé cómo, pero llegué a la conclusión de que lo mejor era olvidarlo, así que deje de leer sus mensajes o contestar sus llamadas, así que supongo que es mi culpa, ¿soy un idiota no?...Primero me doy por vencido y luego hago algo tan absurdo como esto –dijo algo incrédulo de lo que estaba ocurriendo.

-Me gustaría decirte que sí, pero sería como admitir que yo también soy un idiota, así que mejor dejémoslo así- comentó Milo en tono cordial, recordando que él había hecho exactamente lo mismo cuando supo del compromiso.

Entre un periodo de descanso y otro de duchas corrió el tiempo y pronto llegó la hora de cenar y conocer a la familia.

Siendo las 7 en punto Afrodita tocó a su puerta.

-¡Chicos, hora de la cena!- canturreó el sueco detrás de la puerta.

Apenas lo oyeron ambos se lanzaron en una reñida carrera que incluyó aventones y uno que otro pisotón. Finalmente alcanzaron el pomo de la puerta  al mismo tiempo, y como si nada hubiera pasado recibieron con su mejor cara al hombre de sus sueños.

-Wow, que guapos –comentó Afrodita notando que de verdad se habían esmerado en su arreglo, Milo optando por un look sexy que incluía un ceñido traje gris, con una camisa negra entreabierta dejando ver su marcado pecho, mientras que Camus optó por algo más sobrio, un pantalón de vestir gris claro, con un suéter alto de color azul cielo a juego con un saco azul oscuro.

-Para nada, tú eres quién realmente luce hermoso…-comentó Milo hipnotizado por la etérea belleza de su anfitrión quien aun con pantalón deportivo y una peculiar sudadera blanca con un extraño diseño se veía como salido de un bello sueño.

El joven Lindberg solo agradeció un poco apenado, y después los tres bajaron hacia el enorme comedor.

Apenas entraron, pudieron constatar que aquello era una locura de idiomas, colores, estilos. Parecía una fiesta multicolor donde todo mundo reía y había constante movimiento.

A la cabeza de la mesa se ubicaba el mayor de los Lindberg y el padre de Afrodita, un bello hombre de nombre Lugonis, charlando animadamente con un hombre muy parecido a Alexio, quien después supieron se llamaba Manigoldo y era primo de Alexio, así como el “mejor amigo” del hermano mayor de Afrodita, Albafica Lindberg, quien dado el retraso de la boda había aprovechado la oportunidad para concluir un par de trámites para su residencia en Italia. Junto a ellos se encontraba Alexio, quien de muy mal humor apenas soportaba a las tres pícaras muchachitas que no dejaban de hacer escándalo mientras le mostraban fotos de chicas guapas de la ciudad. Del otro lado estaba un hombre de estatura mediana y cabello castaño, cuyo nombre supieron era Dohko, un amigo del padre de Shaka, con quien parecía mantener una conversación bastante profunda. Luego estaban un montón de parientes lejanos, cercanos, políticos y de segundo grado de familia, a quienes Afrodita ya no pudo presentarles por el momento debido a que estaban por servir la cena.

Antes de que Afrodita pudiera siquiera preguntarles sobre dónde querían sentarse, sus tres primas llegaron por sorpresa, y sin tacto alguno los arrastraron al lado contrario de la mesa, sentándolos juntos y justo enfrente de la pareja principal.

-No puede ser, ¿ya viste eso? –susurró Milo a Camus señalando con los ojos al par de tortolos que jugueteaban del otro lado de la mesa.

-Wow, sudaderas de pareja. Es tan ridículo…-musitó Camus, quien conociendo el pulcro gusto de Afrodita a la hora de vestir no daba crédito a lo que veía, y que seguramente era idea de Shaka.

-¿En serio lo crees así?- intervino Stella invadiendo el espacio vital del francés –Afrodita mismo las eligió.

-Así es, debieron ver lo emocionado que estaba. Ja, pobre Shaka, no sé como lo convenció de que la usara –dijo esta vez Rebecka pegándose mucho a Milo, lo que ocasionó que el griego al intentar alejarse, quedara pegado a Camus quien no podía moverse debido a la presencia de Stella.

-Pues yo si imagino cómo, ¿acaso no recuerdan todo el ruido que hicieron esa noche?- indicó Alice jugueteando a sus espaldas con el cabello rizado de Milo.

-Tienes razón, ese Afrodita es un escandaloso –comentó Stella lanzándole un beso a Afrodita que la miraba a lo lejos con su carita risueña.

-A ver señoritas, dejen a esos muchachos por favor, no ven que los pobres ya están hasta pálidos –comentó Dohko haciendo reír al resto, mientras las jovencitas de muy buena gana volvían a sus asientos.

Y era cierto, escuchar tan explícita información acerca de la vida amorosa del sueco les había quitado por completo el apetito, y por ello durante el resto de la cena todas sus energías y atención se enfocó en buscar algún defecto en el rubio hindú, algo lo suficientemente bueno como a hacer añicos esa relación tan rosa y cursi que los estaba desesperando.

Inmersos en estos pensamientos llegaron al final de la cena, luego de la cual casi todos pasaron al salón de juegos donde decidieron comer el postre para después divertirse un rato. Así que mientras gozaban de un rico pastel de chocolate que obviamente los novios compartían frente a las miradas enternecidas de los demás, Milo y Camus aprovecharon para indagar un poco.

-Por cierto Afrodita, ¿cómo supiste que estábamos en Suecia?- cuestionó Camus iniciando la conversación.

-Oh, eso fue gracias al Sr. Rick, el conserje de la iglesia. El llamó para avisar que dos chicos extranjeros me estaban buscando –contestó el peliceleste insistiéndole a Shaka para que siguiera comiendo  pastel.

Al escucharlo, el rostro de ambos (Camus y Milo) palideció ante la simple idea de que aquel anciano le hubiera dicho lo que habían llegado gritando.

-Y…¿te dijo algo…más?- cuestionó nervioso el rubio, casi cruzando los dedos .

-Bueno, si, dijo algo más…

-¿Qué?- preguntó esta vez Camus sintiendo el corazón en el suelo.

-Dijo que parecían perdidos, y en cuanto los describió supe inmediatamente de quiénes se trataba, y no imaginan lo feliz que me sentí, después de todo siempre es bueno tener a los amigos cerca y más con esta tortuosa espera.

-Y a todo esto, ¿por qué movieron la fecha de la boda?-intervino Camus, realmente intrigado.

-Mi padre enfermó –contestó Shaka quien había abrazado a Afrodita, inmovilizándolo para impedir que le siguiera dando pastel –Debido a su trabajo se estresa mucho, y a unos días de la boda enfermó de gravedad, y le indicaron que debía guardar absoluto reposo durante al menos una semana. Por ello era imposible que asistiera a la ceremonia, así que junto con Afrodita y su padre, acordamos cambiar la fecha, lo que obviamente debió causar algunas molestias innecesarias en los invitados, pero por fortuna todos pudieron recibir el aviso a tiempo y así cambiar sus planes de vuelo.

-¿Y en qué trabaja tu padre?

-Es empresario.

-Vamos, no seas modesto Shakita –intervino Rebecka atrayendo la atención de todos –Su familia es dueña de la farmacéutica transnacional Radhav Group, quienes aparte de ser los mayores inversionistas en el sector salud de la India, y grandes exportadores a nivel mundial, llevan a cabo importantes investigaciones  médicas, e incluso se han expandido hacia el ramo de innovación tecnológica en el área de ortopedia, obteniendo grandiosos resultados con las prótesis para víctimas de la guerra. Así que como imaginaran, son hombres muy ocupados.

Camus y Milo trataban de procesar toda esa información, pues además de enfrentarse a un chico muy bello, ahora resultaba que también tendrían que medir sus ingresos contra los de aquel millonario hijo de papi y consentido hindú, que podría darle a Afrodita la mejor de las vidas.

Tratando de sacar de su mente aquella nube negra, Milo optó por cambiar de tema –Bien, ¿y cómo fue que se conocieron?

Al oír la pregunta, todos hicieron un gran alardeo y se acomodaron bien para escuchar la tierna historia que ya se sabía de memoria pero igual amaban, mientras la parejita solo se sonreía con ternura.

-Mi padre y el de Shaka son viejos amigos –comenzó Afrodita -Ya un par de veces antes había visto al Sr. Radhav cuando venía de viaje de negocios a Suecia y pasaba a visitar a mi padre, pero siempre venía solo porque sus hijos estaban estudiando en el extranjero. Sin embargo, un día papá me avisó que su amigo vendría y querían presentarme a su hijo. Yo inmediatamente sospeché que algo estaba ocurriendo, sobre todo porque hacía días que mis tías estaban insistiendo en que debía conocer a alguien, casarme y ese tipo de cosas, lo cual me molestó porque imaginé que sería una especie de cita para entrevistarme con un posible marido. Así que el día de la dichosa cena me escapé al pueblo vecino sin avisarle a nadie, con la intención obvia de no volver hasta el siguiente día. Luego de un par de horas de viaje me alejé lo suficiente, e incluso llegué al otro lado del muelle y recuerdo que había un festival de las flores, y bueno, ahí fue que lo vi por primera vez–concluyó mirando a su prometido quien continuó el relato.

-Yo me encontraba en las afueras de Hjo huyendo del que también pensaba era un intento de compromiso matrimonial. En aquel entonces estaba concluyendo la especialidad en Inglaterra, cuando de pronto un día mi padre me llamó invitándome a venir de vacaciones a Suecia ya que me quedaba cerca yo acepté sorprendido, porque papá usualmente está muy ocupado, pero cuando llegué aquí lo vi bastante sospechoso, y poco a poco logré hacerlo hablar hasta que me confesó que teníamos una cena con un amigo suyo y que deseaba que conociera a su hijo. Obviamente me molesté, y al día siguiente salí temprano con la intención de volver a Inglaterra, pero en el trayecto oí algo sobre un festival que comenzaba ese mismo día, lo cual me pareció sumamente interesante, así que en vez de ir al aeropuerto viaje a ese extraño pueblecito del otro lado del muelle. Recuerdo que lo que vi ese día me sorprendió, nunca antes había contemplado algo igual, había miles de flores de distintos tipos por doquier, y la gente vestida con ropa tradicional bailaba al ritmo de canciones típicas de la localidad. Todos eran tan amables y se veían tan felices que poco a poco me dejé llevar, y en cierto punto de aquel baile alguien comenzó a juntar a los más jóvenes. Yo no entendía nada, pero me pareció curioso lo que hacían así que no me resistí, y dejé que amarraran un largo listón rojo a la muñeca mientras que el otro extremo estaba junto con el resto atado a uno de los dos pilares de madera de la pista.

-Cuando yo llegué al lugar, estaba justamente por iniciar la danza de las 12 flores, la cual básicamente trata de armar parejas en base a doce pasos de baile. Chicos y chicas van atados por las muñecas y cuando suena la música comienzan a bailar siguiendo cierto patrón que indican las matronas del pueblo. Al inicio comienza muy lento, pero en cuando los bailarines aprenden la secuencia, el ritmo se acelera y deben iniciar con un ir y venir mezclándose entre ellos, pasando por arriba o debajo de los listones. En realidad siempre me ha parecido una cómica tradición, así que cuando una de las mujeres se me acercó para invitarme no me negué. Solo recuerdo que cuando el ritmo se aceleró  di un par de vueltas, y luego repentinamente sentí un jalón hacia atrás, y es que el listón se había enredado en mi cintura, así que sin poder evitarlo  tuve que caminar en reversa, lo que debo admitir, me dio algo de miedo porque sabía que inevitablemente caería o algo así, pero entonces choque contra la espalda de alguien, no sabía quién era, y me daba mucha pena estar tan pegado a un desconocido, pero cuando intenté jalar del nudo solo logré que nos pegaramos aun más. Ja, entonces él me dijo “Parece que estamos enredados”, y yo solo contesté un simple “si” pues la verdad me parecía que estaba en el centro de un enorme torbellino de gente que seguía moviéndose sin cesar. Fue entonces que sentí como su mano se enlazaba con la mía, y el simple contacto hizo correr una descarga de muchas sensaciones a través de mi cuerpo, como un súbito golpe de adrenalina, y mi corazón comenzó a latir como loco, y el simplemente me dijo con su suave y serena voz “Tranquilo, estaremos bien, no te dejaré caer ni soltaré tu mano, ¿de acuerdo?”. Pare ese momento yo ya no tenía miedo, estaba bastante ocupado con esa extraña calidez en mi pecho, y la sensación de su mano que sostenía la mía. Entonces la música paró.

-Y fue bastante extraño, porque todos nos estaban viendo muy sorprendidos. Al principio no comprendí la razón, pero cuando observé al resto de los bailarines noté que solo nosotros dos estábamos literalmente atados uno al otro sin podernos mover. Las mujeres que coordinaban todo comenzaron a hablar entre ellas, hasta que una se acercó a nosotros para tratar de deshacer el nudo.

-Jaja, pero fue imposible, por más que trató de soltarnos, solo lograba que quedáramos más enredados, así que al final después de volver a hablar con las demás volvió con unas enormes tijeras.

-Debo admitir que en ese momento realmente me sentí algo asustado y muy confundido, pues de la nada nos vendaron los ojos.

-Pero nunca soltaste mi mano –dijo el sueco dándole un suave beso en los labios –Entonces cortaron el nudo, y quedamos libres, pero de inmediato comenzaron a llevarnos hacia lo que parecía ser la tarima principal donde nos pusieron collares de flores en el cuello y adornos en la cabeza.

-Luego la gente comenzó a gritar, y poco a poco nos fueron quitando la venda de los ojos. Esa fue la primera vez que nos vimos.

-Wow, aun recuerdo que cuando vi su sonrisa y esa mirada profunda y tranquila supe lo que era ser realmente feliz y completo,  pues Shaka con esos hermosos ojos azules me miraba con tal dulzura que me sentí la persona más feliz de la tierra.

-¿Y cómo no hacerlo? Si entre todo aquel caos multicolor apareciste de pronto como un hermoso ángel mirándome fijamente. En un instante fue como si mi alma estuviera conectada con la tuya, pues desde que te toqué recuerdo que supe que jamás podría soltarte. Jaja, y mientras seguíamos en la misma posición, la gente del pueblo comenzó a aplaudir.

-El punto es que en cuanto pudimos, bajamos de ahí y salimos huyendo aun tomados de la mano. Entonces llegamos al muelle, y mientras la pirotecnia cubría el cielo nosotros hablábamos de mil cosas, y sin saberlo llegó la mañana.

-Y para entonces ya estaba claro que quería pasar a tú lado el resto de mi vida, pues además de muy bello, descubrí que eras inteligente, divertido, muy amable y supe que quería llegar a conocerte completamente.

-Así fue que quedamos en volver a vernos ese mismo día. Luego me acompañaste a tomar un taxi para volver a casa, y mientras regresaba no podía parar de repetir tu nombre. Obviamente cuando llegué mi padre estaba hecho un manojo de nervios, pero yo no podía parar de sonreír y como pude explique lo que había pasado. Recuerdo que él me miró sin comprender del todo, y luego me indicó que me cambiara porque teníamos visitas. Yo seguía en las nubes así que tomé un baño y tras arreglarme baje hacia la estancia principal, pero cuando pase por la biblioteca escuché claramente tu voz del otro lado de la puerta, y juro que no podía creer que aquello fuera real, y por un momento pensé que lo estaba imaginando, pero cuando te oí contarle a tu padre lo del festival, las flores y el muelle supe que eras tú.

-Fue muy gracioso el rostro de nuestros padres cuando supieron que nos habíamos conocido y que estábamos completamente enamorados.

-Sobre todo porque ellos realmente solo querían presentarnos para que fuéramos amigos, y creo que nunca se imaginaron como terminaría todo eso. Y bueno, luego acabaron las vacaciones y tuve que volver a Grecia, y Shaka a Inglaterra, pero cada que podía iba a visitarme.

-Hasta que un día no pude soportarlo más, y le pedí que se casara conmigo.

-¡¡¡Awwwwww!!!- exclamaron casi todos los presentes al unísono.

Camus y Milo simplemente no lo podían creer, y por primera vez se daban cuenta cuán terrible era su enemigo.

-¿Qué tal? ¿verdad que fue algo súper romántico?-les preguntó Alice con sus brillantes ojos llenos de emoción, aunque por obvias razones no obtuvo respuesta.

-Muy bien, ahora que ya escuchamos por millonésima vez la historia de cómo se conocieron, qué tal si comenzamos con los juegos –dijo Alexio tratando de diluir el rosado ambiente.

De inmediato la gente se dispersó por el salón de juegos.

Sin demora, Milo  se acercó hacia una pequeña mesa donde Dohko contaba bromas mientras jugaba ajedrez con Shaka. Al griego le encantaba ver reír a Afrodita, y ya que dicen que a uno se le puede conquistar haciéndolo reír, optó por demostrar al peliceleste que era mucho más divertido que su soso novio. Sin mayor preámbulo se aproximo hacia el pequeño grupo, y con gran destreza se apoderó de la atención de todos. Entonces comenzó a contar anécdotas tan divertidas que hacía a todos reír en menor o mayor medida, contó chistes, hizo divertidas imitaciones que su improvisado público pedía. Pero entonces llegó Lugonis (a quién internamente ya llamaba “suegrito”) y de la nada se quedó sin palabras. Con la llegada del mayor el ambiente se enfrío inclinándose hacia temas más serios, como la economía, la bolsa, cuestiones sociales y demás. Entonces en un suceso totalmente inesperado para el griego, Shaka hizo ciertos comentarios al respecto que resultaron tan graciosos que incluso Lugonis comenzó a reír. Milo simplemente no lo podía creer, aquel serio rubio aun con su insípido semblante con tan solo un par de palabras lograba comentarios tan graciosos que ni él mismo no podía evitar reír. Y a cada nueva intervención del hindú, Afrodita lo miraba con más y más admiración, al tiempo que estrechaba el agarre de aquella blanca mano.

Camus, quien había observado con sorpresa la estrepitosa caída de Milo y el inesperado debut de Shaka en el terreno del humor, solo palmeo la espalda del griego cuando éste pasó a su lado –Mira y aprende…- susurró abriéndose paso entre la multitud para retar al joven hindú que acababa de dar una paliza en ajedrez al buen Dohko.

Shaka aceptó complacido.

Camus entonces comenzó el juego, al tiempo que trataba de hacer gala de su amplio acervo cultural  sobrellevando bastante bien en un principio la conversación con Lugonis y el joven Radhav. Ya que su pasión era el arte y se consideraba un erudito en el tema, trato de guiar la charla hacia aquel ámbito…Grave error. Pronto Lugonis comenzó a hablar sobre artistas locales o poco conocidos, dejando a Camus sin mucho que decir pues desconocía de lo que estaba hablando. Para su sorpresa Shaka siguió perfectamente el hilo de la conversación, y tenía la perfecta respuesta, tanto cómica como seria para cualquiera que fuese el tema abordado por el padre de Afrodita. La mente de Camus trataba de trabajar al máximo, buscando una forma de regresar a la conversación, y entonces…

-Jaque mate –dijo Lugonis, haciendo que Camus dirigiera de inmediato la vista hacia el tablero.

-No puede ser – susurró el pelirrojo asombrado.

-No te sientas mal muchacho –dijo Luganis tratando de confortarlo –Yo he tratado de vencerlo muchas veces y aun sigo sin poder lograrlo.

Camus definitivamente no daba crédito a lo que estaba pasando, pero ahora además de todo tenía el orgullo herido, por lo que procedió a retar una y otra vez al rubio, obteniendo siempre el mismo fatídico final.

 

Un par de horas más tarde en la habitación de Milo y Camus…

-¿Qué clase de mutante es ese tipo?- preguntó Milo aun shockeado por todo lo ocurrido.

-No lo sé…-dijo Camus sintiendo que la cabeza le iba a estallar.

-Parece que esto será mucho, pero mucho más difícil de lo que pensamos.

-Así es, parece no tener puntos débiles...¡Y no puedo creer que me haya ganado tantas veces!-pronunció el francés casi al borde del llanto.

-Lo sé, te dio una paliza –comentó divertido Milo, incrementando de ser posible la molestia del otro.

-Pues a ti no te fue mucho mejor, te recuerdo que también te quedaste mudo frente al padre de Afrodita.

-¡¡Ahhh, ni me lo recuerdes!!...Y eso que Shaka se ve tan serio y sin nada de gracia…¡No entiendo cómo puede estar ocurriendo esto!

-¿Sabes?, lo he pensado y creo que solo nos queda una opción –dijo Camus atrayendo por completo la atención del otro.

-Te escucho…

-Creo que si queremos vencer a Shaka no hay más alternativa que trabajar juntos. Separados no tenemos la más mínima oportunidad, pero unidos seguro podremos hacerlo.

-¡Qué gran idea!...Y una vez que ese rubio sabelotodo este fuera del mapa, será pan comido conquistar a Afrodita –exclamó el griego con gran alegría.

-Ja, sigue soñando, Afrodita se quedará conmigo.

-Claro que no, está claro que a él le gustan los rubios.

-Pero seguro quiere a alguien inteligente.

-¡¿Acaso insinúas que soy tonto?!

Camus suspiró realmente agotado y sin ganas de seguir discutiendo –¿Sabes qué es lo peor del caso?...Que mientras Shaka está ahora mismo seguramente abrazado a Afrodita yo tengo que dormir contigo, y para colmo temo caer de la cama mientras duermo.

-Pues créeme que para mí tampoco es grato  dormir contigo. Además tendríamos mucho más espacio si quitaras todas estas almohadas de en medio de la cama.

-Claro, y arriesgarme a que trates de hacer algo raro durante la noche. No, gracias.

-¡¿Qué?!...Ni loco te tocaría, como ya sabrás tengo muy buen gusto.

-Pues tus bóxers dicen otra cosa.

-¡¿Qué tienen de malo los dibujitos de manzanas?!...Además, ¿qué rayos hacías viendo mis bóxers, pervertido?

-Fue inevitable porque son tan llamativos.

-Ah, sí, entonces qué tal si mejor me los quito para que el señorito esté feliz –amenazó el griego levantándose dispuesto a quitarse los bóxers.

-¡Iuuhg, ni se te ocurra!...Ya tengo bastante con que estés semidesnudo, además de que seguro  roncas o babeas –dijo el galo con cara de disgusto.

-¡Yo no hago eso!- respondió Milo super ofendido –Y no es como que tu pijama sea muy sexy…¡Copito!

-¡Al menos estoy vestido!

 

Y así fue como Milo y Camus se conocieron y entablaron su fuerte alianza con el fin de robar el corazón de Afrodita, sin imaginar que el destino les tenía preparado algo muy diferente.

Notas finales:

Hola de nuevo.

Gracias a todos los que han llegado aquí.

Como les dije, es tan rosa y simple que de alguna manera me hace sentir muy feliz.

En fin, me emociona ver a Camus y Milo haciéndo equipo para tratar de ganar el corazón de Afrodita en 15 días, sobre todo cuando su rival es mi hermoso y perfecto Shaka.

Espero que el capítulo fuera de su agrado, y ojalá nos leamos la siguiente vez.

Les envío un fuerte abrazo.

Cuídense mucho

Bye Bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).