Era una mañana tranquila, había unas pocas nubes en el cielo y el clima era bastante agradable. Parecía un buen día, o al menos eso era lo que creía él.
Sus cabellos rubios se movían gracias a la brisa de aire que entraba por la ventana del auto. No dejaba de mirar a través del cristal, había algo que lo alarmaba y no encontró explicación alguna.
- Naruto – Una voz interrumpió sus pensamientos - ¿Se puede saber qué te pasa?
- No es nada, no te preocupes – respondió sin mirar a la mujer pelirroja.
- Ah, siempre dices eso. ¡¿Por qué los jóvenes tienen que ser así de problemáticos?!
- No lo sé
- Rayos – encendió la radio y no volvió a decir nada más.
Al menos ahora podría disfrutar el resto del camino sin que su madre comience una pelea. Una vez que ponía su estación de radio favorita se olvidaba de casi todo, el rubio suponía que era una forma de relajarse cuando se sentía molesta, aunque no estaba del todo seguro.
Los minutos fueron eternos pero al fin habían llegado a la escuela. Se despidió de su madre y se dirigió a su aula. Las cosas eran como de costumbre, el maestro no llegaba, los alumnos platicaban entre sí, otros copiaban la tarea porque se les olvidaba hacerla en casa, unos comían sin esperar al receso y él como siempre recostado en su pupitre.
El timbre de la primera clase sonó, y todos comenzaron a sentarse en sus respetivos lugares. Decidió incorporarse antes de que el profesor le diera uno de sus sermones al llegar.
- Buenos días chicos. Espero que hayan descansado el fin de semana y también que trajeran sus deberes. Antes de comenzar las clases, quiero presentarles a un nuevo alumno. – Y como si hubiera dicho alguna clase de palabra mágica, sus compañeros comenzaron a exaltarse. - Iré por él, mientras tanto cálmense o lo asustarán – Dicho esto, el maestro Iruka salió.
- ¿Alguien nuevo? – le susurró un chico de cabello negro sujetado en forma de coleta.
- Ah, ahora que lo recuerdo. Escuche un rumor parecido en la sala de maestros – respondió Naruto.
- Vaya, espero que no sea difícil para él, después de todo llevamos más de un mes de clases. Será difícil ponerse al corriente.
- Y que lo digas, Shikamaru – el maestro entro al salón, detrás de él apareció un joven de cabello negro, al igual que sus ojos.
- Atención todos, él es Sasuke Uchiha. A partir de hoy será su nuevo compañero – Naruto pudo presenciar como casi todos se emocionaron, en especial las chicas. El rubio suspiro hondo, ese periodo escolar sería agotador con tantas adolescentes de hormonas alteradas.
- Mucho gusto, espero llevarme bien con todos – dijo sonriente el chico. Las chicas comenzaron a sonrojarse debido a lo atractivo que era, y una que otra susurraba cosas pervertidas acerca del pelinegro.
- Puedes tomar asiento, Sasuke – Iruka señalo un pupitre que se encontraba atrás de Naruto – Por lo pronto solo tenemos ese disponible, pero puedes cambiarte de lugar más adelante.
- No hay problema, ese lugar está bien – pronto se dirigió a su asiento y coloco sus cosas.
- “Es el colmo” – pensó el rubio – “ahora tendré que soportarlo a él y sus pretendientes escandalosas” – Ahora entendía porque había tenido un mal presentimiento en el camino a la escuela.
Las clases transcurrieron lentas y aburridas, como era de esperarse, las mujeres no dejaban de observar al Uchiha y armaban alboroto nuevamente en cada cambio de clase. El rubio ya estaba demasiado irritado de tener que escucharlas todo el tiempo del mismo tema. En cuanto sonó el timbre que indicaba la salida, no dudo ni un instante en tomar sus pertenencias y salir corriendo antes de volverse loco.
Shikamaru lo siguió, por poco tuvo que lanzarle una red de pescar. Ese Naruto era demasiado rápido al caminar, y más cuando se encontraba enojado.
- Naruto, ve más despacio – suspiró cansado.
- lo siento, ya sabes cómo me pongo cuando me acerco a sujetos como él.
- Será bastante molesto tener que lidiar con sus admiradoras.
- Espera a que sea San Valentín o el cumpleaños de ese tal… ¿Cómo era? ¿Saruki? ¿Shisuke? – dijo deteniendo su andar.
- Es Sasuke – una voz lo hizo salirse de sus pensamientos y miro a la persona que le respondió.
- ¡AHH!, ¿quieres matarme de un susto? – el rubio se puso pálido al ver al pelinegro detrás de él. - ¿Qué haces siguiéndonos?
- No los estaba persiguiendo, mi departamento está en esa dirección – aclaró con una sonrisa que daba una sensación de incomodidad.
- Oh, bueno. No te estorbaremos más el camino – Naruto se dio la vuelta y no vio a su amigo por ningún lado - ¿Shikamaru?
- Él se fue en cuanto tú comenzaste a gritar
- ¡Ese bastardo me las pagará! – Amenazó entre dientes
- ¿Tú casa está en la misma dirección que la mía?
- ¿EH? Eso creo
- Bien, vamos juntos
- ¿QUÉ? Espera ahí, ¿por qué rayos debemos ir juntos? – otra vez se irritó – No somos amigos ni nada por el estilo
- ¿Ese es el problema? Bien, desde ahora soy tu amigo. Ahora vámonos “Usuratonkachi” – respondió burlándose
- ¡¿Cómo me llamaste?! Maldito “Teme” – estaba a punto de partirle la cara, pero al ver esos ojos negros se detuvo de manera inexplicable. – ¡TSK! Por esta vez te a perdono, me largo de aquí
- Bien, vámonos.
- ¡No me sigas!
- Es inevitable, tengo que pasar por aquí para llegar a mi hogar.
- Pues búscate otro camino – sacó su lengua e hizo un puchero.
- Eres muy terco, me molesta eso – Él Uchiha lo tomo del cuello y comenzaron a caminar los dos juntos, más bien, uno arrastraba al otro.
- ¡Suéltame! – el rubio comenzó a patalear como un niño pequeño, pero su intento fue en vano. Lo único que logró fue cansarse y facilitarle el trabajo a Sasuke.
- A todo esto, aun no se tu nombre – comentó sin voltear a ver a ese “costal de papas” con cabello amarillo
- Uzumaki, Naruto Uzumaki – contesto con el ceño fruncido
- Es un placer, Naruto.