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Y de repente tú... por LadyBondage

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Notas del fanfic:

Ojala lo disfruten, me inspire en la canción You  - The pretty reckless, solo por el tema, en sí no tiene mucho o nada que ver.

 

A leer. 

Notas del capitulo:

Advertencias: Lemon leve. 

Capitulo único

 

[1]

 

Naruto tenía muy mala suerte en el amor. Se lo había dicho incontables veces frente al espejo cuando se arreglaba el hermoso cabello rubio cenizo. Siempre se fijaba en las personas incorrectas aunque le hubiese gustado ser correspondido  una mísera vez.

 

El primer chico del que se enamoró – y si, chico porque Naruto es bisexual – era un compañero del colegio, su nombre era Gaara si no mal recuerda, el chico pelirrojo le gustaba desde lejos, lo admiraba por su grata inteligencia y su rostro de galán de telenovela.

 

Pero cuando decidió confesarle sus sentimientos, el pelirrojo se echó a reír de él y luego le dijo que era muy heterosexual y que si fuese chica seguramente si se fijaría en él. A Naruto eso le dolió muchísimo.

 

Su segundo crush fue con la hermosa pelirrosa de preparatoria, Sakura Haruno, la capitana de porristas, ella siempre tan amable y linda con él, fue inevitable no caer ante su red de telarañas. Sin embargo, cuando iba a confesarse, la encontró en las taquillas de los vestidores de chicas, siendo fieramente empotrada contra las mismas y las piernas abiertas albergando a un chico muy conocido para él: Gaara. Su corazón crujió de la sola imagen y huyó.

 

Durante sus años de universidad Naruto se prometió que ahora se fijaría bien de la persona y no retendría sentimiento alguno hasta tantear terreno, peeeero no contaba con que el primer día de clases su profesor de literatura francesa sería el erudito y muy atractivo Kakashi Hatake.

 

Naruto estaba realmente coladito por ese profesor, se esmeraba tanto en sus clases para que lo notara y siempre se ofrecía a ayudarle con las carpetas y libros para que le regalara una mirada. Al final del semestre Naruto ya tenía planeado su discurso de amor muy poético y soso.  La suerte tampoco estuvo de su lado, Kakashi no correspondió a sus sentimientos alegando que ya tenía pareja, le dijo que no era su intención herirlo. El Uzumaki aceptó el rechazo como todo un valiente que se arroja al ruedo sin protección.

 

Ahora a sus veintisiete años ya no tiene esperanzas de encontrar el verdadero amor, ha tenido polvos de una noche con chicos o chicas, para que negarlo. Pero ninguno se queda en su vida más de lo necesario, quizá es un romántico empedernido que desea encontrar un amor que le dé todo lo que un hombre como él necesita.

 

 

[2]

 

Itachi Uchiha es un hombre lóbrego de mirada de hiel que congela la sangre. Él odia a todo ser viviente, excepto a su hermano y su madre. De su padre ni hablemos por qué él hace mucho que se largó de su vida. Aprendió por las malas a ganarse la comida, un techo y una buena educación. Siendo el hermano mayor, Itachi se encargó de pagar la escuela de Sasuke, y mantener a su madre. ¿Fue difícil? Si, si lo fue, sin embargo, gracias a su disciplina Itachi logró alcanzar un importante puesto dentro de un buffet de abogados. Es el mejor en el ramo penal, gana montones de billetes verdes, tiene un hermoso apartamento en la mejor zona de Tokio, y por supuesto, un descapotable último modelo rojo escarlata.

 

Hoy tiene que entrevistar a los nuevos candidatos seleccionados para el puesto de asistente ejecutivo. Realmente no tiene esperanzas, la mayoría que pelea por el puesto solo se queda unos meses, Itachi como jefe es duro, enseña con mano de hierro, está acostumbrado a hacerlo y cree que solo la gente competente merece un lugar en el mundo laboral.

 

Si hablamos de romances, Itachi es un hombre cruel con las personas que han compartido su cama, no se queda más de una noche y tampoco besa, no quiere enamorarse, sabe que estaría siendo una pérdida de tiempo. Además el amor te enceguece, te idiotiza y solo te trae decepciones. Lo ha visto con sus amistades, con su propio hermano y con su amada madre. Él jamás caerá enamorado de nadie, sea hombre o mujer, prefiere mantenerse alejado de posibles relaciones y de personas ilusas.

 

[3]

 

Entra al despacho, lo está esperando el hombre que probablemente se convierta en su jefe, claro, si le dan el puesto. La secretaria le advirtió que tenía que ser sumamente ágil con sus respuestas y mirarlo a los ojos aunque sea muy intimidante.

 

Naruto da pasos cortos, Itachi está mirando el curriculum del chico al que entrevistará, es el último en la lista. Los demás candidatos no encajaron con el perfil. Le sorprende la hoja de vida de ese chico, está muy preparado y además habla francés, el idioma que a Itachi le encanta.

 

Itachi levanta la barbilla para ver a su entrevistado. ¡Pero que ojos, dios! Es un azul sempiterno, limpio, brillante. Y el rubio de su cabello, nunca lo admitirá abiertamente pero ese joven frente a él es un sueño vestido de traje americano, y el color le sienta bien, es del azul de sus ojos pero más obscuro.

 

Naruto pasa saliva, qué hombre, qué macho lo mira con los ojos obscuros como dos pozos sin fondo. Está guapísimo. Se sonroja por pensar eso del que podría ser su jefe.

 

« ¡Ojala me dé el trabajo!», piensa descarado. Que dios se apiade de su mala suerte y lo deje aunque sea admirar a ese hombre todos los días.

 

Itachi se siente vagamente intimidado por esos océanos que lo siguen a cada movimiento que hace.

 

—Toma asiento, por favor. —le dice con voz dura que retumba en sus oídos. Naruto se marea con su aroma de madera. Torpemente se sienta frente a ese dios griego. Itachi procede a entrevistarlo. Ambos están nerviosos, a Naruto le sudan las manos.

 

—Me llamo Naruto Uzumaki —dice de repente una vocecita cantarina. Itachi cree que el cielo abrió sus puertas de par en par e iluminó a ese ser angelical, porque Naruto no luce como cualquier mortal normal. No señor.

 

Itachi estira su brazo, extiende la mano derecha y Naruto con nervios y todo, la toma, el Uchiha le da un apretón de esos que imprimen confianza. Naruto tiene miedo de que ese guapísimo hombre note que le está sudando su extremidad, no quiero asquearlo o incomodarlo.

 

Pero Itachi no replica de su contacto, es más, al tocarlo pudo sentir la suavidad de sus dedos y del dorso de esa mano pequeña.

 

—Itachi Uchiha, un placer.

 

 

[4]

 

Fácilmente se ha acoplado a su nuevo trabajo, es riguroso y requiere de casi todo su tiempo pero no importa, si así puede admirar a su ensueño, es capaz de no tomar su estricto día de descanso.

 

Itachi tiene muchas dudas acerca de lo que le hace sentir Naruto, llevan trabajando seis meses y cada vez que  el rubio está a su lado siente un calor extenderse por todo su cuerpo, una parte de su anatomía se endurece. Siempre están juntos. A veces no quiere verlo, no quiere que estén solos, por primera vez está asustado de no poder contener más sus instintos dormidos. No quiere devorar al rubiecito pero es tan difícil, joder… ese niño es un pedazo de nirvana.

 

Esta mañana en especial Naruto está llegando tarde, el transporte público es una carambola a hora pico. Ya se comprará un auto, solo debe aprender a conducir. Va rezando en silencio, Itachi tan puntual como es seguramente ya está en la oficina esperándolo, y seguro muy enojado. Dios, dios, si lo despide ya no verá más la razón de todos sus sueños húmedos.

 

Gracias al cielo, apenas lleva de retraso diez minutos, no es tan grave. Entra al buffet como un rayo amarillo atravesando la recepción, saluda a Ino con un corto «Hola». El elevador está abierto, entra veloz y oprime el botón de su piso, pero antes de que las puertas de acero se cierren una mano fuerte y masculina detiene los sensores. Es Itachi, también ha llegado tarde. Naruto se pone nervioso, el espacio en el elevador es reducido, Itachi entra y las puertas se cierran.

 

 

 

[5]

 

Itachi mira de reojo a Naruto. No tiene el derecho de reprenderlo por su tardanza si él también ha llegado tarde. Los dos se sumen en un silencio incómodo. Naruto no sabe qué decir, ni siquiera lo saludo por miedo a ser regañado. Itachi decide que debe ser él quien rompa el hielo. Abre la boca para decir algo, abruptamente el elevador se detiene a tres pisos del de ellos. Y luego se apaga la luz.

 

—Ay dios —exclama bajito el rubio. A Itachi se le escapa una sonrisa que Naruto no puede ver por la obscuridad.

 

—Tranquilo, voy a oprimir el botón de emergencias, se resolverá —le dice para calmarlo. Naruto asiente pero solo es un acto reflejo.

 

Para su mala suerte la ayuda no llega, se ha ido la luz en todo el edificio, fugazmente Itachi recuerda lo que escucho decir de los empleados de intendencia, un corto eléctrico iba a ser arreglado justamente ese día, Itachi relaciona lo dicho con lo que está pasando ahora, si es así, entonces tardarán mucho en volver la luz. No sería tan malo… pero está con Naruto, con la razón que lo pone duro. Seis meses trabajando codo a codo con ese niño de cabellos de sol le han hecho mella.

 

El rubio se recarga en la pared, está haciendo aspavientos con las manos para calmarse, no es claustrofóbico pero la tiene una rara condición llamada Nictofibia1, estar en cualquier lugar sin un poco de luz le causa serios estragos, claro, eso no quiere que su ensueño lo sepa o se burlara de él por un miedo infantil.

 

Itachi en cambio se da cuenta de que Naruto no está bien, no se burla solo se preocupa. Con cuidado se acerca al rubio y coloca su mano en la frente.

 

—Está caliente —su voz ronca lo estremece.

 

Naruto gime, se lleva ambas manos a la boca. Desea que Itachi no haya escuchado esa exclamación tan impropia de su persona, pero Itachi lo ha escuchado, ese sonidito encendió un fuego que solo Naruto puede apagar. Sin preámbulos aparta las manos de esa boca deliciosa que pese a la obscuridad puede brillar gracias a que Naruto segundos antes había remojado sus labios. Itachi decide que si no aprovecha esa oportunidad no lo hará en otra ocasión… y lo besa.

 

 

 

[6]

 

Itachi es el mejor amante que ha tenido –si hablamos de que solo ha estado con dos hombres sexualmente- y ninguno duro más de dos polvos. Pero, oh dios, Itachi es un as manejando ese enorme falo dentro de su interior. Se siente tan jodidamente delicioso, su carne se abre para ese miembro caliente.

 

El Uchiha jadea contra su oído, le repite lo hermoso que es y otras cuantas vulgaridades que solo prenden a Naruto y le hacen olvidar su repentino miedo a la obscuridad.

 

—Ahhh, que rico... Itachi. —gime para su jefe, hacen mucho ruido pero no les importa. Itachi sigue embistiendo arduamente el cuerpo menudo, Naruto tiene la espalda contra la pared y sus uñas se hincan en los hombros de Itachi.

 

Solo tiene puesta la camisa costosa de Armani y la corbata deshecha, Itachi lo ha colocado en dos posiciones diferentes, su jefe entra perfectamente en su cuerpo. Al Uchiha le gusta disfrutarlo, puede sentir su deseo hirviendo bajo su piel.

 

—Te lo tr-tragas entero, pequeño —murmura Itachi, las mejillas de Naruto se sonrojan violentamente. Nunca le habían dicho algo tan sincero.

 

Los dos llegan al éxtasis del orgasmo culminando con un grito de satisfacción. El ambiente huele a sexo, a Itachi y a Naruto.

 

 

[7]

 

Naruto entra a la oficina con papeles en mano, Itachi los recibe con un asentimiento.

 

—Me retiro, señor —emite Naruto en voz baja. Itachi ve a un muchacho acongojado. Después de la ardiente sesión de sexo en el elevador ninguno dijo nada, solo omitieron el encuentro, volvieron a ser jefe y empleado, de eso ya tiene dos semanas.

 

—Espera —Itachi alza la voz para detenerlo. Naruto se estremece en su lugar cosa que no pasa por alto para Itachi quien insinúa una sonrisa sugerente.

 

— ¿Sucede algo, señor? —pregunta Naruto desconcertado.

 

—No en realidad. —Comenta parco —solo quiero decirte que está noche pasaré por ti a las siete.

 

Naruto abre los ojos sorprendido.

 

— ¿Iremos a una cena de trabajo? —inquiere, en el fondo desea que Itachi lo invite a salir, no solo por compromiso sino porque quiere hacerlo.

 

—No, es una cita.

 

El corazón de Naruto palpita fuertemente, tal vez esos latidos se escuchan por toda la oficina. Pero cree que por primera vez sus suplicas han sido escuchadas, por fin alguien que le gusta corresponde a lo que siente. Porque eso significa una cita ¿no? de todos modos quiere asegurarse.

 

— ¿Por qué quiere invitarme a cenar? ¿Es para revisar cosas del trabajo?

—Claro que no, te invito a cenar porque me gustas.

 

 

 

 

 

1Nictofibia: Fobia a la obscuridad.

 

 

 

 

 


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