Corrían como si su vida dependiera de eso, ellos eran siempre los número uno. La gente decía que tenían habilidades no provenientes de este mundo, facciones hermosas y ojos destellantes, verlos en una carrera era una digna imagen de ver.
Pasaban los obstáculos como si fuera un arte sencillo de hacer, mientras perfectas cabelleras se movían al ritmo del aire. Sus cuerpos eran bañados en sudor por el esfuerzo físico que hacían, a pesar que sus enemigos querían verlos caer y fallar aunque sea sólo una vez, eso sin duda no pasaría.
Multitud ovacionando a ese grupo como si de un artista famoso se tratase, chicas que deseaban tener el privilegio siquiera de compartir alguna palabra con ellos y chicos deseando tener aunque sea la mitad de la vitalidad que derrochaban.
Los cuatro lobos, no había nadie que no conociera de ellos o al menos haber escuchado, porque en realidad solo los afortunados habían compartido palabras con ese sofisticado grupo. Se decían muchas cosas de ellos, sus gustos, rutinas y relaciones. Algunos los veían a veces como realeza libertina por los constantes cambios de parejas y por lo adinerados que eran.
Siguieron en su labor de ganar otra vez el primer lugar de la competencia, no iban a dejar que su esfuerzo fuera en vano. Su entrenamiento había sido arduo y estricto, digno de cualquier deportista de renombre.
Kyungsoo había empezado la carrera dando su máximo como la fuerza del grupo, más que ganar en su mente estaba despejarse de todo lo que le estaba martirizando. Esa persona que veía en sueños casi todas las noches y esa voz que escuchaba en luna llena lo tenían inquieto y ansioso. Como siempre el rápido Do Kyungsoo daría la ventaja que necesitaban. LLegó donde Jongdae, quién con ayuda de la ventaja e inteligencia siguió su paso por el laberinto, donde más importante era la estrategia que la velocidad. Pudiendo salir a tiempo y antes que otros, Jongdae llegó donde Tao quien se encargaría de pasar la parte de obstáculos, sus largas extremidades y conocimientos en artes marciales hacían perfecta su participación en esta etapa. Por último, Tao llegó donde lo esperaba un muy relajado Baekhyun quien no dudaba que este año también ganarían la medalla de oro. Cuando recibió el pase su actitud cambio de la de un lobo relajado a un lobo con ansias por sentir la adrenalina recorrer su cuerpo. Él estaba a cargo del último tramo, dio un clavado perfecto en la piscina, como si fuera un delfín y no un lobo, empezó con estilo espalda los 100 primeros metros, luego mariposa los otros 100, estilo braza unos 100 más y los últimos 100 en estilo libre. Los cuatro chicos amaban esa chispa de electricidad cuando competían o practicaban cualquier cosa extrema, sentían que eran uno con la naturaleza, el viento y algo interno en uno de ellos reaccionaba.
Como era de esperarse ganaron la competencia e incluso mejoraron su record del año anterior. Gente aplaudiendo la victoria de esos deportistas natos, mucha prensa tratando de tomar las mejores capturas de los chicos que enorgullecían la nación.
"Los lobos", el equipo de atletismo de la secundaría más prestigiosa de Seul y además representantes de la nación mundialmente habían ganado otra vez. Cualquiera pensaría que el deporte era su pasión, pero lo que en verdad significaba para ellos era un escape más de sus aburridas y armadas vidas de jóvenes de sociedad.
-¿Dónde estás Amarok?...No importa como, te encontraré –aulló como un lamento a la luna, su lobo pedía a ese que se le había sido arrebatado.