La luna me persigue, me persigue por razones que sólo yo puedo conocer, la noche me da la bienvenida como a otro de sus guardianes, pero la naturaleza no puede arrullarme como a sus hijos, la seduzco en busca de su alienación por mano humana, allí el amor, allí mi razón de ser.
Salto entre cornisas sin permisos de nadie, ¿qué piensan de esto?, ¿qué piensan de mí?, ¿qué piensan de esta luna que me indaga, que me investiga sin descanso?, ah, bailo entre luces sintéticas, aislado del ruido, de los oídos que a un caso pudiesen escuchar, soy ese espectador condenado a la gloria, soy el testigo de la raza humana, soy el portador del santo grial, cuán perfecto, cuán bello se ha vuelto lo inesperado, qué utopía infinita e inviolable vivo, qué injusticia premiar a este villano, soy necesario, soy acosado de recompensas.
Pero esta sensación, mis malas costumbres regresan, el horizonte me llama con esos flamantes ojos dorados, suena peligroso... suena a mí, yendo más y más profundo, perdiéndome en él, en su ira, en la de este monstruo que mutila mi fantasía, le espero, venga.
Se acerca y conozco sus intenciones, moverme sigilosa y sensualmente alarma, despierto su furia, puedo con lo que traiga, puedo con él, sólo el espectador podría dominar al monstruo, como en muchas ocasiones, jurar odio no enciende más que la llama de las mentiras que me abrazan, me enciendo, mi sonrisa se amplía, lo deseo, deseo destruirlo con cada fibra de mi alma, el placer jamás me fue desconocido pero estas corrientes que no logro identificar son una nueva sensación, no temo a la muerte, temo a perderme en esta adrenalina.
¡Preséntate!, ¡golpéame!, ¡destrúyeme!, tu existencia es un sacrilegio, mi favorito; no temo confesar, es una espiral viciosa rodeada de odio por el otro y amor por intentar hacerse con su destrucción, anhelo ser su mutilador tanto como sé que su instinto le exige, es una bestia que va por mi alma, con reacciones fuera de este mundo que nadie ni nada podría hacerme sentir, es sólo un asqueroso y simple monstruo, es todo lo que necesito desaparecer, es mi único obstáculo, despierta esta animal que también vive en mí, despierta mis instintos predadores, me siento convertir en aquello a lo que algunos más han temido ¡temblad bastardos!, temblad porque no sois humanos y sufrirán mi castigo.
Allí va, es un complejo de superioridad que me invade, me siento por sobre estos miserables, no, lo estoy, soy yo, el jugador por encima de todas estas piezas destinadas a mis escenarios, ¿juegos psicóticos dicen?, qué acusación tan halagadora, me siento amanecer, pretendo amarte hasta hacerte desaparecer, ¿qué es esto que no logro descifrar?, me desconozco, ¿y mi serenidad?, la habré dejado caer en el camino...¡Estás maldito en mi profundidad!, está condenado a mí, ¿qué buscas, qué quieres de mí?, mi mirada, la siento arder, es el líquido salado de la droga impregnándome, sí... esta droga, tú, es lo mismo, ¡me incendias!, me puedes, esta es una pelea de intereses pasionales, porque siento pasión hacia estos intentos de asesinato, a alguien por encima y debajo de mí, a él, a mi reto.
No vamos a poder, no vamos a intentar, no vamos, no vamos, me siento llegar, no vamos a tratar de detenernos, intenta lo que quieras, soy un desastre pronosticado con una existencia efervescente y la fecha de caducidad tatuada en la sonrisa, déjame presentarte mi sensualidad, déjame divertirte, sí, déjame darte combate, reír como enfermo es inevitable, ¿y qué si lo estoy?, ¡hazte conmigo!, con mi cordura, puedo hacerte perder el control, puedo hacerte balancear, donde vayas puedo estar, entre más lejos partimos más estoy en ti, puedo ver la situación, estoy intentando alcanzarte en tu campo, en un lugar al que no pertenezco pero puedo cambiar, todo está en mis manos, todo lo que imagines, podemos cavar hasta lo profundo de nosotros, ver a través de nuestras almas e intenciones, así que ven y decepcióname o sobrepasa mis expectativas, porque es lo último que podemos experimentar, porque somos esta catástrofe que no pueden prever, quiero sus reacciones a tus costillas, quiero comer lo que quede de ti y escupirlo como si fueses nada, porque deseo sus rostros, deseo.... ¿he perdido?. No, me perdí.