Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Childhood Memories ~ por BicthLVL100

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

POV'S Guillermo ~

Mi Madre amaba a mi papá, la manera en la que se gritaban cada que se veían era algo así como un refuerzo a su relación para luego encerrarse junto con él a solas en la habitación; Una relación dolorosa, enferma e injusta que por alguna razón ellos parecían apreciar... ese algo llamado dinero.

Mi papá era un mentiroso, un delincuente desquiciado que veía por sí mismo y sus razones egocéntricas dentro de una ciudad manejada a su antojo; Una ciudad donde no había escapatoria si te metías con él. No hay lugar donde esconderse, donde ellos no te prestan atención a menos que tu cabeza tenga el suficiente valor monetario.

Nunca fue una persona con muchos amigos, tenía más enemigos que contactos y eso lo llevó a perderme por una semana completa según tengo entendido. Me habían secuestrado y alejado de ellos; algo que no recuerdo, por lo menos no en su totalidad.

Mi cabeza funciona de una manera muy diferente a lo que debería, mis memorias están más confusas de lo que pensé, cumpleaños, gritos, dinero y escuelas.

No recuerdo haber tenido muchos amigos de pequeño, la mayoría del tiempo la pasaba en casa solo, estudiando o jugando videojuegos... a veces venían mis primos a jugar, pero nunca tuve un "mejor amigo" como los demás niños.

Y después de que aquel suceso ocurriera la paranoia de mi padre se volvió desquiciada, tuvo que dar miles de dólares a cambio de mi rescate antes de que yo volviera a sus manos; Nunca pensé que alguien como él se enfadara tanto con solo un niño, pero fue así, conforme el tiempo pasó me fui dando cuenta de que yo no era el niño que él estaba buscando criar.

Abrumado, harto... los negocios no me interesan en absoluto, ni siquiera tener todo el poder a mis pies con las compañías que él alardeaba, serian algún día de mi propiedad; Aburrido, los estudios tampoco me hicieron muy feliz, era como si algo me faltara, una sensación de vacío que nada ni nadie pudo llenar.

Mi papá está chiflado de poder, y me odia... he perdido ya la cuenta de todas las veces en las que peleamos, en las que me ha echado a la calle como un perro, este perro que en más de una ocasión lo ha mordido.

En cuanto a mi madre, bueno... ella es amable; es tranquila y no habla mucho con esa cuenta de banco de por medio, no tiene por qué quejarse, nunca armo un escándalo porque su esposo golpeara a su único hijo... está bien, o eso creo después de un tiempo aprendí a ignorarlo y a vivir encerrado en mi habitación.

Cuando la gente menciona la palabra infancia a mi mente vienen mis viejos juguetes y unas montañas inagotables de dulces; todo lo que quise ahí estaba conmigo... a mis recuerdos también llegan imágenes de un viejo peluche que tenía en varias fotos familiares, y que por alguna razón nunca encontré.

Tonterías, ha pasado tanto tiempo, y yo apenas y puedo recordar lo que almorcé hace unos días... pronto cumpliré dieciocho y las cosas realmente importantes van a comenzar como para perder mi tiempo queriendo recuperar cosas del pasado.

Fue la universidad hace unos seis meses, una excusa perfecta para conseguir finalmente algo de espacio para mí, lejos de aquel ambiente toxico y familiar; Libertad que conseguí después de que me mudé de casa de mis padres a este pequeño vecindario.

No es como que les haya hecho mucha gracia el saber que su único y "preciado" hijo se fuera a vivir a una zona neutro alejada del centro de la ciudad, ellos querían que viviera en el campus de una universidad que por cierto abandone hace tres semanas...

Eso no importa ahora, lo que ahora importa es que no estoy atado a nadie más...

Tengo solo una queja, una minucia pero que aun así no deja de molestarme un poco; este lugar estaba cerca de unos barrios algo difíciles, lo estándar entre drogas y asaltos... gente que no es muy amistosa por lo que normalmente no salía de noche.

Todas las compras y demás se hacían a plena luz del día, eso si no quería llamar la atención, después de todo nadie sabe que soy hijo de un empresario multi millonario...

Un viejo codicioso, explotador, manipulador, chantajista e hijo de puta que me dio la espalda después de unos días que se enteró que había dejado la escuela; me mando al carajo y me desheredó, dijo algunas otras cosas sobre estar muerto para él, pero ni siquiera me moleste en poner atención...

Desde que soy joven, he escuchado el mismo jodido y absurdo rumor... al parecer esto va de generación en generación, y la estupidez se expande mucho más que la miseria dentro de la ciudad.

Su peor miedo es un niño con el pelo teñido, que lleve perforaciones o tatuajes camuflando la pureza de su piel.

Les hablan a sus hijos como si lo que sea que dicen no tuviera consecuencia alguna en su cabeza, los comentarios, las palabras y "consejos" que por su bien se dicen están.

Lo odio, los odio... aunque suena terrible que alguien como yo diga que detesta a sus padres y el hecho de estar en este mundo junto con su rechazo, pero yo de verdad lo detesto.

− Hey tú, que te lo acabas... − sentí la voz de mi colega en mi hombro antes de arrebatarme aquel cigarrillo a punto de extinguirse de las manos.

Las cosas volvieron a mí de repente; en medio de la sala en mi pequeño hogar, rodeados de cenizas y colillas aquel humo rodeaba nuestro espacio envolviéndonos en una espesa nube gris.

− Estaba en las nubes, lo siento... − me disculpé, tallando mis ojos que ardían, rojos y llorosos que apenas y podían distinguir aquella figura sentada a mi lado.

− ¿Qué crees que esto cuesta barato?, ¿Crees que crece en los arboles? – preguntó en aquel "ofendido" tono, inhalando los últimos centímetros de aquella colilla.

− Crece en plantas, no en arboles... − respondí.

− ¿Enserio...? Eso es genial... − sus ojos se abrieron sorprendidos, aunque yo sospecho que era más la sustancia dando vueltas por su cabeza que la emoción.

Solo tengo una cosa más que decir... soy algo, solo un poco, mucho demasiado adicto a cierto narcótico conocido como cannabis; Mi amigo Rubén junto con otros chicos y yo pasamos la mayoría de nuestro tiempo haciendo básicamente nada en mi casa hasta que el día siguiente venía.

Si bien mi compañero no era muy inteligente, era un chico genial, un gran amigo que me recibió en este lugar sin querer golpearme o robar algo de por medio de mi billetera; extraño, enérgico... y ligeramente afectado por la marihuana y los golpes que le daba su padre de pequeño.

Oh no, no vengan aquí con sus discursos de madres...

Ya sé que van a decirme "Las drogas son malas" "Dañas tu salud" "No sabes el mal que le haces a tu cuerpo" ... todas y cada una de esas cosas me las dijeron en casa, o por lo menos mamá lo hizo unas veces después de que me descubriera en mi habitación unos días antes de mudarme.

No era mi culpa, la había probado una vez durante una fiesta cerca de mi anterior campus y solo sucedió, no creí que esto fuese a pasar y, a decir verdad, me gustaba... la sensación que me hacía vivir en mi cuerpo, las pocas cosas que logro recordar de mi pasado son gracias a ella.

Al parecer a mi madre no le gustaba mucho eso de hablar de lo sucedido...

Ahora con mi nueva vida podía trabajar en lo que YO quisiera, vivir donde yo quisiera y como quisiera, fumando y olvidándome de todo.

Después de todo, ¿Quién los necesita?...

No es como si yo necesitara una familia, o alguien a quien amar; puedo arreglármelas solo con mis amigos. Si ellos creen que regresare a pedirles su falsa compañía estaban equivocados, este basurero me ha traído mas amor y compañía que ellos en toda mi infancia y no pienso retroceder.

~~~~~~~~~~~~~

 

Para este chico olvidado por el amor solo le quedó ir caminando por ahí con sus propios problemas, intoxicando su cuerpo, atrayendo así sus viejas y alegres memorias, alejándolo del mundo que le dio la espalda. Armado con su lengua filosa, Guillermo guarda en su recuerdo algo más que traumas, gracias a su padre sabe cómo defenderse y sus palabras son su arma más poderosa.

Solo en su propia zona, un cuarto frío al cual llama hogar, distante de todo y todos, desde hace mucho que ya no le importa nada, siempre fue un "chico problema", y hasta entonces lo que le molesta en realidad solo ha sido el hecho de que nadie nunca se molestó en tratarle como en realidad era....

Un niño, uno que sufrió demasiado para su edad.

No todo es tristeza, también hay odio... el muchacho lo sabe, sus sueños lo han regresado a aquellas épocas en más de una ocasión; sus ojos y boca escupen el veneno más letal cuando el momento llega y comienza a hablar sobre como su papá titubeó al negociarlo por aquellos secuestradores, y aun así hubiese preferido cualquier otra cosa a regresar con aquel diablo que hizo de su vida un infierno.

− ¿Qué pasa ahora? – la voz de Guillermo habló, sus ojos cansados se encontraron con los de su compañero que le veía fijamente desde hacía ya un buen rato. Solo con una torpe sonrisa ladina, esa expresión boba no dejaba de seguir sus movimientos.

− Eres súper lindo cuando pones esa cara Guille... − respondió, causando la ira del pelinegro que de inmediato lo golpeó, haciéndolo a un lado sus piernas se movieron de regreso a la cocina.

− Vete a la mierda – exclamó − ¿no querías decirme algo hace un rato? – buscando entre su nevera algo para apaciguar el ardor en su garganta y bajar el sabor amargo en su saliva. Un cartón viejo de jugo fue su salvación, solo un par de gotas fueron suficientes.

− Sobre eso, hoy no voy a poder ir a comprar la "despensa" – respondió el castaño desde el sofá, su cuerpo se removió relajado entre los cojines y sus piernas subieron a la mesa de noche pateando las latas y cenizas hasta el suelo.

− ¿Porque?... −

− Ma quiere que vaya con ella a casa de la abuela a una cena familiar y me quiere "limpio" ... − se disculpó, a estas alturas Guillermo sabia un poco de su familia, no era nada del otro mundo.

También lo detestaban por su condición, se avergonzaban por su hijo... de cierta manera eso fue algo que los unió en común, un par de fracasados que libran sus mentes en la tranquilidad de una sala llena de humo.

Aquella casa, bien podría considerarse un intento de hogar destruido, un abandonado trozo del cariño que su ahora desaparecida niñez le otorgó.

− ¿Y entonces que haré? – el más joven preguntó.

− Le dije a mi contacto que tu pasarías por ella, solo llegas le das el dinero recibes las cosas y te vas; si no suenas como un niño rico también estaría bien – sonrió entre dientes, tambaleándose entre sus piernas para así reincorporarse del sofá y toparse una última vez con él.

− Si no estuviera drogado te patearía el culo... − volvió a hablar apenas y sus ojos se encontraron con la delirante figura alta frente a él; Rubén solo volvió a sonreír, entregó el dinero y se abrió paso difícil a la salida.

Comentarios como esos normalmente eran suficientes para que el de cabello negro te diera una buena golpiza, odiaba si quiera que le compararan con ellos; Porque Guillermo odia tanto a su padre que se niega a aceptar su sangre, y lo borra de su pasado y de cada recuerdo que puede tener... algo imposible, esas memorias están ahí día a día atormentándolo, acosándolo y haciendole sentir que de nuevo esta solo.

− Adiós amigo... − se despidió antes de chocar con la puerta, sus manos torpes buscaron la perilla para entonces poder salir.

− Hasta luego, intenta ir por la banqueta no quiero que termines por ahí arrollado, no de nuevo – gritó, y ese tono irónico lo despidió; si se ponía a pensarlo detenidamente nunca había ido a comprar droga.

Normalmente la conseguía de sus amigos en las fiestas y más recientemente Rubén la traía consigo cada que venía a visitarle; Aunque tampoco había salido en la noche, la mente del chiquillo solo lo ignoró, no podría ser tan difícil.

POV'S Guillermo~

Siempre fui algo diferente, conforme pasó el tiempo me di cuenta de que tenía un gran talento para hacer sacar de quicio a las personas; algo no muy agradable o útil pero que con el tiempo logré saber utilizar a mi favor.

Siempre estuve abierto a ver y vivir cosas nuevas, cosas que nunca me fueron permitidas cuando vivía encerrado en esa mansión aburrida y solitaria, con el tiempo las emociones fueron haciéndose cada vez más divertidas y mi sensor de peligro fue atrofiándose, algo no muy agradable y que en más de una ocasión me llevó a un mal lugar, como por ejemplo ahora mismo...

Mi madre solía decir que siempre hay una primera vez para todo; Y hoy en medio de esta fría noche era la primera vez en la que fui golpeado y secuestrado por matones vende droga...

Pero no fue mi culpa, yo me presenté en aquel lugar; adentrándome en medio de la madrugada, las estrellas y el smog bañaban el cielo entre su suciedad, me apresuré a llegar a esa esquina cerca de ese lugar horrible con mujeres aun más horribles, fui discreto e hice el intercambio.

Pero al parecer entre el dinero, venia un billete falso. Como dije antes aquello no fue mi culpa; yo no lo sabía, y estoy casi seguro de que Rubén tampoco.

Pero ellos no aceptaron excusas... no podía pagarles, había terminado con el dinero de esta semana por ir a hacer las compras y ellos no lo tomaron bien, mucho menos mi rostro y la marca que se dibujó bajo mi labio luego que aquellos puños casi me zafaran la quijada.

Entonces, ahí estaba yo... en medio de ningún lugar, siendo atacado por unos desconocidos que me apalearon unas cuantas veces antes de cubrirme el rostro con una bolsa y arrastrarme entre las frías y mal olientes calles hasta un vehículo que partió de inmediato.

− ¿Y que se supone que haremos con él?... – enceguecido, mis oídos buscaron las voces que sonaban algo lejanas; me habían lanzado a la parte trasera de la camioneta al igual que un pequeño costal; algo que no fue muy difícil, en mi condición, no es que sea un sujeto muy alto o atlético, al final terminé siendo una presa fácil de un secuestro.

− El jefe se encargará de... −

− Solo nos dio un billete falso, ¿porque no solo le pegamos un tiro en medio de la cabeza? −

Minutos, quizás un par de horas, los balbuceos se volvían cada vez más extraños; conversaciones que no debería estar escuchando, pero en estos momentos hay muy pocas cosas en las que poder entretenerme.

− Un billete de cien dólares... dólares, ¡usa la cabeza! además, el jefe es el jefe, ¿quieres que nos joda a nosotros? Deja de decir tonterías y llévalo al despacho... − ni siquiera pude reaccionar, apenas y sus voces pararon aquel golpe vino a mí de repente, mi cabeza pegó contra la puerta cortesía de aquel freno en seco por parte de mi mal geniudo conductor.

Las portezuelas se abrieron, golpeándose tras de los cuerpos enormes de los hombres que vinieron a levantarme de la alfombra; aquellos brazos gordos me aprisionaron antes de empujarme fuera donde el frio aire de la noche volvió a mí.

− ¿Quién fue el idiota que te dio la licencia?... − recibí un nuevo golpe como respuesta, ahora llevado a rastras mis tenis rasgaron un poco contra el deteriorado asfalto antes de que el ambiente cambiara y el calor de un techo nos cubriera.

Un olor extraño, limpio y perfumado mesclado con tabaco. No había ruidos de por medio, ni siquiera música o alguna voz que no fuera la mía intentando respirar a través de la tela que cubría mi cabeza; ahí iba yo en camino con el jefe de la zona, con suerte seria el padrino y me haría besar una joya, eso o me rompería las piernas...

− No es nada personal amigo... − una última disculpa por parte del grandulón a mi lado abrió paso a un empujón; mi cuerpo cayó de rodillas dentro de la habitación. Para mi suerte la alfombra redujo el impacto, mi rostro golpeó contra el suelo y la puerta detrás de mí se cerró.

Aquel lugar, aunque tranquilo y apacible se escuchaba demasiado silencioso, un aire algo tétrico, quizás las cosas no serían tan escabrosas si pudiese ver.

Pasaron un par de minutos en los cuales no escuché nada más que mi propia respiración, ¿Qué pensarían mis padres al verme así?... secuestrado y probablemente a punto de morir por pagar droga con dinero falso; relájate Guillermo quizás no pase nada, solo es un mal entendido todo se arreglará.

El chirrido de la puerta lo sacó de sus pensamientos, había llegado la hora...

¿A quién engaño? voy a morir...

~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Pasos firmes, lentos que avanzaron por la habitación, pasando de él, pareció como si ni siquiera hubiese puesto atención al chiquillo hincado y atado a sus pies. La ira oculta dentro de aquel hombre fue directa hasta su asiento detrás de aquel viejo escritorio; una presencia imponente y algo sombría que provoco que un escalofrió recorriese la espalda del niño una vez que su voz habló.

− Pero mira nada más que tenemos aquí, pedazo de basura problemática... − aquella voz grave le hizo estremecer, severa; el sonido de los cajones abrirse y los papeles caer sobre la mesa irrumpieron entre sus recuerdos; por alguna razón creía... como si la hubiese escuchado antes.

− Hey, deja de mirarte al espejo y mírame, yo estoy acá... − respondió aun en el suelo con una sonrisa irónica y burlesca sobre sus labios, aun así, el silencio fue absoluto.

− ¿Podrías abrir la ventana? hace algo de calor...− esta vez el silencio fue cortado por el sonido del seguro caer sobre la puerta, aquella presencia se movió de su lugar para acercarse hasta el niño.

− Soy el dueño y señor de esta parte de la ciudad, dirígete a mí con más respeto...− que más tarde que temprano sintió aquella presencia en frente, el perfume golpeó directo contra su nariz aun por en medio de la tela, ahí estaba esa fragancia extraña.

− ¿Porque debería?, solo andas por ahí vendiendo droga como todos los demás... − respondió indiferente, grosero, una falta de respeto que le costaría un nuevo golpe y la pérdida de paciencia del criminal frente a él.

− Silencio...− un empujón de parte del pie de aquí sujeto en su espalda le hizo caer boca al suelo. La suela de su zapato golpeo contra su nuca, haciendo presión contra la alfombra, el rostro del chiquillo fue aprisionado y empujado fuertemente durante unos cuantos segundos, mismos en los que su captor habló.

− Tu colega era bastante estúpido, pero por lo menos sabía hacer negocios... − exclamó haciendo que la presión en su pierna cada vez fuera mayor − El que me den dinero falso me pone de mal humor – esperando el primer grito, la primera suplica a la cual estaba acostumbrado, algo que sin embargo no pasó.

− ¿Podrías dispararme primero y después seguir hablando?... me matas de aburrimiento... − el chico sabía que estaba en problemas, y aquella punzada de dolor detrás de sus sesos lo hacia oficial, pero no se dejaría intimidar tan fácil, no quedaría como un patético drogadicto... no aún.

− No juegues conmigo pedazo de mierda... − fue liberado, solo para que un golpe nuevo lo recibiera apenas y su cabeza se alzara, directo en su estómago, fue sofocado un golpe que lo hizo caer al suelo, siendo finalmente despojado de aquello que le cubría la cabeza.

Su cuerpo se retorció entre la sabana y su boca escupió, los ojos de Guillermo finalmente se encontraron con aquel elegante y distinto páramo. Grande, una bonita habitación con una decoración decente que le hizo recordar a su viejo hogar; las paredes estaban adornadas con pinturas y una que otra arma se veía colgada al igual que trofeos sobre los muros.

Volvió a reaccionar, esta vez la mirada del niño se volvió hacia donde su captor, llevándose así una gran y extraña sorpresa.

− Mierda, sabía que eras un viejo por tu voz, pero... demonios, ¿No deberías estar en un asilo o en un museo? – tosió al momento de encontrarse frente a frente con él.

Un hombre alto de cabellera oscura perfectamente peinada hacia atrás, pantalones de traje gris combinados con aquella blusa blanca arremangada hasta sus codos que dejaba ver aquella piel tatuada de sus brazos y manos al igual que parte de su cuello sobre aquella piel morena.

Espalda ancha y manos fuertes, una actitud altanera y presencia poderosa que contrastaba con aquellos ojos negros complementados en su rostro por aquella barba cerrada.

Era un criminal bastante atractivo para su edad, la mente del chiquillo dudó durante unos segundos; su cabeza seguía en otro lugar, era como si algo dentro de esos ojos fuera familiar.

POV'S Samuel~

Y bien aquí estaba frente a este crio, impertinente y estúpido al igual que los muchos desgraciados que terminaron aquí por una tontería; al final me parecía fascinante que a estas alturas siguiera con su actitud de "no me importa una mierda".

Ahí estaba él, golpeado y marcado; sus ropas parecían desaliñadas al igual que su cabello negro; bajo su labio aquella mancha roja y su pómulo se encontraba ligeramente inflamado; seguía mirándome fieramente, pequeños ojos negros y desafiantes, aquellos ojos... me parece haberlos visto en otro lugar.

− Mocoso impertinente... − su cuerpo era pequeño, bastante delgado posiblemente no tenga más de veinte años; aun así, algo me hace creer que esto será un delito mayor en muy poco tiempo.

− Aunque, sin eso en la cara, eres bastante agradable a la vista – sonreí, mi curiosidad fue tentada hasta cierto punto; me agaché hasta su altura, quedando frente a frente tomándolo del mentón, quería verlo más de cerca, por alguna razón el chico se me hacía familiar.

Piel blanca, manchada solo por la sangre que resbalaba sobre sus labios, ni siquiera pasaron un par de segundos cuando el pequeño bastardo atacó.

− ¡No me toques, vejete asqueroso...! – de repente, sentí aquella punzada golpear contra mi piel, justo después de que el mocoso me golpeara en la frente con su cabeza.

Tantos hombres asesinados, tanto dinero robado, tanta gente bajo mis órdenes y ahora llegaba a mi este maldito mocoso que además de tratarme como la mierda, había logrado golpearme.

Algo que ningún hombre había logrado en años, no después de mis viejos tiempos... debía darle crédito.

− Samuel... − hablé intentando contenerme a mí mismo. Debería matarlo y dejarme de tonterías, tal vez lo había conocido durante alguna compra en otro lugar, no iba a tener algo de piedad con un chiquillo solo por ser atractivo, no necesitaba a nadie.

Mucho menos a un perro rabioso y mal entrenado, o quizás si...

~~~~~~~~~~~~~~

 

− No pregunté tu nombre, desátame y déjame ir... − respondió furioso mirándolo de nuevo con ira; aquel cuerpo se alejó apenas y notó aquellas extrañas y asquerosas intenciones. Ahí estaba frente a él ese hombre con una sonrisa satisfecha dibujada sobre su rostro, burlándose de él.

− Está bien... − ni siquiera lo pensó, el más grande desató el cordón en sus muñecas y regreso a paso tranquilo hacia su escritorio.

− ¿Enserio? – Guillermo le miro desde abajo aun sin poderlo creer, por lo menos las cosas no iban tan mal; por un segundo el chiquillo casi se sintió tranquilo de nuevo.

− Sí, puedes irte... pero antes tienes que darme el dinero −

− Pues, no tengo dinero ahora, pero yo puedo pagarte el... − dijo, buscando levantarse del suelo y liberar completamente sus manos de aquella cuerda; quizás llamaría a sus padres y les pediría algo, un adelanto tal vez.

− Oh, lo siento pequeño... − pero no pudo terminar, apenas y su mirada volvió al frente aquella presencia se encontraba de vuelta; ni siquiera lo vio moverse antes de que sintiera como aquella mano se posara sobre su hombro.

− No soy un niño, pronto cumpliré dieciocho −se defendió − Si te portas bien incluso te invitare a mi fiesta quizás te hagas novio de mi casera− aquellos ojos feroces volvieron a atacar, alejándose para así quitar de golpe aquella mano de su cuerpo.

− Mira mocoso, por mí no hay problema, pero necesito un aval... algo que me haga confiar en ti ¿sabes? – el más grande habló, e ignorando el rechazo anterior volvió a acercarse esta vez hasta sus labios. Un calor rápido, un extraño sentimiento que se expandió rápidamente por su cuerpo haciendo que sus mejillas entraran en calor.

− No ni de coña, ¡aléjate!... − retrocedió casi de inmediato al notar sus intenciones, sus piernas tambalearon hasta tropezar con sus propias pisadas haciéndole volver al suelo de golpe.

− En ese caso no puedo hacer nada... − el mayor simplemente se encogió de hombros, alejándose a su escritorio.

− ¿Vas a matarme?... − se limitó a mirarlo desde el suelo, esta vez fue de él quien salió una risa irónica antes de escupir su trampa.

− No, pero tendrás que...trabajar para mi hasta que pagues la deuda son cien dólares, más los intereses por día ¿sabes la cantidad cierto? – dejo clara su estafa, aquellas cifras alcanzarían mucho más que solo tres cifras, era ridículo, ilegal.

− Pero eso es casi el triple de lo que... ¡no es justo! – gritó, levantándose nuevamente, los pies de Guillermo corrieron furiosos hasta aquel escritorio topándose con la sonrisa satisfecha y tramposa en su rostro.

Ojos oscuros, brillantes y manipuladores, estaban contentos de su desgracia y eso estaba claro.

− La vida no es justa, ahora fuera de aquí... − respondió ante el reto de este, enfrentándose nuevamente sus miradas no se separaron durante unos segundos, una extraña, pero emocionante batalla que Samuel disfruto por cada segundo.

− ¿A dónde se supone que...? − la voz del niño fue interrumpida cuando escuchó pasos tras él, dos hombres grandes, posiblemente sus amigos de hace rato entraron con una cara no muy feliz.

− Mis amigos te regresaran a casa; Dime dónde vives... − y dicho esto, aquellos fuertes y agresivos brazos lo tomaron por la espalda, arrojándolo al suelo obligándole a mirarle desde abajo al igual que un simple reo.

− Mamá me dijo que no debo darles mi dirección a los extraños, mucho menos si son traficantes... − dirigió una sonrisa nuevamente al hombre que solo le miro serio, Guillermo sabia tenía que hablar si quería irse.

− Vivo casi en el centro, en la zona este... − respondió finalmente cuando la presión sobre su piel fue suficiente.

− Detrás de la zona de niños ricos ¿ah?... tus padres no deben de consentirte mucho ¿o sí? – Samuel exclamó divertido desde su lugar, causando la ira dentro del pequeño que se retorció entre el agarre de sus captores sin éxito alguno.

− ¡Viejo hijo de...! − ni siquiera pudo terminar de maldecir, un golpe en su cabeza le hizo callar, aquellos hombres le habían noqueado.

− Llévenselo y déjenlo en paz, me encargare de él más tarde – dio una la orden, volviendo a las cosas sobre su escritorio.

− Si señor... − aquellos gorilas se llevaron al chico a rastras por la alfombra.

Aquella mirada, aquellos gestos y forma de expresarse; Una mala sensación, aquel escalofrió que recorrió su piel al sentir el contacto con...

Mira Samu, el señor Bubbles puede cuidarte... − de golpe, al igual que un mal recuerdo esa voz vino a su cabeza de la nada.

− Idioteces... − es cierto que aquel chico le había hecho recordar algo que hacía mucho había logrado olvidar, o por lo menos eso había creído... el pasado pasó Samuel, el cariño que no era tal...

Mentira, el cariño era verdad, el amor... nunca negaría aquello.

POV'S Guillermo~

Desperté de golpe en casa, estaba en mi sala acostado en el sofá. Un vistazo hacia el reloj a lado de mí, iluminado en medio de la oscuridad aquellos números marcaban las cinco de la mañana.

− ¿Que mierda? oh cierto... − el recuerdo y los golpes vinieron a mí, busqué entre mi cuerpo asegurándome de seguir completo; ahí estaba todo a excepción de mi cartera.

− Joder no... − maldije, y entre mi histeria para buscar el apagador aquel pequeño sonido llamó mi atención; mi celular cayó al suelo solo para que después el timbre de los mensajes retumbara por toda la habitación.

 

Espero y hayas llegado bien, lamento la rudeza de mis colegas, pero es su trabajo.... 
Te veré después.

 

− Joder no... − no tenía que ser genio para saber quién rayos se había llevado mi billetera; genial, muy fabuloso... Muy bien mundo ya te divertiste, ahora déjame en paz y dime que no dejé mi identificación dentro.

Podría sobrevivir sin algo de dinero, podría hacerlo incluso sin la hierba, pero ¿Qué pasaría si esos matones se enteraban de que era el hijo del empresario más rico de la ciudad?

¡Un mafioso tras ellos por mi culpa! Mi padre me va a matar, y luego los matara a ellos, ¡Pero primero voy a ser yo! No es como que me preocupe mucho de él, tiene sus contactos y sabe cuidarse, pero, si se enteraban que alguien estaba detrás de mí...

No quería volver a estar encerrado con ellos, no quiero volver.

Tampoco quería estar en problemas con aquellos hombres, o cerca de Samuel en general, era un hombre pedante, prepotente bastante desagradable, raro, era guapo... era espera ¿guapo?...

− Y una mierda... −

Ahora que lo pienso su voz, por alguna razón la recordaba de algo...

¿Acaso lo había visto antes?...

Sea lo que sea aquel roce, aquel toque... el recuerdo de eso hizo mis mejillas arder.

Tonterías... estoy drogado, es eso.

Uso drogas y por eso estoy pensando en esto; Guillermo relájate es solo un efecto, las cosas van a pasar y ya verás que todo estará bien, si, es todo un mal sueño, un mal entendido.

Estuve a punto de volver a relajarme, me tire en el sillón y cerré los ojos esperando a que el sueño volviera a mí, pero entonces algo volvió.

 

Posdata; intenta no armar un escandalo

No queremos que tus amigos se enteren
de que los condenaste a muerte por tu boca floja ¿cierto?

 

Odio mi vida...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).