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Familia Kagami por Yewooki

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Notas del capitulo:

Perdón si hay errores~

Cualquiera que los viera pensaría que eran pareja, donde estaba Taiga se encontraba Tetsuya, como la fiel sombra que se había vuelto, para la mitad de su segundo año de preparatoria, y ante la amenaza que le resultaba Daiki al pelirrojo terminó confesándose durante la primavera en medio de la caída de pétalos de cerezo.

 

 - Kuroko, y-yo, bueno- murmuró nervioso rascándose la nuca, viendo como el bajito solo lo veía fijamente, respiró hondo antes de continuar- Q-Quiero que sepas que eres lo más increíble que me ha pasado, no lo digo porque sin ti me hubiera sido imposible vencer al arcoíris, sino porque siempre que estoy a tu lado me siento tranquilo, sin miedo a ser yo mismo, con total libertad, y tal cual mi corazón late sin miedo alguno gritando a cada pulsación que te quiero y que te has vuelto tan necesario como el oxigeno para que pueda continuar respirando, porque cuando no soy capaz de ver tu sonrisa mi pecho se contrae dolosamente, porque si no soy capaz de ver tus hermosos ojos azules siento que no vale la pena ver nada- dijo antes de notar el intenso sonrojo que adornaba el rostro ajeno- ¿Kuroko?

 

- ¿Por qué tenias que ser tan cursi?- se quejó abrazándose al alto, ocultando su rostro en su pecho, oyendo felizmente aquel corazón acelerado haciéndole melodía al suyo- yo también te quiero Kagami-kun- murmuró antes de sentir los brazos del tigre rodeándolo, haciéndolo sentir protegido y amado.

 

Así comenzó su relación, la cual fue dada a conocer en una reunión con amigos, más específicamente durante el cumpleaños de Kuroko.

 

-Kagami-Kun y yo, somos novios- anunció Tetsuya, consiguiendo que todo el mundo se callara y los volteara a ver.

 

- ¡Te lo dije Aominecchi!- gritó Kise extendiendo su mano, mientras el peli-azul gruñía sacando su cartera entregándole un par de billetes al rubio, quien sonrió feliz- por cierto, felicidades.

 

- ¿Apostaron si éramos o no pareja?- preguntó Kuroko mientras un aura oscura comenzaba a rodearlo.

 

- Tranquilo Tetsuya- le dijo Taiga temiendo que su novio cometiera asesinato y él tuviera que ayudarlo a deshacerse de los cuerpos- ya sabes que son un poco idiotas.

 

- ¡Oye!- reclamaron los dos- ¡pero si tú también eres un idiota!- refunfuñó Daiki.

 

- Pero uno con pareja- dijo orgullosamente el pelirrojo, haciendo reír a todo el mundo, matando así la tensión que había llenado el lugar, lentamente todo el mundo comenzó a felicitarlos y a burlarse de ellos.

 

Así lentamente comenzaron a pasar los días y cuando se dieron cuenta, ya estaban a nada de entrar en la universidad, los nervios los estaban consumiendo, precisamente aquella mañana Tetsuya había decidido estudiar un poco más para su examen de entrada, cuando abrió su libro encontrándose con un sencillo pero hermoso anillo, sus ojos se abrieron llenos de sorpresa antes de sentir los brazos del pelirrojo rodeándolo hasta tomar entre sus manos aquel anillo.

 

- Se que, tal vez es un poco apresurado, pero sé que eres la única persona con la quiero compartir mi vida- le dijo al oído- ¿Te casarías conmigo, Tetsuya?

 

Kuroko asintió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, la felicidad inundaba su pequeño cuerpo, cuando aquel anillo encajó perfectamente en su dedo sonrió antes de soltar un pequeño sollozo, siendo calmado por su ahora prometido, un dulce beso algo salado cerró aquella propuesta.

 

Así una semana después de su graduación, y ya sabiéndose aceptados en sus universidades elegidas, se dieron el, “si, acepto”, frente a unos pocos amigos y los padres de ambos, mudándose al departamento del pelirrojo.

 

Lentamente se acostumbraron a la rutina, mañanas apresuradas con desayunos rápidos y besos dulces, tardes de entradas y salidas por los trabajos de medio tiempo de ambos, y noches de hacer apasionadamente el amor, aunque siempre cuidándose, aún eran muy jóvenes para ser padres.

 

Y para el último semestre de sus carreras, recibieron una notica inesperada en una tibia mañana de mayo.

 

- ¿Qué dice Tetsu?- preguntó Taiga sentado a un lado de la puerta del baño la cual estaba cerrada con seguro, dentro su adorado esposo desde hacía casi cuatro años, esperaba ansioso el resultado de las cuatro pruebas de embarazo que habían comprado la noche anterior.

 

- No han pasado los quince minutos Taiga-kun- le regañó el peli-celeste desde el otro lado.

 

- Lo sé, lo siento- murmuró nervioso, ¿le daba miedo ser padre?, por supuesto que sí, estaba aterrado, pero sabía que si Tetsuya estaba a su lado, sería capaz de enfrentarse a ese miedo y ser el mejor papá para ese pequeño bebé.

 

- ¿Qué pasa si sale positivo?- preguntó Tetsuya asustado al otro lado, dejándose caer contra la puerta- ¿Qué haremos?

 

- Primero, revisar que nuestro bebé esté creciendo como debe, que comiences una dieta adecuada, ir comprando las cosas indispensables y avisar a nuestros padres, buscaré un trabajo de tiempo completo e iremos decorando su habitación- murmuró con ilusión, en algún punto pensó en ser padre, nunca de forma seria, pero, se imaginaba a un pequeño peli celeste como Tetsuya, o un pelirrojo como él, solo esperaba que sacaran las cejas de su esposo.

 

Los ojos de Tetsuya se llenaron de lágrimas y una enorme sonrisa adornó sus labios, Taiga se oía tan emocionado, y él también lo estaba, no mal interpreten, solo que estaba aterrado, aún le faltaba terminar su tesis y presentarla, y todo el papeleo que conlleva terminar la carrera, y quería buscar un trabajo, aunque sería difícil considerando que a los pocos meses lo tendría que dejar por su embarazo.

 

- E-En caso, de que salgan negativas- murmuró Taiga atrayendo su atención- no será el fin del mundo, podremos trabajar y establecernos financieramente, y luego tener nueve hijos, como planeamos.

 

- Nunca dijimos nueve- se quejó riendo- dijimos uno o dos- murmuró abrazándose a sus piernas- ¿Qué pasa si son trillizos?

 

- E-Espero que mi puntería no sea tan buena- dijo Taiga nerviosamente- creo que uno a la vez será suficiente desafío amor.

 

La suave risa de Tetsuya, relajó a Taiga, continuaron platicando de cosas banales hasta que pasaron los quince minutos, entonces Tetsuya se levantó del suelo, soltando un suspiro tratando de tranquilizar a su acelerado corazón, se acercó a paso lento al lavabo, viendo las pruebas, todas marcando dos rayitas, una sonrisa nerviosa se formó en sus labios, tomó las pruebas y apresurado y abrió la puerta, viendo a Taiga sentado a un lado de la puerta.

 

- ¿Entonces?- preguntó parándose, viendo nervioso al bajito, quien se le lanzó encima, abrazándolo fuerte.

 

- Seremos papás, Taiga-kun- murmuró bajito, mientras las lágrimas comenzaban a mojar la playera que portaba la ex estrella de Seirin.

 

 La sonrisa que apareció en los labios de Taiga fue la más hermosa que Tetsuya había podido ver, hicieron el amor para celebrar la nueva vida formándose en el vientre del peli-celeste, la noticia la dieron a conocer después de ir a su primera cita con el ginecólogo, quien les confirmó que su bebé estaba en perfecto estado.

 

- ¡Un bebé!- gritó Kise emocionado- ¿Ya pensaron en nombres? ¿Ya sabes que va a ser?

 

- Aún no pensamos en nombres, y no, aún no sabes que será- dijo Tetsuya acariciando levemente su vientre- el médico dijo que estoy por entrar en la 12 semana.

 

- Siempre pensé que tendrían hijos antes del año de casados- murmuró Aomine, ganándose una mirada molesta por parte de la pareja- ¡vamos!, se casaron a los 18, y Kagami siempre ha presumido su vida sexualmente hiperactiva- se quejó, recibiendo un golpe por parte de Momoi.

 

- ¡Taiga-kun!- se quejó un sonrojado Tetsuya, dándole un nada suave golpe en el brazo.

 

Los días lentamente comenzaron a pasar, le avisaron a sus padres mediante una video llamada, los cuatro abuelos se mostraron encantados con la idea de tener pronto un nieto o nieta, poco a poco, Taiga fue comprando a escondidas de su esposo, cosas que veía en el centro comercial a la salida de su trabajo, siempre pensando en que serían las cosas que usaría su bebé.

 

Cuando se dieron cuenta, Tetsuya estaba entrando en el octavo mes de gestación, los cambios de humor tenían loco a Taiga, lo mismo que los exóticos antojos, pero a pesar del cansancio, siempre se levantaba a buscar lo que sea que se le antojara a su esposo, importándole poco que tuviera que madrugar para ir a su trabajo.

 

- Taiga-kun- murmuró Tetsuya mientras veían las noticias.

 

- ¿Te duele?- preguntó de inmediato, un poco alarmado, viendo como el peli-celeste negaba con una suave sonrisa.

 

- Solo se ha estado moviendo mucho- dijo algo cansado- parece que será un torbellino, justo como tú.

 

- ¡Oye!, soy muy tranquilo- se quejó antes de inclinarse para quedar cerca del redondo vientre, donde colocó sus manos, dando un suave masaje, sintiendo los piecitos y manitas de su bebé levantar la piel ajena- anda Keiji, deja que moverte, que papi está adolorido- murmuró cerca de la piel, y de inmediato el pequeño dejó de moverse.

 

- Algo me dice que yo batallaré para que me haga caso- dijo sonriendo Tetsuya, antes de recibir un dulce beso.

 

- Lo dudo, puedes con cualquiera- le dijo convencido, digo, pudo con él.

 

Una fría mañana de noviembre, Taiga se paseaba nerviosamente por la sala de espera, sus padres sonreían divertidos al verlo tan nervioso, el médico encargado le había dicho que todo iba bien, pero eso no evitaba que el tigre estuviera nervioso.

 

- ¿Familiares de Kagami Tetsuya?- preguntó una de las enfermeras, de inmediato Taiga se encaminó hasta ella- felicidades señor Kagami, tuvo un hermoso y saludable varón, ahora su esposo está siendo trasladado a su habitación y el pequeño se encuentra en los cuneros, si gusta acompañarme- dijo y Taiga solo asintió siguiéndola, hasta llegar a una enorme ventana, donde acomodados en hileras estaban todos los cuneros, pero su pequeño resaltaba, una pequeña matita de cabellos celestes adornaba su cabecita, su piel era blanca aunque no tanto como la de Tetsuya, y sus ojos eran rojos como los suyos, sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a correr, mientras su sonrisa se ampliaba, era papá.

 

El día que Tetsuya fue dado de alta, Taiga se encargó de que todo estuviera impecable, para que la llegada fuera cómoda para sus peli celestes, después de acomodar a un dormido Keiji en su cuna, ambos de dirigieron a su habitación, donde el alto ayudó a su esposo a acomodarse en la cama.

 

- ¿Necesitas algo más?- preguntó sonriéndole con toda la dulzura del mundo.

 

- Un beso- pidió sonriendo, recibiendo un amoroso beso- te amo, Taiga-kun.

 

- También te amo, Tetsuya, más de lo que pensé que podría amar a alguien.

 

Los meses comenzaron a pasar y cuando Taiga se dio cuenta su pequeño Keiji ya estaba por cumplir un año.

 

-Parece ayer, cuando naciste- le dijo cargándolo con cariño, mientras lo llevaba a su sillita para comenzar a desayunar- ahora no dejar de meterte cosas a la boca y balbucear.

 

El pequeño peli-celeste balbuceó animado, mientras era colocado en su silla, frente a él su padre puso su platito en forma de balón de básquet con papilla de manzana, la cual comió con gusto, Tetsuya apareció por el pasillo tallándose los ojos.

 

- ¿Cuándo despertaron?- preguntó sentándose frente a Taiga, al otro lado de Keiji.

 

- Un par de horas atrás, Keiji no dejaba de reír y terminó despertándome, al parecer a Nigou le parece divertido lamer los pies de nuestro hijo, y decidí bañarlo y dejarlo listo para cuando Momoi pasara por él.

 

- Hoy tengo junta con los padres de familia- murmuró cansado, había dormido muy poco revisando que todos los trabajos de sus alumnos estuviesen en orden- creo que llegaré tarde.

 

- No te preocupes, hoy preparo yo la cena- le dijo sonriéndole dulcemente.

 

Tetsuya le sonrió de vuelta y se prepararon para otro día de trabajo, así lentamente el tiempo comenzó a pasar hasta que el pequeño Keiji cumplía los cuatro años, durante su fiesta, organizada por su tío Ryouta, Tetsuya se desmayó, asustando a su esposo y su pequeño hijo, así que fueron directo al hospital, donde después de un par de horas los dejaron ver a su queridísimo peli-celeste.

 

- Lo siento- se disculpó en cuanto vio a su marido entrando en la habitación con un asustado Keiji en brazos, el cual se abalanzó dándole un fuerte abrazo- oh mi cielo, lo siento amor, ya estoy mejor.

 

- El médico dijo que necesitaba hablar con ambos- le dijo Taiga dándole un beso en la frente.

 

Pocos segundos después entró en médico, viendo a la pareja y al pequeño, soltando un corto suspiro, antes de levantar la mirada de las hojas que tenía en manos.

 

- Tetsuya, tienes una anemia preocupante, le estás exigiendo a tu cuerpo más de lo que puede darte, tendré que darte un tratamiento para eso, además de tus medicamentos normales para el embarazo- dijo volviendo a revisar sus hojas, viendo si no se olvidaba de nada.

 

- ¿Qué?- preguntó Taiga, confundido, creyendo oír mal.

 

- Que su esposo tiene un caso de anemia preocupante, además de que su embarazo en esta etapa en un tanto riesgoso- dijo de nuevo el médico- por ahora, dejaré tu receta junto a tu hoja de alta, para que la firme tu esposo y pasen a farmacia- murmuró saliendo de la habitación.

 

- T-Taiga-kun- murmuró asustado, no planeaban tener otro hijo tan pronto, se había estado descuidando mucho en los últimos meses, lo sabía, y eso ahora lo estaba matando, ¿Y si su bebé no nacía completamente sano por su culpa?

 

- Tranquilo, todo saldrá bien- le aseguró dándole otro beso en la frente- te recuperaras y nuestro bebé nacerá completamente sano.

 

- ¿Tendré un hermanito?- preguntó Keiji viendo confundido a sus papás.

 

- Así es campeón, ¿Te gusta la idea?- le preguntó Taiga cargándolo.

 

- ¡Si, así podremos jugar en el verano en casa del tío Seijuro y el tío Shintaro, con Mamoru-chan!- dijo con ilusión.

 

Esa declaración alivió a los padres, y después de aquel susto Tetsuya comenzó con los cuidados necesarios para recuperar su salud y que su pequeño o pequeña tuviera un nacimiento normal, Keiji junto a Taiga se encargaban de cumplir hasta el más mínimo y tonto capricho.

 

-Taiga-kun- le llamó el peli-celeste a mitad de la noche.

 

- ¿Qué pasa?- preguntó adormilado.

 

- Creo que nuestro bebé, ya quiere nacer- murmuró haciendo una mueca de dolor, su pequeño retoño se negó a dejarse ver durante los ultrasonidos por lo que no sabrían hasta que su bebé naciera.

 

- ¡Oh cielos!- gritó levantándose de inmediato de la cama, aún más dormido que despierto tomó la maleta que tenían preparada y la subió al auto, cargó a su hijo y lo subió al auto y por ultimo regresó por su esposo, quien ya se había puesto de pie.

 

- No irás a ir así, ¿verdad?- preguntó viendo con desaprobación al menor, quien solo traía encima una suelta pantalonera.

 

- Ya me pongo una playera- dijo después de dejar a su esposo entado en el asiento de copiloto antes de correr de regreso a la casa donde se colocó su playera favorita, la que tenia la leyenda de “Best Dad Ever” y regresó al auto, para conducir hasta el hospital, donde de inmediato ingresaron a Tetsuya, mientras él cargaba a su pequeño Keiji aún dormido entre sus brazos.

 

Algunas horas después salió la enfermera, quien lo llevó a los cuneros donde vio a su pequeño tenía una matita de cabellos rojos como los suyos, pero unos preciosos y brillantes ojos azules como los de Tetsuya.

 

- ¿Él es mi hermanito?- preguntó adormilado, Keiji viendo al bebé al otro lado del espejo.

 

- Así es, ¿Qué nombre deberíamos ponerle?- le preguntó, dándole un beso sobre los cabellos revueltos, muy al estilo de su esposo.

 

- Ikki- murmuró el pequeño después de pensarlo unos minutos- suena bonito.

 

- Ciertamente- le dijo llevándolo a la habitación donde reposaba Tetsuya, quien les sonrió casadamente al verlos.

 

- ¿Cómo está nuestro bebé?- le preguntó a Taiga, mientras acomodaba con cuidado a Keiji sobre su pecho.

 

- Ikki, está bien- murmuró Keiji, antes de volver a caer dormido.

 

- ¿Ikki?

 

- Keiji lo escogió, creo que suena lindo- murmuró Taiga sentándose a su lado, dándole un corto beso sobre los labios- se parece mucho a ti, solo sacó el color de mi cabello.

 

- Keiji es tu copia, solo que peli-celeste- rió Tetsuya, antes de borrar un poco su sonrisa- perdón por no darte la niña que querías.

 

- Oye, se que dije que sería lindo tener una nena, pero eso no significa que Ikki no sea el bebé que quería, además aún somos jóvenes y podemos volver a intentarlo- le dijo guiñándole un ojo, haciéndolo reír y sonrojarse.

 

Seis meses después de una agotadora tarde de compras la familia Kagami se encontraba regresando a su hogar, iban caminando ya que su nuevo hogar quedaba cerca del centro comercial.

 

- No sé que pesa más, si las frutas o Keiji- se quejó infantilmente Taiga, quien cargaba con uno de sus brazos a su cansado hijo y con la otra llevaba las compras.

 

- Tu fuiste quien lo dejó dormir hasta tarde ayer- le recordó Tetsuya, quien traía al pequeño Ikki en una canguro.

 

- ¡Era la final de la NBA entre los Lakers y los Chicago Bulls!- dijo Taiga, causando risas adorables en su despierto retoño- incluso Ikki comprende- le dijo sonriéndole.

 

- Taiga-kun- murmuró Tetsuya cuando estaban por llegar a su hogar.

 

- ¿Pasa algo?- preguntó preocupado.

 

- Te amo- dijo viéndolo a los ojos, viendo la brillante sonrisa que aparecía en los belfos ajenos.

 

- También te amo- dijo inclinándose suavemente para unir sus labios, tratando de no aplastar a sus hijos, no magullar la fruta.

 

Notas finales:

Gracias por leer~!


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