¿Qué pasa cuando uno está solo? ¿Puede alguien estar así toda su vida? ¿Quién diría que esto si sería necesario para alguien tan frio y orgulloso como él? Nadie sabe la respuesta correcta, nadie menos él. Un día como hoy, pero hace mucho tiempo, existía un mundo alterno al nuestro, donde los espejos se cruzan con tu reflejo, dejándote como uno solo dentro de un bucle infinito. Más allá de todo esto, era un mundo como el nuestro, las mismas cosas, las mismas costumbres, pero distintos personajes. Todos sabemos cómo nacemos, todos tenemos un propósito en esta vida, pero hay personas que carecen de este conocimiento, estos son llamados “Sayas”, personas que vienen al mundo sin ningún motivo, nadie sabe quiénes son, ni ellos mismos saben cómo llegaron, se camuflan perfectamente entre los humanos, entonces, ¿Cuál es la diferencia? Fácil, los “Sayas” tienen características que los humanos no, desde increíbles habilidades como soportar peso de camiones hasta caer desde alturas largas y seguir caminando, hasta distintos colores de pelo y ojos, desde el negro como carbón hasta los colores más alocados de todo, morados o verdes, hasta un azul. Pero no nos queremos enfocar en todo esto, ¿verdad? El humano se ha pasado los últimos años investigando esta nueva raza de “humanos” pero nada más que una marca en la nuca de todos los “Sayas”, un número, grabado en su piel como marca de nacimiento, hasta el momento solo se han registrado 10, y todos sin distintos.
En este mundo, de donde los “Sayas” son creados y después expuestos a los humanos, vive un hombre de baja estatura, su sonrisa que rara vez lo demuestra a todos los demás de su mundo, su cabello negro, azabache en forma de flama. Este hombre, llamado Vegeta, o más conocido como “El Príncipe Sayán”, es el creador y originario de esta rara cultura. Vegeta desde pequeño quiso adoptar una nueva moda, o modo de vivir, ingresaba a la biblioteca de su padre, y buscaba con determinación una manera de crear vida, ser como un dios, un día, mientras investigaba sobre la vida marina, saco de la estantería un libro de marina, sin notar que arriba de este había un libro delgado, con una cubierta gruesa de color negro con bordes grisáceos y cafés, tenía cocido partes de tela con el nombre “SAYAN” escrito en dorado en la portada. Este libro le cayó en la cabeza a Vegeta, después de unos minutos de inspeccionarlo. La solución de su deseo la tenía enfrente de él.
-Crear mi propia vida.
Resumido, así fue, obtuvo lo que ocupaba para crear, y empezó con modelos fáciles, con una base de cartón, obviamente este fue débil, y no soportaba lo suficiente para tan siquiera tenerse de pie, empezó a progresar y mejorar su maquinaria, poco a poco, la base se fue haciendo de madera, oro, metal, hasta el titanio, capaz de soportar grandes pesos. La tela que usaba como piel también cambio, al igual que el relleno, en fin, todo fue de mejora a medida de los años. La gente empezó a comprar dicho producto, con el fin de tener sirvientes o gente que los acompañe. Cada uno de los modelos tenía un propósito, desde servir hasta solamente aprender de otros. Los “Sayas” convivían tanto como humanos como con ellos mismos. Un éxito. Claro.... el éxito solo dura poco hoy en día....... Unos días atrás, Vegeta con la edad de 24 años, consiguió finalmente una novia “estable” la cual planea casarse, pero las cosas no iban según lo previsto, ella era muy seductora y coqueta, lo que hacía perder puntos a Vegeta, ise mostraba así con todos, sin importar que Vegeta estuviera enfrente de ellos. Su comportamiento sucio hacia que Vegeta tuviera ganas de vomitar, la idea de casarse con ella rápidamente se desvaneció. ¿Eso era malo? En parte, según lo que cuentan las leyendas antiguas por los dioses de ese mundo, si llegan a la edad de 25 años, y no se han comprometido con algún “alma perfecta” su cuerpo se desvanecerá cual polvo, haciendo imposible volver a nacer ¿Grave? Bastante. El tiempo iba en su contra, pero nada se podía hacer. ¿O sí? Abatido por el tiempo, empezaba a asumir el hecho de que, moriría, sin ningún hijo a quien darle ese “don”. Los Sayas se quedarían sin Maestro, y el, sin alguien a quien amar. Algo triste para cualquiera. ¿El tiempo lo ayuda? No, al contrario, el tiempo lo está asesinando, solo queda una mes, a partir de hoy, para que él pueda conseguir una pareja casarse, de lo contrario, su cumpleaños se convertirá en su funeral.... O bueno, eso pensamos ahora ;)